Un pacto con el gobernador, que no cumplió, llevó al FUSDEG casi a su extinción, denuncian

Segunda parte

Según el coordinador del Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), Salvador Alanís, éste casi se extinguió debido a la confrontación con la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) y a “un plan” del gobernador, Héctor Astudillo Flores, que hizo que la Policía Comunitaria saliera de El Ocotito, mediante un acuerdo con los dirigentes de la organización, que consideran que fue “un engaño”.
Desde 2014 hasta finales de 2016 el FUSDEG tuvo presencia con la Policía Comunitaria en una extensa área que comenzaba en Xaltianguis, municipio de Acapulco, y llegaba a Petaquillas en Chilpancingo, considerado como un corredor para el trasiego de enervantes, principalmente de goma de amapola. Su combate fue contra todos los delitos, incluido el narcotráfico. Pero ahora sólo está en Tierra Colorada.
El FUSDEG tenía acuerdos con las autoridades de todos los niveles, y la ruptura con el gobernador comenzó después de un bloqueo que hicieron miembros de la organización a la Autopista del Sol y a la carretera federal a Acapulco, en vísperas de un puente vacacional que afectaría la economía del puerto, informó el coordinador del Frente en el municipio de Chilpancingo, Salvador Alanís Trujillo.
En entrevista por teléfono, dice que el FUSDEG “es un movimiento muy pobre, se mantiene de la verdadera voluntad del pueblo, nosotros le pedíamos 30 pesos cada mes a cada casa para pagar la comida y la gasolina, nunca tuvimos dinero para comprar armas”.
En el municipio de Chilpancingo, el FUSDEG llegó a tener 300 policías comunitarios en los poblados de Dos Caminos, Mohoneras, El Ocotito, Cajelitos, Mazatlán y Petaquillas, y actualmente 50 se cambiaron a la UPOEG –que según Alanís está aliado con el Cártel del Sur– 20 fueron obligados por el grupo del narcotráfico Los Ardillos a sumarse a la policía de Petaquillas, otros 200 están fuera de sus comunidades, desplazados por la violencia, y unos 30 están replegados en sus pueblos.
Informa que actualmente también están fuera de sus pueblos unas 150 familias, desplazadas por los ataques de la UPOEG y otros grupos delictivos.
El FUSDEG tuvo ocho enfrentamientos armados en los que murieron 21 policías comunitarios de esta organización, 17 bajas fueron causadas por la UPOEG, y cayeron 20 personas contrarias al Frente, de las cuales siete son de la UPOEG.
Además, los seis principales líderes de los pueblos del Valle del Ocotito tuvieron que salir de Guerrero, porque fueron amenazados de muerte por los grupos contrarios o amenazados por el gobierno con llevarlos a prisión.
Uno de los seis líderes es Alanís, coordinador de la Policía Comunitaria, es decir, la parte armada del FUSDEG.
En entrevista, la primera que da desde su salida de Guerrero, Alanís narra cómo intervino el gobernador en la desaparición del FUSDEG.
Informa que el FUSDEG considera que su repliegue fue un error, derivado de “un engaño” de Astudillo, y que la organización ya rectificó, y actualmente busca fortalecerse, y “acopiar armas y aumentar su membresía”.

