Una paciente hospitalizada con Covid pone en estrés a la familia y se enferman otros dos

Brenda Escobar

Zihuatanejo

Para la familia Téllez Amable, el Covid-19 no tiene palabra de honor, pues el matrimonio se contagió pocos días después de que la madre de él salió del Hospital Regional Ignacio Manuel Altamirano del IMSS en este puerto, luego de estar 40 días luchando por su vida contra este virus.
Isabel Amable Santiago, vecina de esta ciudad, de 35 años de edad, cuenta que el 4 de enero de este año, su suegra, Gloria Vázquez Yánez, una mujer hipertensa de 65 años, fue ingresada al área Covid-19 de dicho nosocomio a donde llegó proveniente del municipio de Atoyac, a donde había ido a pasar las fiestas decembrinas con parte de su familia, “tenía festejos navideños y anterior a eso, cumpleaños y nos imaginamos que entre eso se contagió”.
“Ella empezó con una tos persistente y posteriormente fiebre desde 10 días antes de que fuera trasladada en ambulancia a Zihuatanejo, nos llamaron para decirnos que ya se encontraba mal y que ya no podía respirar, que no la recibían en ningún servicio médico en Atoyac, cuando llegó aquí, los médicos le diagnosticaron neumonía y sus órganos ya estaban colapsando”.
Isabel dice que la familia de su suegra, “tenían mucho miedo de internarla porque decían que las personas que entran a internarse luego las quieren intubar y lamentablemente ya no salen de ahí, por todo lo que se ha dicho, hay el miedo de que las personas acudan a tiempo a buscar atención médica, eso permitió que le avanzar más la enfermedad, el que no se atendiera a tiempo”.
“La verdad es que el servicio médico sí respondió, sí es efectivo, creo que si tienes la disponibilidad como paciente y la fe en la medicina, pueden llegar a recuperarte; ella estuvo inconciente un tiempo, ya después se fue recuperando poco a poco, estuvo 40 días internada”.
Dijo que durante el tiempo que su suegra estuvo hospitalizada, “sí fue necesario llevar medicamentos, principalmente vitamina C porque hay mucho desabasto de medicina, nosotros, mi suegro les dijo a los doctores y enfermeras que si les hacían falta medicinas que se lo informaran y nosotros les llevábamos y así fue, a ella le inyectaban vitamina C cada cierto horario y la vitamina D3”.
Comentó que en términos económicos, la familia ha gastado más de 15 mil pesos tan sólo en doña Gloria, quien salió del hospital con secuelas de la enfermedad y por estar tanto tiempo en cama, perdió mucha masa muscular y actualmente recibe terapias de rehabilitación para poder volver a caminar pues perdió motricidad, pero su suegro, quien es un adulto mayor pensionado, tenía ahorros y otros integrantes de su familia también han aportado económicamente para ayudarlos a sortear este problema de salud.
Isabel Amable agregó que su esposo, Roberto Carlos Téllez Vázquez, de 37 años de edad, fue quien recibió a su madre una vez que fue dada de alta, a mediados de febrero pasado, “la recibió ahí en el centro Covid-19 del hospital del Seguro Social, entonces, quiero imaginarme que ahí, en su ropa o algo, adquirió el bicho y en el coche se quedó o no sé, porque él tenía cubrebocas, gel antibacterial y aun así, 15 días después, nos enfermamos los dos”.
Cuenta que “el Covid-19 no tiene palabra de honor” pues nunca se imaginaron que podrían contagiarse “porque ambos somos jóvenes, llevamos una alimentación sana y los dos nos ejercitamos a diario, sin embargo, creo que el nivel de estrés al que nos sometimos durante 40 días por no saber mucho sobre el estado de salud de nuestro familiar, fue el que nos bajó las defensas y nos dejó más vulnerables al contagio”.
“Desde un principio, desde que se internó, nos dijeron que estaba muy grave y que nos mantuviéramos pendientes del teléfono, que estaba muy grave, que tenía la neumonía muy avanzada y que sí estuviéramos al pendiente en caso de ser necesaria la intubación; firmaron una documentación de autorización, pero con la reserva de que en caso de ser necesario utilizar esa autorización, tendrían que llamarnos, entonces sí teníamos que estar pendientes del teléfono, siempre con la angustia de que no fueran a ser malas noticias, cada vez que nos llamaban del hospital, es desgastante emocionalmente”.
Continúa, “la verdad es que sí fue muy angustiante, mucho, es un estrés y una incertidumbre porque no sabes cómo está realmente tu paciente ahí adentro, si está siendo bien atendido, si él está tranquilo o no, todos estábamos preocupados, toda la familia aquí en Zihuatanejo y de fuera, estaban al pendiente de mi suegra”.
“El estrés que vivimos durante esos 40 días mi esposo y yo, nos dejó más vulnerables y quizá por eso nos contagiamos pese a que llevamos una vida saludable, el Covid-19 no respeta, no tiene palabra de honor; los dos presentamos fiebre, dolor de cabeza y pérdida del gusto y del olfato; mi esposo recuperó esos sentidos a los 15 días de haber padecido la enfermedad, yo todavía no los recupero del todo, pero lo que más me angustiaba era que mi hijo de casi 2 años de edad pudiera contagiarse también”.
Isabel Amable asegura que “el estado de ánimo es muy importante cuando uno se contagia de Covid-19, eso tiene mucho que ver para una pronta recuperación; mi esposo y yo decidimos aislarnos durante nuestra cuarentena de 15 días y relajarnos completamente para no darle oportunidad a la enfermedad de que pudiera causarnos un daño mayor, eso es lo que recomendaría, que si tienes síntomas, atenderte de inmediato y mantener una actitud positiva, relajada y con buen ánimo para que no la pases tan mal”.