Pide el obispo González por quienes “han sido y son víctimas de las violencias” y alude a Taxco

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

En un mensaje con motivo de la Semana Santa, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, convocó a iniciar el “triduo pascual” de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, pidiendo “por todos los hermanos que han sido y son víctimas de las violencias, especialmente ponemos en nuestro corazón y en nuestras oraciones los hechos ocurridos en Taxco”.
El prelado se refirió con ello al caso de Camila, la niña de ocho años que fue secuestrada la tarde del miércoles y hallada muerta ayer, lo que derivó a que familiares y vecinos de la víctima se hicieran justicia por mano propia y detuvieran y golpearan a tres de los presuntos implicados, de los cuales una mujer falleció horas después como consecuencia del ataque.
En el mensaje que se publicó en la página de la diócesis, el obispo se pronunció porque “nuestro Dios de misericordia, de la paz y el consuelo a las familias afectadas. Así como la conversión de todos aquellos que provocan sufrimiento y muerte”.
Llamó a que “todos seamos artífices y constructores de la paz en estos momentos, en que todos anhelamos un Guerrero en paz”.
Pidió “a todos nuestros hermanos unirnos en una oración incesante, para que pronto llegue la paz y la justicia a nuestro querido Estado de Guerrero, especialmente a nuestra Diócesis de Chilpancingo Chilapa”.
Antes, durante la misa del lavatorio de pies que se realiza el Jueves Santo, el obispo José de Jesús González Hernández, pidió por la paz “tan necesitada en nuestro estado y en nuestra diócesis, en nuestros territorios y en nuestras familias”.
Ante unos 500 feligreses que se congregaron a las 5 de la tarde en la plaza Primer Congreso de Anáhuac de Chilpancingo, el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa encabezó la ceremonia religiosa, en la que los católicos imitan el lavatorio de pies que Jesucristo hizo a sus discípulos la noche antes de morir en la Cruz, González Hernández, pidió por igual, “por la paz de nuestros corazones y por todos aquellos que trabajan en la construcción de la paz, de la justicia, de la verdad y del amor”.
El llamado a la paz del prelado, se realizó a unas horas de que en Taxco, que forma parte de su diócesis, Camila, una niña de ocho años, fue secuestrada y después hallada asesinada, lo que derivó que los familiares, vecinos y amigos de la familia de la menor detuvieran y lincharan a tres de los presuntos implicados.
Sin embargo, el obispo no se refirió al caso en particular, mismo que ocurrió en plena Semana Santa en una ciudad emblemática por sus procesiones, que atraen la atención en estas fechas de turistas nacionales y extranjeros, pero que, esta vez, lo que sobresalió fue el episodio violento.
Después de su breve mención a la necesidad de la paz en el estado y en su diócesis, González Hernández también pidió por un buen temporal y oportunas lluvias para nuestros campos, “pidamos por los campesinos, que se alegren con sus semillas para que tengamos buenas cosechas y el alimento para nuestras vidas”, dijo.
Después de la misa que duró más de hora media, el obispo encabezó una procesión de la plaza cívica a la parroquia de la Asunción de María cargando el Santísimo, mismo que quedaría expuesto hasta las 10 de la noche.

 

Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y la reconstrucción del tejido social

En la misa en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo platica con víctimas de la violencia Foto: Jessica Torres Barrera

