Errores políticos

No subestimar la fortaleza de lo que aborrecemos.
Daniel Innerarity.

Algunos políticos cometen errores que pueden costarles sus aspiraciones. Su falta de confianza y el desconocimiento de quién es el tomador de decisiones los lleva a boicotearse. Siendo yo diputado federal el gobernador Rubén Figueroa Alcocer me invitó a comer en Acapulco. No recuerdo el nombre del lugar ubicado en Punta Diamante. Al llegar al restaurante estaban a la mesa Rogelio de la O Almazán, alcalde del puerto, y Raúl González Villalva.
José Francisco Ruiz Massieu me designó coordinador de su campaña político-electoral como candidato a gobernador de Guerrero. El presidente del PRI era González Villalva, a quien nunca le agradó mi comisión. Él era del equipo que salía, el de Alejandro Cervantes Delgado. Sus constantes quejas a Ruiz Massieu alguna vez fueron objeto de algún comentario sin importancia.
Ruiz Massieu revisó con lupa a cada uno de los aspirantes a diputados locales; se iba a integrar la primera Legislatura de su inminente gobierno. Entre los palomeados estaba González Villalva, pero se cayó. Vio la comida con el gobernador Figueroa como la oportunidad para responsabilizarme. Supuso que tendría el apoyo de su jefe.
“Tú estabas en la lista de los prospectos aprobados –le dije– pero cometiste el error de pedir a Jorge de la Vega Domínguez, presidente nacional del PRI, su apoyo. La llamada telefónica de De la Vega Domínguez fue para tu desgracia. Ruiz Massieu me comentó, aún molesto, que no aceptaba recomendaciones para el Congreso y te tachó en su libreta de apuntes”. González Villalva insatisfecho con mi argumentación algo trató de decir; lo atajó Figueroa Alcocer: “Hay que saber callarse. Eres como los que están en el pantano, entre más te mueves más te llenas de lodo”.
Otro error político fue el cometido por el dirigente de la CTM en el estado, senador Filiberto Vigueras Lázaro. Él aspiraba a ser candidato a gobernador y no aceptó su fracaso. Como se acostumbraba entonces, los sectores del PRI –agrario, obrero y popular– postulaban al destapado como su precandidato. Después se reu-nían los delegados de los tres sectores en la Convención estatal y lo declaraban candidato del PRI. Así se legitimaba la decisión presidencial en la etapa del partido casi único.
En la asamblea del sector obrero Filiberto Vigueras –de voz potente– dijo que Ruiz Massieu era “el pequeño gigante de la política”, y esa expresión la repitió varias veces a lo largo de su perorata. José Francisco disimuló su molestia. Nada dijo al respecto cuando le tocó intervenir. “Vigueras sacó boleto”, pensé sin hacer mayores comentarios; no hubiera sido prudente repasar el tema.
Dos años después Filiberto Vigueras terminaba su periodo en el Senado y aspiraba a ser diputado federal por Acapulco. En ese lapso, Ruiz Massieu hizo una sólida relación con Fidel Velázquez. Tuve oportunidad de asistir a varias reuniones con el sempiterno líder obrero, acompañando al gobernador. En corto, don Fidel era un hombre muy agradable alejado de esa imagen austera y de sus conferencias balbuceantes. Ruiz Massieu convenció a don Fidel del desgaste de Filiberto Vigueras en Acapulco y lo difícil que sería ganar su elección.
Vigueras Lázaro fue postulado por el distrito federal con cabecera en Iguala. Su opositor era el periodista y agrónomo Félix Salgado Macedonio. El cetemista hizo una campaña deslucida, pero obtuvo la mayoría de votos. De acuerdo al proceso se instaló el Colegio Electoral en la Cámara de Diputados. Con mayoría priista la calificación aprobatoria del dirigente obrero sería de trámite. Todo iba bien hasta que Salgado Macedonio subió a la tribuna con unos costales. Ahí los vació soltando boletas quemadas, anulados, etc., que –según el candidato opositor– evidenciaban el fraude cometido en su contra. A Félix empezaron a llamarlo el diputado costales.
En política solo se deben tener los adversarios inevitables. No hay enemigo pequeño y el peor enemigo, por pequeño que sea, puede ser uno mismo.

 

Nueva reforma política

Analizar minuciosamente y volver a la vida
aquello que a otro le pareció bien tirar. Paul Auster.

