Zeferinistas pedían contar bien al gentío entre el calor sofocante y la amenaza de lluvia

 

 Aurelio Peláez  

–¡Qué Chavarría ni qué Chavarría, aquí está el pueblo!

“Chavarría, palero del PRI”, se lee en una cartel.

Por momentos, los miles congregados para la marcha parecieran haber sido convocados a una marcha anti-Chavarría más que a una concentración de apoyo a Zeferino Torreblanca como precandidato del PRD al gobierno del estado. En la disputa, se olvidan incluso de Félix Salgado Macedonio y de Angel Pérez Palacios, los otros aspirantes.

Son poco más de las 4 de la tarde, la hora fijada para el comienzo del mitin, y ya hay unos 5 mil frente a la Piñata del parque Papagayo, y algunos más dispersos hasta la Bernal Díaz de Castillo, sobre la avenida Cuauhtémoc. Un calor húmedo y sofocante y un cielo desde donde amenaza lluvia, son el sándwich para el gentío que sigue llegando en Jettas del año, Escapes, Windstars; en taxis y en camiones fletados (aquí no son acarreados, aseguran), desde colonias y diversos municipios del estado.

A las 4:30 ya de plano está cerrada toda la Cuauhtémoc, desde el parque Papagayo hasta el paso desnivelado de Aguas Blancas. Los organizadores sufren para contener el avance de los marchistas. Una valla no termina de organizarse y la decena de patrulleros y motopatrulleros comisionados a la marcha es agobiada por órdenes y contraórdenes de dirigentes del Frente Cívico de Acapulco, como Julio Ortega, su presidente, convertido de pronto en director de Tránsito. En su ayuda llegan luego Fernando Rodríguez Trujillo, quien fuera secretario de Protección y Vialidad en el periodo de Zeferino Torreblanca como alcalde, y aparece entre los marchistas, Nextel en mano y orondo, el actual director de Tránsito Israel González, quien igual trabajó con Zeferino, lo hace con el alcalde Alberto López Rosas, sigue siendo de la corriente de Félix Salgado, y parece que busca hacerse de un futuro lugar en una probable administración zeferinista

-0-

Zeferino Torreblanca y comitiva llegan a la marcha por el lado de la calle Malaspina en un camión de la Estrella de Oro. El autobus es rodeado por sus simpatizantes tan pronto es anunciado. En vilo, apretujado, es conducido por los organizadores para encabezar la marcha. Pronto, se le sitúan a los lados, bien sujetos de los brazos, la diputada local Gloria Sierra, y el alcalde de Zihuatanejo, Amador Campos. Tras él ya caminan miles. Se empujan entre gritos: “¡Valla, valla!”; “¡No avancen, no avancen!”.

–¿Cuántos ves? –pregunta un ex funcionario zeferinista.

–Como cinco mil –responde el reportero. El funcionario se aleja, con mirada despectiva.

–¿Cómo cuántos? –inquiere un ex funcionario universitario, antichavarrista.

–Como cuatro mil –suelta de nuevo el reportero.

–Tas’ mal, tas’ mal, se me hace que te mandó Chavarría –dice indignado.

–¿Cómo cuántos? –aborda ahora una zeferinista.

–Como 3 mil 800.

–Estás si pero trepanado de la cabeza –responde la diplomática integrante de la Sociedad Civil. Y así unos veinte más que buscan fallidamente en el reportero un espejo a su euforia.

–Con esto aplastamos a Chavarría –suelta ufano al paso un perredista anti-chavarrista.

Casi al final de la marcha, antes de doblar a la Costera, una señora de edad: tenis Nike, gorra Adidas, pantalón Levi’s, playera amarilla con el Z005, aborda al reportero luego de alcanzarlo a paso veloz:

–¿Ahora sí ya contó bien?

