Con la masacre de El Charco, el Ejército frenó la organización de los pueblos de Ayutla: ERPI

 

Emiliano Tizapa Lucena

Chilpancingo

Con el rostro cubierto, pantalón de mezclilla, camisa azul y botas desgastadas, en uno de los cerros más altos de Chilpancingo, Román, miembro del Comité Estatal de Guerrero del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), contó a 24 años de la masacre de El Charco, cómo el Estado ese día frenó el avance de la organización de los pueblos, porque “temía que el pueblo se diera cuenta del poder que tiene”.
Argumentó que en 2013, el gobierno de Enrique Peña Nieto aún con el temor a la guerrilla, creó con el apoyo de un comandante militar con experiencia en Colombia, autodefensas como estrategia contrainsurgente en Michoacán y Guerrero, entre ellas a la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), pues buscó un grupo afín en la Montaña y sobre todo en la zona minera de Zitlaltepec.
Sostuvo que en la zona na’savi del municipio de Ayutla de los Libres, en la Costa Chica de Guerrero, en aquellos años los pobladores añoraban con la autodeterminación, el desarrollo de sus pueblos y la seguridad por la defensa de sus recursos y su territorio.
En este municipio se estableció el único gobierno comunitario por usos y costumbres en Guerrero y, apenas en su segundo trienio con este modelo, ha estado lleno de confictos por el poder, aunado a una división territorial por el surgimiento de un nuevo municipio, Ñuu Savi.
Román se toma un tiempo para cada respuesta, el encuentro se dio en una zona despoblada la mañana de un sábado, a mediados de mayo.
El ERPI tuvo su última aparición pública en una entrevista que dio meses antes de su asesinato, el comandante Ramiro en 2009, posteriormente son escasas las apariciones del grupo clandestino, salvo contados comunicados que ha difundido.
–¿En qué años inicia el movimiento armado revolucionario en Ayutla?
–Inicia a principios de la década de los noventa. El movimiento armado resurge con más fuerza tras la presencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, que da un impulso a la organización, que aún no se decía qué organización era, sólo se decía que era el Ejército del Pueblo o Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (PROCUP-PdlP), sólo se sabía que te integrabas a lo clandestino, y sobre todo el movimiento armado se derivó de la guerra sucia que se vivió desde 1960 en adelante.
En ese momento el método de reclutamiento era lento, el convencer a las personas de que se unieran al movimiento tardaba seis meses o un año.
En ese tiempo se formaron células profesionales, y a inicio de los noventa ese proceso de cientos de personas pasó a miles que en los pueblos se incorporaron al movimiento armado.
Se transitó de una práctica política donde el secretismo de la compartimentación y la capactiación de cuadros militares y políticos tardaba meses, a una reflexión de que ya no eran posibles las mismas formas de trabajo, las prácticas y el contacto con los pueblos, y cambia la visión de la organización, entonces de Guerra Popular Prolongada se transita a otra estrategia política que es la “Construcción del Poder Popular”.
La Guerra Popular Prolongada plantea la utilización de las zonas rurales como bases de apoyo revolucionarias, un trabajo arduo entre los campesinos y la guerra de guerrillas.
Es decir que antes toda la preparación era para construir comandos, pelotones, cuadros de dirección políticos y militares, quienes iban a dirigir la guerra en un futuro hipotético, y se plantea que “desde el ahora” en ese momento, se deben cambiar las condiciones de vida sin la necesidad de aprovechar una coyuntura política o electoral que cree un descontento, el cual aprovechara el movimiento, y se plantea construir Órganos de Poder Popular.
En un primer momento las policías comunitarias nacen para eso, como un instrumento para servir al pueblo, pero fuera de la legalidad vigente, porque la legalidad qué es lo que hace, impone sus leyes a los pueblos para vender al mercado su cultura, sus tierras, y los somete.
La Construcción de Poder Popular quiere decir que se disputa el poder en cada territorio y que se puede construir desde abajo, con la gente que sufre en ese momento la represión y que no está contenta con el sistema de partidos.
Y en Ayutla se constituyeron Comités del Poder Popular, con los que se buscaba despertar que la misma población se convierta en rectora de su destino, fuera de los partidos políticos y los gobiernos, y fuera de figuras legales como comisarios y comisariados.
–¿Costó trabajo la organización?
–No fue fácil la organización por el hecho de que los pobladores se asumieran con el poder de su propio destino, porque le tenían miedo a los militares, y se les enseñó esa fortaleza que simplemente no sabían que tenían. En Ayutla unas 40 comunidades participaban, todas eran indígenas.
