Nadie nos enseñó cómo atender Covid, tuvimos que aprender a trancazos, dice Gómez Zanabria

El médico Víctor Gómez Zanabria Foto tomada de su cuenta de Facebook

Ramón Gracida Gómez

A un año del primer caso de Covid-19 confirmado en Guerrero, el doctor Víctor Gómez Zanabria se ha convertido en uno de los médicos más solicitados en Acapulco por la eficacia de su tratamiento. Cuenta más de mil pacientes atendidos, una larga experiencia en la que “tuvimos que aprender a trancazos, y a veces los trancazos eran que el paciente no mejoraba, que el paciente se moría”.
En entrevista con El Sur, el médico con una larga trayectoria política declara que gran parte de su trabajo ha consistido en convencer a “muchísimos” pacientes con pánico al nuevo coronavirus de que no se van a morir. Además de tomarla con tranquilidad, destaca que la enfermedad es totalmente curable si se acude al médico al primer síntoma, pero critica que parte de la sociedad siga pensando que ir a los hospitales “es ya para que los maten”.
Considera que la atención pública no ha sido mala, pero apunta que hace falta más inversión en el sistema de salud porque observa que el tratamiento que dan las instituciones es “muy básico”. A pesar de que ha bajado el número de casos en las últimas semanas, llama a seguir cumpliendo las medidas sanitarias, particularmente en el actual semáforo amarillo, que es cuando más se registran casos.
“¿Se vale llorar?”, pregunta al ver la grabadora el doctor Gómez Zanabria, quien hace una pausa en su jornada laboral de este viernes para hablar de su experiencia durante la pandemia. Son las 2:30 de la tarde, la paciente mil 103 acaba de salir del departamento convertido en consultorio desde finales de abril pasado porque el Covid-19 lo agarró sin un establecimiento fijo.
Su caso número uno fue el chofer del primer funcionario del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que falleció por el nuevo coronavirus casi al inicio de la pandemia en marzo de 2020, “me explicó que se sentía muy mal y que nada más quería pasar la noche porque ya le habían hecho pruebas”. Lo internaron, falleció a los dos días.
Empezó así a visitar a los enfermos a domicilio, “a veces nos daba las 3, 4 de la mañana viendo pacientes, me acompañaba mi esposa y casos desde severos hasta graves. Fue una época muy impresionante para nosotros por la gravedad”.
En una de esas salidas, el “Google se equivocó y nos metió a una colonia, era de terracería. Salió un carro con dos fulanos, que qué andábamos haciendo, que si cooperábamos para el pomo, nos asustamos, íbamos los dos”.
–¿Por dónde?
–Por la plaza Caracol hacia adentro, en vez de ir a una colonia hacia la derecha, nos metieron a una a la izquierda. Al final les dimos 200 pesos, yo creo que gracias a que me vieron con ella, no nos hicieron nada. Al final nos dijeron, ‘saben qué, sálganse, los van a venadear, los vamos a acompañar hasta la salida de la colonia’.

