3 abril,2020 11:06 am

“¡La playa no se cierra hasta que nos den recursos!”, voces de vendedores en Caletilla

“Hay muchas enfermedades en la etapa de la vida que pasan y nunca han cerrado las playas y la verdad no creo que el pueblo se deje”, dice una vendedora de artesanías

Acapulco, Guerrero, 3 de abril de 2020. “¡La playa no se cierra hasta que nos den recursos!”, gritó un mesero desde el anonimato, desde el fondo de algún restaurante abierto en Caletilla que ayer por la tarde aún recibió a turistas que deseaban disfrutar del último rayo de luz.

“¡Las playas nunca se deben de cerrar!, añadió doña Mary, comerciante de artesanías del mercado Santa Lucía, ubicado frente a la zona.

“Hay muchas enfermedades en la etapa de la vida que pasan y nunca han cerrado las playas y la verdad no creo que el pueblo se deje”.

Quien en compañía de su nieta de dos años de edad disfrutaba de las aguas tranquilas de Caleta (cerró su puesto por falta de ventas),  añadió que  “las playas son lo más valioso que tenemos los acapulqueños”, cuestionando el anuncio del gobierno del estado de que hasta el 30 de abril las playas estarán cerradas a todas las actividades recreativas, agregando que “la economía siempre será recuperable en tanto exista el factor humano”. (El Sur, edición del 2 de abril, 2020).

Lo anterior, ante la expansión del Covid-19 por el país.

“Está bien que haya medidas de prevención para no perjudicarnos unos a los otros, pero no apoya el gobierno a comerciantes, restauranteros, a gente que vivimos del turismo, al día”.

“Eso es lo malo, el no apoyar… si quiere que nos quedemos en las casas que nos hagan llegar recursos para que estemos el tiempo que ellos quieran; nos negamos sólo porque reflejamos el hambre y por eso el saqueo”.

“Hay una pandemia, sí, y ha habido muertos, pero acá a la gente no la va a matar el coronavirus, la va a matar el hambre”, dijo con pena al tiempo de mirar a su nieta jugar con la arena.

Más adelante y de igual manera un par de jóvenes, turistas ambos, también jugaban en la arena.

Se trata de la familia Bello, del estado de Morelos, compuesta por seis personas y que por supuesto también criticó el anunció hecho un día anterior de cerrar las playas.

“Está mal, la gente se aliviana con esta chamba; mexicano que no trabaja hoy no come, todos vamos al día”, dijo Carlos, el hijo mayor.

“Venimos por tres días y estamos a gusto, tomaremos todas las precauciones para disfrutar Acapulco”, añadió el padre. 

Previamente y sobre el puente que separa Caleta y Caletilla aborda a los periodistas Miguel Ángel, comerciante de ropa del lugar y que tímidamente y representando a sus demás compañeros, como unos veinte, declaró: “somos vendedores de ropa del puerto, la playa y todo y  la verdad es alarmante, todos vivimos al día y nos afecta; ahora muchos compañeros ya no juntan para comer ni para el pasaje”.

“Para muchos es fácil decir que es cuarentena y hay que encerrarse, pero pues cuenta con algo económicamente, nosotros no”.

No obstante, acotó que al menos ellos no han pensado en saqueos o bloqueos; “esos nos hunde porque espantaríamos al poco turista que viene”, resaltando que ellos han hecho lo posible por tener limpio el lugar. 

Caso contrario en otros lugares como Playa Tlacopanocha que si bien lucía con gente, no se encontraba limpia.

Más adelante, en Playa Papagayo, otro de los lugares tradicionales, el panorama era más triste: había más vendedores ambulantes sobre la franja de arena que gente disfrutando de la tarde.

Si bien había decenas de personas descansando sobre las escalinatas, la mayoría eran locales, acapulqueños que también se negaron a encerrarse tan temprano en sus casas sin sentir al menos por un momento la brisa marina.

José, vendedor de donas y Santiago, de chicharrones, lamentaron su mala suerte pues al igual que otros vendedores regresarían a su casa con su charola llena de producto, pues las dos o tres personas que toreaban las minúsculas olas, no querían consumir y tampoco quisieron comentar nada respecto a las playas.

 “La venta ha sido mala” o “no hay turismo”, los argumentos con los que irían ambos vendedores, y los demás, a su casa.

Buzos y pescadores de Acapulco solicitan apoyo económico ante el cierre de playas

Integrantes de cooperativas de buzos y pescadores del municipio solicitaron apoyo económico ante el cierre de playas “porque no podrán trabajar”.

El presidente de la Federación de Buzos y Pescadores Independientes del Estado de Guerrero, Óscar Fausto Samayoa Dorantes, externó que temen que con el cierre de las playas tampoco se les permita salir a pescar y con esa medida “no podrán obtener producto para comer”.

En conferencia de prensa, después de la reunión que tuvieron con el subsecretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo rural de Guerrero, Obdulio Molina Marcial, Samayoa Dorantes indicó que son 13 cooperativas con 620 pescadores y buzos desde Pie de la Cuesta hasta Puerto Marqués, los que están desesperados ante la falta de trabajo.

Ante esto, solicitó apoyos económicos –por lo menos de 3 mil pesos mensuales–, para cada pescador, así como despensas porque no están vendiendo sus productos.

Explicó que desde el 20 de marzo no tienen ventas, “hemos ido a pescar, pero tenemos mariscos y pescados guardados, la economía está por los suelos, no hay economía ahorita”. Agregó que, aunque tienen producto, no hay quien se los compre porque a quienes les venden les han dicho que no hay clientes, “muchos de nosotros vamos a pescar y el mismo pescado nos lo estamos comiendo”.

Molina Marcial solicitó que no cierren el puerto para que los pescadores puedan salir a pescar, que es la manera de llevar comida a sus casas ante la falta de ventas. “Si no nos dejan sacar un pescado para comer, nos vamos a morir de hambre porque nuestro trabajo es dentro del mar, nos mantenemos de la pesca”.

Finalmente, llamó al gobernador Héctor Astudillo Flores a que sea sensible con el sector pesquero como lo ha sido en otras ocasiones en el estado, y también el municipio, para que los apoyen ante la situación crítica por la falta de ventas a consecuencia de la emergencia por el virus Covid-19.

Texto: Óscar Ricardo Muñoz / Mariana Labastida / Foto: Carlos Alberto Carbajal-Archivo

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