Evidencian los datos del Coneval el fracaso de las políticas públicas, señala Abel Barrera

 

Los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (Coneval) que revelan que el 64.4 por ciento de los guerrerenses (2 millones 315 mil 400 personas) vive en pobreza, y el 23 por ciento en pobreza extrema y no tiene para comprar la canasta básica, evidencian el fracaso de las políticas públicas, declaró el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández.
El antropólogo dijo que ese es el resultado de la apuesta del gobierno solamente a la inversión extranjera, sobre todo a las empresas extractivas, como las mineras, y de que no invierta para el desarrollo en el campo. Añadió que también es el resultado de la corrupción y de la aplicación “clientelista” de los programas sociales. Dijo que a la clase política del país le conviene que sigan así las condiciones para tener clientela política cautiva.
Consultado por teléfono sobre los resultados del estudio del Coneval, Barrera Hernández declaró que el modelo económico que se ha impuesto en el país y en el estado, “es un modelo para generar programas compensatorios que solamente van paliando el problema del hambre, de la salud, de la educación”.
Expresó que no existe una política construida desde la base comunitaria y pensando en el bienestar de la comunidad, y que esas estadísticas reflejan los contrastes abismales entre los municipios de alto poder adquisitivo, como Nuevo León, con los municipios más empobrecidos de la Montaña de Guerrero, como Metlatónoc o Cochoapa El Grande.
“Es la expresión de la desigualdad al máximo. Estamos en un estado totalmente desigual y totalmente marginal de las políticas sociales que solamente son corporativas, clientelares y los programas netamente asistencialistas para asegurar clientela cautiva entre los sectores empobrecidos y, sobre todo, tratar a la población como objeto de conmiseración, no como sujeto de cambio o como actor que transforme la realidad”, denunció Barrera Hernández.
El antropólogo declaró que por eso no se consulta a los pueblos y se imponen modelos de desarrollo extractivistas, como la entrada de empresas extranjeras para extraer los minerales, “porque ese es el modelo a nivel global, y las autoridades mexicanas lo siguen a pie juntillas y a lo único que le están apostando las autoridades es a que venga la inversión extranjera a hacer una derrama de inversión, pero su inversión no se compara con la riqueza y el tesoro que se llevan”, lamentó.
Barrera dijo que, además esas empresas vienen a destruir el hábitat, a contaminar los ríos y a devastar toda la riqueza natural, “y vemos, en contraste, que no hay una apuesta por reactivar el campo, por recuperar los cultivos tradicionales como la siembra mesoamericana del maíz, frijol, calabaza y el chile”.
Dijo que esa política ha llevado a que a las comunidades de la Montaña se lleve hasta chile, maíz y frijol de las ciudades, porque el gobierno retiró el subsidio al campo para hacer dependientes del sector empresarial urbano a los campesinos, “por eso ha descapitalizado al campo”, acusó.
La reforma del campo fue para volcar la estructura agraria hacia el capital, señala

Explicó que la reforma agraria fue precisamente para transformar la estructura agraria e irla volcando hacia el capital. “Ahora, las estructuras corporativas imponen los paquetes tecnológicos al sector agrario para tener el control de los electores, y eso, lamentablemente es lo más perverso que se está dando en la implementación de políticas para el desarrollo… En verdad, la información del Coneval está constatando el fracaso de esas políticas públicas que no están apostándole al desarrollo local, al desarrollo comunitario, y están trayendo tecnología basada en el petróleo, que lo único que está haciendo es acelerar el problema del calentamiento global”, dijo Barrera Hernández.
El director de Tlachinollan alertó que “nos vamos a seguir hundiendo, lamentablemente, si se sigue este modelo extractivista, privatizador, depredador y saqueador sistemático de los recursos naturales”.
Denunció que otra de las causas de los resultados del Coneval es la corrupción endémica de las empresas que han llegado a construir obra pública y que sólo se vienen a llevar los recursos porque no hacen la obra pública.
Agregó que los programas que ha implantado el gobierno son sólo un negocio de los proveedores, y que hay un contubernio entre funcionarios públicos que aprueban los proyectos con grupos de proveedores para hacer negocio con la venta de los insumos.
“Todo es un robadero en los proyectos, al campesino solamente le queda de recuerdo de los programas de PESA (Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria) es un alambre tirado y raído, una parcela montosa, y pequeñas aulas de lo que fue la granja, o los invernaderos todos abandonados… se implementan para sacarse la fotografía o enriquecer a los políticos”.
Aseguró que en el campo no se ve un programa que invierta directamente en las familias del campesino.
“El campo se trasformó en una mina de oro, pero para los grandes inversionistas de empresas tanto agroindustriales, como farmacéuticas o metalúrgicas, para una explotación a escala global”, dijo Barrera.