Convirtió su departamento en consultorio, y atendía hasta la madrugada

Eso detonó que su departamento ubicado en la calle Chiapas, frente a la UDA, se convirtiera en consultorio. Pero fue tanta la concurrencia en la sala en la que destaca un cuadro del Quijote enfrentando a los molinos de viento, que “ya no podíamos ni desayunar ni comer ni cenar”, entonces decidieron mudarse en noviembre pasado y acondicionar el departamento exclusivamente para la atención médica.
Con 40 años de experiencia, el médico cirujano con estudios en inmunología en el hospital Centro Médico Nacional, hoy Hospital Siglo XXI, cuenta que el éxito de su tratamiento es por el Carzilasa, medicamento que no conocía hasta cuando le pidieron que lo inyectara “y empecé a investigar y cuando vi lo que era, yo quiero esto. Comencé a investigar, total que llegué al que para mí es una eminencia, él tiene un doctorado en medicina molecular en Alemania, doctor Rocha Carrillo, el investigador principal de estos dos medicamentos. Me dijeron, es muy difícil ese señor, a ver si quiere hablar con usted. Finalmente lo logré y ahora tengo una gran amistad”.
Junto con el otro medicamento RD nuverasa, la eficacia del tratamiento de Gómez Zanabria se refleja en casos como el de una paciente que “ni el pulmón se le veía en la radiografía, literal, con 40 de oxigenación, cuatro veces a punto de morirse. Yo me acuerdo que la gente lloraba alrededor, ya despidiéndose de la señora y yo todavía le estaba inyectando cosas. Y la señora está viva en su casa por no rendirme. Gracias a Dios está viva en su casa, no gracias a mí, yo siempre digo que yo nomás le ayudo”, dice el ex militante panista.
Además de estos medicamentos inyectables, el doctor adjudica su reconocimiento a que ve “al paciente como si fuera mi familia”, lo que les genera confianza, pero también tristeza en él.
“Por eso dije que si se vale llorar porque me involucro mucho con la gente, con mis pacientes, con sus familiares. Antier murió una persona, que ni siquiera era mi paciente, pero intenté en los últimos dos días, familiar de una enfermera que nos ayuda, y en la noche lloré igual, como si se se hubiera muerto un familiar mío. Me da mucho coraje que se muera la gente”, declara con voz entrecortada y ojos humedecidos.
Relata que el finado Eger Gálvez, su compañero en el gobierno del perredista Evodio Velázquez como director de Salud y él como secretario de Planeación y Desarrollo Económico, le habló diez días antes de fallecer para preguntarle por su tratamiento, pero nunca fue por él, “a mí me dolió mucho porque sentí que él se pudo haber salvado”.
Resalta que cada médico “tuvo que rascar con sus propias uñas, cada médico tuvo que investigar cómo hacerlo, cada quien tuvo que encontrar su propio camino de tratamiento. Nadie nos educó, por más que digan, a nivel nacional nadie nos educó. No hubo protocolo, incluso el ISSSTE y el IMSS manejan protocolos diferentes de tratamiento porque me llegan pacientes que fueron. Entonces tuvimos que aprender a trancazos, y a veces los trancazos eran que el paciente no mejoraba, que el paciente se moría. Yo tengo la fortuna que no se ha muerto mucha gente que he tratado.”
–¿Cuántos pacientes?
–Yo creo que andarán por los 40, pero me llegó gente falleciendo, llegaba gente con 35 de saturación de oxígeno, con 30. Se han muerto más, yo creo que entre conocidos y gente que traté y gente cercana a los que conozco, pues sí son como 120 muertos, una cosa así. Gente que yo directamente traté, que creí que se podía salvar y no se salvó, unos tres o cuatro, que sentí que se salvaban y no, finalmente falleció.

Desesperación, dolor, intentos de suicidio

Además de los síntomas tradicionales de tos, fiebre, el doctor Gómez Zanabria observa que el Covid-19 genera temor, pánico y ansiedad, “muchísimos pacientes de repente me hablan y me dicen, es que estoy ansioso, no puedo respirar, aunque estén oxigenando bien”.
Y hasta ha lidiado con intentos de suicidio, “una paciente me decía ‘doctor, se lo firmo, quíteme la vida, así, ya no aguanto, se lo firmo, quíteme la vida.’ Yo decía, no lo puedo matar, yo estudié para salvarlo, no para matarlo. Hubo alguien que ni siquiera el paciente, era su familiar, que atentó contra su vida y lo logró. Así de grave. Tuve otra persona que lo intentó, no lo logró, pero sí se clavó un cuchillo.”
Por ello parte de su trabajo es hacerla de sicólogo y “convencer que no se van a morir, así de frente, ¡los estoy viendo a los ojos, mire, no se va a morir, hágame caso!”.
Asegura que “si alguien se enferma de Covid y lo toma con cierta tranquilidad, se atiende rápido y se atiende bien, el Covid es totalmente curable”. El problema es que algunos de sus pacientes llegan con tratamientos mal iniciados y mal aconsejados, “que porque un familiar le sirvió esto, que al principio estaba el tesito de las aspirinas con el limón hervido, luego que todo lo caliente te quita el Covid, entonces se quemaban la garganta tomando tés calientes, algunos consejos que no son útiles, pero la gente les hace caso porque me lo dijo mi prima, mi comadre, o alguien que me aprecia, eso no debe de ser”.
Por eso llama a que la gente acuda de inmediato al doctor al primer síntoma y a que se sigan cuidando, usando cubrebocas y no estigmatizando a los enfermos porque “mis pacientes me dicen, no me quieren inyectar, no me quieren ver, nos ven como apestados”.
Otro problema recurrente es que “la gente tiene mucho miedo ir a las instituciones, creo que ahí sí están en un error, sí quisiera que lo puntualizaran. La gente cree que ir al ISSSTE o al IMSS es ya para que los maten”. Por eso asegura que la estadística oficial sobre los casos “nada que ver” con la realidad.
También se necesita un “sistema de salud más eficiente, no de palabritas si le voy o no a meter dinero”, sin embargo, afirma que la atención en los hospitales públicos “no es mala, honestamente. Yo luego les digo a mis pacientes, no está mal, usted debería de acudir a una institución si tiene seguro. Les están dando su cajita feliz, yo digo, con un kit muy básico de medicamentos e incluso yo creo que en plan, no debería de decirlo así, pero de ahorrar porque les dan un antibiótico y les dicen, tómese una pastilla hoy y media después. O sea, como queriendo no gastar tanto en las instituciones, probablemente porque no haya el recurso, eso se entiende”.
El promedio de las últimas semanas es de entre 10 y 15 pacientes al día, pero “estos semáforos amarillos nos dan en la torre porque anda gente asintomática en la calle, pues nos van a provocar que tengamos otra oleada después”, por ello insiste en no bajar la guardia.
Relata que el peor momento de la pandemia fue julio y agosto, “yo creo que estuve dando alrededor de 35 consultas al día, desde las 7-8 de la mañana hasta las 4-5 de la mañana porque antes todavía dábamos a domicilio, dormíamos tres horas y otra vez. El teléfono empezaba a sonar desde las 5 de la mañana”.
Asegura que nunca le ha tenido miedo al coronavirus, incluso cuando se enfermó junto con su esposa a mediados de mayo, “y enfermos y todo y dábamos consulta, teníamos la sala llena de gente. Donde está la recepción, ahí tenía el escritorio y las sillas y todos alrededor viendo cómo daba la consulta. Se acostumbraron, yo les decía, ni se espanten, todos tienen lo mismo, o sea, aquí nadie va a venir contagiar a nadie, ya vienen contagiados”, declara el doctor que no usa cubrebocas en su consultorio.
Indica que “bajó un poquito en diciembre, pero poquito, pero en cuanto pusieron el semáforo amarillo, a los 15 días ya estábamos otra vez con muchos casos. De hecho, en febrero hubo más casos, que en julio y agosto, se fue el pico hasta arriba. Ahorita en marzo hay menos casos”.

