Piden trabajadores de contrato del Capasits su basificación en el IMSS-Bienestar

Ramón Gracida Gómez

Trabajadores de contrato del Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits) de Acapulco demandaron la basificación en el programa IMSS-Bienestar porque cumplen con todos los requisitos, pero la transición no ha ocurrido porque el centro fue declarado como unidad no transferible.
Denunciaron que a principios del año pasado les prometieron que iban a ser transferidos al nuevo sistema federal, pero no pudieron iniciar el proceso porque la federación argumentó que el gobierno del estado no incluyó a Capasits en la lista de unidades transferibles, e indicaron que sus compañeros de otras unidades como Capasits de Chilpancingo, Banco de sangre, Servicio Médico Forense (Semefo), Jurisdicción Sanitaria y Laboratorio estatal, viven la misma situación.
Les quitaron el contrato federal y pasaron a uno estatal, esto representó una reducción de 50 por ciento de su salario, y nunca han tenido prestaciones laborales pese a que su trabajo representa un riesgo al tener contacto con pacientes con infecciones transmisibles; y no tienen ni papel de baño ni cubrebocas.
Bajo condición de anonimato por temor a represalias, trabajadores de Capasits de Acapulco contaron ayer a El Sur que en enero de 2023 les dijeron que iniciaría el proceso de basificación en el IMSS-Bienestar, el cual implica hacer exámenes médicos, sicológicos y sicométricos.
Son ocho trabajadores de contrato que buscan ser transferidos al Órgano Público Descentralizdo (OPD) creado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador con el propósito de mejorar el sistema de salud del país, y en el que destaca la basificación de trabajadores de salud de los estados que han firmado el convenio con la federación.
Entre los perfiles laborales de Capasits de Acapulco se encuentran médicos, sicólogos, odontólogos, enfermeras y administrativos; el personal médico iba a ser el primero en entrar al proceso de basificación, luego el paramédico y por último el personal administrativo.
Tres trabajadores iniciaron el proceso de basificación, pero no culminó, esperaron y fue en septiembre pasado que en la federación les dijeron que el Capasits está considerado como una unidad no transferible dentro de la lista que el gobierno del estado le entregó al gobierno federal para las unidades de salud que serían transferidas al IMSS-Bienestar.
A su vez, el gobierno del estado les dijo que fue la federación la que no entregó el presupuesto suficiente para cubrir las plazas necesarias para basificar a los trabajadores de salud de Guerrero dentro del programa del IMSS-Bienestar.
Luego les argumentaron que no cumplían los requisitos para obtener las nuevas plazas federales como la antigüedad mínima que era de dos años, pero el trabajador más reciente del Capasits tiene casi tres años formando parte de la plantilla de esta unidad de salud y la más antigua suma 14 años; y cuentan con cédula profesional, otro de los requisitos.
Otro es que laboren en una unidad de atención, pero el Capasits es considerado como tal porque los trabajadores reciben a personas con distintas enfermedades de transmisión sexual, como son el VIH y otros padecimientos como tuberculosis.
Un “pero” más fue que el Capasits contara Clave Única de Establecimientos de Salud (Clues), que sí es el caso; finalmente les argumentaron que sólo podrá ser basificado el trabajador de la rama médica o paramédica, pero también cumplen con ello.
Mientras transcurría el posible proceso de adscripción al IMSS-Bienestar el año pasado, los trabajadores de contrato de esta unidad de salud pasaron de tener un contrato federal a uno del gobierno del estado, lo cual consideran un “engaño”, porque les dijeron que sólo duraría tres meses, mientras conseguían la basificación.
El cambio de contrato causó que el 50 por ciento de su salario fuera reducido, lo cual mermó aún más sus condiciones laborales; en ninguno de los dos sistemas en los que han estado, federal y estatal, han disfrutado de prestaciones laborales, como atención médica, vacaciones y aguinaldo.
Los trabajadores del Capasits enfatizaron que son personal de “alto riesgo”, es decir, que su trabajo expone su salud personal porque tienen contacto cercano con personas con infecciones transmisibles, y es que realizan, entre otros servicios, pruebas de sangre.
Uno de los ocho trabajadores de contrato comentó que se tuvo que operar “por fuera” porque no cuentan con seguridad social, y por lo mismo tienen que comprar medicamento externamente.
Su inestable condición laboral también se origina por lo mismo de que son trabajadores de contrato; cuando eran de contrato federal, éste duraba cuatro, cinco o hasta seis meses nada más y cuando se acababa, tardaban otros tres o cuatro meses para ser nuevamente contratados.
Afirmaron que no son los únicos trabajadores de salud de Guerrero que viven la misma incertidumbre laboral de no ser basificados por el IMSS-Bienestar, así están en el Capasits de Chilpancingo, donde contabilizaron al menos siete compañeros con este problema, y también en otras unidades como Banco de Sangre, Semefo, Jurisdicción Sanitaria y Laboratorio estatal.
Además, la transición al nuevo sistema de salud federal ha ocasionado que la cantidad de los medicamentos sea más limitada, por lo que sólo pueden dar recetas y los pacientes tienen que gastar al menos 500 pesos por sus medicinas; y a veces no tienen ni papel de baño ni cubrebocas.
Capasits, creada el 10 de agosto de 2007 atrás del Instituto Estatal de Oftalmología, en Ciudad Renacimiento, y con una plantilla de 14 trabajadores, atiende diariamente a 50 personas en promedio, normalmente no derechohabientes de una institución; ricos, pobres, reos del Cereso y hasta personas en situación de calle.
En la entrada de la avenida Juan R. Escudero se encuentra una manta colocada después del paso del huracán Otis –que los dejó sin agua y luz hasta principios de diciembre– que dice: “El Personal eventual Operativo del Capasits Acapulco estamos trabajando bajo protesta de inconformidad al ser excluidos en el proceso de basificación IMSS-Bienestar.
La secretaria de la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (Sntsa), Beatriz Vélez Núñez, denunció el martes que el IMSS-Bienestar se llevó todo el presupuesto asignado a los hospitales, por lo que no hay material y equipo para atender a los pacientes; además hacen falta más de 3 mil trabajadores de contrato en ser basificados en el programa federal.