Trabaja sólo el 50% del parque vehicular por los daños de Otis, dicen transportistas

Acapulqueños esperando transporte ayer en la avenida Cuauhtémoc Foto: El Sur

Argenis Salmerón

El transporte público en Acapulco es insuficiente por la falta de parque vehicular; líderes de ese gremio aseguraron que solamente está trabajando el 50 por ciento, debido a los daños que dejó el huracán Otis.
En las paradas del transporte público en las horas pico hay usuarios esperando el servicio en las diferentes vialidades.
La más concurridas como Las Anclas, Cine Río, Vaquero Norteño, Malecón, Edificio Inteligente, frente a playa Dominguillo, y cerca de Coppel Bahía hay personas aglomeradas o en fila esperando el transporte público.
El servicio público ya se restableció en su totalidad en sus diferentes rutas, pero no así de su parque vehicular.
En las diferentes vialidades de la ciudad ya circulan taxis colectivos, camiones urbanos, camionetas Urvan, y de rutas alimentadoras, a excepción de la ruta Bicentenario, donde el jueves pasado mataron a un taxista.
El presidente de la organización de Transportistas 27 de Octubre, que aglutina taxis colectivos y rutas alimentadoras, Jorge Díaz Perdomo, aseguró que solamente se trabaja a un 50 por ciento del parque vehicular, debido a los daños que dejó el huracán Otis.
“Yo en mi organización tengo desaparecidos cuatro carros con todo y placas, no aparecen por ningún lado, se lo llevó la corriente de agua”, comentó vía telefónica.
Afirmó que la mayoría de los automóviles resultaron inundados, les cayó un árbol, golpes en las carrocería y daños en parabrisas y medallones.
Indicó que por esa razón no hay transporte para los usuarios, “no es que no queramos trabajar, no están en buenas condiciones los automóviles”.
Reclamó que el gobierno del estado ni la Dirección de Transporte, apoya a los transportistas tras los daños que dejó el huracán Otis.
Exigió que haya créditos “blandos” para renovar el parque vehicular dañados por el huracán Otis para restablecer en su totalidad el transporte.
Porque, se quejó el gobierno del estado “no ha dado ninguna sola despensa a los transportistas después después huracán Otis, totalmente olvidados”.
Ejemplificó que los automóviles usados como Nissan-Tsuru los venden de 70 a 100 mil pesos, “están carísimos y hay no señales que el gobierno del estado nos apoye con algo”.
Advirtió que los transportistas quemarán los automóviles de las aplicaciones Uber y Didi en caso de que autoricen su ingreso a Acapulco, como lo declaró el secretario de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso, que sería una opción esa modalidad.
“Mejor que ayuden al transportista de Acapulco, no vieron la magnitud del huracán Otis, que ayuden a restablecer la economía en lugar de crear controversia”, puntualizó.
El presidente de la Coalición de Organizaciones y Sitios del Estado de Guerrero (Cosideg), Jesús Lima Macario, afirmó que hubo daños en los automóviles del transporte público en Acapulco por el impacto del huracán Otis y por ende hace falta para los usuarios.
Manifestó que la mayoría de los choferes trabajan de 5 de madrugada a 8 de la noche, ya después de las 10 de la noche solamente 30 por ciento están prestando el servicio.
Aseveró que su organización mandó una lista de los automóviles dañados por el huracán Otis a la Dirección de Transporte, “estamos esperando la ayuda del gobierno”.
Señaló que los automóviles tuvieron daños en la carrocería como golpes o caída de árboles, parabrisas y medallones rotos, “hay varios carros parados”.
Dijo que también se respetan los sitios de taxis colectivos que van de la colonia Centro a la zona poniente, “en otras organizaciones no tienen carros, nosotros tenemos pero no podemos meternos, porque habrá conflictos”.
El líder de taxis colectivos y azul con blanco sostuvo que se está trabajando, pero “hace falta todavía el parque vehicular, no es opción otro tipo de transporte, mejor que ayuden al transportista organizado”.

