12 marzo,2018 7:44 am

Se entrega Depeche Mode a 65 mil seguidores el Foro Sol luego de nueve años de no verse

Texto: Luis Carrillo / Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma
 
Ciudad de México, 12 de marzo de 2018. Las luces se esfuman a las 20:45 horas, las pantallas se encienden y en ellas se proyecta una mancha multicolor al estilo de una pintura de Pollock.
Sesenta y cinco mil mexicanos gritan y, justo antes de que Martin Gore desate el primer berrido de su guitarra para comenzar Going backwards, en la extrema derecha aparece la sombra flacucha de Dave Gahan, adoptando una pose mesiánica.
“¡Eso hizo en el Devotional Tour!”, grita, cerveza en mano, Carmen, fan de 41 años perdida en la zona de piso de un abarrotado Foro Sol.
El guiño de esta seguidora a aquel primer show de Depeche Mode en México en 1993, en que el vocalista también emuló a un mártir crucificado, refleja el idilio entre el trío inglés y sus feligreses tras nueve años de no verse las caras.
Veteranos canosos, emos, darketos, –casi todos vestidos de negro– los asistentes a la primera de dos veladas del Global Spirit Tour entonan cada sílaba de clásicos como It’s not good, la discotequera Everything counts y la oscura Stripped, y vitorean los rituales específicos de esta gira: el saludo de Gahan tras la tercera canción de la noche (Barrel of a gun), la caminata de éste por la pasarela para alargar Cover me (el sencillo más ovacionado de su nuevo álbum Spirit) y la bazuca para disparar playeras en Never let me down again.
Con la ambivalente etiqueta de banda masiva y de culto, un recital de 20 temas es pan comido para el trío cuyo cantante casi sexagenario aún aprovecha estrofas de Useless y World in my eyes para gesticular decenas de veces, sacudir la cadera y sujetarse la entrepierna. El grito de las fans refrenda la efectividad del cliché.
Con un bigote a la mexicana, ojos delineados, un enorme derroche de energía y su infaltable chaleco durante Everything counts y Walking in my shoes, Gahan parece más un actor de burlesque que un rockero rabioso. Y durante las tres canciones que aprovecha para descansar, Martin Gore se encarga del negocio con su guitarra y su sonrisa elástica. Insight, Home y Strangelove provocan otra clase de delirio entre los mexicanos.
A los oídos del rubio llegan varios gritos de “¡Te amo, Martin!”.
Pero quizá no hay momento más alto que cuando la máquina acelera con Enjoy the silence. En las pantallas de la producción, concebida una vez más por el holandés Anton Corbijn, desfilan conejos, cerdos y ovejas que aderezan este himno y convierten el Foro Sol en un cohete a punto de despegue.
Son las 22:53 horas y la despedida llega con otra apuesta que no ha pedido músculo, Personal Jesus. Y como al inicio, Gahan finge estar en una cruz. Sudoroso y sonriente, reúne a la banda y grita por última vez…
“¡Buenas noches, gracias!, ¡nos vemos en el próximo tour!”
Carmen, perdida entre las masas, guarda esta nueva promesa.