El presidente Andrés Manuel López Obrador preparó la reelección de su partido en el poder desde su primer día de gobierno. No se anduvo por las ramas: utilizó todos los recursos a su alcance para imponerse, incluso a pesar de políticas públicas de graves consecuencias. Su popularidad siempre se mantuvo arriba del promedio.
La polarización de los mexicanos fue una estrategia que lo enfrentaba a la minoría privilegiada, anulaba la rebelión de la clase media y cohesionaba el apoyo de los pobres. “La mañanera” ha sido su principal plataforma de ataque y descalificación del adversario. Los mexicanos adoptamos el lenguaje político del siglo XIX, que se convirtió en signos distintivos del espectro político: liberales y conservadores, liberales contra conservadores, conmigo o contra mí.
La prensa escrita y las redes están saturadas de análisis sobre las atípicas elecciones del pasado 2 de junio. El voto mayoritario de la población otorgó amplio apoyo a un gobierno que, en un país democrático y con demócratas, difícilmente se hubiera sostenido. No es cosa de repasar las causas del tsunami electoral, que le otorga a Morena  amplia mayoría en las cámaras legislativas federales y locales.
Sin embargo, se advierte la debilidad de la sociedad civil y de los partidos políticos. He insistido que en México la SC es incipiente. Las grandes concentraciones para defender al INE, a la Corte y la marea rosa, no pasaron de la natural molestia causada al huésped del Palacio Nacional. Después de esas manifestaciones masivas, que nos llenaron de optimismo al suponer una activa conciencia nacional, no hubo articulación política-social para convertir las demandas en compromisos del poder. No hubo desobediencia civil.
Por su parte, los partidos dieron una muestra más de su distancia con la sociedad. Postularon como candidatos a viejos políticos y se abusó de la influencia para acomodar a los próximos. Los mismos nombres, las mismas caras. El resultado es el desplome de los partidos opositores. AMLO hizo lo suyo y las oposiciones no estuvieron a la altura de las circunstancias.
No obstante, hay que considerar el fenómeno de Xóchitl Gálvez como el esfuerzo de una mujer inteligente, comprometida y desenfadada que puso en aprietos al régimen y su partido. La falla visible de la campaña fue la falta de unidad orgánica entre ella y los partidos y entre los partidos y la sociedad civil. El problema de las alianzas es que tienen  muchos mariscales y cada uno pelea principalmente por su causa.
Diversos sectores de la sociedad están entre la preocupación y la angustia respecto a lo que nos espera con la primera mujer Presidente de la República. La mayoría morenista en ambas cámaras solo puede frenarse evitando la sobre representación, lo cual ha advertido con reconocido conocimiento Jorge Alcocer, y así anular las reformas constitucionales que se propone AMLO antes de que concluya su administración.
No hay muchas alternativas para establecer contrapesos al régimen de Morena. Por lo pronto, debería convocarse a una gran asamblea democrática para proponer a la presidente Claudia Sheinbaum, incluso antes de su toma de posesión, una agenda de reforma política de cuarta generación. Se deben explorar otras formas de gobierno democrático y es necesario que emerjan nuevos partidos. La democracia es costosa pero es la única que permite resolver las diferencias en forma pacífica.
Nueva clase política, nuevas ideas, y novedosos mecanismos de representación para que se establezca el diálogo y posibles acuerdos con el próximo gobierno, que garanticen a los mexicanos la vigencia de la Constitución y las instituciones de la República. Hay que salir de la pesadumbre porque tenemos mucho México por delante.

Las urnas hablaron

 

 

 

 

La gente se cansa de tanta pinche transa.

Consigna de la izquierda mexicana.

 

Son las 20:30 horas del domingo 2 de junio,  en el momento de escribir estas notas todavía no hay noticias que permitan saber quién ganó la Presidencia de la República. Diversas encuestas de salida otorgan ventaja a Xóchitl Gálvez por un margen de 3 a 5 puntos sobre Claudia Sheinbaum. Pero será hasta el cierre de casillas cuando, con las actas disponibles, se puede tener certeza.

Siguiendo los mismos pronósticos, la oposición tendrá mayoría en las cámaras legislativas superando a Morena y sus aliados, MC incluido. Es el escenario deseable para recuperar a plenitud la vida democrática del país. La clase media salió a votar masivamente y su voto no pudo ser mas que en contra de la llamada 4T.

En Guerrero las elecciones se han dado en un ambiente sumamente tenso. No es para menos. En la edición de El Sur del jueves anterior, se informa: “Guerrero, la entidad con más víctimas de violencia política, según informe de la consultora Integralia”, la cual reporta que al 26 de mayo hubo 105 “personas que resultaron víctimas de violencia política en Guerrero”.

Sacudió el asesinato del candidato a presidente municipal de Coyuca de Benítez Alfredo Cabrera (de la coalición PRI, PAN, PRD). El sicario le disparó dos balazos en la nuca el día de su cierra de campaña. El presidente del PRI en el estado, Alejandro Bravo Abarca, declaró que había una “estrategia de terror”. Hay miedo, dijo. Pero ayer domingo, el miedo fue vencido y la gente salió a votar.

