La vulnerabilidad climática de Acapulco se sumó a la de pobreza, desigualdad y corrupción

Arriba, Erika Danae López Espinoza, Cecilia Navarro y Juan Angulo Osorio; abajo, Amparo Martínez y Leticia Merino, en la disertación de la serie Los grandes problemas socioambientales Foto: El Sur

Rosendo Betancourt Radilla

Chilpancingo

En la sesión 21 de la serie Los grandes problemas socioambientales, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (Cous), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expertos en distintos temas plantearon que a la vulnerabilidad climática se suman factores como la urbanización descontrolada, la pobreza y la desigualdad y la corrupción.
Los participantes de esta sesión multidisciplinaria disertaron el jueves 30 de noviembre sobre dos contextos que tienen atentos a los expertos en el mundo de diferentes ramas del conocimiento: el violentísimo huracán Otis, que tocó tierra en Acapulco en los primeros minutos del 25 de octubre, y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28), que se celebró en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre.
La primera expositora fue la doctora en Antropología, Leticia Merino Pérez, quien encabeza la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, quien expuso que hablar de vulnerabilidad en México y en América Latina por el cambio climático “es tristemente pertinente hoy de cara a la tragedia de Acapulco, arrasado por el huracán Otis”.
Advirtió que “Acapulco no sólo es un ejemplo claro de la vulnerabilidad climática, cada vez más presente en México y en el continente, sino también de cómo esta vulnerabilidad, este riesgo, interactúa con la vulnerabilidad económica, con una profunda desigualdad y falta de opciones para los jóvenes, que han conducido algo muy grave, que es el deterioro de la cuestión y la confianza, y que derivan en condiciones de violencia e inseguridad. La desigualdad profunda que vivimos en México y en el puerto de Acapulco es una violencia en sí”.
Advirtió que este tipo de eventos son y seguirán siendo cada ves más frecuentes, “los huracanes, las sequías, los incendios, la exposición a vectores de los patógenos de cultivos, de los bosques y de los propios seres humanos, resultado de los cambios en la temperatura”.
“Pero también la vulnerabilidad climática se suma a factores como la urbanización descontrolada, la pobreza, la desigualdad, limita la confianza y la cohesión; a la falta de acceso a información pertinente, a la corrupción que erosiona las capacidades de las instituciones. Estas condiciones generan y exhacerban la vulnerabilidad social y la vulnerabilidad climática”.
“La agricultura es la actividad que se verá afectada en mayor medida por el cambio climático… los cultivos que requieren más agua, como el café y el arroz, son los que se verán afectados en mayor medida”, advirtió.
Mencionó que paradójicamente, en su contexto de hambre e inseguridad alimentaria, América Latina destina gran parte de sus recursos naturales a producir productos agrícolas para la exportación, pues es la única región del mundo que produce más alimentos de los que consume, como la soja, el aguacate y el cacahuate que han provocado gran deforestación en la región y en México.
Dijo que el 1 por ciento de los habitantes más ricos del mundo emite más dióxido de carbono que el 50 por ciento de los habitantes del planeta, y el 10 por ciento de mayores ingresos es responsable de casi la mitad de las emisiones. La mayoría de estos grupos están en los Estados Unidos

Advierten del incremento en el nivel del mar

Del Instituto Nacional de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, Erica Danaé López Espinoza, expuso que se evalúa el cambio en el nivel medio del mar en las áreas costeras de México.
Explicó que el calentamiento global se mide a partir del aumento de la temperatura del aire y del mar, “es indudable que es por la actividad humana”.
Expuso que los años 2015 y 2022 representaron un mayor aumento de temperatura media global y que el aumento de la temperatura en todo el planeta incrementa el nivel del mar, debido a que se derriten los glaciares, lo que está comprobado, al menos desde 1971.
Los científicos de su rama tienen proyecciones del incremento del nivel del mar hasta de un metro en menos de 80 años, es decir, lo podría vivir la generación que está naciendo y lo vivirán sus hijos y nietos.
Expuso, además, los daños que este incremento representa, sobre todo, a las poblaciones costeras, como daños en isfraestructura, erosión y afectaciones de la entrada de agua salada a ecosistemas de agua dulce, “sin duda pérdidas económicas, turísticas y a nivel social”, y hay 17 estados del país que tienen entrada al mar.

Acapulco: pobreza y mala planeación

La bióloga María Amparo Martínez Arroyo, investigadora y divulgadora científica, presentó la ponencia Qué tomar en cuenta para reconstruir, poniendo en primer lugar el bienestar de la gente y la reducción de la vulnerabilidad.
Explicó que los desastres no son naturales, “vengo de las ciencias naturales, lo estudiamos desde el punto de vista físico, biofísico, químico”, citó a la también investigadora Virginia García Acosta: “Los desastres son procesos resultantes de condiciones críticas pre-existentes, en las cuales la vulnerabilidad acumulada y la construcción social del riesgo ocupan un lugar determinante en su asociación con una determinada amenaza natural”.
Advirtió que los riesgos se construyen, “unos con amenazas naturales. Tenemos que saber en dónde vivimos, qué tipos de amenazas naturales tenemos. Pero la otra tiene que ver con la exposición que tenemos a esa amenaza, y aquí (en Guerrero, con el impacto del huracán Otis) ocurrió todo al mismo tiempo, son muy claras las amenazas de huracanes por la zona”.
Expuso que Acapulco además de sufrir una condición de pobreza, tiene una mala planeación de la zona turística, “se ha construido cuando ya sabíamos que no teníamos que construir encima de las dunas. Ya sabíamos que no se tenían que hacer encima de las playas las construcciones”.
Dijo que hay damnificados VIP y “los damnificados de toda la vida”.
Dijo que hay una oportunidad de hacer mejor las cosas en términos socioeconómicos y naturales, “está la adaptación y la mitigación, y la adaptación es todo ese proceso de ajuste, de los sistemas humanos con los sistemas naturales, para construir una prevención”.
“Creo que este desastre puede ser el momento de repensar todo el estado, no sirve que arreglemos pedacitos, porque la vulnerabilidad se construye completamente”, agregó.
“La propuesta es ver la reconstrucción de Acapulco como algo ejemplar, que nos permita incidir en todo el estado. La mayor parte está viviendo ahí porque es donde hay empleo, pero se van a sus comunidades porque están a gusto. Mucha gente, si se le ofreciera la oportunidad con garantías de comprar los productos, si hubiera un gran acuerdo social para reconstruir Acapulco, entre todos los sectores podría haber un gran ordenamiento territorial, pero también un ordenamiento económico y productivo. Ayudaría a reconstruir otras partes del estado que no padecieron el huracán, pero pareciera que vivieran después de un huracán toda la vida”.
Expuso que el estado de Guerrero, a pesar “de ser tan rico, de tener tantas cosas, ha sido muy golpeado política y económicamente. Acapulco es una de las ciudades más violentas, está prácticamente el Estado a merced del crimen organizado”.

