Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y la reconstrucción del tejido social

En la misa en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo platica con víctimas de la violencia Foto: Jessica Torres Barrera

Lourdes Chávez / Jacob Morales

Chilpancingo / Acapulco

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participaron en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas.
En la catedral de la Asuncion de María se llamó “a quien corresponda”, a que dejen a la Iglesia católica participar en la estrategia para lograr la paz y la reconstrucción del tejido social; mientras que en Acapulco, en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, familiares de jóvenes desaparecidos participaron en la misa convocada para orar por las víctimas de la violencia, donde acudió una familia desplazada de Iguala, que busca a tres integrantes desaparecidos y a uno en Tijuana.
En la misa de la 1 de la tarde, en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo señaló que, “frente a una estrategia que parece no estar funcionando, de seguridad, tenemos que alzar la voz y pedir justicia para los miles de homicidios que todos los días se van cuantificando, queremos justicia para tantos desaparecidos que no sabemos dónde están, y que exigimos que aparezcan”.
Señaló, para “quien corresponda”, que la Iglesia está puesta para participar en la pacificación, “tenemos mucho que aportar, porque nos duele lo que está pasando, y por eso alzamos la voz con los familiares que siguen buscando y llorando a las víctimas”.
Recordó que uno de los sacerdotes jesuitas ejecutados en Chihuahua, el 20 de junio del 2022, dijo en una homilía que “los abrazos ya no alcanzan para cubrirnos de tantos balazos. Los datos lo dejan de manifiesto, llevamos 157 mil víctimas de homicidios, miles de desaparecidos. Como éstos, en la sociedad se han formado en colectivos que están en busca de sus familiares, es aquí donde la Iglesia comparte su dolor y les dice que no están solos”.
En la misa dedicada a todas las víctimas de la violencia y por todas las personas desaparecidas a lo largo de la historia reciente y por sus familiares, indicó que “la Iglesia misionera está llamada a construir el reino de Dios y sus valores, cuando estos valores no están llegando a todos, la Iglesia tiene que alzar la voz, no puede quedarse callada”.
En declaraciones al terminar la celebración, informó que en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa han sido asesinados nueve sacerdotes, los últimos dos en 2018, en Taxco, que siguen impunes. En lugar de que disminuya la violencia, se está acrecentando, recriminó.
“Es una de las preocupaciones que tenemos como Iglesia, (por ello) queremos participar en este proceso de pacificación no sólo del estado, en el país también”.
Confirmó que la Iglesia está preparada para sentarse a dialogar con “las partes”.
Del diálogo que los obispos tuvieron con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, aclaró que ya le expresaron esta preocupación, concretamente en la región Tierra Caliente. Aunque las autoridades implementaron acciones, aclaró que todavía falta mucho por hacer.
“Es aquí donde queremos seguir invitando a todas las partes a sentarnos a la mesa y dialogar para tender las estrategias necesarias, para buscar los caminos de solución, para menguar la violencia”.
Del diálogo con los grupos criminales, aclaró que la Iglesia quiere escucharlos. “Ellos también son seres humanos, también tienen familia, a lo mejor hasta quieren que se acabe todo esto”.
Sin embargo, aclaró que la Iglesia no tiene acuerdos con nadie, su función pastoral es escuchar y atender asuntos espirituales, incluso, para quienes estén inmiscuidos en la delincuencia.
Precisó que en este momento no hay amenazas para los sacerdotes en la diócesis, pero en la zona que les toca de Tierra Caliente, “alguna veces deben esperar a que se levante retén, o que haya negociación entre los grupos que están presionando en respuesta de sus demandas, a veces nos toca, y sobre toda ellos, esperar, no hay de otra”.
Reconoció que el desafío de la Iglesia es reorganizarse para ofrecer a los jóvenes opciones diferentes, que les permitan conocer más los valores propios de su edad, a fin de que “ellos mismos sean artesanos de una paz con justicia”.
Por otro lado, informó que el viernes pasado, obispos de estados del sureste de México fueron a Roma a la reunión de lustro con el Papa, para informar de la situación de las diócesis.