Lourdes Chávez / Jacob Morales

Chilpancingo / Acapulco

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participaron en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas.
En la catedral de la Asuncion de María se llamó “a quien corresponda”, a que dejen a la Iglesia católica participar en la estrategia para lograr la paz y la reconstrucción del tejido social; mientras que en Acapulco, en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, familiares de jóvenes desaparecidos participaron en la misa convocada para orar por las víctimas de la violencia, donde acudió una familia desplazada de Iguala, que busca a tres integrantes desaparecidos y a uno en Tijuana.
En la misa de la 1 de la tarde, en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo señaló que, “frente a una estrategia que parece no estar funcionando, de seguridad, tenemos que alzar la voz y pedir justicia para los miles de homicidios que todos los días se van cuantificando, queremos justicia para tantos desaparecidos que no sabemos dónde están, y que exigimos que aparezcan”.
Señaló, para “quien corresponda”, que la Iglesia está puesta para participar en la pacificación, “tenemos mucho que aportar, porque nos duele lo que está pasando, y por eso alzamos la voz con los familiares que siguen buscando y llorando a las víctimas”.
Recordó que uno de los sacerdotes jesuitas ejecutados en Chihuahua, el 20 de junio del 2022, dijo en una homilía que “los abrazos ya no alcanzan para cubrirnos de tantos balazos. Los datos lo dejan de manifiesto, llevamos 157 mil víctimas de homicidios, miles de desaparecidos. Como éstos, en la sociedad se han formado en colectivos que están en busca de sus familiares, es aquí donde la Iglesia comparte su dolor y les dice que no están solos”.
En la misa dedicada a todas las víctimas de la violencia y por todas las personas desaparecidas a lo largo de la historia reciente y por sus familiares, indicó que “la Iglesia misionera está llamada a construir el reino de Dios y sus valores, cuando estos valores no están llegando a todos, la Iglesia tiene que alzar la voz, no puede quedarse callada”.
En declaraciones al terminar la celebración, informó que en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa han sido asesinados nueve sacerdotes, los últimos dos en 2018, en Taxco, que siguen impunes. En lugar de que disminuya la violencia, se está acrecentando, recriminó.
“Es una de las preocupaciones que tenemos como Iglesia, (por ello) queremos participar en este proceso de pacificación no sólo del estado, en el país también”.
Confirmó que la Iglesia está preparada para sentarse a dialogar con “las partes”.
Del diálogo que los obispos tuvieron con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, aclaró que ya le expresaron esta preocupación, concretamente en la región Tierra Caliente. Aunque las autoridades implementaron acciones, aclaró que todavía falta mucho por hacer.
“Es aquí donde queremos seguir invitando a todas las partes a sentarnos a la mesa y dialogar para tender las estrategias necesarias, para buscar los caminos de solución, para menguar la violencia”.
Del diálogo con los grupos criminales, aclaró que la Iglesia quiere escucharlos. “Ellos también son seres humanos, también tienen familia, a lo mejor hasta quieren que se acabe todo esto”.
Sin embargo, aclaró que la Iglesia no tiene acuerdos con nadie, su función pastoral es escuchar y atender asuntos espirituales, incluso, para quienes estén inmiscuidos en la delincuencia.
Precisó que en este momento no hay amenazas para los sacerdotes en la diócesis, pero en la zona que les toca de Tierra Caliente, “alguna veces deben esperar a que se levante retén, o que haya negociación entre los grupos que están presionando en respuesta de sus demandas, a veces nos toca, y sobre toda ellos, esperar, no hay de otra”.
Reconoció que el desafío de la Iglesia es reorganizarse para ofrecer a los jóvenes opciones diferentes, que les permitan conocer más los valores propios de su edad, a fin de que “ellos mismos sean artesanos de una paz con justicia”.
Por otro lado, informó que el viernes pasado, obispos de estados del sureste de México fueron a Roma a la reunión de lustro con el Papa, para informar de la situación de las diócesis.