Otis vino a impactar en una ciudad de por sí vulnerable

El periodista director de El Sur, Juan Angulo Osorio, coincidió en que lo que pasó en Acapulco con Otis no fue un desastre natural, sino producto del cambio climático, “que es una construcción social” producida por un “capitalismo depredador”.
Relató que se tomaron las medidas pertinentes para que el periódico quedara impreso lo más temprano posible, pues se esperaba que el huracán tocara tierra entre las 4 y 5 de la madrugada, pero alrededor de las 12 de la noche los trabajadores del taller reportaron, “se está cayendo el techo del taller. Estamos refugiados debajo de la rotativa, es un viento que nunca habíamos experimentado, tenemos mucho miedo”.
Aseguró que en Acapulco se ha construido en humedales, en la zona de playa, en cauces de ríos, todos ejemplos de riesgo construido, “Otis vino a impactar en una ciudad de por sí vulnerable. Otra de las vulnerabilidades es que Acapulco tiene el primer lugar en pobreza urbana en el país”.
Mencionó que se decía que el puerto era invulnerable a los huracanes: “Paulina fue más lluvia que viento, Ingrid y Manuel, igual, pero no hubo vientos muy fuertes en ninguno de los dos eventos. El cambio climático volvió vulnerable a Acapulco a los huracanes, como lo demostró Otis”.
Tras la tormenta se perdió la comunicación, agregó, “nunca en la historia del país hubo una ciudad de casi un millón de habitantes incomunicada tanto tiempo, hubo una incomunicación total”.
“Pasaron dos semanas para que tuviéramos contacto con todos los compañeros que trabajan en Acapulco, por teléfono, y habíamos visto sólo a la mitad. El resto no podía ni siquiera salir de su casa, no tenían luz, teléfono, agua y no podían físicamente salir de su casa. Los que podían salir no podían andar las calles porque estaban tirados los árboles, postes de luz y espectaculares, fueron tres días de incomunicación completa”.
Informó que 36 días después, el centro de Acapulco, en donde se imprime El Sur, sigue siendo una zona de desastre, “tardamos cuatro días en poder abrir las instalaciones del taller, durante dos semanas no pudimos imprimir”.
La zona de desastre, contó, genera además problemas de salud como enfermedades gastrointestinales y dengue, además, la recolección de basura es “llevarla a donde sea y como sea”, sin separar desechos orgánicos de inorgánicos ni reciclar.
Consideró que la salida estará desde la sociedad, más que del gobierno, “hay una oportunidad, porque el huracán afectó a todos los sectores de la sociedad. No sólo afectó a los pobres como ha sido antes. Los grandes hoteles siguen cerrados, los restaurantes de alta gama siguen cerrados a más de un mes del paso del huracán”.
Dijo que esto puede crear un consenso social importante, que involucre a todos los sectores de la sociedad en un nuevo Acapulco, “no se trata de volver al Acapulco de antes”.
Planteó convertir a Acapulco en un problema de la comunidad internacional, porque “es un aviso de lo que puede pasar en cualquier ciudad del mundo, y con esa perspectiva, pensar en acumular recursos financieros, científicos y con la participación de la sociedad para elaborar un proyecto de un nuevo Acapulco, que prevenga situaciones como las que causó el huracán Otis”.
Concluyó que es muy alta la reponsabilidad de los empresarios que tienen grandes ganancias en Acapulco, “las principales compañías mineras de Canadá están en Guerrero. Tienen muchísima responsabilidad en propiciar el desarrollo equitativo del estado. Un dato anecdótico: en los restaurantes de alta gama no vendían mezcal de Guerrero”.
El director de El Sur, Juan Angulo Osorio consideró que es muy alta la reponsabilidad de los empresarios que tienen grandes ganancias en Acapulco, “las principales compañías mineras de Canadá están en Guerrero, tienen muchísima responsabilidad en propiciar el desarrollo equitativo del estado”.

En conversatorio de El Sur, llama Musacchio a una política institucional en publicidad

El periodista Humberto Musacchio; el director general del periódico Juan Angulo; la defensora de los derechosde las mujeres, María Luisa Garfias y el dirigente social Arturo García Jiménez, en el Conversatorio por los 30 años de El Sur celebrado en el Museo Regional de Guerrero en Chilpancingo Foto: Jessica Torres Barrera

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

En el conversatorio con motivo del 30 aniversario del periódico El Sur, el periodista Humberto Musacchio pugnó por una mejor distribución del dinero público destinado a los medios de comunicación. Opinó que debe ser “más legal, pareja, equilibrada y reglamentada”.
De otro modo, dijo, “el gobernante favorece a quien simpatiza con él y no al periodista crítico, que informa verdaderamente de los problemas”.
Musacchio criticó que ahora mismo, el periodismo nacional atraviesa por una fuerte crisis, debido a que “por decisión presidencial los periódicos reciben cantidades cada vez menores de publicidad y mientras no exista una fórmula reglamentada para repartir el dinero público a los medios de comunicación, seguiremos viendo que se favorece a los más poderosos, porque son los periódicos que tienen más dinero los que resisten más”.
El conversatorio con motivo de los 30 años de vida de El Sur se realizó en la sala del Museo Regional de Guerrero del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y asistieron más de 70 personas, entre activistas, dirigentes sociales, defensores de derechos humanos, políticos de distintos partidos y periodistas de diferentes medios de comunicación.
Moderados por el director de El Sur, Juan Angulo Osorio, también fungieron como comentaristas la activista feminista María Luisa Garfias Marín y el activista social, actual dirigente de la Coordinadora de Comisariados Ejidales y Comunales del Estado de Guerrero, Arturo García Jiménez.
A propósito, Angulo Osorio anunció que con motivo de los 30 años del periódico,

Asistentes al Conversatorio por los 30 años de El Sur en el Museo Regional Foto: Jessica Torres Barrera

El Sur tendrá actividades a lo largo de un año, a partir de ayer 3 de mayo y hasta el 2 de mayo del año próximo.
Algunos de los asistentes al conversatorio fueron el ex secretario de Gobierno en el periodo de Héctor Astudillo Flores, Florencio Salazar Adame, y el secretario de Gobierno al inicio de la actual administración de Evelyn Salgado Pineda y senador suplente de Félix Salgado Macedonio, Saúl López Sollano.
El ex presidente del Consejo estatal del PRD, Mauro García Medina; el ex dirigente estatal del PRD y actual director general de Apoyo Técnico y Fortalecimiento Institucional y Municipal de la Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional, Apolinar Segueda Dorantes; la activista por los derechos humanos y actual coordinadora operativa del Plan Nacional de Reconstrucción de la Sedatu, Aurora Muñoz Martínez.
Además, la directora general de Estructura Regional de la Sagadegro, Emperatriz Basilio Goytia; el ambientalista y articulista de El Sur, Octavio Klimek Alcaraz, así como el antropólogo Mario Martínez Rescalvo y la antropóloga Maribel Nicasio.
María Luisa Garfias, de quien Juan Angulo recordó que desde que llegó el equipo fundador de El Sur ella fue parte del grupo de académicos de la UAG que reunió el ya fallecido historiador Renato Ravelo, dijo en sus comentarios que el periódico desde sus inicios ha sido el espacio “que nos ha dado el pulso político, social y económico de Guerrero y a nivel nacional”.
Añadió que a 30 años es necesario reconocer el papel de El Sur para que los guerrerenses sepan que hay una crisis de derechos humanos y se necesita participar para erradicar la violencia que todos los días está en los diferentes espacios sociales.
Destacó que El Sur no solamente es un medio que está difundiendo información crítica, fidedigna y profesional, sino que también da elementos todos los días “que nos son de utilidad a los que estamos en la academia, investigadores, estudiantes y colectivos para hacer análisis de coyuntura”.
Garfias Marín se refirió a los embates que ha sufrido el periódico. Dijo: “El Sur, como la espuma del mar ha sido embatido por olas de baja y de mucha intensidad con las cuales se ha buscado desaparecerlo o que calle acciones que molestan a personajes de la política y personajes de otro tipo”.
Pero añadió que el hecho de que dependa de sus lectores y de la sociedad, “ha permitido que lo podamos seguir disfrutando todos los días y que nos llegue a las puertas de nuestras casas”.
Arturo García Jiménez, de quien Juan Angulo dijo fue quien presentó a los fundadores con los dirigentes de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande y con la familia de luchadores sociales de Hilario Mesino, explicó que cumplir 30 años llevando a cuestas la responsabilidad de informar y mantener al día a los asiduos lectores a pesar de las adversidades, “no es cualquier cosa”.
Definió a El Sur como un referente de lo que está pasando en el estado, puesto que lo leen, destacó, políticos y funcionarios buenos y malos, debido a que es como un termómetro para medir su funcionamiento, igual los académicos, líderes sociales y el pueblo en general, “lo leen para tener claro lo que está pasando en el estado”.

