12 octubre,2017 7:25 am

Los indígenas de San Luis Acatlán no tienen derecho a la salud los fines de semana

 

Los enfermos van de su localidad a la cabecera municipal, donde el hospital básico comunitario está a su máxima capacidad los sábados y domingos. Ahí murió el señor Calixto Zavala, el 1º de octubre, cuando esperaba en la sala de urgencias la atención médica que nunca tuvo

Texto: Jacob Morales Antonio
Foto: Carlos Alberto Carbajal

Buena Vista, San Luis Acatlán (Guerrero).- En San Luis Acatlán, los pobladores de las comunidades, mayoritariamente na savi y me’phaa, no tienen derecho a enfermarse sábados y domingos; hay 13 centros de salud, pero sólo abren de lunes a viernes.
En el municipio son más de 50 mil habitantes y 25 médicos en el hospital básico comunitario de la cabecera y 14 más en 13 centros de salud ubicados en las comunidades, que carecen de medicamentos, y sólo en uno el personal médico habla la lengua indígena.

La muerte del señor Calixto Zavala no es la primera en el hospital, dice su mujer Julia Flores. Él murió el domingo 1º de octubre esperando ser atendido en el área de urgencias. Cuando llegó no fue atendido, sus familiares lo trasladaron a una clínica privada, y después a otra, y a otra más, pero las tres estaban cerradas porque en San Luis Acatlán los domingos son días de descanso.

La familia es de la comunidad de Buena Vista, ubicada a una hora de la cabecera municipal en automóvil. Coincidentemente su casa está a un costado del centro de salud, donde el médico acude de lunes a viernes de 8 a 3:30 de la tarde, pero hay días en que llega los martes y se retira los jueves, dice la mujer.

A mil metros sobre nivel del mar, la comunidad tiene unos 2 mil habitantes de los poco más de 50 mil en todo el municipio, dice el alcalde Javier Vázquez García. En el poblado las casas son de paredes de adobe y techos de teja, no hay telefonía, tampoco drenaje, y sólo la calle de entrada está pavimentada.

Las mañanas y tardes son frías, pero el cálido paisaje acoge a todo aquel que llega al pueblo donde las mujeres y las niñas portan blusas blancas y faldas onduladas de colores chillantes.

Falta personal

El director del hospital Básico Comunitario de San Luis Acatlán, Eduardo Barrios Jacobo, en entrevista, dice que los fines de semana el servicio de atención está a su máxima capacidad, debido a que de las comunidades de San Luis Acatlán llegan los enfermos a la cabecera, pero también lo hacen los habitantes de otros municipios cercanos como Marquelia, Copala, y de comunidades de La Montaña.

El médico que llegó en mayo presentó su renuncia hace 15 días por la falta de doctores y medicamentos que ha solicitado a la Secretaría de Salud. Los sábados y domingos hay cinco doctores que cubren por turnos las urgencias, y de 8 de la mañana a 8 de la noche al hospital llegan hasta 50 pacientes, mientras en un día de la semana son hasta 200 atenciones incluyendo las áreas de medicina general, Ginecología, cirugía y control prenatal.

El director informó que en el hospital hay 25 médicos, y en otros 13 centros de salud ubicados en las comunidades hay 14, y hay dos unidades médicas móviles para las comunidades que no tienen centros de salud ni médicos. Pero en el municipio hay 90 comunidades, nueve de ellas rebasan los mil y 3 mil habitantes.

Menciona que en área de urgencias al enfermo se le abre la puerta en un minuto y entre 10 y 15 minutos después se da la atención. Pero cuando es algo grave se le atiende de manera inmediata.

Las enfermedades que más se atienden los fines de semana son las diarreicas, y gastrointestinales, además de cardiopatías en los adultos. El director reconoce la carencia de medicamentos en el hospital y centros de salud, y agrega: “lo que hace falta es la infraestructura. Hace falta un hospital”.

El doctor enumera la falta de traumatólogos, médicos internistas, “hemos hecho las gestiones y contamos con cirujano, ginecólogo, pediatra y un dentista. Pero sí nos falta más para poder brindar una buena atención en general”. Pero hacen falta cuatro médicos más para poder atender las necesidades del hospital.

“Que nadie más muera”

El martes 3 de octubre, en la casa del señor Calixto, sus familiares y conocidos retiran del suelo una cama de madera que colocaron, donde estuvo el ataúd que el DIF municipal le dio a la familia. En el lugar son colocados unos alcatraces, para los rezos en su memoria.

