Develan placa de Ulises Nava en el memorial de universitarios ilustres

La hermana y la mamá del profesor de la UAG Ulises Salvador Nava, Fanny Nava Juárez y Gelacia Juárez, se abrazan frente a la placa develada en la explanada de Rectoría; las acompañan el rector electo de la UAG Javier Saldaña y el rector de la UAG Alfredo Romero Foto: Jessica Torres Barrera

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Autoridades de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) y familiares del jefe del Departamento de Diversidad Sexual, Ulises Salvador Nava Juárez, asesinado hace 12 días en Aguascalientes, develaron la placa con el nombre del activista, en el memorial de universitarios ilustres ubicado en la explanada de la Rectoría.
El acuerdo para su inscripción en el memorial de universitarios destacados, fue aprobado la semana pasada por unanimidad en sesión del Consejo Universitario, junto a Rosalío Wences Reza, Rafael Bonilla Romero, Pablo Sandoval Cruz, Armando Chavarría Barrera y Cecilia Salas Vargas. Como parte del acto, izaron una bandera arcoíris y se pidió un minuto de aplausos en su recuerdo.
Encabezaron el acto el rector de la UAG, José Alfredo Romero Olea; el rector electo, Javier Saldaña Almazán; la mamá de Ulises Nava, Gelacia Juárez; su papá, Salvador Nava, y sus hermanas, Grecia y Fanny, así como consejeros, funcionarios y académicos de la institución.
En su intervención, Saldaña Almazán recordó a Ulises Nava como un joven activo que abrazó su identidad y por quien la UAG abrió el Departamento de Diversidad Sexual y se implementó el cambio de género en los títulos académicos. Una iniciativa que nadie había impulsado.
Dijo que lo conoció cuando el joven estudiaba la preparatoria y lo acompañó en su crecimiento profesional, hasta su muerte, afuera de un museo en Aguascalientes, donde se celebraba el Primer Congreso Nacional de Litigio Estratégico para la Defensa de la Cuota Arcoíris en México.
Aseguró que tenía pase directo a su oficina de Rectoría. Como anécdota, recordó que un día le pidió que le ayudara a que le dieran su título y dio instrucciones para resolver el problema, donde resultó que el documento estaba traspapelado.
Aclaró que sin importar condición o diferencias, la de los universitarios es “a todas, todos y todes”. Que todos los funcionarios se quiten la arrogancia para servir.
“Eso platicamos con el doctor Olea, por eso hemos hecho equipo hace más de 10 años y vamos a seguir manteniendo la estabilidad con inclusión”, indicó.
Destacó que pese a su juventud, Ulises Nava siempre estuvo para la comunidad LGBT y será dificil reemplazarlo. Llamó a sus compañeros a seguir apoyando a los jóvenes que, muchas veces, desde sus hogares son más frágiles por ser difrerentes.
Dijo que la diferencia no es condición para quitarle la vida a nadie, “no hay rencor más grande para quitarle la vida a alguien. Yo creo que la muerte de Ulises no debe quedar impune y debe haber justicia”.
Señaló que este reconocimiento es un acto de hermandad, de amor entre universitarios, y llamó a seguir trabajando de manera conjunta, para mejorar las condiciones de inclusión.
En la sesión extraordinaria del viernes 21 de julio, el Consejo Universitario acordó enviar una carta a la gobernadora de Aguascalientes, María Teresa Jiménez Esquivel, para demandar el esclarecimiento del crimen, así como solicitar a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda que suscriba el documento.
El rector José Alfredo Romero manifestó que el asesinato de Ulises Nava “dolió, lesionó muchísimo el corazón de la familia universitaria”.
Reconoció “a las, los y les consejeros univertarios” por haber aprobado de manera unánime que el nombre de Ulises Nava quedara inscrito para siempre en el recuerdo de los universitarios.
“Me preguntaban que ¿por qué tan joven? Les comentaba que no es requisito la edad para ser recorado en este memorial, pues fueron los hechos que desarrolló no sólo en favor de los universitarios, porque sus acciones traspasaron nuestras fronteras. Llevó la solidaridad a la sociedad, fue representante de esta politica de universidad pueblo con inclusion social”.

 

Rememoran en Ayotzinapa a sus compañeros muertos en la ceremonia de clausura de cursos