Se pidió seguridad para tres candidatos a diputados federales del PRI: Huicochea

La candidata a la diputación federal de la coalición Por México al frente Azucena Salazar Pineda por el distrito uno, denunció que su equipo de trabajo fue víctima de un asalto y les quitaron la camioneta en el tramo entre Chilpancingo e Iguala este sábado por la tarde Foto: Israel Flores

El presidente del PRI estatal, Heriberto Huicochea Vázquez, informó que pidió al gobierno estatal seguridad para tres candidatos a diputados federales, de los cuales no proporcionó sus nombres, y que se analiza el caso de la candidata a senadora, Gabriela Bernal.
En declaraciones al concluir el acto de la presentación de los candidatos a diputados locales en Acapulco, a Huicochea Vázquez se le preguntó sobre la seguridad para los candidatos.
A pregunta, el presidente estatal rechazó que la candidata a senadora haya recibido alguna amenaza, pero dijo que hay lugares con mucha incidencia de hechos violentos y otros donde hay “grupos armados de comunitarios”, por lo que hay que prever cualquier cosa.
Indicó que con los diputados locales no se ha platicado, que está pendiente, pero “hay una estrategia del gobierno estatal, para poder tener comunicación permanente de a dónde van a ser las giras de trabajo”.
Añadió que algunos candidatos a alcaldes han pedido protección, pero todavía no arrancan las campañas y son casos que se verán hasta el 19 de mayo. Reconoció que hay casos específicos, donde se tienen que otorgar algunos equipos de seguridad y eso se le está solicitando a la Secretaría de Seguridad Pública, principalmente, para candidatos de Chilapa, Costa Grande y Tierra Caliente.
Huicochea añadió que en la mesa de seguridad con el gobernador Héctor Astudillo se están definiendo las estrategias en ese sentido.
El pasado jueves el presidente estatal del PRD, Ricardo Barrientos informó que en la reunión con Astudillo solicitó al gobierno del estado seguridad para los candidatos a alcaldes de Zihuatanejo, Gustavo García Bello; de Tixtla, Érika Alcaraz Sosa; de Huitzuco, Eder Nájera y de San Miguel Totolapan, Juan Mendoza Acosta; para los candidatos a diputados locales de los distritos 24 de Tixtla, Bernardo Ortega y 11 de Zihuatanejo, Eloísa Valle.
El dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto dijo que pidió seguridad para un candidato pero no especificó su nombre. (Karina Contreras).

“Comenzaron a amenazar a mi gente y a decir que sufriré un atentado”, dice Abel Montúfar

El candidato a la diputación local por el distrito 17, de la coalición Tranformando Guerrero (PRI y PVEM), Abel Montúfar Mendoza, dijo que amenazaron a sus seguidores para no acudir al arranque de campaña, diciéndoles que “habría un atentado en mi contra en el evento”.
Este domingo por la tarde, Abel Montúfar realizó su arranque de campaña en Coyuca de Catalán como candidato a diputado local. Primero realizó una misa y desde la plaza principal partió en una marcha hacia su casa de campaña, enfrente del internado 20, con unas 500 personas, donde realizó un mitin.
En su mensaje dijo que “hoy iniciamos con una misa porque pedimos paz, desde aquí le llamo a los demás contendientes a no violentar la campaña, a desarrollarla en paz, y a realizar una contienda sin agresiones”.
Dijo que “comenzaron a amenazar a mi gente, les dijeron que no vinieran porque iban a matar a Abel Montúfar, pero si me muero, será en la lucha, porque no me he de rajar”, expresó y agregó que hubo rumores de que iban a atacarlo, que tendría un atentado.
Abel Montúfar agradeció la presencia de sus padres y de su familia, por estar ahí. Dijo que sus hermanos no pudieron acudir al evento, porque todos tienen trabajo en el gobierno federal o el gobierno del estado, “porque somos gente que sabemos trabajar y no nos vamos a rajar”.
Agregó en su mensaje que “ya basta de los candidatos que sólo aparecen en temporada de campañas, que sólo vienen a engañar a la gente”.
Abel Montúfar era alcalde de Coyuca de Catalán y contaba con seguridad de la policía del estado, pero desde hace un mes se le retiró la seguridad y ahora en su campaña no cuenta con acompañamiento de ninguna corporación policíaca.
Al final del acto, Montúfar Mendoza no quiso ahondar en el tema, y tampoco informó si solicitará que le regresen la seguridad.