Acapulco

En la catedral de Acapulco en la misa de las 12 acudieron los padres del joven Luis Gilberto Miguel León, quien desapareció en Tijuana, luego de irse a buscar trabajo el 6 de junio de 2018, cuando tenía 20 años.
Su madre, quien sólo se identificó como Chepina, informó que fue hasta la semana pasada cuando interpuso una denuncia por la desaparición de su hijo, porque no sabía cómo proceder y ahora la Fiscalía de Baja California ofrece una recompensa de medio millón de pesos por información para dar con su paradero.
La mujer, llorando, indicó que no era el único a quien buscaba, también a uno de sus hermanos. El primero desapareció en 2007 y su hermana en 2012 en Iguala, sin embargo, la mujer poco quiso hablar de ellos. Otro de sus hijos de 34 años también fue asesinado en Iguala.
La madre del joven informó que la semana pasada estuvo en Tijuana, en la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda, buscando a su hijo, quien luego de salir a trabajar, se fue a cenar y ya no supo nada de él.
La mujer es desplazada de Iguala, y dijo que estaba de visita en Acapulco, pero poco quiso abundar ante el miedo que aún siente. Informó que decidió acudir a la misa luego de la convocatoria que lanzó la Iglesia católica por los desaparecidos y las víctimas de la violencia.
El sacerdote encargado de la misa, Rafael Valencia González, indicó que cada tercer domingo de cada mes la Iglesia ora para que pare la violencia que se vive en México y este domingo lo hacen por los desaparecidos y asesinados.
“Hemos de reunirnos todos cómo Iglesia en esta súplica que brota de este anhelo tan sentido de paz, de seguridad, de tranquilidad, de armonía, de concordia para nuestra gran nación. Tengamos este anhelo, deseo, que se haga súplica a Dios y que se generen las condiciones necesarias para que haya paz”, expresó.
En la misa participaron algunos padres y madres de familia de hijos de desaparecidos en Guerrero y en otros estados, quienes colocaron las fotografías al frente de la iglesia.
El sacerdote también dedicó la misa a los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes fueron asesinados el 20 de junio del año pasado, en la sierra Tarahumara de Chihuahua.
Durante la misa se observó a varias mujeres asistentes con un abanico en las manos, ante el intenso calor, que ni con el aire de los ventiladores se podía mitigar en el interior de la catedral.

 

Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y reconstruir el tejido social

Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y la reconstrucción del tejido social

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participan en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas

 

Lourdes Chávez / Jacob Morales

Chilpancingo / Acapulco

En la misa en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo platica con víctimas de la violencia Foto: Jessica Torres Barrera

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participaron en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas.
En la catedral de la Asuncion de María se llamó “a quien corresponda”, a que dejen a la Iglesia católica participar en la estrategia para lograr la paz y la reconstrucción del tejido social; mientras que en Acapulco, en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, familiares de jóvenes desaparecidos participaron en la misa convocada para orar por las víctimas de la violencia, donde acudió una familia desplazada de Iguala, que busca a tres integrantes desaparecidos y a uno en Tijuana.
En la misa de la 1 de la tarde, en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo señaló que, “frente a una estrategia que parece no estar funcionando, de seguridad, tenemos que alzar la voz y pedir justicia para los miles de homicidios que todos los días se van cuantificando, queremos justicia para tantos desaparecidos que no sabemos dónde están, y que exigimos que aparezcan”.
Señaló, para “quien corresponda”, que la Iglesia está puesta para participar en la pacificación, “tenemos mucho que aportar, porque nos duele lo que está pasando, y por eso alzamos la voz con los familiares que siguen buscando y llorando a las víctimas”.
Recordó que uno de los sacerdotes jesuitas ejecutados en Chihuahua, el 20 de junio del 2022, dijo en una homilía que “los abrazos ya no alcanzan para cubrirnos de tantos balazos. Los datos lo dejan de manifiesto, llevamos 157 mil víctimas de homicidios, miles de desaparecidos. Como éstos, en la sociedad se han formado en colectivos que están en busca de sus familiares, es aquí donde la Iglesia comparte su dolor y les dice que no están solos”.
En la misa dedicada a todas las víctimas de la violencia y por todas las personas desaparecidas a lo largo de la historia reciente y por sus familiares, indicó que “la Iglesia misionera está llamada a construir el reino de Dios y sus valores, cuando estos valores no están llegando a todos, la Iglesia tiene que alzar la voz, no puede quedarse callada”.
En declaraciones al terminar la celebración, informó que en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa han sido asesinados nueve sacerdotes, los últimos dos en 2018, en Taxco, que siguen impunes. En lugar de que disminuya la violencia, se está acrecentando, recriminó.
“Es una de las preocupaciones que tenemos como Iglesia, (por ello) queremos participar en este proceso de pacificación no sólo del estado, en el país también”.
Confirmó que la Iglesia está preparada para sentarse a dialogar con “las partes”.
Del diálogo que los obispos tuvieron con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, aclaró que ya le expresaron esta preocupación, concretamente en la región Tierra Caliente. Aunque las autoridades implementaron acciones, aclaró que todavía falta mucho por hacer.
“Es aquí donde queremos seguir invitando a todas las partes a sentarnos a la mesa y dialogar para tender las estrategias necesarias, para buscar los caminos de solución, para menguar la violencia”.
Del diálogo con los grupos criminales, aclaró que la Iglesia quiere escucharlos. “Ellos también son seres humanos, también tienen familia, a lo mejor hasta quieren que se acabe todo esto”.
Sin embargo, aclaró que la Iglesia no tiene acuerdos con nadie, su función pastoral es escuchar y atender asuntos espirituales, incluso, para quienes estén inmiscuidos en la delincuencia.
Precisó que en este momento no hay amenazas para los sacerdotes en la diócesis, pero en la zona que les toca de Tierra Caliente, “alguna veces deben esperar a que se levante retén, o que haya negociación entre los grupos que están presionando en respuesta de sus demandas, a veces nos toca, y sobre toda ellos, esperar, no hay de otra”.
Reconoció que el desafío de la Iglesia es reorganizarse para ofrecer a los jóvenes opciones diferentes, que les permitan conocer más los valores propios de su edad, a fin de que “ellos mismos sean artesanos de una paz con justicia”.
Por otro lado, informó que el viernes pasado, obispos de estados del sureste de México fueron a Roma a la reunión de lustro con el Papa, para informar de la situación de las diócesis.