Expuso que El Sur es un ejemplo de “cómo contra viento y marea sí se puede construir un periodismo honesto”, porque fue concebido y financiado desde la sociedad.
Explicó que a El Sur no sólo lo marcan sus noticias; “en su contenido refleja la historia de las injusticias y las represiones; las masacres de Aguas Blancas y El Charco, la represión a los ecologistas, el caso (del asesinato) de Digna Ochoa, el de las policías comunitarias de la CRAC y de las otras policías no tan comunitarias, los 43 desaparecidos de Ayotzina-pa y el caminar de los padres” de los normalistas.
Dijo que en materia de la violencia, El Sur ha registrado cómo se va forjando todo el proceso, desde la guerra sucia de los años 70 y 80 hasta la violencia de hoy.
El dirigente social habló de los retos para el periódico; convertir el acto de comunicar en un factor de cambio; informar objetiva y críticamente; ir más allá y abordar problemas y proponer soluciones en temas como el medioambiente, la pacificación y el campo.
Pidió que siga visibilizando las injusticias, “ahora más que nunca y darle voz a los sin voz, porque hay muchas cosas que pasan y no se conocen”.
En intervalos, durante la presentación de los comentaristas, Juan Angulo sintetizó una reseña de los 30 años de El Sur, contó historias, anécdotas, la relación y el trato que recibieron los directivos de los distintos gobernadores, políticos y funcionarios.
También habló de las amenazas y los riesgos. Se refirió a las dos fases; el antes y el después de la violencia que genera el crimen organizado.
Contó que antes, los reporteros iban a todas las regiones a cubrir las notas “y sabíamos que nos enfrentábamos sólo al Ejército, a las autoridades o a los caciques”, pero que ahora, después de la aparición del crimen organizado, todo cambió, “ya no llegamos a todos los lugares, no vamos solos, ni llegamos antes que la autoridad”.
En su participación, Humberto Musacchio, dijo que fundar un periódico crítico como El Sur y por el perfil de sus fundadores, no es fácil.
Lo definió como un periódico crítico, no de oposición porque no es un periódico de partido; “es un periódico que cumple con las reglas de nuestro oficio y eso es lo importante”.
Explicó que hacer un periódico que se propone informar, criticar e ilustrar al público sobre lo que pasa en la esfera del poder, evidentemente complica la relación del poder y la prensa.
“Entendemos bien que nuestra función no es quedar bien con los poderosos, es quedar bien con los lectores e informarlos”, subrayó.
Definió que el periodismo crítico es muy necesario para que se les señale a los políticos lo que no están haciendo bien, “cosa que no< les gusta, pero ni hablar, es nuestra función, es nuestro trabajo. No somos aplaudidores de nadie, no es ese nuestro trabajo”.
Explicó que es la causa de que el dinero público llegue en mucho mayor proporción a aquellos medios con los que el poder simpatiza “y a veces llegan al extremo de dedicarse al elogio de los poderosos, y no es esa nuestra función, cumplimos mejor con la sociedad, con los lectores e incluso con los gobernantes cuando criticamos y mostramos lo que está mal”.
Sin embargo agregó que a los gobernantes no les gusta subsidiar medios que critican, que muestran sus debilidades, sus errores, su falta de perspectiva.
“Ahora mismo, el periodismo nacional atraviesa por una fuerte crisis porque por decisión presidencial, los periódicos reciben cantidades cada vez menores de publicidad”.
Siguió: “Sin embargo hay un periódico que recibe mucho dinero, tanto que en el 2019 recibió más que TV Azteca y ese dinero cumple una función; apoyar a ese gobierno con el que coincide”.
En opinión de Musacchio, para afrontar esas diferencias se necesita un sistema de subsidios legales, institucionales, bien conocidos por todo el mundo, que se sepa de dónde viene el dinero, cómo se distribuye y por qué se distribuye de esa manera.
Pero dijo que lamentablemente no ha visto mucho eco entre colegas y periódicos “porque hasta ahora estamos acostumbrados a que cada quien gestiona dinero de publicidad y a los demás que Dios los ampare, porque a todos nos interesa ganar dinero, de eso vivimos”.
No obstante opinó que la mejor manera de ganarlo sería mediante una distribución legal, pareja, equilibrada y reglamentada “porque de otro modo el gobernante favorece a quien simpatiza con él y no al periodista crítico que informa verdaderamente de los problemas”.
Remachó que mientras no exista una fórmula reglamentada para repartir el dinero público a los medios, “seguiremos viendo que se favorece generalmente a los más poderosos, porque son los periódicos que tienen más dinero los que reciben más”.
Concluyó: “Creo que tenemos mucho que hacer en ese punto, hay que convencer al gremio, discutir entre nosotros y avanzar, crear alguna organización y tener reuniones. Ese trabajo no es fácil pero lo podemos hacer, hemos hecho muchas cosas los periodistas”.

Amplio espacio a la matanza de Aguas Blancas en un libro de ex corresponsales del New York Times

 

 En Estados Unidos y Canadá comenzó a circular el libro Opening Mexico. The making of a democracy, que puede traducirse como La apertura en México. La construcción de la democracia, de los periodistas Julia Preston y Sam Dillon, que le dedican un amplio espacio a la matanza de Aguas Blancas.

Entre 1990 y 1995 ambos fueron corresponsales en México del influyente diario estadunidense The New York Times, y ganaron el prestigioso premio Pulitzer por un polémico trabajo sobre el narcotráfico en México.

Platiqué con Julia varias veces por teléfono, y Sam vino a Acapulco en un par de ocasiones en las cuales me hizo preguntas en torno a la matanza de Aguas Blancas y sobre Guerrero, lo mismo que a la reportera Maribel Gutiérrez.

Sam Dillon atendía, además, a diversas iniciativas de periodistas mexicanos para analizar la situación de nuestro oficio. Siguió de cerca la creación de la, a la postre efímera, Sociedad de Periodistas, en la que partipé junto con Jesús Blancornelas, Raymundo Riva Palacio, Jorge Zepeda Patterson, Rossana Fuentes-Beraín y varios compañros del gremio. Para su despedida del país, Preston y Dillon organizaron un reven en la casa de la Corresponsalía en las Lomas de Chapultepec, en la que vi a mis amigos de los albores de La Jornada: el reportero Víctor Avilés –el coordinador de Comunicación Social del IFE en los tiempos de Woldenberg et al.; el fotógrafo Pedro Valtierra, quien mantiene en lo alto a su agencia Cuartoscuro; al reportero Ignacio Rodríguez Reyna, ahora director general editorial adjunto de El Universal, y director general de La Revista; y a Viétnika Batres, quien me introdujo –jovencísima en 1985– en el arte de la corrección de galeras –mi primer trabajo en un periódico– y que está ahora asimismo en La Revista con Nacho.