Las advertencias de Astudillo contra los bloqueos, las más aplaudidas

Que en su campaña Héctor Astudillo dijo sin que lo rebatieran que los gobiernos del PRD –y de izquierda, se entiende– dejaron a Guerrero en el primer lugar de todo lo malo y en el último de todo lo bueno, tras diez años de gobierno, o sea desde que él perdió las elecciones en 2005 ante su ahora amigo Zeferino Toreblanca; que en su primer discurso como gobernador hablara (ante un público adecuado) de reconstruir al estado, sin que nadie lo interpelara y es más lo aplaudieran cuando habló de que de ahora en adelante habrá tolerancia cero a los bloqueos de calles y carreteras, habla de un PRI que regresa a gobernar con el campo despejado, con la mano dura: la memoria inmediata recuerda gobiernos fallidos –quesque del PRD– que nos dejaron casi en el mismo estadio que los gobiernos del PRI de hasta hace una década, pero pocos reparan en eso. Tan así que uno de los primeros aplaudidores en la primera fila era Torreblanca Galindo, ese gobernador fallido de la sociedad civil, ex aliado del PRD y las izquierdas, que escuchó el discurso al lado del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, y quien fue precisamente el primer gobernador no priista . ¿Alguien recuerda Aguas Blancas, la síntesis de la intolerancia priista a los movimientos sociales que se manifestaban fuera de las estructuras del poder, de 1996 apenas?

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En el principio fue el PRI. Nada fuera de su órbita. Con el partido, todo. Sin el partidazo, nada. Con el PRI, con nadie más, se organizaban los campesinos (CNC); los obreros (CTM), y los demás grupos sociales (CNOP-sector popular) Si alguien lo recuerda, eso pasó exitosamente hasta el año 2000 y por unos 70 años o algo así. Era el partido heredero de la revolución, legitimado por eso y por lo tanto con el derecho a reelegirse cada sexenio. Creó su burocracia, su clase política, su burguesía: el Poder, pues. Hubo movimientos sindicales (ferrocarrileros, maestros), y agraristas (Rubén Jaramillo, en Morelos), y sociales (la guerrilla, en Guerrero), sofocados para no importunar la estructura de poder y económica que se sostenía con el PRI. Vino el movimiento estudiantil de 68, el movimiento democrático del 88, con Cuauhtémoc Cárdenas, que conformaron una sociedad civil que en el 2000 contribuyó a echar al priismo por primera vez de la Presidencia de la República, con el panista Vicente Fox, quien sin embargo reeditó las mismas prácticas que se acababan de derrotar, y quien no se atrevió a desmantelar la estructura de complicidades que permitieron la permanencia por 70 años de la dictadura perfecta –según la célebre definición del escritor peruano-español Mario Vargas Llosa– y le permitieron regresar al poder en el 2012, con Enrique Peña Nieto.
Al tiempo, las referencias históricas se extravían, la memoria política también, y en los minutos previos a la ceremonia del discurso de Héctor Astudillo, el maestro de ceremonias, el periodista Bismarck Villanueva, pedía un aplauso para “la sociedad civil”.