Demuestra el Coneval que han sido erradas las políticas de desarrollo social: Eloísa Hernández

 

La presidenta de la Comisión de Desarrollo Social del Congreso local, diputada perredista Eloísa Hernández Valle opinó que las políticas de desarrollo social del gobierno federal no han funcionado y que “han sido erradas”.
Dijo que muestra de ello son los resultados del Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (Coneval), en referencia a los datos que revelan que el 64.4 por ciento de los guerrerenses (2 millones 315 mil 400 personas) vive en pobreza, y a 23 por ciento no le alcanza para comprar la canasta básica.
La diputada perredista agregó que en Guerrero tampoco han funcionado las políticas sociales y por eso los guerrerenses siguen pobres, a pesar del “bastante potencial en recursos naturales”.
Hernández Valle fue consultada vía telefónica sobre los resultados del Coneval que establecen, además, que la población no pobre y no vulnerable de Guerrero es apenas el 8.6 por ciento, es decir, 307 mil 500 habitantes.
“Si partimos de las políticas públicas de la federación, me parece que no han funcionado, me parece que han sido erradas, y yo creo que si se bajan a cada uno de los estados, en Guerrero tampoco han funcionado porque vienen en cascada”, respondió.
Agregó que Guerrero cuenta con “bastante potencial” en recursos naturales y turismo de alto nivel, pero que son las políticas públicas federales las que no están funcionando.
La diputada opinó que, para revertir esta situación se necesita disminuir la corrupción y aumentar la transparencia en el manejo de los recursos, “en la medida en que logremos que se publiquen convocatorias de cada uno de los programas sociales, las listas de beneficiarios, que la gente sepa cómo acceder y cuándo, entonces estaremos logrando que se vigile de manera puntual, y que se apliquen en forma adecuada los recursos”, declaró.
Anunció que, a partir de los resultados que se dieron a conocer del Coneval, como presidenta de la Comisión de Desarrollo Social del Congreso local solicitará una reunión de trabajo con la secretaria de Desarrollo Social del gobierno del estado, Alicia Zamora Villalva, así como con funcionarios de las dependencias implicadas, para buscar una ruta coordinada, “en la que podamos establecer lazos de trabajo y reglas claras para que, en adelante, los programas puedan incidir verdaderamente en esta brecha que hay de pobreza”.
En el informe se establece también, que hay congresos estatales con mucho rezago, y entre ellos menciona al de Guerrero, que se coloca en décimo sitio, con 19 por ciento de participación de mujeres, por arriba del de Querétaro, Coahuila y Nuevo León, Puebla, Durango, Estado de México, Sinaloa, San Luis Potosí, Tlaxcala y Guanajuato.
Sin embargo la diputada perredista, discrepó, y aclaró que en Guerrero hay 18 mujeres en el Congreso local, “estamos hablando que somos el 40 por ciento del total de los integrantes de esta 62 legislatura”.

