22 enero,2024 10:57 am

José Agustín sigue inspirando a jóvenes a escribir, se evidencia en homenaje en la Cdmx

Encabeza el acto en el Zócalo el director del FCE, Paco Ignacio Taibo II, quien apremia: “Léanse en chinga De perfil”, una de las primeras novelas del acapulqueño fallecido el martes pasado

Ciudad de México, 22 de enero de 2024. De su holgada chamarra, Álvaro saca un yoyo azul traslúcido que tira y enrolla con destreza, mientras espera que su familia avance en la fila para pagar unos libros.

A sus 12 años, en realidad apenas empieza a interesarse en la lectura, a diferencia de su hermana, Amelia, de 13, que está llevándose un ejemplar de Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares, de Miguel León Portilla. Iván, padre de ambos, tomó La miel derramada, libro de cuentos del acapulqueño José Agustín (1944-2024).

“Mira, ¿lo llevamos?”, le dice momentos antes con entusiasmo su esposa, Julieta, al encontrar el que ya era uno de los pocos títulos del escritor –fallecido el martes pasado– en una pequeña librería itinerante del Fondo de Cultura Económica (FCE) dispuesta en el Zócalo con motivo de un homenaje póstumo que la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México le hizo al autor este domingo.

“Yo leí De perfil y me encantó, me movió de joven”, comparte a Reforma Iván, padre de esta familia procedente de Iztacalco. “Teníamos la edición que vendían antes en el Fondo. Me encantó la portada porque era una escultura de mármol; entonces, lo agarré y me lo devoré”.

Quizás el volumen que ahora se llevan a casa llegue a ser el primer contacto con las celebradas letras de José Agustín para Álvaro, por momentos demasiado entretenido jugando con su yoyo, o para Amelia, quien ya anhela hacer algo que recuerde la propia vida del fallecido escritor.

“Quiero hacer voluntariado para alfabetizar a la gente”, relata esa voraz lectora apenas tres años más joven de lo que era José Agustín cuando partió a Cuba para participar en campañas de alfabetización, contrayendo nupcias con Margarita Dalton, quien fuera su primera esposa, con tal de obtener una visa y así poder viajar a la isla.

En los deseos de otros jóvenes presentes en el homenaje, rendido al aire libre bajo una colorida y casi sicodélica carpa, también parece reflejarse el irrefrenable ánimo creativo del homenajeado. Como en el caso de Angelique, que a sus 15 años, sueña con ser narradora.

“Quiero hacer mi propio libro. Estoy en un proyecto con mi propia novela”, dice con evidente emoción la estudiante de la Prepa 7 –misma en la que estudió José Agustín– y quien leyó La tumba gracias a un maestro de español.

Ella es la única con la mano arriba cuando, desde el estrado del homenaje, Luisa Iglesias, programadora de música en Reactor 105.7, pregunta quién con menos de 18 años ya leyó al narrador, dramaturgo, ensayista y guionista; “leer a José Agustín se tiene que hacer a esa edad, antes de los 18 años, pa’ que amarre, pa’ que pegue”, opina, refiriéndose al autor como “el primer rockstar de la literatura en México”.

“Viejos rockeros, viejos rojos y viejos escritores nunca se mueren”, afirmó, por su parte, Paco Ignacio Taibo II, titular del FCE, también presente en el homenaje. “Van dejando detrás de ellos una cauda de acciones, pensamiento, intervención en la sociedad, libros, que te permiten conservarlos, mantenerlos vivos”.

Ante esa audiencia mayoritariamente joven que escucha atenta sentada en el pasto, en un acto más informal que solemne –“así le hubiera gustado a José Agustín, sostiene Taibo II”–, resuena un exhorto: “Léanse en chinga De perfil. En chinga”.

Los elementos “de rebelión, de descubrimiento de la adolescencia, están ahí; lo estaban entonces y ahora. Yo creo que es un libro que ha resistido notablemente bien el paso del tiempo”, remarca el escritor, quien aprovecha para contar anécdotas junto al autor de culto, como sus competencias sobre quién firmaba más libros en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, y el perdedor pagaba la comida.

“La primera vez, me ganó por cuatro libros: 169 a 165, y ahí me tienes pagando en El Danubio un montón de cangrejos y camarones. Un año después, le gané por 11 libros, y me desquité gachamente. Pero era una relación siempre fraternal; José Agustín era muy buen compañero, y muy buen colega en el mundo de la escritura.

“Si decidiera yo, estaría reeditando a toda velocidad una edición baratísima y muy grande de De perfil, para que llegara a adolescentes que cada vez que van a comprar un libro tienen que rascarse la bolsa pa’ buscar petróleo”, comentó Taibo II a los medios antes de iniciar el homenaje.

Texto: Israel Sánchez / Agencia Reforma