Acapulco

En la catedral de Acapulco en la misa de las 12 acudieron los padres del joven Luis Gilberto Miguel León, quien desapareció en Tijuana, luego de irse a buscar trabajo el 6 de junio de 2018, cuando tenía 20 años.
Su madre, quien sólo se identificó como Chepina, informó que fue hasta la semana pasada cuando interpuso una denuncia por la desaparición de su hijo, porque no sabía cómo proceder y ahora la Fiscalía de Baja California ofrece una recompensa de medio millón de pesos por información para dar con su paradero.
La mujer, llorando, indicó que no era el único a quien buscaba, también a uno de sus hermanos. El primero desapareció en 2007 y su hermana en 2012 en Iguala, sin embargo, la mujer poco quiso hablar de ellos. Otro de sus hijos de 34 años también fue asesinado en Iguala.
La madre del joven informó que la semana pasada estuvo en Tijuana, en la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda, buscando a su hijo, quien luego de salir a trabajar, se fue a cenar y ya no supo nada de él.
La mujer es desplazada de Iguala, y dijo que estaba de visita en Acapulco, pero poco quiso abundar ante el miedo que aún siente. Informó que decidió acudir a la misa luego de la convocatoria que lanzó la Iglesia católica por los desaparecidos y las víctimas de la violencia.
El sacerdote encargado de la misa, Rafael Valencia González, indicó que cada tercer domingo de cada mes la Iglesia ora para que pare la violencia que se vive en México y este domingo lo hacen por los desaparecidos y asesinados.
“Hemos de reunirnos todos cómo Iglesia en esta súplica que brota de este anhelo tan sentido de paz, de seguridad, de tranquilidad, de armonía, de concordia para nuestra gran nación. Tengamos este anhelo, deseo, que se haga súplica a Dios y que se generen las condiciones necesarias para que haya paz”, expresó.
En la misa participaron algunos padres y madres de familia de hijos de desaparecidos en Guerrero y en otros estados, quienes colocaron las fotografías al frente de la iglesia.
El sacerdote también dedicó la misa a los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes fueron asesinados el 20 de junio del año pasado, en la sierra Tarahumara de Chihuahua.
Durante la misa se observó a varias mujeres asistentes con un abanico en las manos, ante el intenso calor, que ni con el aire de los ventiladores se podía mitigar en el interior de la catedral.

 

Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y reconstruir el tejido social

Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y la reconstrucción del tejido social

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participan en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas

 

Lourdes Chávez / Jacob Morales

Chilpancingo / Acapulco

En la misa en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo platica con víctimas de la violencia Foto: Jessica Torres Barrera

