Demora tres días la entrega de enseres domésticos en plaza Patio por los trámites

Daniel Velázquez

Una noche en vela, un día de espera y una carrera contra el tiempo invierten los damnificados por el huracán Otis para recoger sus enseres.
El estacionamiento de la plaza Patio se ha convertido en centro de operaciones del gobierno federal, una parte es ocupada para repartir diariamente despensas y otra para entregar un paquete de muebles básicos para el hogar, que consiste en un refrigerador, una estufa, un colchón, un ventilador, una licuadora y un juego de sartenes.
Los interesados en recibir esa ayuda deben esperar que su colonia sea anunciada para recibir el paquete de enseres, una vez en lista de colonias a entregar deben hacer un trámite que demora tres días, es desgastante, los damnificados deben pernoctar al menos una noche en la calle, defecar al aire libre y comer en ese mismo ambiente.
También deben defender su lugar en la fila para evitar que otras personas se metan. La gente que busca poner orden o hacer negocio empiezan a hacer listas, primero improvisadas en carpetas, después en hojas de cuaderno sueltas y al final en una libreta y organizan pases de lista, en esos pases de lista es donde se descubren a quienes consiguen un lugar en la fila sin formarse, lo que se dice es que los espacios se venden hasta en 500 pesos. El número que se asigna en esa lista no sirve de nada.

Día 1. Dormir en la banqueta

En la calle Juan Álvarez que conecta con el estacionamiento de plaza Patio, no sirve el alumbrado público, aunque están los postes las lámparas no prenden; en ese lugar es donde se congregan los damnificados para poder conseguir el paquete de enseres.
El lugar es agreste, hay banquetas pero están cubiertas por tierra que se ha ido acumulando por las lluvias. La mayoría de los predios están baldíos, hay hierbas, palmas, árboles, el lado izquierdo es donde se forman los vecinos y la zona montosa del lado derecho, se ocupa como sanitario, la gente defeca al aire libre. Algunas casas del lugar tienen letreros que rentan sanitarios pero el costo es de 20 pesos.
La calle está inmersa en una enorme nube de polvo debido a que el constante paso de vehículos levanta los residuos acumulado a los costados de la calle. Por la noche con la luz de los automóviles se ve la nube de polvo que es arrastrada por el viento.
La noche del jueves se reunieron unas 700 personas,quienes llegaron desde las 5:30 de la mañana pero no alcanzaron ficha y decidieron quedarse a esperar al siguiente día.
Lo que se constató esa noche es que los vecinos llegan durante todo el día y hasta las 10 de la noche, todos dispuestos a dormir en la calle, algunos llevan colchonetas, otros cartones y una sábana, y la gente que se duerme, hasta ronca.
A la 1 de la mañana en el lugar se puede ver a la mayoría de los vecinos envueltos en sábanas y dormidos en la banqueta, alguos llevan las famosas sillas Acapulco y en esas se duermen, otros sólo un banco o una silla plegable, el sueño se interrumpe por el pase de lista.
Durante el día uno de los vecinos formados en la fila tuvo la idea de anotar en un folder los nombres de las personas formadas, por la noche eso fue motivo de discusión pues aparecen nombres de personas que nunca fueron a formarse en el día y por la noche reclaman su espacio. Eso sucedió el jueves por la noche: Evodia estaba en la lista, pero en la fila ocho personas señalaron que ellas estuvieron formadas desde las 4 de la tarde y en ese lugar nunca estuvo Evodia, la que hizo la lista pide que dejen formarse a Evodia porque ese es su lugar según la lista, pero la gente en la fila se negó contundentemente y después de una larga discusión se impusieron, Evodia tuvo que irse a la fila no la dejaron meter en el lugar 271.
Ese mismo jueves, a las 9 de la noche, pasaron dos patrullas de la Guardia Nacional, entraron, hicieron recorrido en Costa Dorada, salieron a las 10 de la noche y ya no hubo más patrullajes.
La noche fue fresca, no hizo calor y hasta las 5 de la mañana hizo algo de frío.

Día 2. Recibir una ficha

A las 3 de la mañana empiezan a llegar más vecinos a formarse, la fila se extienden pues la madrugada es el horario preferido por al menos un centenar de personas para hacer la fila.
También llegan los vendedores informales, ofrecen café, atole, tamales, bolillos, volovanes.
Luego sigue el espectáculo de ver pasar los camiones del Ejército y la Guardia Nacional cargados de enseres, esa es la primera vista de los vecinos formados al despertar. Algunos cuentan cuántos camiones llegan y cuántos paquetes llevan, el viernes sobre la calle Juan Álvarez pasaron 16 carros cargados cada uno con 8 paquetes, al menos eso se vio desde la banqueta.
La gente formada hace cuentas de cuántos van a alcanzar y si se van a quedar a dormir otra vez en la calle.
Desde un megáfono un soldado les pide a las personas no atravesarse en la calle cuando pasan los vehículos y pide que muevan sus automóviles para permitir el paso y en caso de no hacerlo, advierte que suspenderán la entrega de enseres, la gente se apura a mover los carros para no afectar el paso de los camiones militares.