De los 124 estudiantes de la generación 2013-2017 de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa que debieron egresar este año, sólo 117 lograron terminar sus estudios, cuatro murieron víctimas de la violencia del crimen organizado, dos fallecieron a consecuencia de enfermedades y uno más es de los 43 desaparecidos en Iguala.
La generación 2013-2017 eligió por nombre La voz de mis hermanos, retumba en mi corazón, en honor a sus compañeros Eugenio Alberto Tamarít Huerta y Freddy Fernando Vázquez Crispín, quieres fueron atropellados durante una manifestación en Atoyac el 7 de enero de 2014; Jonathan Morales Hernández y Filemón Tacuba Castro, asesinados el 4 de octubre de 2016 en un presunto asalto al transporte público de la ruta Chilpancingo-Tixtla; Miguel Ángel Juárez Jiménez y Julio César Vázquez Blanco, quienes fallecieron a consecuencia de distintas enfermedades; y de Bernardo Flores Alcaraz uno de los 43 normalistas desaparecidos los días 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, a quien la Procuraduría General de la República (PGR) identifica con el pseudónimo El Cochiloco en la información del caso.
Los padres de los 43 normalistas desaparecidos fueron los padrinos de la generación, en su representación, la señora Ernestina Lugardo del Valle, madre del estudiante desaparecido Israel Jacinto Lugardo, declaró que el movimiento social por la presentación con vida de los jóvenes no desistirá “hasta que conozcamos el paradero de nuestros hijos”, durante su breve intervención en el acto de clausura.
En la explanada de la Normal Rural de Ayotzinapa, el director Víctor Gerardo Díaz; el subdirector académico, Felipe Castañeda Tovar; el subdirector administrativo, Rigoberto Barrera Urióstegui; el director general de Operación de Servicios de Educación Media Superior y Superior, Edwin Noel Morales Leguizamo; el secretario general del Comité Estudiantil Ricardo Flores Magón, Gerardo Bonifacio Gutiérrez Martínez; el profesor egresado de la institución y autor de la canción Ayotzinapa, Aníbal Rafael Castro, maestros, padres de familia, los integrantes de la generación 2013-2017 y estudiantes, participaron en la clausura del ciclo escolar.
En primera fila dos egresados sostuvieron un retrato de su compañero Jonathan Morales Hernández, acompañado de un listón negro en símbolo de luto. La clausura estuvo cargada de un ambiente melancólico, pues los normalistas no dejaron de recordar a “los caídos” durante los cuatro años que duró su carrera en la Normal Rural de Ayotzinapa, así como a los 43 desaparecidos.
El egresado de la licenciatura en educación primaria, del grupo cuarto D, Juan Carlos Arellano García, fue el encargado de emitir el mensaje de la generación, “hemos vivido días intensos de violencia, agresiones y corrupción por el gobierno mexicano, y nada nos ha vencido, estamos más fuertes que como llegamos y nos mantenemos unidos, como hermanos, en la lucha porque aparezcan con vida nuestros 43 compañeros normalistas desaparecidos”.
“Somos una sola familia, un solo bastión, y aquí estamos de pie para enfrentar al gobierno que por 35 meses ha ocultado la verdad y la razón de su desaparición (la de los 43), sin embargo, también hemos luchado por prepararnos en la ciencia y la sabiduría que el Estado demanda a las nuevas generaciones”, expresó.
Dijo que los egresados, lucharán por llegar a los hogares de quienes no tienen acceso a la educación para enseñarles el alfabeto, “para que puedan defenderse de la injusticia, el abuso, el abandono, la inseguridad social y gubernamental en la que vivimos”.
Señaló que los egresados no dejarán de cumplir con su deber como maestros de educación básica, pero tampoco abandonarán la lucha por la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos “porque estamos seguros de que están vivos, porque la voz de mis hermanos retumba en mi corazón”.
A su vez, los egresados de la licenciatura en educación primaria intercultural bilingüe, Fructuoso Castro Prisciliano y Santiago Galindo Santos, del cuarto A, emitieron un mensaje en lengua me’phaa (tlapaneco) y castellano, en el que manifestaron que en el trayecto de su carrera “a muchos les cortaron el sueño de ser maestros”, pero los que concluyeron los honraron al concluir sus estudios.
Agradecieron que además de sus actividades académicas, también recibieron talleres de danza, música, carpintería, artes plásticas, deportes y entre otros, que fortalecieron su formación como maestros; conocimientos que llevarán a la práctica cuando se desempeñen como docentes.
“A nuestros 43 compañeros, a las madres y padres de familia, les decimos que los seguiremos buscando y esperando desde los lugares donde nos encontremos”, dijeron.
En su intervención, Gutiérrez Martínez dijo que a la Normal Rural de Ayotzinapa llegan los hijos de los campesinos, “de los pobres”, y en la institución “aprendemos a trabajar, aprendemos a organizarnos”.
“La sangre de los compañeros caídos de esta generación, significa una responsabilidad para las generaciones que los preceden, los compañeros que cayeron defendiendo la matrícula, su academia y a la normal, para nosotros merecen el mismo reconocimiento que los que van a educar a los pueblos en las comunidades”, dijo.
Por su parte, el director, Víctor Gerardo Díaz, exigió la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos, manifestó su apoyo a los padres de familia de los jóvenes, y llamó a los egresados a que “enseñen con el corazón e instruyan con la mente, vayan y despierten conciencias, vayan y generen esperanzas, vayan y sean agentes de cambio, vayan y hagan historia en su carrera profesional, conviértanse en maestros que construyan las necesidades”.