Abren tras Otis 28 de los 40 restaurantes de Barra Vieja, pero no al 100%, advierten

Karina Contreras

El integrante del Comité de Restauranteros y Hoteleros de playa Bonfil, Sergio Mejía Vargas, indicó que de los 40 restaurantes que hay en la zona conocida como Barra Vieja en la zona Diamante al menos el 70 por ciento ha abierto, es decir 28, pero no al 100 por ciento porque además del daño del huracán Otis, los afecta el mar de fondo que no deja ocupar las playas.
Dijo que ya se prepara el Festival del Pescado a la Talla a llevarse a cabo el 25 y 26 de octubre en playa Bonfil donde el estado invitado será Michoacán y los acompañará Hidalgo, pero también se está en pláticas con la embajada de Corea y Perú para que sean países invitados y este año se eleve al Festival Internacional del Pescado a la Talla.
Como ya se ha informado durante el impacto del huracán Otis, la zona Diamante fue la más afectada y a nueve meses todavía su recuperación es lenta.
Se le preguntó a Mejía Vargas cómo está la zona restaurantera y respondió que el 70 de los negocios han abierto, pero no al 100 por ciento sino operando en menos capacidad de atención y otros no se han podido recuperar.
Mejía Vargas indicó que aunque comenzaron las vacaciones de verano también se tiene la temporada de lluvia y entonces el mar de fondo está pegando y eso no ha permitido dar servicio en el área de playa y, otra, “es que no hay recursos para poder levantar o para poder improvisar. Algunos están trabajando de manera improvisada con recursos propios, pero también hay que decirlo que hay compañeros que no han podido conseguir, no han podido levantarse aún”.
Dijo que de los 20 hoteles que se tienen y las 10 casas de huéspedes, al menos el 50 por ciento ya está operando, pero “repito que ningún negocio está operando al 100 por ciento, todos lo estamos haciendo de manera improvisada”. Mejía Vargas dijo que con la UAG tienen un programa de mejoramiento en la zona y reconoció el apoyo del rector Javier Saldaña, porque “tuvo a bien sumar, después que la zona de La Bonfil y todo el puerto fue afectado, igual que Coyuca”.
Dijo que en la zona está trabajando un equipo de arquitectos e ingenieros de la máxima casas de estudios para hacer un levantamiento topográfico, viendo la zona federal y revisando la infraestructura para ver cómo quedó afectada y “nos van a presentar una propuesta para considerarlo y, sobre todo, sabemos que los huracanes cada año van a aumentar después de Otis, y con mayor afectación”.
También la UAG está dando talleres para las nuevas tecnologías en los negocios y especialistas para enseñar cómo sacar el precio de un producto. Destacó que es importante el apoyo porque la Bonfil se distingue por ser un micro destino turístico.

 

No se recupera familia de panaderos de La Venta luego del impacto de Otis

El panadero Aldo Osuna Gómez introduce las últimas piezas de este martes en su horno artesanal del poblado de La Venta donde se elabora el pan dulce que consumen los acapulqueños Foto: Jacob Morales

Jacob Morales Antonio

A 91 días del devastador impacto del huracán Otis en la panadería La Güera de la comunidad de La Venta, la familia del señor Aldo Osuna Gómez sigue sin recuperarse, y producen la mitad de los panes que hacían antes del huracán.
En una visita el 30 de octubre, a seis días del impacto del huracán, el hombre junto a su esposa e hijos sacaban de su vivienda a la calle el espeso lodo que que arrastró la corriente del río de La Sabana, cauce que pasa a unos 40 metros de su casa.
Este martes el señor Aldo, de 57 años, estaba horneando las últimas piezas de pan, de las 600 que hace a diario junto a su esposa e hijos, que desde hace 22 años han abastecido del producto a las colonias de la periferia de Acapulco y la zona suburbana.
Pero a un día de cumplirse tres meses del devastador impacto del huracán, la familia no se repone por completo en su casa, ni el espacio que ocupa la panadería. El señor Aldo mostró su vivienda, en uno de los cuartos aún hay tierra seca, y en las paredes se aprecia el nivel donde la corriente del río llegó.
En la habitación contigua a la panadería, colocó los dos refrigeradores que tenían en el área de procesados, uno quedó inservible, el otro sirve pero tiene fallas, este último dijo que sobrevivió al huracán Ingrid y la tormenta Manuel.
El hombre y su mujer dicen estar agotados, porque el proceso de elaboración del pan lo hacen totalmente manual, desde el amasado de la harina, porque la mezcladora se dañó, al igual que la cortadora, y siguen a la espera de que ambos equipos lleguen en los que invirtieron 45 mil pesos.
“Tenemos que activarnos para trabajar, y aún así seguimos con la limpieza y esto no acaba, sigue el polvo. Estamos agradecidos con la ayuda que nos dieron y nos siguen dando, y no queda de otra para seguir trabajando”, expresó.
Luego de aquella traumática experiencia del 25 de octubre, el señor Aldo tardó aproximadamente 20 días para poder sacar todo el lodo de la panadería y su casa. Para su fortuna dice que a pesar de que el agua cubrió unos 40 centímetros el horno artesanal de tabique y barro, éste no se derrumbó.
Pero poder volver a echar andar el horno no fue nada fácil, el señor Aldo dice que una vez que lo limpió, tuvo que calentarlo con fuego por días hasta que se secó. Luego esperó que enfriara de nuevo y arregló su interior, por fuera aún le falta resanar las partes donde el barro se desprendió, pero no consigue albañil, y su consuegro que puede hacerlo, no ha tenido tiempo de tanto trabajo que tiene.
En la panadería del señor Aldo antes del huracán producían dos bultos de harina con un total de mil 200 piezas de pan, ahora sólo hace 600 piezas. Dice que es porque todo lo hacen a mano y no tiene el equipo de antes, también porque no todos los repartidores han regresado a surtirse.
El hombre dice que otro factor es el precio de los insumos, en azúcar pasó de mil 200 a mil 600 pesos el bulto de 50 kilos, así como la cubeta de 20 litros de manteca que pasó de 500 a 700 pesos, mientras que un bulto de harina de 44 kilos se mantuvo en 800 pesos.
Para justificar y poder cobrar el segundo pago del apoyo de reconstrucción, la familia pintó su casa, y la fachada, además de comprar arena, y cemento. Ahora están a la espera de que sean citados para que puedan recibir los electrodomésticos.