Acapulco

En la catedral de Acapulco en la misa de las 12 acudieron los padres del joven Luis Gilberto Miguel León, quien desapareció en Tijuana, luego de irse a buscar trabajo el 6 de junio de 2018, cuando tenía 20 años.
Su madre, quien sólo se identificó como Chepina, informó que fue hasta la semana pasada cuando interpuso una denuncia por la desaparición de su hijo, porque no sabía cómo proceder y ahora la Fiscalía de Baja California ofrece una recompensa de medio millón de pesos por información para dar con su paradero.
La mujer, llorando, indicó que no era el único a quien buscaba, también a uno de sus hermanos. El primero desapareció en 2007 y su hermana en 2012 en Iguala, sin embargo, la mujer poco quiso hablar de ellos. Otro de sus hijos de 34 años también fue asesinado en Iguala.
La madre del joven informó que la semana pasada estuvo en Tijuana, en la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda, buscando a su hijo, quien luego de salir a trabajar, se fue a cenar y ya no supo nada de él.
La mujer es desplazada de Iguala, y dijo que estaba de visita en Acapulco, pero poco quiso abundar ante el miedo que aún siente. Informó que decidió acudir a la misa luego de la convocatoria que lanzó la Iglesia católica por los desaparecidos y las víctimas de la violencia.
El sacerdote encargado de la misa, Rafael Valencia González, indicó que cada tercer domingo de cada mes la Iglesia ora para que pare la violencia que se vive en México y este domingo lo hacen por los desaparecidos y asesinados.
“Hemos de reunirnos todos cómo Iglesia en esta súplica que brota de este anhelo tan sentido de paz, de seguridad, de tranquilidad, de armonía, de concordia para nuestra gran nación. Tengamos este anhelo, deseo, que se haga súplica a Dios y que se generen las condiciones necesarias para que haya paz”, expresó.
En la misa participaron algunos padres y madres de familia de hijos de desaparecidos en Guerrero y en otros estados, quienes colocaron las fotografías al frente de la iglesia.
El sacerdote también dedicó la misa a los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes fueron asesinados el 20 de junio del año pasado, en la sierra Tarahumara de Chihuahua.
Durante la misa se observó a varias mujeres asistentes con un abanico en las manos, ante el intenso calor, que ni con el aire de los ventiladores se podía mitigar en el interior de la catedral.

