Los excluye el municipio de Ahuacuotzingo del padrón de fertilizantes, señalan campesinos

Vecinos de la comunidad de Pochutla, municipio de Ahuacuotzingo, denunciaron que fueron excluidos del padrón de beneficiarios de fertilizante de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural del Estado de Guerrero (Sagadegro), y exigieron que se audite al Ayuntamiento para saber qué pasó con el dinero etiquetado para una obra religiosa.
Unos 30 pobladores de Pochutla estuvieron en el Palacio de Gobierno, en la Auditoría Superior del Estado (AGE) y en la Sagadegro para plantear sus demandas. Encabezados por el comisario municipal, Artemio González, contaron en las instalaciones de Sagadegro, que viajaron a la capital porque se terminó una calle en su comunidad, que conduce a un lugar llamado El Calvario, donde se escenifica el viacrucis de Semana Santa, pero no se construyó la obra programada, aunque el dinero estaba etiquetado, y no saben qué pasó con él.
Agregó que se dio el banderazo de inicio de la obra e incluso se inauguró, pero no se tomó en cuenta al pueblo y a los comisarios del lugar, sino sólo a un pequeño grupo.
Abundó que en la AGE les dijeron que se va a investigar qué pasó con el dinero que se etiquetó para la obra.
También denunciaron que el Ayuntamiento de Ahuacuotzingo excluyó a 40 campesinos del padrón del fertilizante, problema del que hablaron con el director de Fomento Tecnológico de la Sagadegro, Javier Zepeda López.
El comisario dijo que los campesinos ya tenían muchos años en el padrón, pues la mayoría son adultos mayores, y que en la Sagadegro les confirmaron que siguen inscritos, y que quien los excluyó fue el alcalde, Herzaín Hernández Casarrubias.
Contó que les entregarían en ese momento un documento de la Sagadegro que confirma que están en el padrón, para presentarlo en la presidencia municipal para reclamar el fertilizante. (Beatriz García / Chilpancingo).

 

Cosechan flores para Día de Muertos en Tixtla; los principales compradores son intermediarios

Con linternas en la frente, la familia de Martha Martínez Valenzo comenzó anoche el corte de las flores de cempasúchil y terciopelo para vender a intermediarios, durante la madrugada de hoy, que los distribuirán en diferentes mercados para la celebración del Día de Muertos.
La agricultora explicó que los compradores de flor saben que en Tixtla cada año se siembra y se cosecha para la temporada, y llegan de diferentes partes del estado a comprar el producto que principalmente se distribuye en la Costa Chica y la Montaña, donde no crece la planta y la tradición es muy arraigada.
El corte y el traslado se hacen en la noche y la madrugada para evitar que la planta se marchite; así la flor resiste más durante los Días de Muertos, del 31 de octubre al 2 de noviembre. Otras familias dejaron el corte para hoy, aunque desde ayer se observó el arraigo de esta actividad económica en las familias campesinas en la cabecera municipal.
Desde las 8 de la noche, los manojos de flores estaban listos en los patios de sus casas, o sobre la acera de la calle, para la venta formal, además de collares de flores que también se ofrecen en el mercado local y foráneo.
Aparentemente, la incidencia delictiva en la zona, no afectó la dinámica de los productores de flor de muertos.
La señora Martha dice que la venta de la flor está asegurada, y los precios pueden variar de acuerdo con la producción en la zona, “a veces está cara, a veces barata”. Señaló que los riesgos son en la parcela, donde la cosecha puede verse afectada por la sequía o el exceso de agua.
Aclaró que esta temporada de lluvias hubo mucha agua, y en las tierras más altas, algunas flores de terciopelo (conocidas así por la textura y el color rojo de sus pétalos) comenzaron a ponerse negras. Sólo las que se desarrollaron correctamente se ofrecen a los intermediarios.
También cultivan la margarita, de colores rosa mexicano y blanco, cuyo cuidado es más exigente y costoso para los productores
Los floricultores de terrenos ubicados junto de la laguna de Tixtla ni siquiera intentaron sembrar la planta, porque el nivel del agua alcanzó sus tierras y se agotó el tiempo para completar el ciclo de cultivo, de tres meses, para cosechar en estas fechas.
Aclaró que la siembra, cosecha y venta de flores es familiar, no hay autoridades ni instituciones interviniendo. Las familias que tienen más extensiones de tierra acuerdan de manera anticipada con los compradores el día en que van a recoger la planta.
La medida de venta es por manojo, que se estima separando las manos una de otra, en un ovalo, de unos 30 centímetros de largo por 10 de ancho, que se venden en 60 y 70 pesos, las flores de cempasúchil y terciopelo. El manojo de margaritas cuesta 200 pesos.
Precisó que las extensiones tampoco son grandes, precisamente por los costos de producción. La familia de Martha, que cultivó una de las extensiones más amplias, cubrió menos de un tercio de hectárea.

Presta el BID a México 300 mdd para créditos a agricultores

 

El secretario de Hacienda y Crédito Público de México, José Francisco Gil Díaz, y el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, firmaron un préstamo sectorial por 300 millones de dólares.

Los fondos servirán para apoyar la consolidación del sistema financiero rural mexicano, explicó Gil Díaz, quien llegó a la capital peruana para asistir a la edición número 45 de la Asamblea de Gobernadores del BID.

Añadió que el programa apunta a aumentar la eficacia de la Financiera Rural como instrumento promotor para el desarrollo productivo del campo.

El programa refleja la estrategia del BID de respaldar los esfuerzos del gobierno mexicano para promover el crédito rural, especialmente para pequeños agricultores.

En este caso, se informó, apoyará la creación de una institución financiera viable y mejorar los servicios a grupos más vulnerables de la población.

El programa será coordinado con una operación paralela del Banco Mundial que apoya el establecimiento de la Financiera Rural.