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participaron en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas.
En la catedral de la Asuncion de María se llamó “a quien corresponda”, a que dejen a la Iglesia católica participar en la estrategia para lograr la paz y la reconstrucción del tejido social; mientras que en Acapulco, en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, familiares de jóvenes desaparecidos participaron en la misa convocada para orar por las víctimas de la violencia, donde acudió una familia desplazada de Iguala, que busca a tres integrantes desaparecidos y a uno en Tijuana.
En la misa de la 1 de la tarde, en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo señaló que, “frente a una estrategia que parece no estar funcionando, de seguridad, tenemos que alzar la voz y pedir justicia para los miles de homicidios que todos los días se van cuantificando, queremos justicia para tantos desaparecidos que no sabemos dónde están, y que exigimos que aparezcan”.
Señaló, para “quien corresponda”, que la Iglesia está puesta para participar en la pacificación, “tenemos mucho que aportar, porque nos duele lo que está pasando, y por eso alzamos la voz con los familiares que siguen buscando y llorando a las víctimas”.
Recordó que uno de los sacerdotes jesuitas ejecutados en Chihuahua, el 20 de junio del 2022, dijo en una homilía que “los abrazos ya no alcanzan para cubrirnos de tantos balazos. Los datos lo dejan de manifiesto, llevamos 157 mil víctimas de homicidios, miles de desaparecidos. Como éstos, en la sociedad se han formado en colectivos que están en busca de sus familiares, es aquí donde la Iglesia comparte su dolor y les dice que no están solos”.
En la misa dedicada a todas las víctimas de la violencia y por todas las personas desaparecidas a lo largo de la historia reciente y por sus familiares, indicó que “la Iglesia misionera está llamada a construir el reino de Dios y sus valores, cuando estos valores no están llegando a todos, la Iglesia tiene que alzar la voz, no puede quedarse callada”.
En declaraciones al terminar la celebración, informó que en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa han sido asesinados nueve sacerdotes, los últimos dos en 2018, en Taxco, que siguen impunes. En lugar de que disminuya la violencia, se está acrecentando, recriminó.
“Es una de las preocupaciones que tenemos como Iglesia, (por ello) queremos participar en este proceso de pacificación no sólo del estado, en el país también”.
Confirmó que la Iglesia está preparada para sentarse a dialogar con “las partes”.
Del diálogo que los obispos tuvieron con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, aclaró que ya le expresaron esta preocupación, concretamente en la región Tierra Caliente. Aunque las autoridades implementaron acciones, aclaró que todavía falta mucho por hacer.
“Es aquí donde queremos seguir invitando a todas las partes a sentarnos a la mesa y dialogar para tender las estrategias necesarias, para buscar los caminos de solución, para menguar la violencia”.
Del diálogo con los grupos criminales, aclaró que la Iglesia quiere escucharlos. “Ellos también son seres humanos, también tienen familia, a lo mejor hasta quieren que se acabe todo esto”.
Sin embargo, aclaró que la Iglesia no tiene acuerdos con nadie, su función pastoral es escuchar y atender asuntos espirituales, incluso, para quienes estén inmiscuidos en la delincuencia.
Precisó que en este momento no hay amenazas para los sacerdotes en la diócesis, pero en la zona que les toca de Tierra Caliente, “alguna veces deben esperar a que se levante retén, o que haya negociación entre los grupos que están presionando en respuesta de sus demandas, a veces nos toca, y sobre toda ellos, esperar, no hay de otra”.
Reconoció que el desafío de la Iglesia es reorganizarse para ofrecer a los jóvenes opciones diferentes, que les permitan conocer más los valores propios de su edad, a fin de que “ellos mismos sean artesanos de una paz con justicia”.
Por otro lado, informó que el viernes pasado, obispos de estados del sureste de México fueron a Roma a la reunión de lustro con el Papa, para informar de la situación de las diócesis.

Acapulco

En la catedral de Acapulco en la misa de las 12 acudieron los padres del joven Luis Gilberto Miguel León, quien desapareció en Tijuana, luego de irse a buscar trabajo el 6 de junio de 2018, cuando tenía 20 años.
Su madre, quien sólo se identificó como Chepina, informó que fue hasta la semana pasada cuando interpuso una denuncia por la desaparición de su hijo, porque no sabía cómo proceder y ahora la Fiscalía de Baja California ofrece una recompensa de medio millón de pesos por información para dar con su paradero.
La mujer, llorando, indicó que no era el único a quien buscaba, también a uno de sus hermanos. El primero desapareció en 2007 y su hermana en 2012 en Iguala, sin embargo, la mujer poco quiso hablar de ellos. Otro de sus hijos de 34 años también fue asesinado en Iguala.
La madre del joven informó que la semana pasada estuvo en Tijuana, en la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda, buscando a su hijo, quien luego de salir a trabajar, se fue a cenar y ya no supo nada de él.
La mujer es desplazada de Iguala, y dijo que estaba de visita en Acapulco, pero poco quiso abundar ante el miedo que aún siente. Informó que decidió acudir a la misa luego de la convocatoria que lanzó la Iglesia católica por los desaparecidos y las víctimas de la violencia.
El sacerdote encargado de la misa, Rafael Valencia González, indicó que cada tercer domingo de cada mes la Iglesia ora para que pare la violencia que se vive en México y este domingo lo hacen por los desaparecidos y asesinados.
“Hemos de reunirnos todos cómo Iglesia en esta súplica que brota de este anhelo tan sentido de paz, de seguridad, de tranquilidad, de armonía, de concordia para nuestra gran nación. Tengamos este anhelo, deseo, que se haga súplica a Dios y que se generen las condiciones necesarias para que haya paz”, expresó.
En la misa participaron algunos padres y madres de familia de hijos de desaparecidos en Guerrero y en otros estados, quienes colocaron las fotografías al frente de la iglesia.
El sacerdote también dedicó la misa a los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes fueron asesinados el 20 de junio del año pasado, en la sierra Tarahumara de Chihuahua.
Durante la misa se observó a varias mujeres asistentes con un abanico en las manos, ante el intenso calor, que ni con el aire de los ventiladores se podía mitigar en el interior de la catedral.