 

Claman ayuda desplazados de Apaxtla y Teloloapan ante un inminente enfrentamiento

Arriba desplazados de Xochitepec en la protesta del viernes en Punto Verde, Teloloapan. Abajo, policías observan vehículos incendiados en la incursio?n de un grupo armado en Cuaxilotla Foto: Lenin Ocampo Torres

Lenin Ocampo Torres

Teloloapan

En Teloloapan y Cuetzala del Progreso la gente está entre dos grupos armados y de agentes de seguridad, hay presencia policiaca y militar sólo para contener un inminente enfrentamiento entre la Policía Comunitaria Tecampanera y el grupo delictivo Los Tlacos.
La gente tiene miedo, muchos abandonaron sus comunidades porque las autoridades dejaron en el olvido a los pueblos que siguen en la pobreza, y su “delito” es que están en una ruta de trasiego de droga y una mina que en los últimos años se ha convertido en un botín de oro para los grupos de la delincuencia que pelean la plaza.
El 6 de noviembre el grupo de Los Tlacos incursionó en los municipios de Cuetzala del Progreso y Apaxtla de Castrejón, donde tomó varias comunidades y dejó decenas de familias desplazadas que salieron de sus casas por temor a morir.
Días después, la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo llegó a la cabecera municipal de Apaxtla para declararle la guerra a la Tecampanera, que desde el 2016 se encarga de la seguridad de los caminos de Teloloapan.
“Ellos dicen que vienen a pelear porque no se les deja pasar productos a sus comunidades (de Heliodoro Castillo), pero la realidad es otra, cuando rompimos fue porque les cerramos el paso a la venta de (la droga) cristal y ahora quieren el control de la minera (Capela, de Industrias Peñoles)” reveló un comandante de la Policía Comunitaria Tecampanera durante un recorrido con medios de comunicación el viernes en Teloloapan y Cuetzala.
El comandante que es parte de la dirigencia de la Tecampanera y que pidió el anonimato, dijo que lo que expresó el dirigente de la comunitaria de Heliodoro Castillo, Salvador Alanís Trujillo sobre el cobro de cuotas a los pobladores de Apaxtla “es falso”, y señaló que quienes quieren entrar a Teloloapan no “son policías comunitarios, más bien sirven al grupo de los Tlacos que es el brazo del Cártel de la Sierra, y su principal objetivo es apoderarse de los proyectos mineros de Teloloapan y Cuetzala del Progreso, como lo hicieron con las mina de los municipios de Eduardo Neri, de Cocula, también introducir droga (a las comunidades), la situación es delicada”.
El conflicto entre estos grupos ha desplazado en un mes a por lo menos 400 personas que han dejado las comunidades de Cuaxilotla, Tlacaquipa, Molonial del municipio de Cuetzala; Xochitepec y San Felipe del Ocote del municipio de Apaxtla; Oxtotitlán, Tlanipantla y Mirador municipio de Teloloapan.

Exigen la intervención urgente de la gobernadora

Este viernes un grupo de desplazados se reunió y protestó en El Punto Verde, entrada a Teloloapan por el lado de Apaxtla, donde exigieron la intervención urgente de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda “ante un inminente enfrentamiento” entre Los Tlacos y los Tecampaneros.
Además exigieron garantías a las autoridades estatales y federales para regresar a sus comunidades, que abandonaron desde el 6 de noviembre.
“Estamos desprotegidos, tanto el gobierno federal como el estatal han hecho caso omiso por implementar la seguridad que los teloloapenses necesitamos, es cierto, tenemos vigilancia ciudadana en nuestro municipio que no es del todo suficiente, pero quien en realidad tiene la obligación de brindar esa seguridad que anhelamos es nuestra gobernadora”, reclamó uno de los oradores en la manifestación.
“Va para ella (Evelyn Salgado Pineda) este mensaje, para que ponga atención en la problemática existente en nuestro municipio, responsabilizamos a ella directamente de lo que pueda surgir en el futuro, estamos conscientes de que hasta la fecha no se ha hecho nada, que por el contrario ha puesto oídos sordos a nuestras peticiones”, señaló ante unas 200 personas que se encontraban en el lugar para exigir seguridad.
También denunciaron que no hay libre tránsito para Apaxtla y antes de llegar el grupo de Tlacotepec, “los detiene para revisar sus autos y pedirles sus identificaciones”.
“Hay vigilancia de los militares y estatales, pero pues eso de nada sirve porque sólo hacen presencia para contener un enfrentamiento, no para desarmar a los comunitarios, entonces todos sabemos que en los próximos días se van a enfrentar, y si la gobernadora sigue haciendo caso omiso pues las consecuencias serán graves”, denunció uno de los manifestantes que salió huyendo de Xochitepec, municipio de Apaxtla.
“El siguiente punto es Oxtotitlán, todos sabemos que ahí es el límite que las autoridades trazaron (entre Los Tlacos y la Tecampanera), ahí se encuentran policías estatales y militares (haciendo contención), están a cinco minutos de enfrentarse y es claro que el que primero cruce se matan, nosotros queremos regresar a la casa pero estar en medio de un enfrentamiento ya lo vivimos hace años, ya sabemos que es lo que pasa en estas guerras”, dijo el poblador que también fue desplazado en el 2016 por la Familia Michoacana que tomó la población con violencia.
Oxtotitlán es el último pueblo de Teloloapan, colinda con Apaxtla, de ese lugar también se puede cruzar por brechas para llegar a las comunidades de Cuetzala del Progreso.
Las brechas se convirtieron desde hace un mes en las fronteras del territorio que pelean los grupos por el control de la zona.
Cuaxilotla, un pueblo sin esperanzas