De la comunicación directa a la ruptura y las órdenes de aprehensión

Ante el conflicto con la UPOEG, que desde mediados del año pasado emprendió una ofensiva para desplazar al FUSDEG del corredor donde operaba, éste tuvo acuerdos con el gobierno del estado que se comprometió a impedir las acciones de la UPOEG, con el fin de mantener la paz y evitar enfrentamientos entre esas organizaciones, porque el gobernador no quería “ni un muerto”.
Alanís dice que el gobernador se había comprometido a intervenir con la Policía Estatal para mantener inmovilizados a los dos grupos, pero los del FUSDEG veían que mientras a sus integrantes los tenían encerrados en su base y no les permitían salir, a los de la UPOEG los dejaban avanzar y ocupar casas de seguridad y amenazar y hostigar a familias del FUSDEG.
Alanís cuenta que reportaba por Whatsapp al gobernador esos movimientos de la UPOEG. “Yo tenía línea directa con el gobernador, con el fiscal Olea y con el general Almazán”, dice.
Ahí comenzó la ruptura: “Llegó un momento en que el gobernador se molestó conmigo porque decía que yo le estaba diciendo puras mentiras, que no era cierto, que la Policía Estatal no veía a la gente armada que yo decía, y que mandaban helicópteros y no veían hombres armados”.
Describe cómo se dio el avance de la UPOEG dentro de El Ocotito: “el avance de ellos es que llegaban a casa de un compañero policía comunitario, entraban, saqueaban las cosas y amenazaban a la mujer y a los niños, que estaban solos porque todos los policías estaban en la base replegados, no estaban en su casa, porque teníamos un acuerdo con el gobernador de que íbamos a estar replegados. Entonces los compañeros se empezaron a ir de uno, de tres, y de los 150 que éramos quedamos 50”.
Alanís precisa que la incursión de la UPOEG al valle de El Ocotito se dio el 24 de octubre del año pasado, y ese día llegó la Policía Estatal, que mantenía inmovilizados a los policías comunitarios del FUSDEG mientras permitían el avance de la UPOEG.
Ante este problema, el 27 de octubre, la gente civil del FUSDEG cerró la Autopista del Sol y la carretera federal a Acapulco, para exigir al gobernador el desarme de la UPOEG y la detención de sus miembros que tenían orden de aprehensión.
La toma de la Autopista, en la que fue destacada la participación de mujeres y niños, comenzó a las 7:40 de la noche y terminó a las 2 de la mañana del día siguiente.
Ese día, Alanís, en los medios, exigió al gobierno federal y al estatal “el desarme del grupo delictivo Cártel del Sur que somete a los pueblos del corredor Tierra Colorada-El Ocotito-Petaquillas en alianza con el líder de la UPOEG”, Bruno Plácido Valerio.
El 30 de octubre tres dirigentes del FUSDEG fueron trasladados a Acapulco donde se reunieron con el gobernador en la oficina de la Protur, el secretario general de gobierno Florencio Salazar y el secretario de Seguridad Pública, Pedro Almazán Cervantes.
“El gobernador se molesta mucho porque era el inicio del puente vacacional, me mandó traer, me mandó una (camioneta) blindada con César Flores Maldonado para que fuéramos”.
“Nosotros le explicamos al gobernador cómo estaban operando y cómo nos estaban destruyendo, y el gobernador se comprometió y dijo, le voy a entrar, vamos a hacer acuerdos, lo único que les pido es que se replieguen, que se salgan, que no se metan en nada, no quiero ni un muerto, y la segunda es que quiero que convenzan a la población para que no tape la autopista porque viene el fin de semana largo y van a destruir la economía de Acapulco. A cambio, dice, voy a detener a los líderes de esa gente, pero para que no se vea que yo estoy de un lado voy a detener a uno de ustedes también, pero con el de ustedes yo me comprometo a que en 72 horas esté libre y a aquellos los vamos a llevar a la de alta seguridad”.
El gobernador anunció que entrarían el martes siguiente a El Ocotito ocho BOM, con militares, policías federales, estatales y ministeriales, para detener a todos los hombres armados de la UPOEG y del FUSDEG, y pidió a los dirigentes que sacaran a sus comunitarios para que no fueran detenidos.
Los dirigentes del FUSDEG estuvieron de acuerdo, y después las bases también. Al lunes siguiente, 7 de noviembre, una comisión fue a reunirse con el fiscal Javier Olea, para darle el nombre del miembro del FUSDEG que sería detenido, y el fiscal les dijo que ya estaba todo listo para la entrada a El Ocotito al día siguiente.
La madrugada del 7 de noviembre el FUSDEG sacó a todos sus policías comunitarios de El Ocotito.
“El martes después de que nos salimos, manda el fiscal a traer a una comisión del FUSDEG, va la comisión y les dice el fiscal Javier Olea, que dice mi mamá que siempre no, que ya no iba a haber nada porque ya El Ocotito estaba bien, o sea que ya no había conflicto y que ellos no tenían gente suficiente para ir a hacer un operativo de ese tamaño, y que Carioca (uno de los líderes de la UPOEG, Marco Antonio Salgado Pineda) tenía mejores armas que él y que no iban a hacer operativo.
“Entonces ahí nos dejó embarcados el gobernador, sacamos a casi 100 familias de El Ocotito y ahora las familias están fuera, unas refugiadas en Tierra Colorada, están regadas en muchos lugares de Guerrero y de fuera de Guerrero, y ya no han podido regresar porque el gobernador no cumplió su palabra, ni el fiscal ni el general Almazán ni el secretario de Gobierno. Nos engañaron como tontos y se aprovecharon de la nobleza de la gente buena y ahí está la consecuencia de que ya tienen una narco UPOEG ahí aliada con Los Ardillos, con el Cártel del Sur y con el mismo gobierno. Es una alianza de los cuatro”.
Después de El Ocotito, afirma Alanís, siguió la misma operación en otros pueblos: “Ahí no paró la cosa, sino que una vez que nos sacan de Ocotito sigue el mismo plan para Xaltianguis, toman Xaltianguis, detienen a muchos compañeros, hacen la misma operación, los rodean, los empiezan a amenazar, amenazar, amenazar, y ellos presumen de que no tiraron ni una bala, y pues sí, no tiraban balas porque agarraban a las familias, a las mujeres y a los niños, y todos los hombres comenzaron a dudar con esas amenazas. Tomaron Xaltianguis, Las Marías, El Playón, Xolapa, en todos los pueblitos que teníamos del lado de Xaltianguis hicieron lo mismo y los convierten en UPOEG”.
“La gente empezó a correr a Colorada porque era el centro, porque la intención de ellos eran rodear nuevamente Colorada también. Y fue ahí donde buscamos otra vez al gobernador, pero ya no nos dio la cara”.