-0-

–¡Aquí está, aquí va, abran paso! –grita el ex diputado local y miembro de Nueva Izquierda, Sebastián de la Rosa, llevando del brazo a la diputada federal por el distrito 10, Irma Figueroa. La valla que resguarda la descubierta, o sea, al grupo que va al frente, le abre espacio, por sobre el paso desnivelado de Aguas Blancas. Tras ella camina la también diputada local por el distrito 09 Rosario Herrera, ambas de Acapulco, y media docena de legisladores perredistas del país.

Una señora reclama entonces a los fornidos jóvenes de camisa blanca que resguardan al precandidato:

–¿Y a esa por qué la dejan pasar?

Sebastián de la Rosa la ignora. Lleva del brazo a la joya de la corona, a la diputada que lograron apartar del alcalde Alberto López Rosas, quien apoya a Chavarría. En tanto, al frente, luchan por hacerse espacio el dirigente de la Canaco y ex candidato a diputado por el PAN, Alejandro Martínez Sidney, y el ex regidor panista Rubén Camacho. También se ve a la regidora por el partido Convergencia, Gela González, quien por 1993 intentó sabotear –y agredir, temieron unos– una comparecencia de Zeferino Torreblanca ante el grupo ACA. Más adelante, camisa naranja de por medio, se incorporarían los también regidores de Convergencia Mario Ramos y Oscar Meza.

La marcha ya es un gran gentío tras Zeferino Torreblanca. Es caminar unos metros y detenerse a una contraorden. Son silbidos al paso frente a un edificio en la avenida Cuauhtémoc, donde aparece un espectacular con la imagen de Chavarría. Luego, una parada más frente a las cantinas en donde se contratan los mariachis. Una veintena de ellos le cantan a Torreblanca El Rey. Sigue el sándwich de calor abajo y la promesa de lluvia desde el cielo.

-0-

La marcha-mitin en apoyo a Zeferino devino en un reclamo y reto a los otros aspirantes y a la dirigencia para que el candidato se defina en una encuesta. El triunfalismo de los perredistas pro Zeferino tambaleaba los puentes de contacto con otros aspirantes.

En contraste, un mesurado ex presidente municipal de Acapulco llamaba por su nombre a los aspirantes y les pedía concretar “acuerdos políticos” y a que “se vengan con nosotros”. Hay abucheos cuando nombra a Chavarría.

Antes que él, la diputada federal Rosario Herrera –que surgió como candidata en una encuesta en la que le benefició su pertenencia de género, pues se supo que quien la ganó fue el ex dirigente estatal Eloy Cisneros Guillén– emplazó a los otros aspirantes: “Aquí está la verdadera encuesta”, y llamó a Félix Salgado Macedonio, a cuya corriente perteneció, “que recuerde que hace cinco años”, cuanto una encuesta no le favoreció, Zeferino Torreblanca se retiró de la precampaña. A Armando Chavarría le dijo que “no queremos plebiscito”, y luego reclamó: “¿Quién quiere encuesta?”. Levantando la mano los asistentes.

Habló a favor e Torreblanca el ex dirigente estatal Octaviano Santiago, quien hace un año impugnó la encuesta que llevó en el distrito 03 de Costa Grande a Francisco Chavarría, ahí presente, a la candidatura. Irma Figueroa no participó, aunque de manera poco diplomática para sus oponentes fue presentada por Sebastián de la Rosa como “la presidenta municipal suplente” de Acapulco, cachetada sin guante al alcalde López Rosas, quien hace poco más de un año fue el principal impulsor de la campaña de Figueroa, la cual le enemistó con un buen número de perredistas de Acapulco.

Ya antes, Sebastián de la Rosa, quien era uno de los maestros de ceremonia, reiteraba que “aquí está la verdadera encuesta”, y daba cifra de los asistentes: pasó de 35 mil a 50 mil. Arriba del presídium, donde se encontraba una docena de alcaldes y otro tanto de diputados federales, la cámara de seguridad del municipio, sobre un mástil, estuvo fija sobre la cabeza de los asistentes. Cuando el mitin terminó, siguió a Torreblanca hacia su auto, erguida.