Cuaxilotla es una comunidad que pertenece al municipio de Cuetzala y fue la más afectada por la incursión del grupo de Los Tlacos el 6 de noviembre, donde el ataque dejó dos Tecampaneros muertos, casas baleadas, carros quemados y el desplazamiento de la mayoría de las familias campesinas que abandonaron sus hogares ante la falta de garantías de seguridad.
Durante el recorrido del viernes con un representante de la Tecampanera y la Policía Estatal, El Sur constató que el pueblo se encuentra casi vacío y la gente que se quedó vive con miedo ante otra posible incursión del grupo de Tlacotepec.
El poblado es otra entrada a Teloloapan y quedó en medio de la disputa de los dos grupos que pelean el territorio.
“Se metió gente armada, nos quitaron la tranquilidad, pedimos el apoyo del gobierno, que nos apoyen con la seguridad porque la gente del pueblo tuvo que salir por miedo, dejaron toda su cosecha, sus animales, todo dejaron, muy pocos regresaron, pero por el miedo también no salen”, comentó uno de los pobladores de edad avanzada y que se quedó en la comunidad para no perder sus cosas.
“Estuvo feo, la verdad todos nos quedamos encerrados y no salimos hasta el otro día, se escuchaban balazos por todos lados y pues la gente se comenzó a ir porque pues no sabíamos qué iba a pasar”, exclamó ante los medios.
En Cuaxilotla la gente que se quedó dejó de salir de sus casas a las 6 de la tarde, la violencia le cambió el horario a sus tradicionales posadas, acostadas de niño Dios y muchos comentaron que prefirieron cancelar las cenas de Navidad por temor a reunirse.
Los pocos pobladores que aún viven en esa comunidad que se dedica al campo pidieron a las autoridades federales y estatales que intervengan para evitar otro desplazamiento masivo.
“Nosotros somos un pueblo viejo que ayudó a la revolución maderista, es triste ver que el pueblo este solo, de verdad nosotros no tenemos que ver nada con las peleas (que los grupos de la delincuencia) tienen, usted vea, somos pobres y esperemos que le llegue el llamado al presidente (Andrés Manuel López Obrador), para que no haya más derramamiento de sangre, porque ¿qué futuro les depara a nuestros nietos?, dijo el campesino.

La Tecampanera

La Policía Comunitaria Tecampanera se fundó en el año 2016 luego de que el Movimiento Apaxtlense Adrián Castrejón (MAAC) sacara a la Familia Michoacana de sus comunidades en Apaxtla.
Durante esa pelea por recuperar el territorio hicieron un frente armado en el 2018 con la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo y fundaron el Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (FUPCEG), nombraron vocero a Salvador Alanís Trujillo, quien fue desplazado por la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) del valle del Ocotito, municipio de Chilpancingo, donde era dirigente del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG).
El rompimiento del Frente se dio luego de la salida de la cárcel de varios líderes de Guerrero Unidos que fueron detenidos por su presunta participación en la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Actualmente la Tecampanera se encarga de dar seguridad desde Ahuehuepan hasta Arcelia, donde constantemente se ven filtros de comunitarios en las entradas de las comunidades.