También estaban el ya mencionado Jorge Zepeda y Dennise Dresser, y la comunidad de corresponsales extranjeros.

Nuestro articulista Cuauhtémoc Sandoval Ramírez –quien por su trabajo en el área de relaciones internacionales del CEN del PRD viaja seguido a Estados Unidos– nos regaló un ejemplar del libro de Preston y Dillon. Es una obra periodística, dirigida a un amplio público estadunidense más que a los académicos. No he tenido oportunidad de leer completo un libro que será de lectura obligada en el país ahora que se traduzca, por el perfil profesional de sus autores.

El mismo Cuauhtémoc Sandoval –siguiendo el dicho de con el remedio dar el trapito– se ocupó de enviar una traducción libre de la obra editada por Farrar, Straus and Giroux, con sede en Nueva York, de parte relativa a la matanza de Aguas Blancas. Aquí publicamos una primera parte, con una corrección adicional mía, incluidos los paréntesis y la nota final de contexto. (Juan Angulo Osorio).

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Le llamaban Aguas Blancas por el arroyo que fluía desde una presa enmalezada durante la temporada de lluvias y cruzaba el camino empedrado. Sólo en un país de campesinos tan pobres como los de las calurosas cuestas de la sierra de Guerrero, en donde cada pizca de tierra era examinada por campesinos para ver si había posibilidades de sembrar, un sitio tan solitario podría tener un nombre. La ciudad más cercano era Coyuca de Benítez, un pueblo pobre en donde los habitantes habían vivido por generaciones en un estado de levantamiento en contra del régimen del PRI. En los años 90 su resistencia había tomado la forma de un grupo llamado Organización Campesina de la Sierra del Sur (conocida por sus siglas en español como OCSS), la cual tuvo enfrentamientos con el gobierno por la posesión de la tierras, los salarios de los profesores, la violencia de la policía, la tala incontrolada, y arrestos arbitrarios de los ciudadanos que protestaban por cualquiera de las razones arriba mencionadas.

El gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Alcocer fue otro verdugo del sistema: cuatro de sus ascendientes habían servido como gobernadores de Guerrero. Ellos regían al estado como si fuera un rancho y cuando en los años 70, un grupo de campesinos y maestros de escuela tomaron las armas en rebelión, Rubén Figueroa Figueroa, el cuarto y más poderoso de ellos, llamó a los militares y los aniquiló. Figueroa Figueroa viajaba alrededor del estado con un sarape y un sombrero de fieltro de ala ancha. Le gustaba que le tomaran fotos cargando su rifle junto a seis pistoleros antes de encontrarse con electores durante su recorrido.

Para resumir su doctrina antiinsurgente, Figueroa Figueroa solía decir: “Hay un dicho mexicano que dice que cuando tu matas a un perro rabioso, matas la rabia. Bueno, cuando tu matas a un guerrillero, matas a la guerra de guerrillas”. En una ocasión fue secuestrado por rebeldes (se refiere a la guerrilla de Lucio Cabañas) con quienes se había reunido para lograr una negociación de paz. El secuestro fue considerada como una traición que endureció la actitud de su hijo Rubén hacia los opositores al gobierno priísta.

Rubén Figueroa Alcocer, el más joven, guiaba su gobierno por el principio “mucha policía, poca política”, según el periodista Juan Angulo, uno de los pocos editores en el estado que se atreve a criticar regularmente a los Figueroa. A Figueroa Alcocer le gustaba pregonar como atributo que era compadre del presidente Ernesto Zedillo. Normalmente eso significaba que Zedillo había bautizado o era padrino de hijos de Figueroa o viceversa; pero en el caso del gobernador de Guerrero, parecía ser que Zedillo había asistido en una ocasión a una boda de la familia Figueroa. En todo caso, Zedillo nunca contradijo a Figueroa, y los líderes del PRI creían que el presidente admiraba en secreto lo que pensaba que era el toque especial de Figueroa, tan diferente al suyo.

En la mañana del 28 de junio de 1995, dos docenas de campesinos de la OCSS, junto con, tal vez, una docena de pasajeros, se agolparon en la parte trasera de una camieneta azul para ganado con el propósito de dirigirse a un pueblo cercano (Atoyac) para protestar. Al llegar a Aguas Blancas, encontraron el camino bloqueado por docenas de policías estatales en uniformes negros, armados con rifles de combate, quienes salían de los arbustos de los alrededores. La policía ordenó a los campesinos que se bajaran de la camioneta, y éstos comenzaron a brincar de la misma. De repente se escucharon tiros, y la policía comenzó a disparar. Entonces se inició un tiroteo con rifles, tan denso como si hubiera sido una explosión.

Al término del tiroteo, la sangre escurría de la camioneta, y cuerpos inmóviles yacían en el camino. Eran 17 los muertos. Otras 20 personas estaban heridas, algunas gravemente pero sobrevivieron, y otros tantos pasajeros no sufrieron heridas.

Los testigos dieron                                     detalles del tiroteo a los reporteros. Coincidían en que ninguno en el camión había disparado pistola alguna y que incluso, no iban armados. La policía había iniciado el fuego para matar, siguiendo una orden precisa. Los sobrevivientes reconocieron a algunos altos policías del estado y funcionarios de la Procuraduría entre quienes comandaron la operación. También vieron que Mario Arturo Acosta Chaparro, un general del ejército bien conocido por los campesinos por su papel en el aplastamiento de la guerrilla en la generación anterior, llegó en helicóptero para inspeccionar la escena después del tiroteo. Varios de los heridos también recordaron al hombre que se inclinaba hacia ellos no para ayudarlos mientras sangraban, sino para filmar sus heridas con una cámara de video.

Por la tarde, el gobernador Figueroa había mandado un comunicado a la televisión local y nacional, un video borroso apoyando su                                     relato de lo sucedido. El video muestra un hombre en camisa blanca, visto desde atrás, dirigiendo una pistola hacia un policía uniformado: el campesino del grupo radical, decía la voz que relataba. El video de Figueroa no incluye la película del verdadero tiroteo, pero tiene imágenes de campesinos muertos tendidos a lo largo del camino con pistola en mano. Figueroa dijo que él había enviado a la policía a Aguas Blancas para comprometer a los campesinos al diálogo y “disuadirlos de su misión” de asistir a la manifestación en contra del gobierno. El tiroteo había comenzado, dijo, con una “agresión” en contra de la policía.

En las primeras horas del día siguiente comenzó a deshacerse esa versión del gobernador. El Sol, un periódico de Acapulco, publicó dos grandes fotografías en su portada. Una a color, tomada por un fotógrafo del mismo periódico (Martín Gómez Muñoz), el primero en llegar a la escena, y que presentaba a un campesino asesinado extendido boca abajo en el lodo. La otra era blanco y negro del mismo hombre retratado horas después, pero en su mano ahora portaba una pistola. El Sol nunca se había caracterizado por sus reportajes críticos, pero en esta ocasión hasta sus complacientes reporteros se habían sentido ofendidos                                     y decepcionados por la acción de las fuerzas de seguridad.

La maquinaria del PRI se puso a trabajar para difundir la versión de Figueroa, sobornando a la prensa y hostigando a los testigos, cuyos relatos fueron enterrados rápidamente. Figueroa le entregó la investigación del caso a un fiscal que era su socio de negocios y que era comandante de la policía (Adrián Vega Cornejo). Este primer fiscal le dio carpetazo a la indagación en tres dias, arrestando a 14 policías del estado del rango más bajo y sustentando la tesis de que la policía había actuado para repeler el ataque.