Viven en situación de pobreza más de 2 millones 300 mil guerrerenses, el 64.4%: Coneval

 

El 64.4 por ciento de la población guerrerense –2 millones 315 mil 400 personas–, vive en situación de pobreza, y 23 por ciento no tiene para comprar la canasta básica, se encuentra en pobreza extrema, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (Coneval), presentados ayer.
La Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2016 del Coneval indica que la población no pobre y no vulnerable de Guerrero (sin carencias sociales), es de apenas el 8.6 por ciento, es decir 307 mil 500 habitantes del estado.
Aunque 8.6 por ciento de la población es considerada no pobre, los indicadores del Coneval también dicen que 88.6 por ciento de la población (más de 3 millones de habitantes) tiene al menos una carencia social en educación, salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos o acceso a la alimentación. Hasta 41.7 por ciento, un millón 948.3 habitantes, no tiene acceso a tres de estos derechos.
De acuerdo con la tabla de porcentajes de población en pobreza promedio, por entidades federativas, Guerrero ocupa el tercer sitio en población en situación de pobreza, con 64.4 por ciento, después de Chiapas, que tienen 77.1, y Oaxaca, con 70 .4 por ciento; muy por encima de la media nacional estimada en 43.6 por ciento.

La entidad ocupa el lugar 10 en rezago de participación política de las mujeres

Un indicador nacional del desarrollo social es la participación política de las mujeres, y menciona que en la Cámara de Diputados federal tiene aproximadamente 41.4 por ciento de mujeres.
Por otro lado, indicó que hay congresos estatales con mucho rezago, entre ellos el de Guerrero, que se coloca en décimo sitio, con 19 por ciento de participación de mujeres, por arriba de Querétaro, Coahuila, Nuevo León (el de menor pobreza nacional) Puebla, Durango, Estado de México, Sinaloa, San Luis Potosí, Tlaxcala y Guanajuato.
La medición de la pobreza del informe de Coneval 2016, considera el ingreso de los hogares, rezago educativo, carencia por acceso a los servicios de salud, de seguridad social, carencia en la calidad y los servicios de la vivienda, así como carencia alimentaria.
Para Guerrero, señala una disminución en la brecha de habitantes en situación de pobreza de 3.2 puntos porcentuales de 2010 a 2016, pero un incrementó de la población en pobreza moderada de 5.4 puntos.
Es decir, el porcentaje de población en pobreza moderada, fue de 35.7 en 2010 (un millón 232 mil.4), a 41.4 por ciento en 2016 (un millón 489.5 habitantes).
La pobreza extrema se habría reducido 8 puntos en el mismo periodo; de 31.8 por ciento en 2010, llegó a 23 por ciento en 2016, es decir, de un millón 97.6 habitantes, pasó a 825 mil 200 en seis años.
Resultó significativo que la población vulnerable por carencias sociales se incrementó en 2014, en lugar de reducir, como es la tendencia de las cifras oficiales. En 2012, el porcentaje de población vulnerable por carencias sociales era 21.1 por ciento, en 2014 subió a 26.2 por ciento, y el año pasado quedó en 23.8 por ciento.
En educación, la cuarta parte de la población estatal (25.2 por ciento) tiene rezago educativo, es decir no concluyó la educación básica.
La vulnerabilidad más amplia de la población es no tener acceso a la seguridad social, definida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) como el conjunto de mecanismos diseñados para garantizar los medios de subsistencia de los individuos y sus familias ante accidentes o enfermedades, o ante la vejez o el embarazo.
Hasta 2016, 73.9 por ciento de la población de Guerrero, 2 millones 567 mil personas, no tenía acceso a la seguridad social. La brecha de 2010 a 2016 se redujo en 5 puntos.
El mayor avance en los indicadores se encuentra en el acceso a la alimentación. En 2010, 47.2 por ciento no tenía acceso pleno, en 2016 se redujo a 27.8 por ciento.
Sin embargo, la población con ingresos económicos inferiores a la línea de bienestar social (insuficiente para cubrir la canasta alimentaria y no alimentaria mensual) se estimó en 67.6 por ciento, o bien 2 millones 430 mil 300 guerrerenses.
Los que tienen ingresos menores para cubrir la línea de bienestar mínimo (valor de la canasta alimentaria) son el 35.2 por ciento de los habitantes del estado, es decir, un millón 264 mil 800.