6 mayo,2023 4:29 am

No ser madre es un gerundio

Amerizaje

Ana Cecilia Terrazas

 

El pasado 30 de abril terminó una exposición en el Centro Nacional de las Artes, impulsada por la fotógrafa oaxaqueña Judith Romero y titulada Sin hijxs: 20 respuestas.

El cruce fue armado entre la narrativa visual, audiovisual y fotográfica en torno de 20 mujeres que decidieron no ser madres. El discurso viene al caso a propósito del 10 de mayo puesto que, avanzado el siglo XXI, es carrera con demasiados obstáculos aún acceder al derecho a decidir no ser madre; entablar la desconstrucción de la mujer como persona sin una alianza perversa respecto del maternar y la maternidad.

La muestra se montó en colaboración con el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) y el Centro de Investigaciones y de Estudios de Género (CIEG) de la UNAM. Romero había tenido a bien durante aproximadamente 10 años fotografiar y conversar con mujeres diversas, “cuyo punto en común fue la decisión de no ser madres”. Así, la artista “visibilizó experiencias e historias” completamente opuestas a todo lo que se idealiza efemeridalmente desde la industria y el comercio cada 10 de mayo.

Antes de entrar en un perlario de conceptos debatibles, susceptibles a su debida problematización, quizá vale la pena enunciar algunas premisas de lo que ocurre y también de lo obvio (lo cual, al parecer, nunca lo es tanto). Esto, porque importa poder ejercer con mayor facilidad el derecho a decidir no ser madre, para aproximarse de mejor manera a la autonomía, a la libertad, a la independencia, a la garantía individual de ser mujer; poder gozar de los derechos humanos que tenemos todas nosotras, que se pisotean con facilidad y se discuten como si fueran tema para deliberar:

  1. Para quien no lo sepa, ser mujer sin hijos suele verse como una situación de falta, carencia, discapacidad, problema. Ello, porque el arquetipo patriarcal otorga valor a la mujer según su utilidad y, lamentablemente, el culmen de ésta suele ser su posibilidad de dar a luz.
  2. Interrumpir el embarazo por no ser deseado, en pleno 2023, aunque esté legislado en muchos estados y naciones, es algo sumamente difícil, cuesta arriba y suele ser mucho más fácil para quien tiene muchos recursos, que es la minoría de la población femenina.
  3. Si bien con el avance científico se ha logrado descifrar el genoma humano, hemos podido detectar agujeros negros; se ha descubierto la partícula que dio origen a la vida y la inteligencia artificial puede sostener diálogos con quien sea; en materia sexual no se ha dado con algún producto, aditamento o sustancia que evite los embarazos sin dejar secuelas hormonales en las mujeres o pueda pasar desapercibida su aplicación a la hora de tener relaciones sexuales.

Ahora bien, la decisión de no ser madre no es una suerte de opción clara con la cual se nace o se aprende en clases de orientación vocacional. Esta decisión es un constructo a lo largo del tiempo a partir de factores pensados, coyunturales, circunstanciales y del azar.

Generalmente, las mujeres que deciden no ser madres prefieren o procuran otro tipo de inversiones en la cultura del cuidado y pueden anteponer a su maternidad profesión, pasión, vida cotidiana, pareja, falta de pareja, forma de vida, edad, salud y otros más.

El lenguaje, imagen y discurso de las mujeres sin hijos o hijas ha variado importantemente en los años más recientes. Esta elección cada vez es menos onerosa y se puede disociar de conceptos como: “pobrecita”, “ya está muy grande”, “sí quiso pero no pudo”, “nadie la va a cuidar”, “tiene un gran vacío”, “es muy buena tía”, “es que no entiende porque no tiene hijos”.

La decisión de no tener hijas o hijos, entendida como gerundio, como algo que transcurre y se va haciendo, tomando, eligiendo –dependiendo de las circunstancias–, tiene un valor importantísimo que no tendría ni por qué hablarse si no fuera porque la modernidad en su complejidad de ángulos no ha llegado de fondo y completamente a este tema ni a todas las mujeres.

Últimas dos verdades de perogrullo al respecto. Uno: la gran paradoja del tema de ser madre o no serlo es que, si bien atraviesa a todas las personas del planeta, es tan íntimo que no tiene que ser motivo de discriminación ni mucho menos de discusión. Dos: urge que la posibilidad de decidir con toda libertad ser o no madre esté a la altura de los avances científicos, culturales, legales y sociales de la humanidad.

 

PD: Con inmenso orgullo y gratitud celebro la historia, la independencia editorial y el profesionalismo de este diario el cual conozco desde sus inicios, ya que apostó por la agencia Apro en la que yo me formaba como editora y reportera en esos años. ¡Larga vida para El Sur de Guerrero!