Se buscaba el desarrollo de los pueblos, en cuanto a salud, educación, las condiciones en ese entonces eran de pobreza, todos estaban igual. Con la masacre de El Charco, el Estado frenó el avance de la organización de los pueblos, porque temía que el pueblo se diera cuenta del poder que tiene.
–¿Qué es entonces la masacre de El Charco?
–El Charco era una reunión, de esos Órganos del Poder Popular, ahí estaban reunidos la Dirección Colectiva de esos 40 pueblos que participaban, acompañados de una columna que para ese entonces ya era ERPI, fundado en mayo de 1998, de una escición del EPR a nivel nacional.
–¿Cómo afectó al movimiento armado y la organización popular esta emboscada de El Charco?
–El Estado golpeó esta Dirección Colectiva, y afectó porque fueron perseguidos y sufrieron represión muchos compañeros, hubo muchos asesinados, dirigentes de organizaciones sociales perseguidos otros fueron comprados; incluso se aumentó el presupuesto de los ayuntamientos donde se llevó un proceso de contrainsurgencia.
El poder político siempre intentó romper la organización de los pueblos mediante grupos paramilitares como los Cantú, el Estado siempre ha comprado a la gente, le ha dado juego a los partidos políticos, y como Aguas Blancas, aún no ha habido justicia para los asesinados de El Charco, porque la intención (del Ejército) era exterminar a los compañeros en ese momento.
–¿Cómo entender entonces la organización de los pueblos y su unión al movimiento armado revolucionario, por qué lo hacían?
–Después del fraude de 1988, hay una emergencia electoral y renació en los pueblos la idea de que sí era posible cambiar el gobierno, luego surge el PRD, pero hubo sectores que no se sintieron representados en el PRD, y finalmente no satisface lo que la gente quería y ante esa situación de esas masas movilizadas, ocurre un hecho que es la toma de los ayuntamientos en 1991, porque en ese momento se piensa en algo más radical y no esperar hasta que se gane todo por la vía de los partidos y se asume como representantes populares, preocupados por el desarrollo de sus pueblos en un contexto de crisis y pobreza.
Por un lado tienes a la masa descontenta con el Estado, y por otro, los pueblos se organizan no nada más para andar armados y cambiar las cosas, primero se arman para no ser asesinados, para defender su vida, sus recursos naturales, sus territorios.
Porque Carlos Salinas convierte en mercancía la educación, el agua, se descuidan las normales y las escuelas públicas y hay un boom de universidades privadas en todo el país, hay una explotación masiva de los recursos naturales.
–Pero finalmente con El Charco se desorganiza a la población de Ayutla, ¿cómo entender que años después aún queda la concientización política en la búsqueda de un gobierno desde los pueblos?
–En 2012 hay un resurgimiento de los pueblos para constituirse con su policía comunitaria, tras El Charco y los engaños de los partidos políticos, los asesinatos por la violencia del crimen organizado, vuelven a organizarse esta vez usando figuras como los comisarios y comisariados, bajo la figura de las asambleas comunitarias.
En seis meses de asambleas, ya sin la presencia de la guerrilla en este movimiento, luego de que grupos paramilitares asesinaban a gente que no eran integrantes del movimiento armado, pero que lo hacían para mantener a la gente aterrorizada y ante el avance del crimen organizado, el cobro de cuotas, la gente se ve obligada a participar.
El Estado se entera de la organización de la policía comunitaria en Ayutla, y teme que sea un movimiento armado como años atrás y crea a la UPOEG, porque desde el Estado capacitó a líderes, y se les da poder, el presidente en ese entonces, Enrique Peña Nieto, el Congreso federal y estatal, el Senado y el Ejército colaboraron, porque cuál era el objetivo de la UPOEG, implantarlo en la zona de la Montaña, construir un ente diferente a la CRAC, aunque actualmente la CRAC es controlada por el gobierno del estado y los ayuntamientos a través de los recursos que periodicamente le otorgan, aún así se mantiene ese miedo a la guerrilla.
Con Peña Nieto llega el comandante (Oscar) Naranjo (como asesor) con amplia experiencia contrainsurgente en Colombia, donde bajo su mando se dieron casos de falsos positivos, como se les llama allá, que son asesinatos de presuntos guerrilleros, cuando en realidad eran simples civiles levantados por las fuerzas de seguridad. Además, él es el autor intelectual de la formación de las autodefensas en Guerrero y Michoacán como una táctica contrainsurgente, entre ellas, la UPOEG.