El ciudadano emitió el voto de la fatiga. Cansado de arbitrariedades y desamparo, hizo lo que tenía que hacer en los tres minutos que tuvo las cinco boletas en sus manos. Morena seguramente retendrá la plaza de Acapulco, pero en Chilpancingo Alejandro Arcos Catalán tendrá la mayoría en la bolsa. Tengo confianza de que será el alcalde que la capital del estado necesita para su recuperación.

Hoy lunes, cuando aparezcan publicadas estas líneas, sabremos a qué atenernos. Aun cuando faltarán los recursos que los interesados habrán de interponer en las instancias electorales, en la mayoría de los casos los resultados de ayer domingo serán confirmados. Candidatos, partidos políticos y ciudadanos, enfrentamos una elección de Estado, no vista ni siquiera cuando al secretario de Gobernación Manuel Bartlett Díaz, “se le cayó el sistema” en 1988. No se había escuchado la resonante voz ciudadana, como ahora.

En algunas entidades del país, como Chiapas y Querétaro, hubo actos de violencia graves. Esos hechos, en vez de desanimar al elector, fue más combustible. Con estas elecciones los mexicanos nos reivindicamos de la abulia, el importamadrismo y la falta de voluntad cívica. La gente fue cauta en cuanto a declarar su intención de voto, pero votó conforme a su conciencia impelida por una realidad nacional insostenible.

No cantemos victoria respecto al triunfo opositor. Sí vale la pena mantener la esperanza de los millones que creemos en la importancia de la urnas. Y en la exigencia de que se respeten los resultados. Ya veremos.

 

 

 

 

Saliva, sudor y suela

No importa. Llegaré.
Claudio Rodríguez.

Florencio Eduardo Salazar Albarrán y Fernanda Salazar Martínez son candidatos de la Alianza Fuerza y Corazón por México (PRI-PAN-PRD), a diputados locales. Florencio por el Primer Distrito Local de Guerrero y Fernanda por la reelección por el Primer Distrito Local de Colima.
Cada uno de ellos ha encontrado ruta para desarrollar su vocación política y aplicarse en una tarea de servicio. Desde que nacieron oyeron hablar de política y tuvieron oportunidades de asistir a eventos, conocer dirigentes partidistas, legisladores, gobernadores, presidentes.
Florencio desde niño me acompañaba a mi oficina en el CEN del PRI y se hizo de la simpatía del personal del presidente Adolfo Lugo, a tal grado que me llamaban para luego hacer la aclaración de que buscaban al niño. Adulto joven, en diferentes campañas político-electorales fue responsable de la colocación de propaganda, de actividades logísticas y de celebrar acuerdos con dirigentes territoriales. Siempre con puntualidad y buenos resultados.
Inquieto, fue perfeccionando su vida. Afrontó desafíos en los que incurren no pocos jóvenes al suponer que la vida se puede beber con dos hielos. Su voluntad lo reencauzó y desde hace 10 años dejó la adicción y es permanente apoyo en los programas de rehabilitación.
Lo he visto recorrer con enorme entusiasmo el distrito –dentro del municipio de Chilpancingo– conectando con la gente. Sus traslados son frecuentes en motocicleta. Entre broma y veras sus amigos le inventaron el lema: “Saliva, sudor y suela”. Su ánimo es enorme y le permite caminar, hablar con los ciudadanos y conectar con la claridad de la conversación, fuera del discurso demagógico que, con razón, rechazan los ciudadanos.
Florencio llega por su propio esfuerzo apoyado por el PAN y su dirigente Eloy Salmerón. A pesar de ser esta su primera candidatura, tiene diferentes experiencias en la administración pública. Lo más importante es que quiere ser, se ha preparado para ser y se esfuerza en alcanzar su meta.
Por su parte, en Fernanda afloró su creatividad como dibujante. Su maestra de artes dijo que en los 20 años que tenía de docente no había tenido alumna más talentosa que Fer. Le recomendó tareas: bocetear todo el tiempo, aplicarse en las diferentes técnicas de la pintura y observar las obras de los grandes maestros. Fue enfática al recomendarle no caer en el consumo de drogas bajo el supuesto de ser “inspiradoras”.
Siendo estudiante de artes en la Universidad de Colima se involucró en la política estudiantil. Abandonó la carrera y se inclinó por la licenciatura de Administración; también ha concluido dos maestrías. A sus 30 años ha demostrado ser una diputada sobresaliente en el debate, gestora eficaz, buena comunicadora y apegada a su distrito.
Numéricamente, la bancada de Morena es una aplanadora en el Congreso de Colima, vence en la votación pero no convence en el debate. Fernanda ha exigido medicamentos para el abandonado sistema de salud pública. Para refutar a las autoridades, recorrió hospitales en horarios diurno y nocturno, habló con el personal médico y administrativo, con pacientes y sus familiares, acreditando lo que el gobierno de aquel estado insiste en desmentir.
No obstante las evidencias, el gobierno local mantuvo el modesto presupuesto para salud. Fernanda, entonces, contactó organizaciones civiles de Estados Unidos y ha recibido medicamentos por 5 millones de pesos, que ha entregado a los hospitales de la capital. También puso en marcha el programa “Reuniendo familias”. Obtuvo visas temporales para que pudieran reunirse migrantes indocumentados con sus padres, padres con sus hijos, entre hermanos, que no se habían visto en 20 años o más. ¿Qué les digo de cómo han sido los dos encuentros?
Su actividad como coordinadora de Narices Rojas de apoyo a niños con cáncer, le mereció el Premio de la Juventud. Es satisfactorio advertir que ella cumple en los frentes de su familia y el ejercicio legislativo. Las imágenes de Fer en la tribuna con su hijo en brazos han hecho que llamen a Jorge Jesús el diputado número 26. Pero sus resultados causan celo político, faltaba más. A pesar de ser la única diputada panista por el principios de mayoría, el PAN no la registró para la relección. El PRI le tendió el puente. En política siempre se aprende.
Colocarse en el aparador de la cosa pública implica cuidar la imagen. Asumir una conducta transparente. El prestigio es resultado de congruencia, capacidad, honestidad, conducta moral y comportamiento ético, que blindan ante el rumor y la intriga. No debe olvidarse que a los ojos de la sociedad nada es oculto. Como dijo don Manuel Garza González: “Las paredes oyen, pero también hablan”.
El ciudadano tiene repudio por la política y los políticos porque generalizan las conductas degradantes. Si en los particulares la falta de virtudes expande su mala fama, en la política la expansión es huracanada. Florencio Eduardo, hombre maduro, y Fernanda, joven hiperactiva, ven en la política la oportunidad de contribuir a recuperar a Guerrero, Colima y México del desastre que implica el régimen de Morena. En esta hora definitoria todos debemos participar.
En lo particular, creo en las propuestas y los compromisos de Florencio y Fernanda.
Les pido desde el fondo de mi corazón votar por ellos.