El presidente Zedillo declaró que la masacre era un asunto de las autoridades del estado, y que, consistentemente con sus principios, él había prometido no interferir.

Fue entonces cuando Samuel del Villar se involucró en el asunto. Abogado y profesor de derecho con un doctorado en la Escuela de Leyes de Harvard, Del Villar había actuado desde 1988 como asesor legal de Cuauhtémoc Cárdenas y del PRD. Del Villar creía, al igual que Zedillo, que México necesitaba reforzar el dominio de las leyes, pero él había llegado a esa convicción decadas antes que el presidente. Cuando Del Villar regresó a México de Cambridge en 1971, a los 26 años, comenzó a pensar que la forma de cambiar a México era fortaleciendo a la Suprema Corte. Su mentor era Jesús Reyes Heroles, el distinguido político del PRI quien luego se convertiría en secretario de Gobernación.

Un día Del Villar le preguntó a Reyes Heroles: “¿Por qué no buscas ser el pesidente de la Suprema Corte?”. Imaginaba que un hombre brillante como Reyes Heroles podría jugar el papel de John Marshall en el siglo XIX en Estados Unidos, quien conquistó la independencia para el poder judicial y le dio influencia en la sociedad.

Pero Reyes Heroles únicamente se rió. “¿Estás loco?” le preguntó. “Estar en la Suprema Corte es estar en ningún lado, en el limbo”. Fue entonces cuando Del Villar se dio cuenta del escaso valor de la ley en la cultura mexicana.

Aunque Del Villar se unió al PRI, como comúnmente lo hacían los mexicanos ambiciosos, en los años 70 escribió una serie de ensayos sobre los efectos corrosivos del sistema autoritario sobre el tejido legal de la sociedad. Basándose en los escritos de Del Villar, Miguel de la Madrid lo nombró en un cargo como quien pudiera ser el primer zar anticorrupción en México. Pero el compromiso de De la Madrid con la causa pronto cesó y Del Villar dejó el gobierno federal. En 1988 se unió a las fuerzas de Cuauhtémoc Cárdenas, movido por el aire natural de probidad de éste.

Para 1995 Del Villar se había convertido en un disidente intelectual cincuentón, un fumador cuyas palabras se divulgaban                                     cuando se trataba de algún tema que lo intrigara. Como profesor, era filosófico y generalmente muy gracioso, pero en la práctica legal era notoriamente necio.

Designado por el PRD para representar a                                     las viudas de las víctimas, Del Villar viajó a Guerrero para entrevistar a testigos en las humildes casas donde vivían. En esa ocasión Del Villar concluyó que se estaba enfrentando a dos crímenes premeditados: asesinato masivo y encubrimiento, y que ambos probablemente involucraban al mismo gobernador Figueroa. “Lo que le hicieron a esos hombres fue un fusilamiento”, dijo del Villar, “una ejecución simple y llanamente”.

El 7 de julio presentó un reporte en la oficina del procurador general en la ciudad de México, tratando de persuadir a los    investigadores federales de que intervinieran en el caso. Su petición fue rechazada en cuatro días sin explicación alguna. Sin embargo, un mes después, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (creada en el gobierno de Salinas) publicó un reporte que apoyaba el punto de vista de Del Villar. La investigación probaba que la policía había sembrado pistolas a las víctimas, destruyendo la tesis de Figueroa de que las víctimas habían sido los agresores. La Comisión recomendó que el fiscal original de Guerrero fuera juzgado por encubrimiento. Pero se abstuvo de hacer cargos contra el gobernador Figueroa.

Los meses pasaron y varios fiscales especiales en Guerrero, todos nombrados por Figueroa, fueron y vinieron. Del Villar archivó cada petición, informe y queja que pudiera utilizar en el estado y en los tribunales federales, mostrando toda su imaginación legal para tratar de forzar a las autoridades de expandir la investigación y alejarla de la influencia de Figueroa. Viajó al estado alojándose en hoteles de los pueblos, reuniendo documentos e interrogando a testigos. Descubrió, por ejemplo, que Figueroa se había reunido en privado con empresarios de Guerrero en el Palacio de Gobierno dos días antes de la masacre, en donde dijo que tenía informes de inteligencia que indicaban que líderes de la OCSS estaban organizando clandestinamente una nueva guerrilla y que ésta se financiaría a ella misma mediante secuestros. Figueroa había asegurado a los empresarios que él estaba tomando medidas para enfrentar la amenaza.*

* Se refiere a una reunión reportada por el diario de circulación nacional El Financiero. En la nota de la reportera Claudia Villegas se destacaba la presencia en el encuentro del general Acosta Chaparro y del que fue poderoso secretario de Finanzas en el gobierno de José Francisco Ruiz Massieu, Edgar Elías Azar.

El mismo periódico Novedades de Acapulco informó de la reunión ocurrida dos días antes de la matanza, y resaltó que Edgar Elías salió corriendo y que se negó a responder a preguntas de reporteros que merodeaban en el Palacio de Gobierno.

Respuesta del director

Remito a mis dos lectores a las notas que aparecen en la edición de hoy sobre el acto en apoyo al senador Armando Chavarría en Acapulco. Ahí se verá si El Sur ha perdido su seriedad profesional y su objetividad.

Como el alcalde Alberto López Rosas defiende su derecho de ciudadano a manifestar abiertamente sus preferencias en la contienda interna del PRD, así defiendo mi derecho a expresar libremente mis ideas.

Me daré un tiempo pare responder mañana a algunas de las afirmaciones de Contreras y Delgado Espinosa, donde además de inexactitudes encuentro que se tergiversan mis planteamientos.

El artículo de Tomás Tenorio que se publica en la edición de hoy trata de colocar el conflicto más allá del método de selección, para llevarlo al terreno de los proyectos que representan Chavarría y Zeferino Torreblanca.

Ya es un avance que permitirá descubrir nuevas falacias. Esperaría de mis críticos lectores una actitud más abierta al debate, que la sola convocatoria –que huele a intolerancia– a que no me inmiscuya en él solamente porque soy el director de El Sur.

 Atentamente
Juan Angulo Osorio

Falacias

Juan Angulo Osorio

Escribo a propósito lo siguiente antes de la marcha de apoyo al senador Armando Chavarría, programada para este domingo. Aunque se conocen mis opiniones sobre la contienda interna en el PRD, no quiero que se diga que estuvieron ahora influidas por el tamaño de la concentración, sea desbordante, grande, regular o pequeña.

Alrededor del tema se han publicado aquí cartas, artículos y declaraciones en defensa de la precandidatura mencionada que dan cuenta de un ánimo de enfrentamiento disfrazado con llamados a la tolerancia y a la unidad que se cierran siempre con un compromiso de que del lado de los chavarristas se apoyará al candidato que quede al final.

Pero, claro está, se refieren al candidato que triunfe en las urnas en una elección interna de perredistas o abierta a los ciudadanos. Es decir, sólo si este método de selección se impone el candidato será legítimo y merecedor del apoyo de todos en su campaña. De paso, como la encuesta no aparece en los estatutos como método de selección, se sugiere que la elección en urnas es el único método posible.

No es cierto. El candidato del PRD a gobernador puede salir de un acuerdo político entre los precandidatos y las instancias dirigentes, la estatal y la nacional. O puede ser designado asimismo por el Consejo Estatal, tras un debate sobre los atributos de cada aspirante, que es el método en el que he insistido en dos colaboraciones anteriores a ésta.