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“Uno, dos, tres, probando”. Uno de los salones del Fórum Mundo Imperial, a saber cuál, porque tiene muchos, y que suplen a salones propiedad de los gobiernos como el Centro de Convenciones, donde antes se hacían estos actos, es ocupado poco a poco desde antes de las 10 de la mañana. Son cientos de priistas que se reencuentran tras varios años fuera del presupuesto estatal. Se saludan, se abrazan, se apuntan celulares o wasap (no va a ser qué, manito/ quien quita y que el licenciado se acuerde/ en una de esas…). Los cargos en el gobierno entrante (el botín, diría la vieja guardia), son muchos. Esperan la llegada de Astudillo, quien viene desde la capital Chilpancingo, donde rindió protesta formal como gobernador en el Congreso local, y busca luego en Acapulco un escenario sin sobresaltos para un discurso duro, aplaudido por el gabinete federal de seguridad.
Y lo hace de gratis, porque en Guerrero hay una izquierda y un PRD desmantelado.
Despejado también está el campo, porque durante su gobierno Zeferino Torreblanca no incorporó a perredistas. No confiaba en ellos, no tenían capacidad, dijo, y por tanto delegó los puestos en familiares y amigos, y repitió a un buen de priistas, sin formar nuevos cuadros. Tampoco Ángel Aguirre, que llegó en el 2011 como candidato a ese partido, tras no obtener la candidatura a gobernador y luego de desertar de toda una vida en el PRI, se ocupó poco de incorporar a cuadros de la izquierda, y dejó los cargos estratégicos –donde se manda y se hace dinero– a priistas de la vieja guardia y a familiares, algunos de ellos ahora convenientemente en prisión.
La vieja guardia estuvo con Zeferino, con Aguirre y está ahora con Astudillo. Los políticos que han gobernado desde Toreblanca se saltaron una generación de jóvenes, comentó un ahora ex joven ayer en el recinto.
“Uno, dos, tres, probando”. El salón del Fórum se abre para los asistentes a las 11 de la mañana. El acto sería hasta la 1, pero el maestro de ceremonia pide a edecanes y asistentes cuidar las tres primeras filas del lugar. Son para los invitados VIP, los amigos del poder. Todavía hay clases sociales, señores.

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En su discurso, el nuevo gobernador Héctor Astudillo –a modo de la línea dura del PRI– habla de cero tolerancia a los bloqueos de carreteras y a los chantajes, que insinúa, estas movilizaciones sociales generan. El público, los asistentes, de un corte uniformemente priista, aplauden. En el salón se ve y se escucha un unánime consenso en torno a lo que también fue el lema de campaña: orden y paz.
La inseguridad, cierto, se incrementó en esta última década, aunque Guerrero sigue estando en los últimos lugares en educación y salud, y en pobreza en general. Pero lo mediático es la violencia, que comenzó a despuntar en cuanto el priista René Juárez dejó el gobierno del estado. Como si tras su salida se rompieran acuerdos o algo así.
Pero en el discurso de Astudillo el tema de la violencia queda en el medio del sandwich, en el que maneja en los extremos la congoja por el caso Ayotzinapa (“nunca más un episodio tan lamentable”), y las movilizaciones que el caso generó. De manera que tras un intermedio, el respetable pasó de aplaudir su condena a la tragedia, al nunca más a las movilizaciones que bloqueen carreteras e impiden llegar a la gente a su trabajo. “No seremos omisos, se aplicará la ley”, proclamó.

