El periodista José Reveles advirtió que el gobierno mexicano le apuesta al olvido en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Criticó que han transcurrido 20 meses, hay 120 detenidos y todavía no se sabe qué sucedió la noche del 26 de septiembre de 2014 ni dónde están los estudiantes.
“El gobierno no ha cumplido con su tarea y su deber de encontrarlos, sino que ha desviado las investigaciones, al grado de fabricar la famosísima verdad histórica”, dijo.
Experto en temas de seguridad, violencia política y derechos humanos, Reveles participó en el primer foro de Comunicación no violenta organizado por la Facultad de Sociología de la UAG en Acapulco que dirige el maestro Carlos Unda Hernández, y en el que también participaron el director de El Sur, Juan Angulo Osorio, y el fundador de la escuela de Ciencias Sociales, Francisco Navarrete González, y asistieron unos cien estudiantes y maestros.
El periodista cuestionó “¿cómo es posible que el gobierno tenga en siete penales de todo el país a 120 detenidos y no llega a saber la verdad?”.
“Siento que hay encubrimiento, están jugando a la desmemoria colectiva, están jugando al tiempo en un país que ni siquiera sabe la verdad exacta de lo que pasó en Tlatelolco en 1968, a eso están jugando y me parece criminal, pero más criminal me parece que la supuesta guerra al narcotráfico haya producido tanto daño, tanta violencia”, agregó.
Abundó que la desaparición de los normalistas es una consecuencia de la guerra contra el narcotráfico que se inició en el periodo del presidente Felipe Calderón.
Por su parte, el director de El Sur señaló que el mensaje de la primera ministra de Alemania, Angela Merkel, durante la visita que el presidente Enrique Peña Nieto hizo a ese país en abril, de ofrecer ayuda al gobierno de México en la investigación del caso de los normalistas, significa que no creen en el trabajo que ha hecho la PGR.
En su participación Reveles habló de la investigación que plasmó en su libro Échale la culpa a la heroína, de Iguala a Chicago, en el cual, dijo, busca contextualizar el porqué del ataque contra los normalistas.
Explicó que de la lectura de las actas ministeriales que están en el expediente de la PGR se desprende que hay cuatro posibles sitios donde los estudiantes pudieron ser asesinados: el basurero de Cocula, “que ya se demostró que fue absolutamente imposible” que ahí hubieran asesinado a los normalistas; Pueblo Viejo, el lavado de autos Los Peques, y una casa de seguridad en Lomas del Coyote.
Explicó que de acuerdo con lo que encontró en el expediente, los normalistas no pretendían ir al centro de Iguala, sino que fueron llevados a la terminal por el chofer de un autobús de la Estrella de Oro, quien los engañó y los encerró en el autobús, llegaron policías de la terminal y después llegaron todos los normalistas que eran más de cien al centro de la ciudad.
Indicó que en el C-4 de Iguala está el registro de las actividades de los normalistas del 26 de septiembre, pues fueron monitoreados desde que salieron de Ayotzinapa, estuvieron en Chilpancingo y nunca intentaron detenerlos, pero los cinco autobuses en los que pretendían regresar a Ayotzinapa fueron detenidos cuando salían de Iguala.
“¿Por qué el ataque cuando ya van saliendo? Pues estamos hablando de la zona amapolera más importante de América”, dijo.
“Lo único que podría explicar, eso es lo que concluyeron los expertos, es que fuera uno de esos tres autobuses que tomaron cargado de heroína o de goma de opio”, y los integrantes del GIEI consideran que ese es el quinto autobús, “porque es el único que no fue reportado y es el único que no tiene un solo impacto de bala”, en cambio el autobús donde viajaban los integrantes del equipo de futbol Los Avispones de Chilpancingo tiene casi 100 impactos.
También señaló que en Iguala operaba un cogobierno entre una administración llevada por el PRD, “dizque de izquierda”, y los delincuentes, los que están presos, son policías y delincuentes que integraban un grupo delictivo llamado “Los Bélicos”.
José Reveles dijo que todas las fuerzas estaban coordinadas en la desaparición de los normalistas, y “es imposible creer que el Ejército no tuvo nada que ver”.