 

No están de acuerdo con el “olvido no, perdón sí” que plantea AMLO, coinciden víctimas y ONG

Representantes de colectivos y de organismos de derechos humanos advirtieron que ven pocas perspectivas del foro para el Plan de Pacificación del próximo gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador programado para hoy martes en Acapulco, ante la postura asumida de “olvido no, perdón sí” que ha planteado en otros estados del país.
Sofía Lorena Mendoza, viuda del dirigente de Unidad Popular (UP) privado de su libertad y luego ejecutado en Iguala en el 2013, Arturo Hernández Cardona, declaró vía telefónica que han tenido reuniones previas con los senadores electos Félix Salgado Macedonio y Nestora Salgado, pero que “la idea que tenemos entre los colectivos es que no nos va a gustar que nos den el mismo trato que les han venido dando a los familiares de las víctimas de otros estados”.
Adelantó que aun cuando Guerrero es más vulnerable que otras entidades en cuanto a desapariciones, asesinatos y violaciones graves a derechos humanos, no creen que reciban como familiares de las víctimas un trato distinto.
Agregó que por lo sensible del tema en Guerrero, si no se reencauzan desde aquí estos foros a favor de la opinión de la mayoría de los familiares de las víctimas que se han pronunciado por el “ni perdón ni olvido”, será difícil que cambie la postura del próximo gobierno de López Obrador y que comenzará la decepción, porque se vislumbraría que se mantendrá la impunidad.
“Nuestra inconformidad es esa, que se habla de perdón cuando no ha habido justicia para que de ahí devenga lo demás”, expresó y agregó que no sabe cómo se pueda venir a decir aquí que haya perdón cuando guerrero ha sido uno de los estados más afectados en cuanto a impunidad.
Lorena Mendoza expresó que no se trata solamente de hablar de una víctima directa de la violencia, sino todo lo que esto implica, porque con un asesinato o una desaparición se afecta a toda la familia, que se desintegra, “pero sobre todo se vive todo un sufrimiento por la pérdida de uno de los integrantes de la familia, y es difícil que puedan perdonar a quien les arrebató a su familiar”.
Guadalupe Rodríguez Narciso, presidenta del Colectivo de Víctimas de Chilpancingo y madre de un joven desaparecido, declaró que las víctimas o sus familiares están de acuerdo que haya un perdón moral o espiritual “para sacar ese dolor y coraje que traemos, así como razonar y caminar con perspectivas sin odios ni resentimientos”, pero el papel de la autoridad es aplicar la justicia y la ley a los victimarios, no perdonarlos.
Adelantó que en el caso de su colectivo la postura que asumirán en el foro de este martes será que “no estamos dispuestos a que no se nos haga justicia, creo que todo México y Guerrero está ansioso de justicia, no nada más las víctimas, sino todo el entorno ciudadano, en todos los sentidos hay necesidad y urgencia de justicia”, recalcó.
El director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, Abel Barrera Hernández declaró que hizo falta mayor acercamiento y difusión de los organizadores del foro con los colectivos y familiares de víctimas, que no todos están informados, por lo que carecerán de una estrategia para hacer llegar sus planteamientos con claridad.
“Tememos que no se va a plantear la generalidad de la problemática por falta de difusión, y luego, a lo mejor se presentará una falta de interés por no saber qué es exactamente lo que va a seguir después de haber presentado sus problemas y no habrá confianza ni seguridad de que su testimonio pueda ayudar a hacer cambios importantes en cuanto a la atención a las víctimas, combate a la impunidad e investigaciones”.
Además, Barrera Hernández destacó que las condiciones de Guerrero no son las óptimas como para hablar con franqueza y profundidad de lo que se está viviendo, “como que hay temor y una sensación de que puede ser en vano y que puede ser riesgoso”.
Dijo que el clima que se vive en Guerrero aún no es propicio para que las víctimas o sus familiares se sientan escuchadas, protegidas, atendidas y comprendidas en su momento de dolor, sufrimiento, miedo e inseguridad.
Añadió que por los antecedentes que hay en el estado, “pensar que el foro puede ayudar a acabar con las inercias e ir rompiendo con las estructuras de falta de garantías para las víctimas, no fácilmente van a tener otra opinión”.
Declaró que otro de los factores será lo complicado que resultará para algunas de las víctimas trasladarse, por ejemplo, desde la Montaña hasta Acapulco para exponer sus respectivos casos.
También criticó la postura que se trae en estos foros en el sentido de “olvido no, perdón sí” del nuevo gobierno, “ese es otro factor en contra de quienes han estado luchando desde que han sufrido hechos trágicos y exigiendo, incluso, en instancias internacionales que se les haga justicia porque para ellos lo fundamental es la investigación, la presentación de las personas, la responsabilidad y el castigo a los perpetradores”.
Sostuvo que muchos de los familiares de las víctimas están en desacuerdo con el perdón porque ni si quiera se sabe a quién se va a perdonar, “creo que el hecho de que se esté planteando el perdón como forma de reconciliación es un tema realmente muy sensible”.
Recalcó que las víctimas ya plantearon una postura de “ni perdón ni olvido”, y en ese sentido convendría de parte de los operadores de estos foros una atención más cercana, y sobre todo a lo que las víctimas sienten y que se pudiera replantear y entender que la voz y la exigencia de las víctimas son de primera dimensión, y las que deben marcar la nueva estrategia para que realmente sean escuchadas y atendidas.

