Mujeres y niñas deben rescatar el ejemplo de Benita Galeana, propone Rosa Icela Ojeda

La académica universitaria Rosa Icela Ojeda Rivera en la presentación de su libro Mujer indómita, imagen y símbolo, Benita Galeana, la moderadora Fernanda Cabrera Monzón y el comentarista profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) Ricardo Infante Padilla en la sala “José Francisco Ruiz Massieu” del Congreso del estado Foto: Jessica Torres Barrera

Lourdes Chávez

Chilpancingo

La feminista universitaria, Rosa Icela Ojeda Rivera, destaca la vida de la comunista Benita Galeana Lacunza, recipiendaria de la presea Sentimientos de la Nación 2023, post mortem, que entró 58 veces a la cárcel y usó hasta el final de sus días un corset porque tenía las costillas rotas a causa de la represión.
En la presentación de su libro Mujer indómita, imagen y símbolo, Benita Galeana, en el Congreso local, Ojeda Rivera, que también fue militante de izquierda, recordó que el Partido Comunista de México, fundado en 1919, estaba proscrito y era ilegal.
Sobre el contexto de las detenciones de Benita Galeana, la catedrática recordó que todavía en su tiempo, tras las pintas y los mítines, como activistas tenían que salir corriendo.
“A Benita le tocó mucho peor, con las camisas doradas (que se oponían a los movimientos obreros), que era salir corriendo porque si no te quedabas planchado, ellos se identificaban como grupos de choque, iban con caballos que te podían pasar, atropellar y matar, era un contexto diferente”.
Incluso, señaló que Benita Galeana no podía decir ni al esposo Mario Gil, otro intelectual comunista, a dónde había estado dos o tres noches, porque los Congresos eran clandestinos.
Aclaró que a esas generaciones de políticos les tocaba poner dinero propio “para construir lo maravilloso que tenemos, que no es todo lo que nos imaginamos, pero es mucho mejor de lo que tuvimos en otra época”.
Como ejemplo del carácter indómito de Benita Galeana, señaló que escribió su propia autobiografía, “tal como era en la vida diaria, directa, sin dobleces”.
Reveló en ese escrito que desde los cinco años de edad, sabía matar un marrano, rellenar la tripa para el chorizo, salir a vender la carne en la tarde, porque con la muerte de su mamá, su papá se perdió en el mezcal y perdió su riqueza, con 17 hijos en la familia.
En esa biografía, reveló que con esa edad, sufrió un abuso sexual de su cuñado, fue a tocarla por la noche, y entonces durmió con el cuchillo usado para matar cerdos. Cuando su cuñado volvió a tratar de tocar sus piernas le dio un tajo con el arma. El agresor no llegó a la casa hasta tarde el día siguiente, con dos dedos menos.
“A ella la tocó quien quiso, no quien la quería, eso lo debemos rescatar las mujeres y las niñas, sobre todo el estado que tenemos tanto que superar en abusos, que seguimos teniendo violencias que repercuten luego en muerte materna y demás, porque son muy jovencitas (las víctimas) y no están preparados sus cuerpos, ustedes saben de qué estoy hablando”, dijo Ojeda Rivera ante un público principalmente de feministas, funcionarias y diputados locales.
Añadió que, con 14 años, desesperada por salir de San Jerónimo, una posibilidad que le negaba su hermana Camila, la mayor, Benita le pidió a un mezcalero que la dejara ir con él, entonces por caminos de herradura, y la dejó en Acapulco.
“Más indómita que alguien que hace su propia historia, que renuncia a lo que puede decirse el destino, porque a las mujeres se nos enseñó que hay un destino, y la religión contribuye mucho a eso. Y no hay un destino, lo hacemos nosotras, o por lo menos tenemos que aprender a hacerlo”.
El presentador de la autora, el artista Ricardo Infante Padilla, recordó que escuchó de Benita Galeana por el escritor José Revueltas, que le habló de dos personas en el partido comunistas, formados en las causas sociales: Valentín Campa y Benita Galeana.
Incluso, indicó que fue Benita la que dio el aval a José Revueltas para formar parte del PCM, “siempre tuvo un muy bello recuerdo de esa mujer”.
Un día, en el taller de gráfico popular de José Sánchez, vio a una mujer hermosa con enormes aretes de oro, característicos de Iguala, y cuando pregunté por ella, le dijeron que era de Guerrero, Benita Galeana.
Se presentó como amigo de Revueltas, trabajador de la Universidad Autónoma de Guerrero, y la luchadora social le ofreció quedarse en su casa cuando fuera a la ciudad de México, donde generalmente comía caldo de pescado.
La presentación del libro, se realizó a propósito del aniversario de la Instalación del Primer Congreso de Anáhuac, que se conmemora hoy en la Catedral de la Asunción de María de Chilpancingo, con la entrega de la presea Sentimientos de la Nación.
Dio la bienvenida a la actividad, la presidenta de la Mesa Directiva, la diputada del PT, Leticia Mosso Hernandez, y al final, la presidenta de la Junta de Coordinación Política, diputada Yoloczin Domínguez Serna, reconoció la contribución de Benita en la defensa de los derechos laborales en México, lo que la convierte en un referente de las mujeres que buscan trascender.