Un paciente grave llega a gastar 200 mil pesos

El doctor Gómez Zanabria también observa una crisis económica porque el Covid es una enfermedad que se puede volver carísima, “un paciente no grave, regular, pero sí delicado, yo creo que se gasta sus 8, 10 mil pesos. Un paciente grave sí llega a gastar 200 mil pesos, con lo que yo estoy manejando. Un paciente grave en el Santa Lucía o en el Prado, o en otro tipo de hospital, se gastan 100 mil pesos diarios en tratamiento. Un entubado es muy caro”.
Al consultorio de la colonia Progreso llegan pacientes de distintos estratos sociales, pero la mayoría son de escasos recursos, algunos incluso llegan descalzos, agrega su esposa Romina Ramírez, quien lo ayuda a recibir a los pacientes con otras tres enfermeras, “sin ella no hubiera podido” seguir, asegura el médico con una larga trayectoria política.
“Una paciente me dijo aquí, doctor, estamos empeñando nuestras cosas para poder salvar a nuestro familiar, y sí es cierto, yo lo entiendo así. En una pandemia, en una crisis económica que causó la misma pandemia, con un mal manejo de políticas públicas de parte del gobierno en cuanto a apoyar a la gente para que tenga recursos. La gente no tiene dinero, se quedan sin trabajo muchos, muchos. No es mentira, le doy la medicina y les digo, luego me la paga, yo lo que quiero es que se curen. Mi sorpresa es que, gracias a dios, la mayoría me paga.”

 

El Ayuntamiento, sin recursos para apoyar a empleados del restaurante, dice Planeación