“El gobernador me dio la orden de que te detenga”

El 10 de noviembre Alanís le mandó al gobernador un mensaje por Whatsapp en el que le reclama que está actuando mal con el pueblo, dice que ahora sí cree que esté vinculado con el narcotráfico, y señala: “Hoy sé que nos tenemos que levantar nuevamente como pueblo y nuestros enemigos serán la delincuencia organizada y el narcogobierno”.
Este mensaje motivó la amenaza de detención para Alanís, y su salida de Guerrero para protegerse. Dice en entrevista:
“El gobernador vio el Whatsapp como a la una de la mañana, a esa hora el fiscal me marcó, pero yo ya había apagado mis celulares, y le habló al maestro Plancarte (el coordinador de la parte no armada del FUSDEG), a las 3 de la mañana, y lo amenazó, dijo que nos iba a detener porque eran órdenes del gobernador, y quería que yo le hablara para que le bajara de huevos, el fiscal me mandó un mensaje, me dijo que le bajara de huevos porque no le podía hablar así al gobernador”. “Yo me tuve que salir del estado, porque me iban a detener, yo tenía orden de aprehensión pero salía con 3 mil pesos porque es un delito que nunca se comprobó, la persona nunca se presentó, fue algo inventado por alguien que nos quería perjudicar, y lógicamente el gobierno le dio seguimiento, como para agarrarme.
“Y le contesté al fiscal a los dos o tres días, le marqué, y me contestó el fiscal y me dijo, sabes qué, tú eres el número uno ahorita para mí, el gobernador ya me dio órdenes de que te detenga y ¿sí sabes que tienes orden de aprehensión?, y le dije, ¿sí sabes cuál es mi delito, y sabes que con 3 mil pesos voy a salir?, y se empezó a reír el fiscal y le dije, bueno, solamente que me vayas a poner unos 3 kilos de goma y unos tres AR-15 para que puedas justificar porqué me detuviste, así como le hacen a todos. Y me dijo, bueno, pues ahí tú sabes, lo único que te digo es que  le bajes de huevos, ahorita eres el número uno para mí para detenerte, y son órdenes del gobernador, así que si quieres arreglar esto habla con él, habla con Florencio y sólo ellos van a poder cambiar la orden que yo traigo”.
–¿Has regresado a Guerrero, qué vas a hacer?
–Yo sí he regresado pero me salí de Guerrero, todos los compañeros líderes nos salimos, no nada más yo, dijimos, no, ni madres, vamos a arreglar nuestra situación jurídica porque éstos no nos van a detener como a Mireles, como a todos los líderes políticos, Nestora, Eliseo del Villar, Gonzalo Molina. Nosotros nos salimos, nos pusimos a ver la situación jurídica, ahorita la orden de aprehensión ya cumplió su término, y ya el juez nos avisó. Ya nosotros estamos libres, no tenemos ninguna cuenta con la justicia”.