 

La sociedad confusa

El Bien es la capacidad de ver claro. Platón.

La vida va pasando poco a poco, sin darnos cuenta. Como el agua del río con sus precipitaciones, embalses y angosturas. Pasamos de la infancia a la adultez, y entonces –en el último tramo– recordamos la adolescencia, la juventud, la madurez. Caen los recuerdos en cascada: unos aplastan, otros nos llevan a los límites de la imaginación.
Si observamos bien la memoria es caprichosa. Presenta ante los ojos vivencias olvidadas y remacha su verdad sobre lo erróneo de lo que pensamos. La memoria es veleidosa. Y si a esa condición agregamos la displicencia, entonces podemos creer que los hechos, que significan nuestra experiencia, pueden ser un sueño.
Hay varios factores que hacen posible asumir la certeza de nuestro pensamiento. El primero es el ego, pues resulta inaceptable que un asunto cualquiera pueda atreverse a afectar lo que se supone somos o representamos; el segundo es la confianza excesiva; el tercero, la argumentación en la disputa; y el cuarto, creer en la imposibilidad de los hechos.
Para efectos de corroborar el contexto de la existencia, nada mejor que sumergirse en las novelas históricas, o historias noveladas. ¿Cómo puede Santiago Posteguillo, por ejemplo, trasladar los diálogos de Escipión, Aníbal y Julio César e imaginar a los personajes, las escenas bélicas, las intrigas políticas?
Las novelas históricas son todo un lujo de erudición. Para abordar la vida de los personajes –gentes, costumbres, gobiernos– se debe penetrar a profundidad, en este caso, de la antigua Roma. A partir de los datos históricos, se pueden llenar los huecos, con un indispensable sentido lógico, sobre lo que necesariamente debió ocurrir. No hay que estar ahí para conocer los hechos.
La imaginación es solo un auxiliar de lo que la realidad enseña. Un hombre infiel, por ejemplo, si falta los fines de semana a su casa, llega con besos coloridos en la camisa y aliento alcohólico; aunque tenga una carta de buena conducta del Papa los hechos lo desmienten. Es el calibre de la lógica.
Así ocurre en nuestro acontecer. Lo que importa es que tengamos los elementos que dan sustancia a la vida, como factores sustantivos para tener claridad en el devenir. La mayoría de los filósofos coinciden en determinar que la vida es sufrimiento, dolor, tristeza. La llamada felicidad es un relámpago, una instantánea de las desaparecidas Polaroid.
No obstante, importa que el ser humano decida lo que quiere ser y conserve lo que asume como núcleo vital y se desprenda de todo aquello que es tóxico, de las constantes mentiras, de la simulación permanente. Pensemos en el mundo que vivimos; protestamos por la falta de agua y las olas de calor, pero somos sus causas.
Creímos que el siglo presente sería distinto. La globalización, la robótica y luego la inteligencia artificial serían alivios para la pobreza y la desigualdad. Nos hemos equivocado. Hoy miramos en videos mensajes sin rubor: desde el consumismo exacerbado hasta la migración sangrante y la pública convocatoria para romper el pacto de la pareja.
La sociedad está confusa. Al parecer los únicos que saben lo que quieren son las grandes corporaciones propietarias de las redes. Por si fuera poco, el populismo y demócratas enmascarados, nos dicen, una y otra vez, que el destino es el despeñadero. De ahí que decidir con responsabilidad, cuando aún podemos hacerlo, puede hacer la diferencia.
Ignorar es una cosa; reconocer los hechos, otra.