El subsecretario de Planeación y Desarrollo Económico municipal, Víctor Gómez Zanabria, reconoció que el Ayuntamiento no tiene un fondo para apoyar a los 150 trabajadores del restaurante Los Buzos, que cerró sus sucursales por la inseguridad.
Consultado en su oficina, Gómez Zanabria declaró que el gobierno busca recursos federales para apoyar e impulsar pequeñas y medianas empresas, generar fuentes de empleo y de esa forma activar la economía en el municipio, el cual su principal ingreso es el turismo.
“Es difícil porque no tenemos un proyecto en específico, es una realidad, pero vamos a buscar alternativas de empleo para este personal y esperamos que la situación de Los Buzos sea momentánea y que puedan reabrir sus restaurantes y trabajen con su personal”, dijo.
Debido al cierre de las cuatro sucursales del restaurante Los Buzos, más de 150 familias serán afectadas en sus ingresos porque se quedarán sin empleo.
Gómez Zanabria detalló que en otros países hay un fondo de desempleo, “desgraciadamente en México no está contemplado y no lo tenemos, ahora están quedando desempleadas nuevas personas, pero el desempleo es generalizado, mucha gente acude a nosotros para solicitar una fuente de ingresos, un trabajo y lo que estamos haciendo es buscando recursos económicos”.
Dijo que por parte del municipio “vamos a tratar de ayudar, de manera directa no tenemos la oportunidad porque debe ser algo más allá que una despensa, porque resuelve un día o dos de alimentación, la realidad es buscar que no vuelva a suceder lo que está pasando y somos muchos instancias que tenemos que atender eso”.
Para ello dijo que “necesitamos activar la economía de otra manera a través de la Secretaría de Desarrollo Económico, estamos en búsqueda de proyectos a través de Instituto Nacional del Emprendedor para fortalecer pequeñas y medianas microempresas, y en Desarrollo Rural estamos tratando de buscar proyectos a través de Sagarpa”.
Abundó que el municipio requiere de activar la economía de manera distinta, “necesitamos la cooperación decidida de las autoridades federales y estatales, porque el problema que tenemos en este momento (de inseguridad) no empezó hace varios años” y para eso este gobierno pretende incentivar la economía para apoyar microempresas.

El Ayuntamiento, sin dinero para atender demandas, dicen funcionarios a vecinos

Durante mesas de trabajo con vecinos de diferentes colonias, funcionarios municipales informaron que no hay dinero para cumplir con todas las peticiones y demandas sociales.
El subsecretario de Planeación y Desarrollo Económico, Víctor Gómez Zanabria, indicó que “no todo es atendible” de las peticiones que les han hecho y que se les habla claro porque “no hay que engañar a la gente, lo que se pueda se les dirá”.
En la sala de Cabildo, funcionarios de diferentes dependencias como cultura, deporte, salud, de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA), se recibió a unas 60 personas representantes de Barrios Históricos y colonias que hicieron peticiones de servicios públicos, obras públicas como pavimentaciones y apoyo para torneos deportivos y actividades culturales.
Ahí, Víctor Gómez les expuso a los colonos que el Ayuntamiento no tenía dinero para atender la mayoría de las peticiones. Solicitó que las que se refieren a obras públicas y materiales que hagan la solicitud por escrito para incluirlas en el proyecto del presupuesto del próximo año. Aunque no les aseguró que estén en el mismo, sino para considerarlas
Resaltó que en peticiones como apoyo para torneos deportivos y actividades culturales se puede buscar la forma de atenderlos, además de que sirven para reconstruir el tejido social
Expuso que por la situación financiera del Ayuntamiento es complicado atender las solicitudes de los vecinos, “no imposible, aunque no todo es atendible”. Agregó que no se están quejando ni buscando responsables de la situación financiera
El presidente de la coordinadora de Barrios Históricos y colonias de Acapulco, Apolonio Marcial Radilla, dijo que esperaran el tiempo que sea necesario para que sus peticiones sean atendidas, aunque las que se refieren a servicios públicos como reparación de luminarias, agua potable y recolección de basura, solicitó que se atiendan con prontitud En otra mesa de trabajo con integrantes del Movimiento Popular Guerrerense (MPG). encabezados por Víctor Flores Flores, los funcionarios le precisaron que se tenían que revisar las solicitudes como la compra de un terreno para la construcción de una escuela en la colonia Frontera.
Ahí se pidió una explicación por la obra de introducción de agua potable y drenaje en esa colonia, a lo que le dijeron que le gestionarían una reunión con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que es la encargada del proyecto.
Víctor Flores solicitó 20 láminas para cada una de las  43 familias afectadas por las lluvias de Manuel e Ingrid en el 2013 en la colonia Altos del Camarón, las cuales no han sido reubicadas, por lo que le dijeron que se preguntaría a Fideicomiso Acapulco. Además de las láminas solicitó cemento y tinacos.
El subsecretario de Desarrollo Humano de Sedesol, Genaro Bernal, les dijo a los vecinos que no había dinero y que prometerles que les darían lo que estaban pidiendo era mentirles y que las ventanillas de los diferentes programas están cerradas, así como el presupuesto para este año.
Agregó que existe la voluntad para sacar compromisos, sin embargo no están en las condiciones de dar todo el material que solicitaron y que no dudaran del alcalde, Evodio Velázquez,  a lo que Víctor Flores le rebatió: “¿Cómo tienen para otras cosas?”.
Al final acordaron volverse a reunir la próxima semana en la Dirección de Gobernación para darle respuesta de las peticiones. Las reuniones fueron programadas por el director de Gobernación, Juan San Román Ortiz.