Cambiamos de postura y ya no permitiremos que entren a Tierra Colorada

Dice que los dirigentes del FUSDEG que salieron de Guerrero en noviembre han regresado a organizar y que el Frente ha cambiado su postura.
“Fue ahí cuando ya cambiamos la postura, después de que me amenaza el fiscal y que ahora nos van a detener después de que el gobernador hizo un acuerdo, no nos cumplió y ahora nos quiere detener. Entonces ya cambiamos la postura, porque nosotros teníamos la postura de que no hubiera muertos, de que no nos podíamos matar entre la gente del pueblo”.
–Ahora el FUSDEG sólo está en Tierra Colorada.
–Sí, toda la gente del FUSDEG que ha sido exiliada de sus pueblos se refugia en Tierra Colorada, la misma gente de Ocotito,  Mohoneras, Xaltianguis, están en Tierra Colorada.
–¿Y están en peligro ahí?
–No por ahora, porque cambiamos de postura y cuando iban a tomar Colorada dijimos, aquí ya no van a entrar, y si no quiere muertos que cumpla el gobernador con su parte que nos prometió y si no aquí se van a morir los de UPOEG que entren.
–¿El cambio de postura  es que se van a defender?
–Sí, y fue ahí en Colorada donde se suscitó la balacera que duró casi un día, fue donde quedaron los reporteros atrapados. Porque nosotros nos hemos dedicado a fortalecer la parte armada, ya tenemos muchas armas y balas y el que entre ahí se va morir, porque ya estuvo bueno, se supone que la Policía Comunitaria se hizo para defender al pueblo de los crímenes de los cárteles y del crimen organizado, no para que sea parte de la delincuencia como la UPOEG, para nosotros la UPOEG es parte del crimen organizado, son enemigos de nosotros y son delincuentes, no vamos a permitir que entren, y ya no han intentado entrar, porque  ellos saben que estamos reforzados y tenemos gente y armas.
–¿Tú sigues en el FUSDEG, aunque ya no puedes estar aquí?
–Sí, yo sigo organizando a la gente y apoyando en lo que puedo.

