“Sabemos quiénes son los que atacan y dónde están”, dice al gobierno el obispo Rangel

 

El obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, dijo que “desgraciadamente la violencia en Guerrero está aumentando cada día” y que es una “desgracia lo que está sucediendo en Guerrero”.
También coincidió con el recuento de El Sur en que los homicidios han aumentado en noviembre con relación a los que ocurrieron en octubre, como se publicó en la edición de este lunes.
El obispo fue consultado después del mediodía de ayer afuera del obispado de Chilpancingo, cuando salía de una reunión privada con feligreses.
Rangel Mendoza se reunió con sacerdotes de la zona centro del estado que se concentraron en el obispado de la capital, pero no informaron de los temas que trataron en el encuentro.
Después de la reunión, los reporteros le preguntaron por la actitud que ha asumido la iglesia frente a la violencia que se vive en distintas ciudades del estado.
“Sin duda, como iglesia, el señor arzobispo y yo hemos hecho muchas exhortaciones para dialogar y tratar con esas personas (los delincuentes), para por lo menos saber qué es lo que piensan “, dijo.
Agregó que el gobierno federal está equivocado, porque en vez de meter a miles del Ejército, mejor debería aumentar la inteligencia, “porque sabemos quiénes son los que atacan y dónde están, y los que buscan un baño de sangre”.
El obispo denunció que “desgraciadamente la violencia está aumentando cada día y cada mes, y eso es una desgracia que está sucediendo en Guerrero, sobre todo en ciudades como Chilpancingo, Chilapa, Iguala y Acapulco”.
Al respecto, dijo que el exhorto de la iglesia es dialogar, “o por lo menos saber qué es lo que piensan”, recomendó.
Agregó que en vez de meter a miles de miembros del Ejército en los operativos y planes de seguridad, mejor se debería aumentar la inteligencia, “porque bien sabemos quiénes son los que atacan y dónde están”.
Asimismo, se pronunció porque se realice una depuración del Ejército y la Policía Federal, “y no se diga la Estatal, porque hay muchos infiltrados, entonces yo pienso que sería una de las maneras de parar este baño de sangre que se está realizando en Guerrero”, dijo.
El obispo reconoció que los gobiernos federal y estatal equivocaron la estrategia y las maneras para parar “el baño de sangre que se está realizando en Guerrero”.
Propuso que el gobierno federal en vez de multiplicar los entes de presencia “pudiera multiplicar la inteligencia”.
Agregó que desgraciadamente hay corrupción y se filtran las noticias, “y hay intereses, pero la solución la tiene el gobierno en por lo menos en dos niveles, el federal y estatal”.
Al respecto señaló que existe en el estado un plano de la delincuencia con los focos rojos.
Cuando los reporteros le preguntaron por qué no han funcionado los seis planes y dispositivos de seguridad en el estado aplicados por parte del gobierno federal, dijo que si se trata de aumentar gentes para la seguridad, “no lo van a lograr, porque se tiene que dialogar con quien sea para lograr un plano de pacificación”.
Dijo que la experiencia que tiene es que, a veces, los gobiernos como tutelares de la ley no pueden transgredir sus principios, pero no para la violencia.
Añadió que en Guerrero se tiene que buscar la paz “con misericordia, y sobre todo apoyar el diálogo”.
Añadió que desgraciadamente en su diócesis hay municipios con mayor índice de violencia, “tenemos Chilpancingo, tenemos Chilapa, tenemos Iguala y desgraciadamente esto está sucediendo, pero yo siempre he dicho que el problema es la rivalidad entre las distintas bandas o grupos de narcotraficantes y el gobierno y la gente sabe quién está provocando todo esto”, dijo.
-Usted habla de depurar a los cuerpos policiacos, ¿esto debe llegar a la clase política? -pregunto un reportero.
-Sobre todo. Ya saben qué fama tienen los políticos de corrupción e impunidad, y, claro, que está bien infiltrada la política, porque hay intereses de por medio.
“Yo pienso que la única área que tenemos para castigarlos es el voto y que éste debe ser un premio de castigo a estos políticos corruptos”, dijo.
El obispo dijo también que a la iglesia le afecta el incremento de la violencia, porque se traduce en homicidios y que la mayoría de las víctimas son católicos, “y son vidas, yo siempre he dicho que el derecho fundamental que tenemos es la vida, y sobre eso se fundamenta todo”.
Dijo que lamenta las muertes por la violencia y que quien debe meter orden son las instituciones, en este caso el gobierno, y que es una obligación de él dar una respuesta para dar paz y seguridad.
-¿Usted percibió un incremento de la violencia y de los homicidios en el estado? -preguntó un reportero, en referencia a las cifras periodísticas.
-Ustedes saben que hace 6 o 7 días hubo 22 muertos en Chilpancingo, y claro que se está aumentando y yo seguidamente oigo las descargas y los balazos allí por (el fraccionamiento) Margaritas en donde vivo, continuamente, en donde pasa la autopista y seguidamente se están escuchando las descargas de las armas de grueso calibre.
-¿Se asusta usted? -se le preguntó al obispo.
-Pues claro que hasta un perro se asusta con todo esto. Claro que esto a toda la población nos asusta. Yo también me sumo a esto, necesitamos tranquilidad, porque ¿quién me asegura que si yo salgo no me va a tocar una bala perdida, como a estas dos últimas dos mujeres, que a una hirieron y a la otra tuvieron que dar a luz prematuramente? —preguntó en referencia a las dos mujeres víctimas de la balacera afuera de Aurrerá norte el sábado pasado.
“Es una desgracia, pero el gobierno sabe cuál es la solución”, insistió.
Otro reportero le preguntó si la solución debe ser una reunión con los capos de la droga, y el obispo dijo que la “iglesia siempre ha favorecido el diálogo, no tenemos exclusividad con quién nos vamos a reunir. Creo que es una libertad que tenemos como personas y como ciudadanos”.