De modo que una primera falacia es sugerir que el único método es la elección abierta, y mantenerse en esta idea sin moverse un milímetro de ella significa propugnar la imposición del método de selección. Si no es la elección abierta ninguna otra vía es legítima. Y si se acuerda otro procedimiento, ya veremos cómo le hacemos para inconformarnos. Tal es lo que se desprende de los dichos y hechos de los simpatizantes del senador Chavarría.

La defensa que se hace de la elección abierta frente a la encuesta va en el mismo sentido de sembrar falacias. Si las encuestas tienen el escaso o nulo valor que le atribuyen los chavarristas, ¿cómo explicar entonces la ofensiva con toda la fuerza del Estado que emprende el gobierno de Vicente Fox contra Andrés Manuel López Obrador que tiene su origen en el alto nivel de popularidad de éste? ¿Qué es lo que mide esa popularidad? Pues las encuestas que manda hacer el propio gobierno capitalino, y las de prácticamente todas las empresas serias, incluidas las que periódicamente levanta el diario Reforma cuya línea editorial es altamente crítica del jefe de Gobierno.

Tampoco es cierto que el método de la elección abierta sea infinitamente más democrático que la encuesta. Porque en la encuesta se pregunta a un público heterogéneo, de distintos estratos y grupos sociales, de la ciudad y del campo, de diversas edades. Mientras que a la elección en urnas para designar a un candidato, por más abierta a los ciudadanos que se pretenda, a la misma acudirá un público homogéneo, formado por los convencidos, por los dirigentes y los militantes, por las clientelas de éstos. El resultado de una encuesta es más parecido al de una elección constitucional que el resultado de una elección interna. Esta es una verdad científica incontrovertible.

Cuando los detractores de la encuesta acuden a experiencias negativas de su uso para seleccionar candidatos, lo hacen sin dar a conocer al público la información completa. Es decir, por razones de estrategia electoral, hasta ahora sólo se ha conocido el nombre de quien quedó en el primer lugar de la encuesta, pero se ha omitido difundir el porcentaje de preferencia electoral que alcanzó cada precandidato. No se dice, por ejemplo, que fulano tuvo el 12 por ciento, contra el 11 de zutano.

Y en la contienda actual parece que no es el caso. Claro que no hay porqué confiar a ciegas en las encuestas que han circulado sobre todo en el ámbito oficial, en el contexto de la selección del candidato del PRI. Y por eso habría que esperar el resultado del sondeo que mande a levantar el CEN del PRD. Pero nadie abriría los ojos de sorpresa si aparece que el ex alcalde de Acapulco Zeferino Torreblanca tiene un nivel de aceptación mucho más alto que el resto de los aspirantes del PRD.

Y este es el problema de fondo. Si en el entorno del senador Chavarría se confiara en que éste obtuviere una aceptación media entre los consultados –todos electores en potencia– no habría esta gritería en contra de las encuestas.

La poderosa corriente perredista que impulsa al senador Chavarría sabe que la única oportunidad que tiene de que éste sea el candidato es mediante la elección interna, y de aquí que se aferren a ese expediente.

Su apuesta es que cualquiera que sea el candidato, los electores votarán PRD el primer domingo de febrero de 2005. Si este razonamiento era una falacia antes de los videoescándalos, lo es más todavía después de éstos.

Si ese cualquiera surgiera de un acuerdo político entre los precandidatos, el razonamiento sería válido, creo que incluso antes y después de la crisis actual de ese partido. Si tres resolvieran que se la juegan con el cuarto, lanzarían un mensaje de unidad que tendría un efecto positivo en el electorado. Por fin en el PRD se ponen de acuerdo sin tanto pleito interno. Pero todo indica que esta vía está cancelada.

De modo que se tiene que optar por uno de los cuatro, y escoger ya sea la encuesta, un método repudiado por el aparato del partido y por presidentes municipales con capacidad de llevar votos como los de Acapulco o Teloloapan; o la elección interna, que dejaría a todos tirados en el campo de batalla.

En este contexto, no se puede decir que el PRD va a ganar cualquiera que sea su candidato.

El proyecto del senador Chavarría tiene la hegemonía en las instancias partidistas; al presidente del municipio más importante del estado; al coordinador de la fracción de diputados locales, y todo lo que ello implica. Tienen también de su lado –y esto no es ninguna acusación, sino un hecho– al poder de los grupos del PRI, interesados como es obvio en que la contienda perredista se defina en una desastrosa elección en urnas de la que salga un partido dividido y un candidato debilitado.

Ojalá haya el tiempo suficiente y la madurez necesaria para evitar la catástrofe.

Juan Angulo Osorio

Falacias

 Escribo a propósito lo siguiente antes de la marcha de apoyo al senador Armando Chavarría, programada para este domingo. Aunque se conocen mis opiniones sobre la contienda interna en el PRD, no quiero que se diga que estuvieron ahora influidas por el tamaño de la concentración, sea desbordante, grande, regular o pequeña.

Alrededor del tema se han publicado aquí cartas, artículos y declaraciones en defensa de la precandidatura mencionada que dan cuenta de un ánimo de enfrentamiento disfrazado con llamados a la tolerancia y a la unidad que se cierran siempre con un compromiso de que del lado de los chavarristas se apoyará al candidato que quede al final.

Pero, claro está, se refieren al candidato que triunfe en las urnas en una elección interna de perredistas o abierta a los ciudadanos. Es decir, sólo si este método de selección se impone el candidato será legítimo y merecedor del apoyo de todos en su campaña. De paso, como la encuesta no aparece en los estatutos como método de selección, se sugiere que la elección en urnas es el único método posible.

No es cierto. El candidato del PRD a gobernador puede salir de un acuerdo político entre los precandidatos y las instancias dirigentes, la estatal y la nacional. O puede ser designado asimismo por el Consejo Estatal, tras un debate sobre los atributos de cada aspirante, que es el método en el que he insistido en dos colaboraciones anteriores a ésta.

De modo que una primera falacia es sugerir que el único método es la elección abierta, y mantenerse en esta idea sin moverse un milímetro de ella significa propugnar la imposición del método de selección. Si no es la elección abierta ninguna otra vía es legítima. Y si se acuerda otro procedimiento, ya veremos cómo le hacemos para inconformarnos. Tal es lo que se desprende de los dichos y hechos de los simpatizantes del senador Chavarría.

La defensa que se hace de la elección abierta frente a la encuesta va en el mismo sentido de sembrar falacias. Si las encuestas tienen el escaso o nulo valor que le atribuyen los chavarristas, ¿cómo explicar entonces la ofensiva con toda la fuerza del Estado que emprende el gobierno de Vicente Fox contra Andrés Manuel López Obrador que tiene su origen en el alto nivel de popularidad de éste? ¿Qué es lo que mide esa popularidad? Pues las encuestas que manda hacer el propio gobierno capitalino, y las de prácticamente todas las empresas serias, incluidas las que periódicamente levanta el diario Reforma cuya línea editorial es altamente crítica del jefe de Gobierno.

Tampoco es cierto que el método de la elección abierta sea infinitamente más democrático que la encuesta. Porque en la encuesta se pregunta a un público heterogéneo, de distintos estratos y grupos sociales, de la ciudad y del campo, de diversas edades. Mientras que a la elección en urnas para designar a un candidato, por más abierta a los ciudadanos que se pretenda, a la misma acudirá un público homogéneo, formado por los convencidos, por los dirigentes y los militantes, por las clientelas de éstos. El resultado de una encuesta es más parecido al de una elección constitucional que el resultado de una elección interna. Esta es una verdad científica incontrovertible.