Una buena narrativa

Los ojos de la historia miran hacia nosotros.
Amanda Gorman.

En las elecciones presidenciales es indispensable organizar equipos de campaña con elementos experimentados. Sin embargo, nunca faltan los parientes, recomendados y aquellos por los que tienen afecto los tomadores de decisiones, competencias aparte. Un caso para sustentar lo anterior, es lo ocurrido en la nocturna visita de Xóchitl Gálvez a Coyuca de Benítez, próximo a Acapulco, los días siguientes al paso destructor del huracán Otis. A esa población costera, acudió un ex gobernador. No fue posible el contacto con Xóchitl porque su colaborador, de apellido holandés, a gritos, dijo que no querían a ningún político, que Xóchitl quería comunicarse con la sociedad civil. En Guerrero la sociedad civil es una franja muy angosta de escasa participación. Por ignorancia y sobrada soberbia de su cercano colaborador, Xóchitl perdió a un posible operador experimentado.
No obstante, a veces en la proximidad de un candidato hay personas que no aparecen o participan en la sombra. Ese puede ser el caso de la maestra Eréndira Gálvez Ruiz, hermana mayor de Xóchitl. El viernes recién pasado, la maestra Eréndira estuvo en Chilpancingo, en una reunión organizada por Lenin Carbajal, Alicia Zamora, el presidente del PRI Alejandro Bravo Abarca y Jesús Fuentes Blanco, secretario de Asuntos indígenas del PRI Nacional. Después de los infaltables discursos de bienvenida, intervino la maestra Eréndira. Su narrativa abordó tres temas: el testimonio familiar, el compromiso de Xóchitl de servicio a la sociedad y la vertebración de su oferta programática en contraste con los resultados del gobierno federal y lo que se propone el partido en el poder. En su intervención se advirtió que Eréndira Gálvez es de las maestras que han estado frente al grupo: didáctica, clara, emotiva. En una palabra, convincente. Deja el mejor ejemplo de una mujer sensible y preparada.
Estando cercana la meta de la carrera presidencial, Xóchitl debe aprovechar a su hermana mayor para que asista a las principales plazas a repasar la importancia del triunfo opositor, del conocimiento que ella tiene del país, así como de su visión de lo nacional y global. Es decir, de su capacidad para gobernarnos. La contribución de la maestra Eréndira, en lo que puede ser la campaña sin candidata (en su momento, implementada por Colosio), ayudaría a convencer a los que no han decidido su voto. En una campaña, y más en esta, se necesitan todos los votos, pues puede ser mínima la diferencia en los resultados.
Algunos analistas han dicho que si vota el 65 por ciento del padrón electoral, gana la Alianza Opositora (PRI, PAN y PRD). Joaquín López Dóriga ha informada que el INE dispone de un padrón electoral de 98 millones, 329 mil, 591 electores. En las elecciones de 2012 y 2018, votó el 63 por ciento del padrón y AMLO triunfó con 30 millones de votos. Para ganar en esta próxima elección se requieren más de 31 millones de votos.
En la encuesta del 1 de mayo de Massive Caller, Xóchitl obtiene la mayoría de votos con un 40.1 por ciento, quedando Claudia Sheinbaum con 39.2 por ciento. Por primera vez, Xóchitl es puntera; si bien se debe reconocer, de acuerdo al margen de error de la medición, que ambas candidatas están en empate técnico. Pero ahora Xóchitl crece en credibilidad como posible jefa de la nación y puede deslizarse con mayor velocidad para ampliar la distancia con la candidata oficial. Como en cualquier competencia, esto se acaba hasta que se acaba. No sobra recordar que caballo que alcanza gana. Por lo mismo, es urgente disponer de todas las baterías para convencer a los electores. Sin duda, la maestra Eréndira Gálvez sería eficaz jefa de artillería.

 

Alcances del debate

 

Evitar que el Estado sea asaltado por políticos, demagogos y ladrones. Platón.