La ejecución del comandante del FUSDEG, ajuste de cuentas de la delincuencia, dice el obispo Rangel

El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, advirtió que el asesinato del comandante del Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), Julio Alarcón Astudillo, fue un ajuste de cuentas de la delincuencia que disputa el poder económico, “que se juega debajo de la mesa”, derivado del trasiego de enervantes en el corredor Petaquillas-Xaltianguis.
Subrayó que la pugna entre las policías comunitarias del FUSDEG y pobladores allegados a las comisarías de El Ocotito y Petaquillas ha rebasado al gobierno estatal que cuenta con autoridades “permisivas, blandas y tolerantes”, de lo que se deriva la presunta filtración del crimen organizado en los dos grupos armados.
Por tal motivo, Rangel Mendoza externó que la capital del estado es un “terreno fértil” que facilita a los delincuentes infiltrarse en las policías comunitarias y en los “grupos políticos, “o en intereses particulares, porque uno ya no sabe a quién mirar para señalar como responsables de tanta inseguridad”.
El asesinato de Alarcón Astudillo, quien trabajaba como chofer del transporte público de la ruta Chilpancingo-Petaquillas, ocurrió a las 11:50 de la mañana del domingo, en la entrada del estacionamiento del mercado ubicado frente a la avenida Juan Ruiz de Alarcón y a una cuadra de la iglesia San Francisco.
Mientras que el jueves de la semana antepasada dos policías comunitarios allegados a la comisaría de El Ocotito fueron secuestrados en el entronque de Tierra Colorada de la carretera federal México-Acapulco, presuntamente por el FUSDEG.
Entrevistado en sus oficinas del obispado en esta capital, Rangel Mendoza remarcó que la ejecución del comandante y la desaparición de los dos policías comunitarios son la muestra evidente de la ruptura del tejido social en Guerrero, y que atraerá como consecuencia “crímenes peores y desagradables que en cualquier momento ocurrirán”.
Añadió que el estado necesita de un “pacto social” en la sociedad, la iglesia, el sector educativo y el gobierno estatal, para promover una educación a favor de la paz y la concordia, que erradique la delincuencia que impera en la entidad.
Sobre el conflicto en Petaquillas y El Ocotito, que en 10 días se agravó ante la ejecución y las desapariciones, Rangel Mendoza indicó que el conflicto se debe al ajuste de cuentas del crimen organizado para adquirir la derrama económica que se “mueve” en esos pueblos, copados por la delincuencia.
“Lo que vemos ahorita es la lucha de poder, de prepotencias, y finalmente el dinero que se juegan debajo de la mesa; y es aquí donde hago un llamado a la paz y a la concordia, porque el valor verdadero es la vida, donde se fundamentan todos los valores, porque si no tenemos vida, para qué queremos lo demás”, dijo.
Además, indicó que la injerencia de los grupos delictivos presuntamente infiltrados en Petaquillas y El Ocotito obran de manera repudiable al secuestrar a mujeres jóvenes, incluso menores de edad, tanto en Chilpancingo como en Chilapa.
De los intentos del gobernador Héctor Astudillo Flores y del alcalde priista capitalino, Marco Antonio Leyva Mena, de pacificar el conflicto que mantienen ambas comunidades, monseñor Rangel Mendoza remarcó que las autoridades estatales fueron rebasadas por actuar de manera “blanda, complaciente y permisiva”, desde el momento en que ocurrió el primer enfrentamiento a balazos y golpes en Petaquillas, el pasado 10 de septiembre
Aunque agregó que a la Fiscalía General del Estado (FGE) la investigación “también se le salió “de las manos”, y por ello deberá intensificar sus labores de inteligencia para identificar a los responsables del conflicto, “porque esas personas buscan intereses económicos; y por ahora, se les debería retirar la canasta”.
Sin embargo, Monseñor adelantó que una posible razón de la omisión de las autoridades se debe al “interés electoral”, pues quienes aspiran a ocupar un puesto público “pretenden quedar bien con ambas partes y no obran con mano dura, pero como lo decía Jesús: no podemos servir a dos amos”, dijo.
Por ello, Rangel Mendoza denunció que Chilpancingo es un “terreno fértil” donde los delincuentes pueden infiltrarse en las policías comunitarias o los “grupos” políticos, “o en intereses particulares, porque uno ya no sabe a quién mirar como responsables de tanta inseguridad”.
Reiteró que los dos grupos antagónicos pudieran tener vínculos con los “tres o cuatro” grupos que se disputan la primacía en la capital, aunque subrayó que además de estos criminales operan en favor de la inestabilidad “actores políticos y sindicalistas, que no puedo decir quiénes son por motivos de seguridad”.
Finalmente, Rangel Mendoza expuso que el problema para generar la concordia en ambos pueblos capitalinos se debe a la poca disposición para dialogar de manera tolerante, “porque están anteponiendo sus intereses económicos, por encima de las personas”.