 

Donará el municipio parte del panteón El Palmar para víctimas de la violencia que no se reclaman

 

El cementerio público El Palmar está a un 20 por ciento de su capacidad, informó la directora de Panteones y Velatorios, Rosa María Aguilar Miranda.
En declaraciones a reporteros en el panteón de Las Cruces, la funcionaria informó que el Ayuntamiento busca abrir dos nuevos cementerios, uno por cada extremo de la ciudad para ampliar los servicios.
Agregó que el Ayuntamiento donará una hectárea en el panteón El Palmar para que sean edificadas nuevas bóvedas para personas que no sean reclamadas por sus familiares en el Servicio Médico Forense.
“Estamos trabajando en coordinación con el gobierno estatal, a recomendación de Derechos Humanos y firmaremos un convenio en el que el municipio va a donar la tierra y el gobierno del estado va a poner los materiales para que se construyan bóvedas, para que las víctimas que no son identificadas por sus familiares y que quedan en el Semefo no vayan a fosa común, sino que sean enviadas allí, con un expediente, fotografías y que si más adelante aparece su familiar pueda tener una ubicación”, explicó.
Aguilar Miranda añadió que la capacidad del terreno en El Palmar para el total de las tumbas es de un 80 por ciento disponible.
“La idea es que podamos cubrir las dos partes de la ciudad porque la gente siente lejos el llegar a El Palmar, que es el único que tenemos para atender a la población”, anotó.
Comentó que el año pasado hubo más visitantes en comparación con este, aunque no proporcionó cifras. “No hemos recibido lo que esperábamos de visita, pero todo se está desarrollando con mucha tranquilidad”.
Destacó que este año se puso en marcha un operativo de vigilancia que incluyó policías en la parte trasera del panteón y al frente.
Consideró que la poca cantidad de visitantes se debió a la “situación económica” que no permitió que más familias acudieran a dejar flores a sus difuntos en las tumbas.
Sobre el área común que está dando servicio a toda la ciudadanía, Aguilar Miranda dijo que es el panteón El Palmar donde cuentan con una zona específica para personas que carecen de un lote en algún cementerio del centro.
Comentó que a veces se llegan a tener hasta 10 difuntos en un día o llegan a ser dos. “Cuando mueren por violencia muchos quedan en el Semefo, otros son rescatados por sus familiares porque no son identificados”.