Cuando los detractores de la encuesta acuden a experiencias negativas de su uso para seleccionar candidatos, lo hacen sin dar a conocer al público la información completa. Es decir, por razones de estrategia electoral, hasta ahora sólo se ha conocido el nombre de quien quedó en el primer lugar de la encuesta, pero se ha omitido difundir el porcentaje de preferencia electoral que alcanzó cada precandidato. No se dice, por ejemplo, que fulano tuvo el 12 por ciento, contra el 11 de zutano.

Y en la contienda actual parece que no es el caso. Claro que no hay porqué confiar a ciegas en las encuestas que han circulado sobre todo en el ámbito oficial, en el contexto de la selección del candidato del PRI. Y por eso habría que esperar el resultado del sondeo que mande a levantar el CEN del PRD. Pero nadie abriría los ojos de sorpresa si aparece que el ex alcalde de Acapulco Zeferino Torreblanca tiene un nivel de aceptación mucho más alto que el resto de los aspirantes del PRD.

Y este es el problema de fondo. Si en el entorno del senador Chavarría se confiara en que éste obtuviere una aceptación media entre los consultados –todos electores en potencia– no habría esta gritería en contra de las encuestas.

La poderosa corriente perredista que impulsa al senador Chavarría sabe que la única oportunidad que tiene de que éste sea el candidato es mediante la elección interna, y de aquí que se aferren a ese expediente.

Su apuesta es que cualquiera que sea el candidato, los electores votarán PRD el primer domingo de febrero de 2005. Si este razonamiento era una falacia antes de los videoescándalos, lo es más todavía después de éstos.

Si ese cualquiera surgiera de un acuerdo político entre los precandidatos, el razonamiento sería válido, creo que incluso antes y después de la crisis actual de ese partido. Si tres resolvieran que se la juegan con el cuarto, lanzarían un mensaje de unidad que tendría un efecto positivo en el electorado. Por fin en el PRD se ponen de acuerdo sin tanto pleito interno. Pero todo indica que esta vía está cancelada.

De modo que se tiene que optar por uno de los cuatro, y escoger ya sea la encuesta, un método repudiado por el aparato del partido y por presidentes municipales con capacidad de llevar votos como los de Acapulco o Teloloapan; o la elección interna, que dejaría a todos tirados en el campo de batalla.

En este contexto, no se puede decir que el PRD va a ganar cualquiera que sea su candidato.

El proyecto del senador Chavarría tiene la hegemonía en las instancias partidistas; al presidente del municipio más importante del estado; al coordinador de la fracción de diputados locales, y todo lo que ello implica. Tienen también de su lado –y esto no es ninguna acusación, sino un hecho– al poder de los grupos del PRI, interesados como es obvio en que la contienda perredista se defina en una desastrosa elección en urnas de la que salga un partido dividido y un candidato debilitado.

Ojalá haya el tiempo suficiente y la madurez necesaria para evitar la catástrofe.

Respuesta del director

En ningún periódico de Guerrero como en éste se difunden tanto las actividades de precampaña de los cuatro aspirantes del PRD a candidato a gobernador, incluidas las del senador Armando Chavarría con quien simpatizan –sin hacerlo explícito– los autores de la carta.

El director general de El Sur, además, escribe columnas en las que recoge diversas versiones e informaciones que considera de interés público divulgar, y escribe asimismo artículos en los que plasma sus opiniones personales. Son colaboraciones bajo su firma, es decir, bajo su responsabilidad.

Tampoco se convierten en línea para reporteros o editores, cuya función es recoger y presentar la información tal cual ésta ocurre en la realidad, sin prejuicios. Por supuesto, bajo principios de ética periodística ya conocidos por nuestros exigentes lectores.

El director de El Sur seguirá escribiendo libremente sus opiniones sobre diversos temas, y los reporteros de El Sur seguirán cubriendo con el mayor profesionalismo y objetividad las actividades de las fuentes que tienen asignadas.

Atentamente

Juan Angulo

Osorio

 

Juan Angulo Osorio

Ni encuesta ni elección interna

Al acto por los 15 años del PRD que reunió en Teloloapan a tres precandidatos a gobernador no tuvo la asistencia deseable de dirigentes y legisladores de ese partido. Pese a que los organizadores se esmeraron, sólo el dirigente nacional Camilo Valenzuela –cabeza de la corriente Red de Izquierda Revolucionaria (Redir)– hizo acto de presencia, mientras que el dirigente nacional Leonel Godoy prefirió asistir a un acto menor –importante, pero menor– como la toma de posesión del nuevo Comité Ejecutivo Municipal de Coyuca de Benítez.

No se sabe todavía con certeza las razones de Félix Salgado Macedonio para explicar su ausencia. De cualquier manera, incluyendo las suspicacias del equipo de Zeferino Torreblanca alrededor de la invitación, nadie puede poner en duda que los perredistas de Teloloapan –un sector del PRD que mantiene una política combativa y de lucha frente al gobierno del estado– obraron de buena fe y con el interés de lanzar un mensaje de unidad.

Incluso ha circulado la versión de que el alcalde de ese municipio, Modesto Brito, ha sido muy crítico del comportamiento político del coordinador de los diputados del PRD, David Jiménez Rumbo, un cercanísimo colaborador del senador Armando Chavarría Barrera.

El mismo discurso antigobiernista de Modesto Brito en el acto del domingo abona a la idea de que su alianza con Chavarría no es en torno a una línea política, sino a los compromisos muy peculiares que se establecen dentro de una formación política como el PRD, donde los agrupamientos se dan alrededor de la conquista de candidaturas y cargos de dirección partidista.

Así por ejemplo, dicen observadores del acto del domingo, el discurso anticorrupción de Modesto Brito –que incluyó un anuncio de que el gobernador René Juárez sería encarcelado bajo un gobierno perredista– se encuentra más cercano al perfil del ex alcalde de Acapulco Zeferino Torreblanca que al del grupo del senador Chavarría.

(Entre paréntesis, hasta la fecha ningún gobernador perredista ha encarcelado a un ex gobernante priísta ni siquiera a altos funcionarios de alguna administración anterior. Si eso ocurre acá luego de un eventual triunfo perredista está por verse. La tendencia es más bien a un arreglo entre políticos que tienen sus propias reglas no escritas y códigos que respetan aun en contra de los deseos de la sociedad o, incluso, de sus propios electores. Pero ese no es el tema aquí).

Pero si no podemos dudar del espíritu unitario del PRD de Teloloapan, ello no significa que se esté más cerca de la unidad en ese partido, pese a la importancia del encuentro del domingo. El caso es que las propuestas siguen igual o más polarizadas que en octubre –¡siete meses!– cuando comenzó la precampaña de Chavarría, Torreblanca, Félix y Ángel Pérez Palacios.

En todo este tiempo, los cuatro precandidatos han gastado más o menos recursos; han recorrido con mayor o menor amplitud el estado; organizado desayunos, comidas, reuniones, conferencias de prensa, mítines, marchas y ninguno se ha movido un milímetro de sus posiciones iniciales.

Y ya se están quedado además sin discurso. La “gran alianza” a la que se refirió como noticia el lunes en Acapulco, el senador Chavarría la anunció desde hace meses. Incluso la invitación al diputado independiente Carlos Sánchez ya se la había hecho en el contexto de la ruptura de éste con el PRI.