La Federal y el Ejército sólo decoran carreteras, pues han sido rebasados, señala el obispo Rangel

 

El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, dijo que en Guerrero los grupos de la delincuencia organizada han rebasado el orden y a la autoridad del estado, y señaló que los efectivos de la Policía Federal, estatal y del Ejército sólo sirven para “decorar” las carreteras.
Al término de la misa con el nuncio apostólico Christophe Pierre, al obispo se le preguntó sobre la inseguridad en el estado y si las corporaciones y el gobierno han sido rebasados por los grupos de la delincuencia, ante la ola de ejecuciones diarias a pesar de los operativos estatales y federales.
“Yo lo que he visto en siete meses que llevo en la diócesis y la he visitado de extremo a extremo, y como saben esta zona la tienen dividida cuatro grupos delincuenciales, y desgraciadamente esos grupos han superado el orden y la autoridad del estado, y al final, al final, yo veo muchas veces que la Policía Federal, la estatal y el mismo Ejército, sirven para decorar las carreteras, han quedado rebasados”.
Insistió en que una de las formas de frenar la violencia y la inseguridad en el estado es mediante el diálogo con los grupos delincuenciales, “sin que esto signifique llegar a acuerdos”.
En el diálogo, dijo, se les pediría “que no maten, que no asesinen y que no secuestren, llegar a algunos arreglos, porque ustedes saben que desde antes ya hay ciertos arreglos”.
Habló de luchar por la paz, el diálogo, la concordia, la tolerancia y el respeto a la vida, lo cual, dijo, se haría a través de la educación desde los padres, la iglesia, el Estado y la sociedad, “porque sólo teniendo una familia dispuesta y educada, podemos sacar adelante este problema de violencia que estamos viviendo”.
Una reportera le preguntó sobre la legalización del cultivo de la amapola con fines medicinales.
Dijo que “en lugar de que se satanice la amapola y la mariguana, se pueden aprovechar para fines medicinales o industrializarla”, y agregó que otra salida es que el gobierno y las asociaciones creen fuentes de empleo para todas esas familias que viven en la montaña del cultivo de esos enervantes.
Sostuvo que la iglesia católica está a favor de que se legalice el cultivo de estos enervantes con fines medicinales.