La UPOEG nace para que el Estado tenga un grupo afín en esa zona de las mineras, porque lo que le interesa es la explotación de los recursos naturales, las minas de Zitlaltepec, y Ayutla y San Luis (Acatlán) es parte del todo.
Entonces la UPOEG es un ente paramilitar no sólo con dirección y entrenamiento militar, entre ellos uno que ya fue asesinado, Ernesto Gallardo Grande.
Días antes de que se concrete la organización de la CRAC, la UPOEG controla parte de esos 40 pueblos que ya estaban, el gobierno dividió y mediatiza nuevamente un proceso social y para bloquear según a la guerrilla. El gobierno vio que nació una CRAC diferente a la que había en San Luis, que no sólo detiene al que roba, al que le pega a su mujer, sino que nace para liberarse del amasiato entre criminales y el poder político.
Además la CRAC de Ayutla cobija las revueltas populares en Huamuxtitlán, Olinalá, Tlatlauqui-tepec, parte de Tecoanapa y Tixtla, es una CRAC incluyente, sin color de piel, partidos o religión.
Las detenciones en 2013 (de líderes de la CRAC, entre ellos Nestora Salgado, Gonzalo Molina y Arturo Campos, así como la toma de la Casa de Justicia de El Paraíso por el Ejército y la liberación de detenidos constituye un nuevo golpe contra los pueblos de Ayutla, del gobierno a la guerrilla, cuando no estábamos en ese proceso, y más bien es una respuesta del poder político a los pueblos organizados, con la visión de quien no piensa igual o al que no se somete al poder es un enemigo. Incluso la desaparición de Vicente Suástegui (el 5 de agosto de 2021 en Acapulco) es una muestra de que el gobierno ve a los luchadores sociales como enemigos, aún en este gobierno.
–La gestión fue principalmente de la UPOEG, para el primer gobierno comunitario por usos y costumbres, y tras el primer trienio, hoy Ayutla está en conflictos ¿a qué se debe?
–El Estado pone en una encrucijada a esa misma gente para que se desanime de su propio proceso, intentan joder su confianza, la UPOEG siempre ha controlado las drogas, quitó un cártel para poner otro, y no ha servido para emancipar al pueblo, y como su nacimiento es paramilitar siempre servirá al Estado.
La misma creación del nuevo municipio tiene la intención de que los pueblos se peleen por los recursos y se entretengan en peleas intestinas. Crear más municipios no significa que haya más recursos, ni significa que haya un mejoramiento de los pueblos.
Es un espejismo, al mismo tiempo el reconocimiento de un gobierno por usos y costumbres sin cambiar nada de fondo representa un engaño para los pueblos, y así no llegarán a un nivel de desarrollo los pueblos indígenas, si sólo se trata de darles juego político para desgastarlos, dividirlos, comprar a algunos con el objetivo de seguirlos manteniendo en la pobreza.
–¿Cuál es la opinión del ERPI del gobierno de Evelyn Salgado, sus políticas?
–Evelyn es más de lo mismo, es la continuidad de los gobiernos de Zeferino Torreblanca, Ángel Aguirre, Héctor Astudillo, no hay ningún cambio.
–¿Y de Andrés Manuel López Obrador, cómo se vislumbra su periodo?
–Es un gobierno que engaña pretendiendo ser de una falsa izquierda, cuando lo que está sentando son las bases para una etapa más agresiva del neoliberalismo, porque AMLO sí pudo profundizar la militarización en todos los sentidos, municipal, estatal y nacional, más con la creación de la Guardia Nacional, se ha militarizado la vida pública del país, bajo el pretexto de la narcoviolencia, pero no se ha controlado, se le da vía libre al crimen organizado y finalmente no se ha desmentelado el narco-gobierno.
–¿Sigue vivo el movimiento armado revolucionario en Guerrero y el país?
–Existe pero en diferentes vertientes, no sólo en una forma de lucha.
–¿La vía armada se justifica?, hace unos meses el presidente Andrés Manuel López Obrador reivindicó a Genaro Vázquez y a Lucio Cabañas en Guerrero, pero destacó que ahora ya no se justifica la vía armada para buscar un cambio político.
–Es el pensamiento de la clase dominante que le niega a los pueblos el derecho a sublevarse, a querer cambiar sus condiciones de vida, y negarles incluso desde antes de darse, que tengan razón si algún día se rebelan.
Él sabe que las condiciones de los pueblos no van a cambiar, más con el periodo neoliberal que sigue como política de Estado.