Desde el exilio, denuncia Alanís el saqueo de sus propiedades en El Ocotito

El coordinador del Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), Salvador Alanís Trujillo, denunció públicamente el saqueo y robo de su casa y de todas sus propiedades en El Ocotito, después de que salió de Guerrero porque fue amenazado por el fiscal Javier Olea con meterlo a prisión.
Como si fuera un botín de guerra, informa que miembros de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), que desplazó al FUSDEG, le quitaron todo su patrimonio. Afirma que cuando estaban saqueando, el 10 de noviembre, habló por teléfono con el comandante de la Policía Estatal, y le respondió que no era cierto.
Muestra un video de su casa saqueada y fotos de la destrucción de su vivero donde producía jitomate, y de la granja donde tenía 500 gallinas ponedoras que también le robaron y la incubadora, una casa de empeño, las herramientas de un taller mecánico, y una cocina que tenía su esposa donde vendía comida. Además, señala que un terreno de su propiedad, de 13 mil 500 metros cuadrados que le costó 100 mil dólares en 2011, fue declarado parte de movimiento de la UPOEG.
En entrevista, Alanís, de 39 años, habla de su historia:
“Yo soy del DF (ahora Ciudad de México), soy chilango, a los 13 años me vine a vivir al Ocotito, y me encantó tanto El Ocotito, un lugar tan bonito para vivir, pero a los 19 años me fui a Estados Unidos, a Clarkton en Carolina del Norte, estuve 12 años trabajando. Yo vengo de una familia muy pobre, de una madre soltera con ocho hijos, cuando yo era joven por las dificultades económicas no pude terminar la carrera de Economía, que estudié en la UAG, me faltó un año y de ahí me regresé al Tecnológico de Buenavista, estudié Administra-ción de Empresas, yo trabajaba y pagaba mi estudio y el de mi hermano.
“Me fui 12 años a Estados Unidos, a trabajar duro, hice una buena cantidad de dinero. Trabajaba en una empresa de empacar cacahuates y era mecánico de carros, en la mañana en la fábrica y en la tarde era mecánico. Me fue muy bien en Estados Unidos, hice muy buen dinero, y me vine en el 2009 debido a que mi madre ya estaba muy enferma, y ya se iba a morir ya no la iba a ver, me vine, y me quedé en México, me puse a sembrar la tierra en El Ocotito, un valle tan bonito y nadie siembra, yo dije voy a contratar gente y a dar empleo. Me puse a sembrar jitomate y me fue muy bien, busqué un ingeniero, en dos años que sembré jitomate ya tenía 50 empleados, producía mil cajas de jitomate por semana y en las aguas, tres meses, sembraba en Huitziltepec”.
–¿Cómo te uniste al FUSDEG?
–Como ya estaba creciendo mi negocio, la gente de Los Rojos ya me tenía en la mira y me metieron una gente, un infiltrado, para investigarme porque me iban a secuestrar, a la semana matan a los muchachos que me iban a secuestrar, en Mohoneras los mataron y aparecieron en Papagayo muertos. Los mataron los mismos del Cártel de Los Rojos porque habían secuestrado a un ciudadano de Mohoneras y no habían dado el dinero, eso era el rumor que se supo ahí.
“En otra ocasión nos mandaron unos fulanos cuando estábamos entregando el jitomate, y me pensaban asaltar y levantar pero uno de mis trabajadores tenía gente que había sido de Los Pelones, y esos muchachos nos cuidaban, ese día que llegan ya los estaban esperando los otros muchachos que tenían sus armitas y ya no pudieron”.
“Entonces nos juntamos un grupo de comerciantes de Ocotito porque queríamos traer a la Policía Comunitaria, y nos organizamos, fueron a ver a Bruno Plácido y a Ernesto Gallardo (los dirigentes de la UPOEG), pero decían que sí y que no, que querían para gasolina, y dijimos vamos a juntar 30 mil cada comerciante y los vamos a dar, era un grupito bien cerrado y bien secreto, porque te mataban por un peso en Ocotito. Y empezamos a hacer un grupo de los equis, donde yo era un equis e invitaba a otro equis, pero sin decir nombres y sin conocernos, yo me busqué mi gente de confianza que eran puros equis y el otro otros equis, para que si nos agarraban a uno no vamos a decir quién era”.
Habla de la entrada de la UPOEG a El Ocotito, la primera vez, el 23 de enero de 2014, con el dirigente Bruno Plácido a la cabeza. Dice que a los tres meses la gente del pueblo corrió a Bruno y a sus seguidores, acusados de estar coludidos con la delincuencia organizada, de corrupción y de irregularidades como la acusación a vecinos de cualquier delito fabricado sólo para quedarse con sus bienes. Pero tras la salida de los líderes de la UPOEG, los comunitarios de El Ocotito siguieron siendo UPOEG, hasta el 5 de enero de 2015, cuando fundaron el FUSDEG.
–Para ser coordinador de la Policía Comunitaria del FUSDEG, ¿sabías de armas?
–Yo no sabía de armas, hasta la vez no sé bien de armas, entonces yo era comerciante y me dedicaba a lo mío, a sembrar jitomate. Entonces un día de repente llegó la UPOEG a Ocotito, y los que estábamos organizados nos quedamos boquiabiertos, dijimos, caray, nosotros éramos los que estábamos organizando y ya llegó la UPOEG. No nos pidieron ni para gasolina, nomás nos dijeron una noche, vamos a llegar mañana alístense. Y una hora después nos dicen que se canceló, ya ni les creíamos. Y al otro día llegó la comunitaria de la UPOEG, la Policía Ciudadana de Bruno.
“Al otro día nos dijeron, los queremos aquí a las 2 a todos los que van a apoyar. Entonces yo les comenté, entre mis trabajadores, a un grupo de confianza, y junté siete, y conseguí armas, escopetas y 22, con la misma gente de nosotros. Ya teníamos siete personas conmigo y siete armas, nos presentamos a las 2 con el grupo, yo iba al frente de mi grupito.
“Empezamos a operar con ellos, el primer día nos juntamos como 30 gentes armadas del puro Ocotito, y fue así como nos metimos, pero mi idea es que yo quería apoyar a que se instalara el sistema bien y me retiro, sólo me quedo con mi cooperación. Pero resulta que a los 10 días de que llega la UPOEG empezamos a ver que a unos delincuentes sí les dejaban recargar toda la mano y a otros los dejaban ir. Y empezamos a pelear con ellos, y les de-cíamos: éste era halcón (espía de la delincuencia organizada), cómo es posible que lo hayan dejado ir. Me acuerdo de un caso que nos dijeron: queremos que dejen ir a estos halcones, eran cuatro, y yo les decía: ¿por qué los vamos a dejar ir, qué no se-gún ustedes reeducan?, y dijeron, es que es un delito muy pequeño y yo les decía: ¡ah qué bonito, entonces ahora todo mundo va ser halcón, buenos días, que te vaya bien halcón¡. No, eso se tiene que castigar o hay que entregarlos a las autoridades. Fue el pleito, al otro día dejaron ir a dos, ya no amanecieron.
“Empezamos a ver que a un grupo delictivo sí se le recargaba y a otro grupo no. Como que ya llevaban una línea.
“Como a los 15 días de que entró la UPOEG ya éramos 13 comandantes, de todos los pueblitos. Nos citaron a la primera reunión de comandantes. Yo les decía que yo no era comandante, y me decían: te tienes que hacer comandante, y yo decía que yo nomás estoy apoyando porque me voy a salir. Me dijeron: te tienes que hacer comandante porque tienes tu grupo y si no eres comandante no puedes traer gente. Total que me tuve que hacer comandante a la fuerza”.