Para cuando se publique esta colaboración habrá pasado el debate entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. El anterior fue el no debate: plano, sin énfasis, sin sangre. Xóchitl tuvo al menos tres oportunidades de sacudir en la yugular a la candidata del oficialismo, pero la dejó ir viva. No insistió en la medicina para ratas usadas para atacar el Covid en la Ciudad de México y las tragedias del Colegio Rébsamen y la Línea 12 del Metro. Xóchitl declaró hace unos días que en este último encuentro iba a ser ella misma, sin asesores que le cambiaran su personalidad.
El debate es fundamental en la práctica parlamentaria. Se asume que Xóchitl al ser Senadora de la República, debe tener una mayor experiencia en estas lides que su opositora. El caso es que se esperaba, para ayer domingo, un encuentro épico, en el que cada una de las aspirantes a la silla del águila pondría su resto.
Fuera de la comentocracia, ignoramos el efecto real del debate en el electorado. Se miden los impactos y se hacen encuestas que indican quién ganó el debate (el post debate es más intenso que el debate).  Pero todo eso son artificios. El debate por la Presidencia de la República no llega al pueblo sabio, no decide la voluntad de las élites y tampoco sabemos qué tanto mueve a la clase aspiracionista en términos de amplitud informativa y acción política.
A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, en México el debate político no es definitivo para mover al electorado. Yo espero que Xóchitl haya logrado la emotividad y el contenido para entusiasmar a quienes somos seguidores de la libertad. México necesita asegurar su ruta a la democracia, es decir, al mantenimiento de los derechos civiles, a la protección de las leyes, al equilibrio de Poderes y al respeto a la Constitución.
Sin exageración, estamos ante una tremenda disyuntiva: democracia o dictadura. Habrá a quienes les parezca exagerado el planteamiento. Así ocurre cuando las sociedades no han experimentado la falta de libertad. Y las actuales generaciones de mexicanos ignoramos lo que significa vivir baja el poder concentrado y despótico de una sola persona.
Los discursos de Andrés Manuel López Obrador son idénticos a los de Hugo Chávez; sobran videos. Es cosa de ver cómo viven los venezolanos, que fueron la segunda potencia petrolera del mundo. Hoy, Venezuela es pobreza, migración y está en manos de un mediocre político, como Nicolás Maduro. ¿Qué necesitamos los mexicanos para darnos cuentas de la realidad que nos circunda?
El debate presidencial, sin oportunidad a la espontaneidad, a la contundencia del los argumentos, a la respuesta agresiva, no deja de ser una caricatura. Sin embargo, es un ejercicio que tiene la atención de los medios. Ojalá que Xóchitl Gálvez haya superado sus deficiencias y su figura se consolide como la líder que México necesita.
Ojalá.

 

Camila

El temor es el miedo a la muerte. José Antonio Marina.

Era una niña linda. En su rostro ovalado sobresalían sus grandes ojos, serenamente cubiertos por sus cejas de curvatura de uva. La nariz ligeramente ancha y luego la boca hecha una sonrisa. El pelo cae sobre sus hombros con ligeras ondulaciones. Su mirada era optimista; el optimismo de la vida.
Camila tenía ocho años. Secuestrada por la madre de una amiga, que la invitó a una “albercada”. Unas horas después apareció su cuerpo a la vera de la carretera de Taxco. La secuestraron, no esperaron el rescate y murió por asfixia. La noticia se ha vuelto viral por la víctima y sus consecuencias.
Las cámaras de los negocios próximos al domicilio de los secuestradores dieron cuenta de los hechos. Los vecinos se agolparon frente a la casa, pidieron la intervención de las autoridades. Las horas pasan y se incremente la furia del grupo cada vez más numeroso, ante la presencia de policías impávidos.
Se agota la paciencia de Fuente Ovejuna. Entra la turba al domicilio de los secuestradores, los lincha; una mujer muere y sus dos supuestos hijos son golpeados sin miramientos. El alcalde taxqueño afirma haber buscado por teléfono, durante todo el día, a la gobernadora Evelyn Salgado, sin resultados. Dos días después, la gobernadora lamenta los hechos en X. No se sabe de una llamada a la madre de la inocente.
Con la telefonía celular se puede hablar prácticamente desde cualquier parte del mundo, a cualquier hora. ¿No informaron a la gobernadora para no molestarla? ¿Ella pidió no ser perturbada por hechos de esta naturaleza? Hay colaboradores que son un lastre. Creen que la mejor forma de servir es no alterar el descanso o las vacaciones del jefe. Hay registro de los costos de tales decisiones.
Pero la parálisis del equipo también puede ser consecuencia de la concentración excesiva del poder. Nadie hace nada si no es por orden expresa. Así los colaboradores se vuelven cortesanos. No desempeñan las atribuciones que les otorga la ley y, por lo tanto, tampoco cuidan la espalda de sus superiores. Su lema es: “No hacer olas”, aun cuando corran el riesgo de que todos sean ahogados por la tempestad.
Yo tengo a la gobernadora por una persona educada y de buena fe. Sin embargo, los gobernantes se miden por sus resultados, no por sus intenciones. Para que el desempeño del gobierno sea eficaz se debe actuar con prontitud y acierto. En el gobierno no se juega a la escuelita. En las manos de los gobernantes están los bienes y hasta la vida de los ciudadanos.
La muerte siempre sorprende por más que queramos hacernos los fuertes. Nadie se acostumbra al dolor de las pérdidas irreparables. Cuando se quita la vida a una persona se ejerce un poder supremo porque el hecho carece de retorno. No hay nada que mitigue. Solo la angustia, muchas veces soterrada, por la impotencia y el temor. Los guerrerenses tenemos miedo, pero también fatiga. Hay que evitar que esta última caiga en la desesperación y el arrebato.
La gobernadora Salgado ha recibido muchas muestras de malestar social, económico y político. Tiene todavía la oportunidad de recomponer su gobierno, rodearse de personas mejores que ella, que es como se hacen los buenos equipos. Algunos desconfían de la sobresaliente capacidad de sus colaboradores; olvidan que todo lo que ellos hagan le suma al jefe. No obstante, no hay que pasar por alto otra condición insustituible: el jefe es uno solo.
Recuerdo que, recién electa, el Dr. Eduardo López Betancourt, el senador Félix Salgado Macedonio y la gobernadora asistieron a una sesión del Grupo ACA. Ahí dijo López Betancourt que gobernaría una triunvirato: Evelyn, Félix y él. En ese momento –pensé– se cortó la cabeza el jurista, pues el poder no se comparte y no se comparte con nadie, así sea el padre o el esposo. El ejercicio del poder Ejecutivo es individual e indivisible. No se elige a una familia y la responsable es una sola persona. Hay que tener presente que el Ejecutivo es únicamente la gobernadora; los secretarios son sus auxiliares.
La mirada de Camila era ajena a los riesgos de la maldad. Ojalá su rostro nos inspire para comportarnos como los seres humanos que, se supone, somos. Y que ilumine a quien gobierna.

