Oran en viacrucis del Viernes Santo en la capital por la paz, la seguridad y los desaparecidos

Asistentes a la procesión del viacrucis que partió de la Catedral de la Asunción de María en el Zócalo de Chilpancingo, por la avenida Juárez Foto: Jessica Torres Barrera

Zacarías Cervantes / María Avilez Rodríguez

Chilpancingo

La feligresía católica pidió ayer durante el viacrucis del Viernes Santo que organizó la catedral de la Asunción de María de Chilpancingo, por la paz, la seguridad, los derechos humanos, el derecho a la vida y por las causas indígenas.
Durante la procesión encabezada por el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, los creyentes católicos también se manifestaron por la conciencia ecológica, a favor de los grupos vulnerables y migrantes, por las mujeres violentadas y las personas en situación de calle.
Por separado, el sacerdote y director del Centro de Derechos de Víctimas de Violencia Minerva Bello, José Filiberto Velázquez Florencio coordinó un viacrucis con vecinos de colonias del norte de la capital y familiares de desaparecidos en el que pidieron reflexionar sobre la pobreza y violencia en que viven muchos ellos.
Durante el viacrucis de la catedral, que representó las 14 estaciones y las tres caídas en lo que se conoce como la pasión de Cristo, más de 500 católicos recorrieron de las 10 de la mañana a las 12 del día las calles cercanas al Zócalo de Chilpancingo y al final se concentraron en la plaza Primer Congreso de Anáhuac, donde se pronunciaron las siete palabras de Jesús antes de morir en la cruz.
Desde la primera estación, el mensaje fue de vinculación y cercanía con la sociedad en general y los distintos sectores sociales.
“Queremos dialogar y colaborar con la sociedad civil y con los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos para construir la paz”, fue el llamado de una de las feligreses que intervino.
Dijo que la Iglesia católica quiere que todos sus “espacios esenciales” sean verdaderos espacios de misericordia, “y que la palabra amable y la preocupación sincera por el sentimiento del otro, sean lugares privilegiados para apoyar la conversión del prójimo”.
Pidió por el respeto a los derechos humanos en las comunidades cristianas, “de manera que se fortalezca el Estado de derecho en nuestro país”.
Enseguida, el párroco de la catedral de la Asunción de María, Benito Cuenca Mayo, dijo que los feligreses ahora están llamados a construir la paz “y a ejercer el sentido profético ante toda situación que condena la injusticia”, asimismo pidió fuerzas para enfrentar las injusticias y atropellos que se cometen, dejando de lado temores y egoísmos, “aun a costa de nuestra propia vida como ha sucedido con periodistas, defensores de los derechos humanos y líderes sociales, laicos y sacerdotes”, arengó.
El clérigo pidió el apoyo en materia de derechos humanos para las comunidades cristianas “de manera que se fortalezca el Estado de derecho en nuestro país”.
En la segunda estación, se ofrecieron como una iglesia “que identifique y acompañe a los grupos vulnerables de nuestra sociedad; migrantes, mujeres violentadas, indigentes, damnificados por los constantes desastres naturales, jóvenes en situación de riesgo, enfermos y presos”.
El representante de esta estación pidió que la pastoral implemente un centro de “escucha y atención” para toda víctima “y a todos aquellos que carguen con la cruz del sufrimiento para que el señor los ayude a realizar con creatividad y efectividad en los diferentes ámbitos, eclesiales y el compromiso de una iglesia pobre para los pobres”.
Más adelante, otro de los católicos recomendó que ante los cambios profundos y vertiginosos de esta nueva época, “marcados por los diferentes ambientes humanos, sociales y tecnológicos, deben acercarse a los avances tecnológicos con los ojos bien abiertos para contemplar la voz del Señor que también se manifiesta a través de ellos para dar respuestas pastorales”
Pero pidió comprender, discernir y llevar a la vida lo que él pide a su iglesia “en este momento trascendental para el mundo, desde las nuevas tecnologías y medios de comunicación para poder acompañar de manera especial a quienes sufren las consecuencias y estragos de estos nuevos fenómenos”.
También hubo exigencias para los representantes de la iglesia. Los feligreses pidieron a sus pastores “ser verdaderos padres para que los pastores interpelados por la miradas de Dios sean más sensibles y más cercanos a todos, saliendo de sus zonas de confort y enfrentar los desafíos de nuestros país”.
Una de las feligreses les pidió que desde su carisma busquen vivir el espíritu original del instituto religioso y se fortalezca su integración en los procesos evangelizadores en las diócesis donde se encuentran.
“Que la iglesia ofrezca una formación calificada e integrada a los ministros, a los agentes de pastoral y a los laicos en general, para incentivar su servicio al mundo”, recomendó.
