“Nunca habíamos recibido algo así, pero nunca estamos conformes”: damnificado

Integrantes de la familia Teresa acomodaron en un viejo Vocho la estufa, el refrigerador y el colchón que recibieron de militares en la colonia Emiliano Zapata Foto: Carlos Carbajal

Ramón Gracida Gómez

Iván Teresa llegó a las 5 de la mañana de este viernes al estacionamiento de la tienda Soriana de la colonia Emiliano Zapata para recoger los enseres domésticos que da el gobierno federal para los beneficiarios del censo por el huracán Otis.
“Nunca habíamos recibido algo así, pero nunca estamos conformes”, comentó el beneficiario que acudió con tres familiares más, un joven, un adolescente y una señora, quienes le ayudaron a amarrar la estufa detrás de su volkswagen blanco, y el colchón y el refrigerador encima de este pequeño vehículo.
Los apretados nudos que sostuvieron los enseres domésticos sobre el Volkswagen, aguantaron el trayecto de 7 minutos que duró desde el estacionamiento, en el bulevar Vicente Guerrero, a la calle 17 de la colonia Emiliano Zapata.
El mismo carro aguantó una subida y una bajada, un tope con cierta altura, y llegó a la calle 17, polvosa como el resto de la colonia, como muchas partes de la zona suburbana de Acapulco, y donde el 25 de octubre estaba tapada de ramas y láminas que salieron volando de las casas de los vecinos y del mismo Iván.
La mamá de Iván, sus hijos y su esposa los esperaban en el pasillo que está dentro de su vivienda, y otro vecino se acercó también para ayudar a descargar la ayuda del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
“El portón lo amarré con la reata”, destacó Iván en la narración de aquel 25 de octubre y mostró en su celular el video que grabó de la intensa lluvia, las gotas parecían chispas en este registro visual, y el mismo volkswagen, ayer transporte para los enseres, el día del huracán como soporte sujetador de la puerta para que ésta no saliera volando.
El padre de familia recordó su árbol de limón que se movía “hasta abajo” y que al final se trozó por los fuertes vientos y quedó como recuerdo la mitad del tronco en la banqueta. Cerca de la casa está un canal, que se tapó durante el paso del meteoro categoría 5 por la basura arrastrada y que siempre tiran los vecinos, lamentó Iván.
“Un desmadre había, los árboles caídos, se fue la luz; un desorden, no, no; ¡fiuuu!”, imitó el vecino de la Zapata el sonido del viento y de todo lo que llevaba a su paso en unas cuantas horas de la madrugada.
“El agua se metía por acá y por acá”, enseñaba con sus brazos la mamá de Iván las ventanas al interior de su sala que se mojó completamente. Para platicar su experiencia, se paró de su silla de plástico, a un costado de sus dos nietos.
“La niña y ella las tuve que mover para allá, pero el aire no me dejaba, me aventaba”, recordó la adulta mayor, quien esquivó durante el paso del meteoro una lámina que estaba en medio del pasillo y por el que tenía que pasar para llegar al fondo de la casa, y donde está la cocina.
Los vecinos de la colonia Emiliano Zapata dijeron que en este asentamiento urbano no hubo muertos, pero sí en la colindante colonia 24 de Octubre, donde murieron tres niños a quienes les cayeron encima objetos que resultaron mortales para los menores de edad.
Vieron pasar a los ataúdes, que en un primer reflejo de la realidad que estaban experimentando, concluyeron que eran parte del saqueo que constataron, como el resto de la sociedad acapulqueña, en los tres primeros días del desastre ocasionado por el fenómeno meteorológico. “Hay mil historias”, dijo una voz en medio de la intervención de varios familiares.
Iván trabaja en una abarrotera de la colonia El Coloso, cuyo dueño no lo despidió, destacó el empleado, e incluso regala a sus subordinados una despensa cada 10 días y le paga su sueldo.
Iván contó que llegó a su centro de trabajo caminando y vio que esta tienda también fue rapiñada y dos perros que vigilaban fueron asesinados por los saqueadores y los encontraron días después con gusanos por la putrefacción.
En su paso por la colonia Ciudad Renacimiento, otro día en un recorrido en bicicleta, Iván conoció la historia de la muerte de una madre y su hija, cuyos cuerpos entrelazados entre ellos fueron localizados enterrados en un alud de tierra cerca del río de la colonia Frontera.
Los vecinos de la colonia Emiliano Zapata consideraron que la magnitud del huracán categoría 5 rebasó cualquier aviso que se pudo haber dado y que sí conocieron en las redes sociales durante las últimas horas del 24 de octubre.
E Iván expuso a mediodía de ayer, más de siete horas después de formarse para la entrega de enseres: “nunca habíamos recibido algo así, pero nunca estamos conformes, ahorita ya ves que vas, hay broncas, hay peleas, que se chingan, los quitan”.
Los soldados tienen que calmar los ánimos con la promesa de que todos van a recibir los enseres domésticos, que incluyen una licuadora y un juego de sartenes; otro aviso de funcionarios del Bienestar incluye la advertencia de que los beneficiarios que intentan dormir en el estacionamiento para ser de los primeros en la fila pueden ser testigos de una balacera.
“Pero somos tercos, muchos se quedan a dormir porque son aferrados y pues ni modo pues, por uno pagan todos, y luego la gente dice sus chingaderas, que no alcanzaron”, dijo Iván, quien reconoció que este viernes no le correspondía formarse, pero fue a ver si pasaba. Y sí lo logró.
Iván comentó que el apoyo económico lo utilizará para reparar su casa y poner una losa; las láminas que recogió de la calle están perforadas y con las lluvias recientes se mete el agua, completó su mamá entre risas de ella y su esposa.
Los vecinos de la Emiliano Zapata lamentaron el dolor de las personas que perdieron a sus familiares, y esta pérdida no se compara a lo que ellos no tienen en términos materiales después del Otis.
“Perdimos, pero al final de cuentas son cosas materiales que van y vienen; lo que va a servir, va a servir, y lo que no pues no”, dijo Iván, quien quiere comprar una televisión, pero no encuentra en las tiendas.