 

Iván Oñate, poeta ecuatoriano

Sentí que su voz abarcaba de pronto
una dimensión más amplia.
Alejandro González

La Universidad Central de Ecuador es una casa llena de blasones. Fundada hace 404 años irradia conocimiento. Este día yergue su señorío al otorgar reconocimiento de Doctor Honoris Causa al polígrafo –en el sentido que se entrega a Azorín como talento múltiple de la escritura– a Iván Oñate (1948).
El poeta ecuatoriano ha escrito una docena de poemarios y es un profesor sobresaliente, que ha impartido cátedra en las más prestigiadas universidades de Londres, Texas, Florida Washington, Lovaina, Lieja, Lille, Nuevo León y UNAM, entre otras. Algunos poemas han sido musicalizados y sus cuentos llevados al cine.
No cometeré el absurdo de referir sobre la calidad de su obra. Prefiero recordar mis impresiones cuando lo vi, lo escuché y dialogamos a propósito del XXII Encuentro de Poetas Latinos, realizado en octubre del año pasado en la Ciudad de Aguascalientes, México.
En la lejana distancia de unos cuantos metros, en el recibidor del hotel del que fuimos huéspedes, Iván Oñate parecía una ciudad amurallada por la firmeza del rostro y la textura de la barba y la pelambre. En la proximidad física se mantiene esa imagen, pero ahora están levantados el puente levadizo y el rastrillo y se accede a una conversación alentadora.
La enseñanza de la semiótica, la interpretación de los símbolos literarios, la aventura de salir a flote con las botas cargadas de agua antes de que el mar versificara su poema sombrío. Escuchar en su voz las voces de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Y tener la verosimilitud para que su poesía se eleve, como Remedios La Bella, por las sábanas hacia el insondable universo.
Supongo, que en Iván Oñate, igual que en Patrick O’brian, las palabras “fluyen más rápido que la pluma” con largos estallidos de creatividad y largos periodos de silenciosa reflexión (The Paris Review, Vol. II, Acantilado, 2021). Se advierte: “Un sueño/ Sin la tentación de alcanzarlo/ Es un sueño olvidado/ un sueño muerto”. Y mantiene el discurso de poeta-filósofo: “Oh, noche/ pasos que van y vienen/ cuerpos/ que caen cansados para siempre”.
Es la poesía ensimismada en respuestas a la única pregunta que cuestiona a los seres humanos. De ahí lo notable de la poesía de Iván Oñate, despojada de artilugios; el rey desnudo que se sabe desnudo, que se surte en el lenguaje misceláneo: el tuyo, el mío y el de todos.
“El arte de la conversación quiere enseñarnos cada día que la verosimilitud de lo que se dice depende del grado de convicción de quien habla”, como afirma William Ospina. Por ese motivo, el retorno de Aguascalientes a la Ciudad de México, afortunadamente para mí más largo de lo previsto, ha sido un poderoso nutriente de Iván Oñate, un dignísimo Doctor Honoris Causa (a diferencia de esos dizque institutos y colegios que en México comercializan doctorados horroris causa).
Me siento sumamente honrado de que la Universidad Central de Ecuador, me haya solicitado estas palabras, para ser leídas en el evento académico. Solo quiero agregar que hay personas recientemente conocidas, pero cuya amistad nos ha acompañado apenas colapsaron las nebulosos y se produjo la creación. Así de antigua es mi amistad con este gran poeta.
He leído del ecuatoriano La nada sagrada y El ángel ajeno, cada uno de ellos con una cálida dedicatoria. Hemos hecho el compromiso de su asistencia a Arcadia Centro Cultural de Chilpancingo, para que comparta con esta luminosa nube de jóvenes poetas guerrerenses –destacadamente mujeres– el misterio de la poesía, que ha sido y será antes y después de la palabra.
Van magníficos los versos de Iván con la merecida toga.