El mismo soldado también pide que no dejen basura en el lugar donde pasaron la noche, nadie atiende el llamado, en el lugar hay basura acumulada de varios días, de las miles de personas que han acudido a pernoctar en la calle y que hace evidente el abandono en que se encuentra la zona por parte del gobierno municipal.
A las 6 de la mañana la fila empieza a moverse. El primer grupo de 50 personas pasa al estacionamiento y después la marcha de personas se detiene y continúa con ese ritmo de cada tanto avanzar y detenerse.
Al entrar al estacionamiento lo primero que reciben los vecinos es un áspero mensaje de un soldado: “aquí las cosas se hacen como decimos nosotros no como ustedes digan” y después vienen las amenazas de que si no se obedecen las órdenes que ellos den los van a sacar del grupo y tendrán que volver a formarse, a esa hora el cansancio y la noche sobre el suelo hace a las personas obedientes y sumisas. Los soldados también son exigentes, piden

que la copia de la credencial de elector esté en perfecto estado, que no esté maltratada, que el papel no lleve quebraduras ni manchas de comida y la advertencia es la misma, si no cumplen esa condición le van a sacar del grupo y tendrán que volver a empezar el trámite.
Los militares forman grupos de 50 personas, piden que anoten la fecha en el cintillo y que lo firmen, despues pasan a los ciudadanos a un mesa, donde les anotan un número y la fecha en que recogerán los enseres, ahí empieza la depuración, personas salen porque se formaron pero su colonia no está en la lista de entregas, el desvelo fue inútil, los vecinos que sí pertenecen a las colonias autorizadas son formados frente al Sol a la espera de indicaciones y que pongan un sello de una escuela militar a los cintillos que entregó el gobierno federal, que ya vienen sellados por la Secretaría del Bienestar.
A cada grupo le dan su horario para que vaya a recoger los enseres, empiezan desde la 5 de la mañana, la indicación es llegar una hora antes porque si no llegan en el turno asignado no les van a entregar los enseres. El lugar donde deben esperar es junto a la tienda de comida rápida KFC, en otro acceso del estacionamiento de la plaza Patio.

Día 3. Los “diez minutos”

El tercer día, el primer grupo citado a recoger enseres llega desde las 4 de la mañana. A las 5 de la mañana llegan los soldados y empiezan a formar a las personas de acuerdo con el número que se les asignó el día anterior, en grupos de 50 personas, vuelven las amenazas, no pueden salirse de la formación porque si lo hacen perderán el pase a recibir los enseres.
Aún con la advertencia de que si no llegaban a la hora asignada perderían el trámite, los grupos de 50 no están completos, la gente faltó o llegará más tarde.
Los grupos son guiados por un soldado a entregar los documentos a los militares. Donde vuelven a asignar un número, esta vez lo escriben en la mano y a partir de ese momento empieza el régimen miltar diseñado para los damnificados de Acapulco por el huracán Otis, no pueden salirse de la fila ni para ir al baño es la advertencia, pero al final esa orden no se cumple, la gente corre al monte sin pedir permiso porque en el lugar no hay baños por lo que se corrige la orden “si van a ir al baño, avisen” .
Otra orden, “a partir de este momento no pueden usar el celular, no pueden tomar fotos por su seguridad y la de sus familias”, en Acapulco después del huracán Otis hay 10 mil agentes de la Guardia Nacional y en el estacionamiento de la plaza Patio había al menos medio centenar de soldados, entre los que descargarban los camiones y los que cuidaban a las personas y los responsables de la seguridad advierten del problema que aqueja a Acapulco desde hace casi 20 años.
Los vecinos citados a las 5 de la mañana deben permanecer dos horas y media de pie, viendo como descargan los enseres, los que pudieron se sentaron en el suelo y los demás anduvieron como garzas, levantaban un pie y luego el otro o hacían flexiones de rodilla constantes para mitigar el cansancio.
Luego un persona se acerca y destaca el trabajo de los militares y la Marina para ayudar a los damnificados, pide un aplauso para la Marina y el Ejército por su ayuda y después elogia el trabajo del presidente Andrés Manuel López Obrador y también pide un aplauso para el mandatario, la gente cansada de estar de pie, aplaude sin ganas.
A las 7:30 de la mañana un militar da permiso de avisar a los familiares de que podían pasar para ayudar a llevar los enseres y al mismo tiempo la orden de que la primera fila  puede tomar posesión del paquete de enseres, cada paquete está numerado y debe coincidir con el número marcado en la mano, después de hora y media de estar de pie se les dijo a los damnificados que sólo se tenían 10 minutos para subir los enseres a las camionetas y empieza la cuenta regresiva “y ya van 5”, “ya van 9” y la gente corre de un lugar a otro, primero para ubicar donde está su familia para cuidar el paquete de enseres porque si no se los roban, los que tienen camioneta contratada reciben ayuda de un diablito para llevar el refrigerador y la estufa y los que llevan su auto particular contratan un cargador por 100 pesos. El cobro de flete va desde los 300, 500 y hasta los 800 pesos de acuerdo con la distancia.