Señaló que la versión que ahora se quiere validar es que en el basurero de Cocula fue incinerado un grupo de normalistas, pero para acreditar la versión necesitan mostrar restos de un estudiante normalista encontrado en algún otro sitio.
El periodista destacó que en su último informe el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) reveló que la PGR sembró pruebas, pues el director de la Agencia de Investigación, Tomás Zerón de Lucio, realizó pesquisas en el río San Juan pero no lo registró en el expediente.
Violencia histórica en Guerrero
En su intervención, el director de El Sur habló sobre la violencia histórica que ha vivido Guerrero y sostuvo que la entidad permanece en el rezago y la pobreza porque las clases dominantes del país no han perdonado la actitud protagonista de insurgentes nacidos en el territorio de lo que hoy es Guerrero en la lucha por la Independencia.
Recordó que fue en Guerrero donde José María Morelos organizó el primer Congreso de Anáhuac y emitió los Sentimientos de la Nación, en donde postuló moderar la opulencia y la pobreza y 200 años después, Guerrero es el estado más pobre del país.
“Mi hipótesis es que es un castigo de las clases dominantes, que los grupos gobernantes le han impuesto esta condición a nuestro estado por la rebeldía que siempre lo ha caracterizado”, dijo Juan Angulo.
También señaló que la violencia con la que se asocia a los guerrerenses “ha provenido de los grupos gobernantes”, porque la del pueblo siempre ha sido una violencia defensiva, “en respuesta a la opresión, a la pobreza, a la falta de oportunidades, a la ausencia de un desarrollo económico incluyente”.
Puso como ejemplos las protestas pacíficas de los maestros Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, que concluyeron con acciones represivas por parte del gobierno y derivaron en guerrilla, y en ese contexto hubo cientos de desaparecidos en la entidad por considerar que respaldaban a la guerrilla, de quienes nunca se volvió a saber de ellos.
Dijo que con la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994 en Chiapas, hubo militarización en el estado porque el gobierno tuvo temor de que en la entidad surgiera un grupo similar, pues había condiciones de rezago y violencia política que podrían germinarlo.
Entonces el Ejército se alió con los caciques locales aunque supiera que éstos estuvieran involucrados en el narcotráfico, pues lo principal era evitar un resurgimiento de la guerrilla en Guerrero.
Esta visión de contrainsurgencia, dijo, explica los casos emblemáticos de ese periodo que fueron la matanza de 17 campesinos en junio de 1995 en Aguas Blancas por policías del estado y la matanza de 11 campesinos en El Charco en junio de 1998 por el Ejército.
Ese vínculo entre autoridades y crimen organizado, advirtió, se mantiene hasta la fecha con el agravante de que ahora cualquier acto violento en contra de luchadores sociales o adversarios al régimen es fácilmente atribuido a los grupos delictivos.
Se refirió al asesinato del diputado Armando Chavarría Barrera en 2009, el ataque a la Redacción de El Sur en 2010 y el ataque a los normalistas en 2014, todos atribuidos al narcotráfico.
Mercado saturado para la amapola
José Reveles criticó la propuesta del gobernador Héctor Astudillo Flores de legalizar la siembra de amapola, y sin especificar contó que leyó un artículo en el que se informaba que el mercado de la morfina para uso medicinal está saturado, entonces preguntó ¿a quién se le va a vender la amapola?
También recordó que no se terminado el proceso para la legalización de la mariguana, y todavía no se ha dicho cómo se va a comercializar, porque si la ley permite portar 28 gramos y no se especifica cómo se cultivará o quién la vende, entonces habrá narcomenudeo, “no sabemos cómo será la distribución”.
Estimó que en los últimos tres años el cultivo de la amapola aumentó 400 por ciento.
El periodista dijo que la guerra contra el narcotráfico del ex presidente Felipe Calderón fue fingida porque no atacó el meollo del problema, “no sirvió para nada por los resultados que tenemos hoy, toda esta violencia, esa capacidad para producir muertos, desplazados, desaparecidos”.
En su intervención, José Reveles señaló que Harry Anslinger en 1930 fue quien inventó la guerra contra las drogas y fue el presidente estadunidense Richard Nixon (1969-1974) quien intensificó la política prohibicionista de las drogas por la oposición que había de los hippies contra la guerra de Vietnam.