Resignados o en desacuerdo, cumplen 13 detenidos parte de su reeducación en Tototepec, Tlapa

 

En la plaza de Tototepec, Tlapa, con palas, picos y carretillas, se desplazan uno a uno. Algunos escarban en la tierra para emparejar el suelo; otros, mezclan arena y cemento para pegar tabiques. De cerca son custodiados por indígenas na savi que visten playeras verdes con logotipos de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC).
Son los13 detenidos en proceso de reeducación de la Policía Comunitaria de la Casa de Justicia de San Luis Acatlán, que el pasado fin de semana concluyeron su paso por la comunidad na savi de Tototepec, bajo el sistema de justicia comunitario.
Algunos están resignados a reparar sus faltas bajo este sistema; otros lo cuestionan porque habían salido bien librados de las “demandas en los juzgados” y no conciben que policías de las comunidades los hayan retenido y los mantengan “secuestrados”; “así lo veo yo”, se atreve a comentar uno, y otros a decir que están detenidos de manera injusta, porque sólo se defendieron cuando agredieron a sus familias.
Otros prefieren guardar silencio, porque luego les cobran si hablan de más, y es mejor callar aunque estén en desacuerdo, ya que estuvieron en comunidades donde no les daban de comer o el alimento estaba echado a perder, y les negaban todo.
Sin embargo, las autoridades municipales y los comandantes de la CRAC- PC de Tototepec los animan a hablar “del trato que les damos aquí, en el pueblo, ya sabemos que cada quien responde por sus actos y no nos vamos a meter a cuestionar lo que ocurre en otras comunidades donde ustedes han pasado”, dijeron.
Comentan que el trato es rígido, porque se trata de detenidos que tuvieron fallas en sus comunidades de origen o en otras donde funciona el sistema comunitario, y por eso fueron detenidos, juzgados para ser reeducados por delitos de homicidio calificado, intento de violación, robo calificado y amenaza a las autoridades, entre otras faltas.
Los comentarios de los 13 reeducados se dan durante su receso para almorzar, a las 10 de la mañana, cuando una familia del poblado les lleva los alimentos a la comisaria, donde los cuentan y mantienen custodiados desde lejos.
Así durante 15 días, del 4 al 18 de febrero se mantuvieron los 13 detenidos en reeducación, haciendo trabajo comunitario, recibiendo almuerzo y comida de los pobladores, tiempo de distracción y aseo personal; algunos elaboraban pulseras de chaquira para venderlas.
El comisario, Domingo Villanueva Castro comenta que el trabajo comunitario les permite aprovechar la mano de obra de los reeducados, hombres entre 25 y 50 años, pues algunos saben de albañilería.
Los 13 reeducados, que pasarán entre seis y ocho años en reeducación bajo este sistema, sin importar si están de acuerdo o no con esta forma de justicia, consideran la importancia de “dejar algo en las comunidades”, de saber que a su paso retajaron una calle, limpiaron un pozo de agua, hicieron muros de piedra, ayudaron en la iglesia, en las comisarías, o compusieron la red de drenaje o la de agua potable.
En Tototepec, los reeducados nivelaron la tierra de los espacios cercanos a la plaza pública, para acondicionarlos ante la llegada de la fiesta religiosa, del Segundo Viernes de Cuaresma.
También ayudaron en la construcción de unos cuartos de tabique que serán usados como celdas, comentó el segundo comisario, para que no estén amontonados cuando regresen a dar su servicio comunitario, lo que ocurre cada seis u ocho meses, porque se rotan en las más de 40 comunidades integradas a la CRAC-PC.
Ahí estaban con palas, moviendo la mezcla de cemento. Unos cargaban, otro pegaban el tabique o acarreaban el agua.
Durante su estancia en la comunidad hay varias fiestas religiosas o fechas festivas en las que se organizan bailes, y llegan muchos jóvenes en “bandas” de otros pueblos que generan riñas, por lo que se ven forzados a intervenir para dar seguridad.
Otra obra en la que trabajaron fue acomodar piedras a un costado de una barranca para detener los deslaves que afectan el centro de salud cercano, “aunque lo ideal sería haberla hecho de cemento, para que no se caiga, pero sólo contamos con la mano de obra y no con material de construcción”.
Los 13 reeducados dejan en Yukú Saa o Yoso Noni, como se conoce en tu’un savi a Tototepec, un pozo para extraer agua y dar el servicio a la comisaria municipal y ejidal, y los baños cercanos que usan los pobladores en sus reuniones para recibir diferentes programas sociales; adentro estaba un reeducado llenando una cubeta con lodo, que luego otro jalaba desde arriba. En tanto, uno más limpiaba la lámina del techado de la cancha de usos múltiples para dejar libres los desagües.
Los 13 detenidos participaron en la rehabilitación del drenaje sanitario, comentó el comisario suplente, Jaime Silva Campos, que dejaron inconcluso porque se necesitó maquinaria para hacer las ollas de conexión, y luego el cemento y tabique que aportaría el Ayuntamiento para la obra que está en malas condiciones desde hace dos años.
Los reeducados son apoyados en su trabajo por otros pobladores que están dando su servicio a la comunidad, pero siempre vigilados por los policías comunitarios para evitar que alguno intentara fugarse, aunque son raros los casos porque les han advertido no intentarlo.