Su mujer dice que desde hace dos años su esposo empeoró y que lo llevaban a médicos particulares, porque en el hospital básico la atención no era la adecuada. Pese a los estudios que le hacían en los laboratorios, nunca dieron con la enfermedad que tenía. Aunque el secretario de Salud en el estado, Carlos de la Peña Pintos, dijo que el hombre padecía de diabetes con insuficiencia renal crónica.

El domingo muy temprano la señora pagó 400 pesos a un taxi para trasladar a su esposo al hospital a la cabecera municipal, pero ahí no lo atendieron, “esperé media hora”. Llorando cuenta que se desesperó y optó por llevar a su esposo a tres médicos particulares, pero ninguno estaba abierto porque era domingo.

Después de unas dos horas –vagamente recuerda– de dar vueltas por la cabecera municipal, regresaron al hospital básico, donde el señor murió sentado en el área de espera.

La mujer dice que cuando regresaron al hospital, una enfermera la reprendió y le informó que había perdido su turno porque llegaron más pacientes. Fue ahí “cuando a mi esposo se le subió la presión, se molestó, se desesperó”. Cuenta que a pesar de que personal de Protección Civil también intervino para que al señor se le atendiera, las enfermeras no lo recibieron.

Una vez que el señor falleció, la familia lo llevó a casa de un conocido en la cabecera de San Luis Acatlán, y después fue trasladado a su casa en la comunidad de Buenas Vista, con la ayuda de un carro de Protección Civil.

A las autoridades del gobierno del estado y de salud la señora les pidió una buena atención médica, “un buen trato, que nos reciban bien”.

Y recriminó: “qué triste es eso pues, y luego el gobierno nos obliga a sacar el seguro popular, porque es gratis, pero no es cierto, mucha gente pobre hace el esfuerzo de conseguir dinero, sacar copias para tener su seguro popular pero de nada sirve”.

El campesino Calixto Zavala dejó seis hijos, la menor de 8 años. Se dedicaba a la siembra y cosecha de café, maíz, y frijol. Su hija Alma Luz Zavala Flores, quien recientemente se graduó como abogada, dijo que luchará para que se haga justicia y que la muerte de su papá no quede en la impunidad, “pero sobre todo para que nadie más muera”.

El 5 de octubre unos 600 habitantes del Ejido de Buena Vista, protestaron afuera del hospital básico comunitario de San Luis Acatlán por la muerte del señor Calixto.

Ese día, familiares y representantes de la comunidad se reunieron con el secretario de Salud en Guerrero, Carlos de la Peña Pintos, y se acordó la separación del cargo del médico, la enfermera y la administradora del hospital que estaban en el turno en que el señor no fue atendido, y que se investigue el caso.

Médicos sin traductores

El alcalde informó que en junio pasado fue autorizado un proyecto del Hospital Costa-Montaña de primer nivel con cien camas por parte de la Cofepris, pero para su construcción se requiere mil 200 millones de pesos que el municipio no tiene y que ve difícil conseguir ante la falta de apoyo del gobierno del estado.

Pero además se propone un área de hospedaje para las familias que vienen de las comunidades y que muchas veces duermen en las banquetas de las calles.

El presidente, miembro del partido Movimiento Ciudadano, dice que los ejidatarios del municipio han donado 2 hectáreas para su construcción. Sin embargo dice que en el año que le resta ve complicado que se inicie, “porque es difícil que el gobierno federal destine dinero”.

No sólo encuentra dificultades en el gobierno del estado, sino también “hay celos” de los alcaldes de los municipios que colindan con San Luis Acatlán: Acatepec, Tlacoapa, Malinaltepec, Iliatenco, Metlatónoc; Marquelia, Cuautepec, Azoyú, Copala, Igualapa, y Ayutla, pero el hospital ayudaría a atender a más de 150 mil habitantes, que no tendrían que viajar al hospital regional de Ometepec o hasta los hospitales de Acapulco.

Por la muerte del señor Calixto, el alcalde no dejó de reclamar la “negligencia que existe de los médicos, porque no cumplen su jornada laboral. La gente sindicalizada reta hasta el propio presidente y a mí me dicen: ‘tú no tienes nada qué hacer’”.

El alcalde dice que los pocos médicos no quieren irse a atender a las comunidades y la mayoría quiere estar o en la cabecera municipal o en las grandes ciudades como Acapulco. Pero el reto más grande que enfrentan los hombres y mujeres es la comunicación con los doctores, porque en los centros de salud sólo una doctora habla la lengua de los indígenas na savi, y no hay traductores.

“En la parte indígena también hace falta que sean doctoras las que estén en los centros de salud, debido a que los hombres, por su cultura y también las mujeres, temen que las revisen por el tabú que hay”, dice Javier Vázquez.