Alimenta la parroquia de San Isidro Labrador a 150 familias de La Sabana

Fila de personas en el comedor de la parroquia de San Isidro Labrador de La Sabana Foto: Daniel Velázquez

Daniel Velázquez

Al menos 150 familias reciben alimento seguro cada día en La Sabana, mediante el comedor comunitario instalado en la parroquia de San Isidro Labrador.
El comedor es atendido por nueve mujeres, quienes reciben a los vecinos que llegan a la parroquia. Las personas se forman y esperan su turno para recibir una ración de comida.
Los alimentos se entregan para llevar, cada persona lleva sus propios trastes, sólo se les pregunta para cuántas personas y las responsables de la cocina sirven la comida en los envases que les entregan. El reparto de alimentos es de 1 a 2 de la tarde.
Los víveres para preparar la comida son producto de donaciones a los centros de acopio que ha recibido la Iglesia católica.
El párroco Jesús Mendoza Zaragoza informó que ha sido poca la afluencia de personas, porque espera que se corra la voz de que hay un comedor en la parroquia y así va a aumentar el número de personas que acudan. Indicó que no tiene un plazo de cuánto tiempo estará en servicio el comedor, “hasta donde se pueda”.
En la fila de este lunes estaban vecinos de las colonias Ángel Aguirre, Las Plazuelas, Mártires de Cuilapa, 20 de Noviembre, La Sabana, Héroes de Guerrero, La Popular, Alborada, Miguel Terrazas Rivera y Ruffo Figueroa.
Hoy estará en servicio la purificadora de agua, el servicio de llenado de garrafones será limitado a tres por familia y tendrá un costo simbólico de 5 pesos, para reunir una compensación para los jóvenes que estarán a cargo de ese servicio.
El párroco estima que al menos 300 garrafones al día podrán rellenar los vecinos y confió en que el servicio de agua de la CAPAMA será constante, para que no se suspenda la ayuda a los vecinos.
También estará a disposición ropa usada, para las personas que perdieron sus prendas por el huracán y un dispensario médico para atender malestares menores, atendido por un médico en las tardes.
El párroco Jesús Mendoza también convocó a cualquier otro médico, que pueda ayudar en dar atención, en cualquier horario, será bienvenido.

 

Llama el arzobispo de Acapulco a ser solidarios con los afectados por Otis

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, convocó a ser solidarios y ayudar a satisfacer las necesidades básicas de la gente que sufrió daños por el huracán Otis, “que tanto destrozo ha causado entre nosotros”.
En su mensaje dominical, denominado Construir en la Esperanza, transmitido por internet, González González también llamó a recuperar la sensibilidad ante la violencia que, dijo, ahora tomó el rostro de robos y saqueos. Añadió que esta sensibilidad ya se había perdido hace tiempo, ante el robo cotidiano mediante el cobro de cuota o de piso, servidores públicos deshonestos, así como con la crueldad de asesinatos y ejecuciones.
El arzobispo expresó que las primeras necesidades de la gente son el agua y el alimento, “mitigar el hambre de muchas personas y familias sigue siendo una necesidad”.
Dijo: “Es tiempo de complementarnos y solidarizarnos unos con otros. Juntos vamos a salir adelante”, añadió y llamó a unir iniciativas y sumar esfuerzos autoridades, sociedad, empresarios, Iglesia y organizaciones.
Pidió mantener firme la esperanza en Jesús, “que se hace cercano en la bondad de tantas personas y comunidades que nos han compartido su tiempo, su cariño y sus bienes, y se hace cercano también en el duro esfuerzo de tantos grupos e instituciones, por restablecer los servicios básicos en la ciudad y tender la mano a tantos necesitados”.
El prelado expresó que hace mucho bien ver, valorar y agradecer todos estos gestos de bondad, empezando desde el propio hogar.
Insistió en su llamado a no dejar de hacer el bien que está en nuestras manos, “aunque nos parezca muy pequeño, es una muy valiosa luz de esperanza”, sostuvo.
González González recordó que muchísimas familias quedaron literalmente sin un techo donde guarecerse y que los refugios han sido gran ayuda, también la solidaridad de familiares y amigos que les han cedido un espacio en casa.
Pidió cuidar la salud, porque advirtió que es cercano el riesgo de enfermedades gástricas, respiratorias y el dengue, por ello recomendó hacer lo que está en nuestras manos, como la limpieza de la ciudad, “unidos a los vecinos podemos hacer algo, procuremos buscar cal y ponerla en donde hay basura en descomposición”.
El arzobispo recomendó, además, “reconstruir a la persona”, porque explicó que los ánimos de muchas personas están caídos, debido a que ha sido muy fuerte el trauma sufrido al perder en menos de una hora, hogar, trabajo, pertenencias y, en muchas familias, a un ser querido.
Para ello recomendó, primero, “escuchar sin interrumpir a la persona que nos comparte su situación, tratando de comprender como se siente”; segundo, “decirle una palabra de Jesús que le ayude en esa situación, o si no encontramos esa palabra, estrechar fuertemente su mano un momento”, y, tercero, “hacer juntos una súplica al señor, pidiendo su luz y su fortaleza en esta situación en que nos encontramos”.
Agregó que es importante, además, reconstruir la imagen de la ciudad, “en la mente de muchos, junto a las imágenes de la enorme destrucción causada por el huracán Otis, han quedado las tan deplorables imágenes de los saqueos. La violencia, por desgracia, era desde antes una nota muy dolorosa de nuestra ciudad”, recriminó.
Añadió que ahora la violencia tomó este otro rostro, “robos y saqueos, una barda caída o un vidrio roto o quebrado a propósito, una puerta caída o forzada para abrirla, era pretexto para entrar y robar a un hogar, institución o establecimiento comercial”.
Para el prelado es momento de fortalecer nuestra convicción de que el mal no es solución a nada, sino que, por el contrario, empeora la situación y llamó a “recobrar la sensibilidad ante el daño que causa, para rechazarla”.
Lamentó que esa esa sensibilidad se haya perdido desde hace tiempo, en relación con el robo cotidiano a “tantísimas personas”, por el cobro de cuota o de piso, “la perdimos ante algunos servidores públicos deshonestos, al aprovecharse de los recursos públicos”, dijo.
Añadió: “Esta sensibilidad también, por desgracia, la hemos ido perdiendo ante la crueldad de los asesinatos y ejecuciones. Necesitamos recuperar esta sensibilidad, para no cambiar el mal como camino a la solución de algo”.
El arzobispo opinó que la seguridad de la sociedad es una urgencia, “es grave responsabilidad de quienes tienen a su cargo el servicio de autoridad, si una estrategia no da el resultado esperado, por más que se repita no da ese resultado”, dijo.