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Orden y protocolo. Los cientos de invitados al discurso del gobernador comenzaron a llegar al salón del Fórum antes de las 10, e ingresaron a partir de las 11, bajo la advertencia de que de otro modo no alcanzarían lugares. Los invitados VIP después de las 12:30. Por ahí, temprano, rompiendo plaza, llegó el ex dirigente del sector popular, priista de la vieja guardia, Efrén Leyva Acevedo. De los tiempos de la alquimia electoral y del carro completo, saludado con efusividad por decenas de correligionarios, sorprendidos de encontrar a uno de los dinosaurios del partido que se creía casi en extinción, y que se sabe que es nada menos que cónsul en Nuevo México, Estados Unidos. Adelante y desde el corralito donde fue confinada la prensa se ve el efusivo saludo entre el nuevo secretario de Gobierno, Florencio Salazar Adame, y el ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, los de la alta política que ni modo, tienen que convivir en la barbarie local, aunque este último ya desde la eterna banca. Casi al final también el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, quien recibirá después el saludo de los máximos jerarcas del PRI, su presidente nacional Manlio Fabio Beltrones, y el coordinador de los senadores de ese partido, Emilio Gamboa Patrón.
Con la clase política departen los invitados especiales, guerrerenses distinguidos: el cantante ya en desuso Erasmo Catarino, el comediante Javier Carranza, El Costeño, exponente del humor según Televisa; el astronauta Rodolfo Neri Vela, y el actor Dagoberto Gama, este último por cierto, antaño cercano a los candidatos de izquierda. También se hace presente Jorge Camacho, el del PAN, el único ex candidato a gobernador asistente al acto, y el ex futbolista Manuel Negrete, quien participó en la campaña de la ex candidata perredista Beatriz Mojica.
Disonante, de camisa verde, rehabilitado por el PRI antes que por el futbol nacional, el ex entrenador de la selección mexicana, Miguel El Piojo Herrera.

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Dice Astudillo que hereda una quiebra del pasado gobierno. Que los problemas del estado son la corrupción y la impunidad. Que su gobierno tendrá un compromiso con la transparencia. Sostuvo que por eso no habrá ningún acuerdo de última hora con “la pasada administración” y se aplicará la ley, y que un acuerdo, de impunidad se entiende, no sería moralmente correcto. El mensaje fue vigorosamente aplaudido por los asistentes, quienes rechiflaron en las dos menciones que se hicieron al gobernador saliente Rogelio Ortega Martínez, ese que llegó desde la izquierda y por accidente. Como que ya se vio clarito que la ley se aplicará en la mulas del más próximo compadre. Las de Aguirre ya son mulas prófugas y tránsfugas.

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Los priistas aplaudieron cuando el nuevo gobernador dijo lo de no más bloqueos a calles y carreteras. También, cuando habló de aplicar la ley a quienes provocaron la quiebra en el pasado gobierno, pero se desataron cuando Héctor Astudillo saludó a su esposa, Mercedes Calvo. Tanto, que el presídium del gabinete federal, incluido el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y el de los gobernadores asistentes, se levantaron de sus asientos para respaldar la fiesta de los de casa. En pantallas, el senador Gamboa Patrón algo decía a la esposa del gobernador que, emocionada, miraba a su alrededor esa aplanadora multitud que ya la ungió como la primera priista del estado.

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Borrón y cuenta nueva para la historia del PRI. La memoria inmediata está en el caso Ayotzinapa y en los desfalcos del pasado gobierno –no el de Aguirre sino, se insinúa, en el de Rogelio Ortega–, tanto que se anima a incorporar como funcionarios a dos ex del gobierno de Zeferino Torreblanca y en el mismo cargo: en Fomento Turístico, Ernesto Rodríguez Escalona, y en Educación, a José Luis González de la Vega Otero. Tanto que recibe con los brazos abiertos a hijos pródigos como el senador Sofío Ramírez, que hace algunos meses pretendía ser gobernador por el PRD. Un viejo PRI sin el lastre del nuevo PRI. ¿O lo escribí al revés?

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“Orden, onradez y ornato”.
Pregunta al ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, quien fue echado en 1996 como gobernador del estado, a raíz de la matanza de Aguas Blancas, y en cuyo gobierno su padre, el ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa (1975-1981), desplegó la guerra sucia contra las guerrillas de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas y pueblo que los acompañaba:
–Regresa el PRI después de 10 años al gobierno –se le dice.
–Estamos llenos de optimismo, llenos de esperanza, con grandes deseos que verdaderamente se vuelvan realidad todo lo que se dijo, sobre todo que tengamos paz y orden –contesta.