En tanto, Zeferino Torreblanca se estanca en su convocatoria a una revolución sin armas, a llamar a los guerrerenses a confiar en sí mismos, a combatir la cultura de la dádiva.

Más que elaboraciones tácticas o planteamientos estratégicos parecen ya frases para llenar los rounds de sombra en que se debaten los principales contendientes.

(Segundo paréntesis. Félix Salgado Macedonio sigue manteniendo un buen nivel de popularidad entre los pobres de Guerrero, pero él mismo se da cuenta de que su tiempo ya pasó. Concentró mucho en torno a su personalidad las iniciativas de lucha de su corriente, y sigue siendo un activo importante de su partido, pero muchos de los dirigentes de su corriente o ya no están con él o ya no lo siguen acríticamente).

De modo que siete meses después y cientos de miles de pesos gastados, añejas amistades destruidas, resentimientos acumulados y hasta traiciones los perredistas siguen en las mismas: encuesta o elección interna.

¿Por qué no discuten abiertamente lo que creen de Zeferino Torreblanca o lo que creen de Armando Chavarría? ¿De sus posibilidades? ¿Del gobierno que encabezarían?

¿Por qué no se organiza por el Consejo Estatal un debate abierto, con reglas, público en los que unos y otros señalen las virtudes y los defectos de uno y otro candidato, de su proyecto de gobierno, de la fuerza de los grupos sociales y políticos que los apoyan?. Un debate así debiera servir para decidir al candidato.

Sí será muy costoso para ese partido definir ya sea por una encuesta o por elección interna. Si se opta por la primera podría pasar lo siguiente. Que efectivamente Zeferino Toreblanca está muy arriba de Armando Chavarría, y entonces a éste no le harían llegar ningún documento para convencerlo, sino que le echarían al aparato encima. Más de 70 diputados federales se manifestarían en favor del ex alcalde de Acapulco. La mayoría de los gobernadores. La mayoría del Comité Ejecutivo Nacional. La mayoría de otras personalidades de ese partido. Y al final el equipo de Chavarría sentiría que su compañero fue apabullado, y muchos no participarían en la campaña (de por sí ya hay rumores de que algunos ya están apoyando al candidato del PRI Héctor Astudillo).

Y digan lo que digan los perredistas, ninguna corriente de ese partido está preparada para una elección interna transparente, limpia, con resultados creíbles y aceptados por todos. Sería la catástrofe.

Juan Angulo Osorio

QUINTO MUNDO

  Adiós a El Independiente

A partir de este martes el diario de circulación nacional El Independiente aparecerá con una nueva dirección editorial. Nosotros fuimos invitados a ese magnífico proyecto periodístico por Raymundo Riva Palacio, el director editorial que deja el cargo junto con el equipo de editores y la mayoría de la planta de Redacción, y con ellos nos vamos.

Además, porque compartimos el motivo de la retirada: su rompimiento con el dueño del periódico, Carlos Ahumada, luego de que éste se negó a deslindarse del mismo legal y financieramente a fin de que los escándalos políticos y los líos jurídicos en que está envuelto no afectaran más todavía a un periódico que se estaba ganando a pulso un lugar en un ambiente de alta competencia que no excluye los golpes bajos.

Tuve conocimiento por boca del mismo Raymundo, como del editor Jorge Luis Sierra, del desarrollo de los acontecimientos en El Independiente luego de que su dueño apareciese en un video entregando miles de dólares al líder de la bancada perredista en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, René Bejarano.

Supe del dolor y la rabia que les causó enterarse por la radio que su director general, Javier Solórzano, renunciaba ese mismo día, cuando pese al estupor y la indignación por la difusión del video de Ahumada y Bejarano durante toda la mañana y las primeras horas de la tarde todos estaban unidos en la idea de mantener la independencia editorial del periódico incluso frente a los intereses de su dueño.

Pese al golpe que significó la salida de Solórzano –sobre todo porque ésta se dio sin comparecer ante sus compañeros– los colegas de El Independiente escribieron páginas de auténtico periodismo profesional en las ediciones que van del 4 al 15 de marzo, en las cuales no ocultaron ninguna información aunque ésta pudiese afectar al dueño de la empresa en que trabajaban.

Una luz se abrió en esta crisis cuando Ahumada aceptó en un principio vender el periódico. En este contexto entregué mi colaboración el lunes de la semana pasada. Pero las cosas cambiaron radicalmente de la noche a la mañana. El jueves apareció en la primera plana de El Independiente el aviso de la renuncia del equipo editorial, que se concreta en la edición de hoy en que aparecería allí esta columna, y por eso ya no tuve oportunidad de despedirme de los lectores de El Independiente en cuyo primer número, el 3 de junio de 2003, apareció este Quinto Mundo. Habría sido, más precisamente, un hasta luego, porque algo me dice que el equipo de reporteros, fotógrafos y editores que logró reunir Raymundo tendrá el apoyo que merece para comenzar una nueva empresa. No puede haber modernidad política sin un periodismo realmente independiente y profesional. Es un espacio que todavía tiene que llenarse, más ahora que se vive una crisis –que espero que sea terminal– de un sistema de partidos que ya no responde a los intereses de los ciudadanos ni del futuro del país.

Juan Angulo Osorio

Quinto mundo

Figueroa, mito genial

Zeferino Torreblanca, probable candidato del PRD a gobernador de Guerrero en las elecciones de febrero de 2005, declaró recientemente que los medios le atribuimos a Rubén Figueroa Alcocer –prototipo del cacique priísta del siglo pasado– más influencia de la que realmente tiene. Dijo más del poderoso político-empresario que no asimila que se haya truncado su gobierno a la mitad por la matanza de Aguas Blancas: que es “un mito genial”.

En la sucesión priísta que tendrá esta semana una reunión decisoria –el Consejo Político Estatal que definirá el método de selección del candidato– se tiende a ubicar a Figueroa del lado del senador Héctor Vicario, uno de sus más cercanos colaboradores.

La precampaña comenzó hace cinco meses en los medios y en mítines proselitistas, y nadie en el PRI –Roberto Madrazo, el gobernador René Juárez, el ex gobernador Angel Aguirre, los otros contendientes– ha dicho una sola palabra contra Figueroa, sus métodos de gobernar, los intereses que representa, aunque todos están unidos contra su presunto candidato.

En la sucesión de hace seis años, uno de los seis precandidatos del PRI me comentó que cinco de ellos esperaban que Figueroa pusiera su dinero en la campaña, y no en la precampaña. Lo puso en las dos. En la primera para que su favorito le ganara –en una ruda elección interna– a Manuel Añorve, el candidato de Angel Aguirre, el gobernador que lo sucedió después de Aguas Blancas. La próxima elección será todavía más competida que la de 1999, cuando su candidato –René Juárez Cisneros– venció al perredista Félix Salgado apenas por 15 mil votos de diferencia. Todo indica que el PRI irá con el senador Héctor Astudillo, a quien se venderá como un político joven no involucrado ni en matanzas o represiones ni en actos de corrupción, que han sido el sello de la mayoría de los gobernantes priístas en el estado.

Astudillo será también el candidato de Figueroa quien no puede mantenerse distante de la política que da poder para enfrentar eventuales llamados por su actuación en la guerra sucia. Además no puede dejar la política para dedicarse sólo a sus multimillonarios negocios, pues ambas facetas de su actividad van junto con pegado. No me parece que sea un tigre de papel.