Expulsan vecinos de Coacoyulillo a soldados; se refugian en El Ocotito y también los sacan

Lenin Ocampo Torres / Lourdes Chávez

Chilpancingo

Pobladores de Coacoyulillo, municipio de Chilpancingo, expulsaron a soldados del Ejército que intentaron entrar la noche del sábado a esa comunidad serrana.
Los soldados se trasladaron a Parque Industrial de El Ocotito, donde otro grupo de ciudadanos, con palos, los sacaron del lugar, y denunciaron que los militares respondieron con disparos para disuadirlos.
Según la información de uno de los pobladores de Coacoyulillo, el sábado a las 7 de la noche los militares llegaron a la comunidad, donde intentaron ingresar y la gente no lo permitió.
Vía telefónica denunció que el jueves en la noche un grupo armado que identificaron como Los Jaleacos (de la Federación Guerrerense encabezada por el grupo criminal Los Tlacos), entró a la localidad que se encuentra a una hora de Chilpancingo, donde quemó cinco vehículos y golpeó a seis vecinos.
Ese mismo día los soldados llegaron a instalarse cerca de Coacoyulillo, donde la comisaria de Tlahuizapa acudió a pedirles ayuda y no se la dieron.
El viernes los militares intentaron llegar a la comunidad, y los pobladores con palos lo impidieron, luego de que les reclamaron que no acudieron al llamado de auxilio cuando se los pidieron.
El sábado, otro grupo de militares regresó a Coacoyulillo, donde de nueva cuenta los pobladores les impidieron la entrada y los militares se retiraron al poblado de El Ocotito, donde se internaron en el Parque Industrial.
En ese punto a las 8 de la noche, a alos militares ya los esperaban pobladores de El Ocotito que les pidieron retirarse y se confrontaron con ellos. Los soldados dispararon sus armas para disuadir a los manifestantes.
El denunciante dijo que no van a dejar “entrar a los militares porque protegen al grupo de Los Tlacos, que pretende tomar sus comunidades y cuando les han pedido la seguridad nunca se las dan”.
Finalmente, los elementos del Ejército se retiraron de la zona rumbo al puerto de Acapulco.

Si no los van a defender, no los quieren en su territorio

Autoridades del Frente de Comisarios de la Sierra y del Valle del Ocotito denunciaron que el Ejército y la Guardia Nacional no responden a los llamados de auxilio de la población ni cuando ocurren crímenes en flagrancia alrededor de sus instalaciones, y si no los van a proteger, tampoco los quieren en sus territorios.
En conferencia de prensa en El Ocotito, para aclarar los hechos del sábado, cuando pobladores de Coacoyulillo sacaron a militares de una base en El Ocotito, también denunciaron que los últimos meses han ocurrido asesinatos y extorsiones, sin que las autoridades intervengan, y desde el jueves está desaparecido el comisario de Los Cimientos.
El comisario de Ocotito, José David Reyna Leyva, aclaró que las imágenes de video que trascendieron el sábado en redes sociales sobre vecinos sacando a palos a militares de sus tierras, no es gente de Coacoyulillo, sino de Ocotito en el parque industrial de la misma localidad.
Para explicar lo anterior, dijo que el jueves 25 de enero en la mañana, fuerzas federales trataron de instalarse en el poblado de Coacoyulillo, y los vecinos no los dejaron entrar. “Sus razones tendrán”, dijo a modo de explicación.
Sin poder pasar se instalaron a un kilómetro y medio de la localidad, donde en la noche ocurrió un enfrentamiento, y la comisaria fue a solicitar el auxilio de los militares, que no la atendieron.
Para el viernes, dijo que cuando los soldados fueron al pueblo a sacar unos vehículos, los vecinos tampoco les permitieron el paso, y colocaron su campamento militar a unos 40 metros de distancia.
Añadió que el sábado, los comisarios de Tlahuizapa, Ocotito y Mojoneras visitaron a la comisaria de Coacoyulillo, que estaba muy alterada por lo sucedido, y, con el respaldo del Frente de Comisarios, los vecinos fueron al campamento a pedir a los soldados “amablemente” que se fueran.
Así los militares se instalaron en el parque industrial de El Ocotito, donde los vecinos de esta comunidad tampoco los querían y fueron a sacarlos, “unos 4 militares comenzaron a exaltar a todos: ‘que si se iban a dejar’, empezaron a bajarse los demás. Sí, llevábamos palos, pero a la gente no la puedes controlar. Ellos (los militares) empezaron a amedrentar a la gente, a empujarla, a decirle váyanse de aquí, la gente empezó con los palos”. Eso ocurrió en la base de la Guardia Nacional ubicada en el parque industrial.
Aseguró que los agentes golpearon a las mujeres con los palos que ellas llevaban, e hicieron disparos para amedrentarlas, pero finalmente, quien estaba a cargo tomó la decisión de retirarse.
Añadió que en 40 minutos de revuelta, de tres patrullas de la Guardia Nacional que inicialmente estaban en el lugar, aumentaron a 11. Asimismo, dijo que el director de Gobernación, Francisco Rodríguez Cisneros, lo llamó para reclamarle que haya incitado a la gente.
“Yo no incito, la gente nos obliga a ir porque confiaron en nosotros, ellos nos eligieron, ellos esperan lo mejor de la comunidad”.
Confirmó que en El Ocotito han pedido ayuda a las fuerzas federales para asuntos más pequeños que el enfrentamiento en Coacoyulillo el jueves, y éstas no responden.
“La Guardia Nacional parece estar de adorno. Algo se tiene que hacer en el Congreso para que esto funcione. El pueblo está reaccionando por meses y meses de crímenes”.
El comisario de Julián Blanco confirmó que no tiene respuesta de los soldados en caso de robos ni en problemas internos, como el caso de un hombre que amenazó a su esposa con un machete, y el sargento de un puesto de control le dijo que no podían intervenir sin una orden superior.
Trató de gestionar a través de la Secretaría de Seguridad Pública de Chilpancingo, Martha Icela Velázquez, la autorización, pero leyó su mensaje y no le respondió.
El comisario de Cajelitos, José Roberto, añadió que hay enojo social porque todos los días están muriendo personas, pese a la Guardia Nacional que está en la zona, “cuando le llamamos llegan media hora después, y pasan los que nos atacan en sus narices”, mientras las comisarías no disponen de policía del pueblo ni de cárceles.
El comisario de Petaquillas, Antonio Álvarez Flores dijo que los pueblos se unieron “porque la seguridad se le está complicando al gobierno, no lleva el rumbo que debería”.
Añadió que la Policía Comunitaria, desmantelada por el gobierno federal, sí respondía de manera inmediata, “ahora llamamos al 911 y no resuelven”.
Denunció que cuando matan personas a escasos metros de la base de la Guardia Nacional, no pasa nada, y ante un delito en flagrancia, dicen que tienen que esperar a que haya una orden para actuar.
También señalaron que el jueves el comisario de Los Cimientos fue a Coacoyulillo, y desde esa noche se desconoce su paradero.
Aseguraron que han hablado con la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, de esta situación, sin resultados. Coincidieron en que los pueblos tendrán que reorganizarse por la seguridad, por la ola de violencia en sus comunidades, con amenazas y extorsiones “de uno y otro grupo de la delincuencia”.
El comisario de El Ocotito adelantó que la asamblea del pueblo ya pidió integrar una policía de la comisaría pero el miedo sigue latente.