Sin mencionarlo directamente los creyentes católicos se manifestaron, también en contra del aborto y a favor de la vida.
“Queremos proteger la vida no sólo como una consecuencia biológica natural, sino como un don extraordinario de Dios encomendado al hombre en el cual entra su principio vital y el valor fundamental”.
La feligrés a quien le correspondió hablar al respecto durante el recorrido, pidió el diálogo y dijo: “queremos como Iglesia sentarnos a la mesa con muchas otras organizaciones ciudadanas, religiosas, autoridades civiles, entidades educativas y medios de comunicación, entre otros, para que juntos podamos reconstruir el tejido social de nuestro país”.
En otro momento, un representante del contingente católico llamó a la conciencia ecológica para que las instituciones, grupos humanos y personas fomenten un equilibrio ecológico y prevenir los desastres naturales.
El recorrido por las calles cercanas al zócalo de Chilpancingo duró casi dos horas, y al final el contingente entró al zócalo en donde se pronunciaron las siete palabras que expresó Jesús de Nazaret antes de morir en la Cruz.
En esta celebración, el obispo José de Jesús González Hernández sólo agradeció a los feligreses su participación en la procesión y por la tarde encabezó la celebración litúrgica de la “Pasión del Señor” en la misma plaza Primer Congreso de Anáhuac.
Viacrucis por los desaparecidos
El viacrucis convocado por el sacerdote la diócesis Chilpancingo-Chilapa, José Filiberto Velázquez Florencio y director del Centro de Derechos de Víctimas de Violencia Minerva Bello inició a las 8 de la mañana.
Entre cantos y rezos participaron principalmente familiares de personas desaparecidas, y los asistentes también demandaron servicios públicos.
Los feligreses portaron playeras con el rostro de su familiar desaparecido y en cada estación rezaron. El sacerdote oró por las madres que han perdido a un hijo, como lo padeció María, la madre de Jesús.
Unas 150 personas que participaron en el primer viacrucis con familiares de desaparecidos fueron de las colonias: 11 de Marzo, La Candelaria, Las Joyas, El Huajal, Lomas de Chapultepec, Las Brisas, pasaron al Hospital General Raymundo Abarca Alarcón hasta llegar a la Casa del Peregrino.
En declaraciones, Velázquez Florencio, dijo que son colonias de la periferia de Chilpancingo, donde hacen falta servicios públicos, “lo que se pretende es que se reflexione de la realidad en la que vivimos muchas de estas personas, que están en la pobreza o situación de violencia, quienes son víctimas de la desaparición forzada ”.
Detalló que fueron los vecinos de las colonias que quisieron participar porque hay madres que sufren la situación que pasan sus hijos o sus esposos desaparecidos, “ese es verdadero viacrucis que viven las familias todos los días de su vida”.
Contó que hay personas que piden hablar con él y le informan que desaparecieron a su familiar “es una situación crítica, porque ya no es un hecho aislado, en esta ciudad no hay una persona que no tenga relación con alguien que no haya pasado por una situación de desaparición forzada o de ejecución”.
Niños, adultos y jóvenes caminaron aproximadamente cinco horas, cruzaron dos cerros bajo los intensos rayos del sol; unos apoyaron cargando la cruz de madera, otros con los rezos o cantos.
En la procesión una madre portó una playera blanca con la leyenda: “Buscando a mi corazón. José Rafael Reyna Mendoza. Desaparecido en Chilpancingo, el 25 fr marzo del 2015”, y el rostro de su hijo sonriendo.
Olga Mendoza Chávez, dijo que su hijo desapareció, “llevo viviendo ocho años un viacrucis en busca de su aparición”.
Contó que lo ha buscado en varios lugares, en montañas, cuevas y barrancos para encontrarlo, pero no tiene resultados.
Detalló que hay personas que están en la cárcel por la desaparición de su hijo y que no le dan información de él, “algunos dicen que lo fueron a tirar por un barranco y me voy a escarbar para localizarlo”.
La madre mencionó que su hijo tenía 19 años cuando lo desaparecieron, “estás personas que hacen la maldad no piensan que no nada más desaparecen a un hijo, afectan a toda la familia”.
Mendoza Chávez manifestó que esas personas que desaparecen a los hijos no saben el dolor que dejan, “el dolor que padecemos todos los días, este caminar no tiene fin”.
Detalló que como madre ora y busca a Jesús y le dice que si en algo falló que la perdone, “pero que a mi hijo me lo devuelva como quiera que esté”.
La madre lloró y contó que su hijo trabajaba en una Urvan del transporte público de Chilpancingo, “de esa unidad a mi hijo lo bajaron y desde ese momento empezó mi delirio”.
Indicó que ha acudido a varias dependencias, entre ellas la Fiscalía General del Estado (FGE), hay detenidos, pero no ha tenido alguna respuesta, no han querido decir dónde está Rafael.