*Al presente texto he agregado unas líneas más para adecuarlo a mi colaboración semanal. La ceremonia se realizó el 1º de marzo anterior.

 

Nuevo pacto social

A mi nieto Jorgito, a quien deseo todas las fortalezas de la vida.

Los modos de hacer política son tantos como los grupos humanos. De su práctica depende su riqueza conceptual, los valores que trasmite y su ética. Son sus actuales formas de ejecución motivos de los ciudadanos para alejarse de la política y que la democracia ya no sea satisfactoria.
Según Daniel Innerarity el objetivo de la política es que la voluntad popular sea la última palabra, pero no la única, que el juicio de los expertos se tenga en cuenta, pero que no nos sometamos a él, que las naciones reconozcan su pluralidad interior y se abran a redefinir y negociar las condiciones de pertenencia. Siempre ha habido problemas, pero ahora –afirma el pensador español– estamos perplejos, porque “el cálculo del futuro es especialmente incierto”.
En el año 2008 se publicó el libro Una mirada a nuestro mundo. 50 años en el futuro. Contiene las respuestas a la pregunta que el periodista Mike Wallace hizo a 60 “de las mentes más brillantes del mundo”. Los breves textos contienen la visión cultural, ambiental, científica y política de los participantes, de acuerdo con su especialidad. En términos generales, las respuestas son poco alentadoras: la población llegará probablemente a 9 mil millones de personas (ya somos 8 mil millones); el efecto invernadero descongelará Groenlandia; los alimentos serán insuficientes para satisfacer la demanda y avanzará la desertificación; la posibilidad de habitar la Luna o algún otro planeta es improbable; no obstante, se intentará y las naves espaciales contaminarán el espacio con óxido de nitrato afectando más la capa de ozono. Faltan 34 años para llegar al 2058. De hecho, ya padecemos algunos de esos tremendos efectos.
Contribuyen, además, a la construcción del indeseable escenario la protesta social, la violencia, el crimen organizado, el terrorismo, la migración, las guerras y la amenaza nuclear, el poder fáctico de las grandes corporaciones de comunicación digital y la incipiente autonomía de la inteligencia artificial. Este conjunto de factores está haciendo al Estado menos competente. Las estructuras del poder legal y la legitimidad de los gobernantes están en crisis e inclusive los organismos internacionales, como las Naciones Unidas y la Unión Europea, que no han sido eficaces en la solución de los conflictos en Ucrania y Gaza.La idea idílica de que el hombre pueda ser ciudadano del mundo se ha convertido en una triste utopía. Millones de seres humanos, en muchas naciones, están siendo reducidos por el miedo, la exclusión y la falta de derechos. Explica porqué los pueblos apoyan a líderes populistas, que surgen del hartazgo y la necesidad. La gente va a creer en la política cuando los políticos inspiren confianza y haya resultados de estabilidad y bienestar.
La pasividad no ayuda. Debemos explorar diversos mecanismos de entendimiento político. Gabriel Zaid (Reforma, 28/1/24), propone fórmulas para aprovechar “las ventajas de la monocracia y reducir sus peligros, desde la monarquía parlamentaria hasta el presidencialismo acotado por otros poderes soberanos y organismos autónomos. Las distintas fórmulas tienen elementos comunes: régimen de derecho, prensa libre, elecciones creíbles y un tiempo limitado en los cargos, con rendición de cuentas”.
En la pugna por la sucesión presidencial no se han abordado la Reforma del Estado y la posibilidad de promulgar una nueva Constitución democrática y republicana, temas en los que fue insistente Porfirio Muñoz Ledo. Se requieren cambios estructurales. Nuestro sistema político es disfuncional y la Constitución cada vez menos observada. Para afrontar los viejos y nuevos problemas nacionales y globales, necesitamos un nuevo pacto social. El actual ya no da para más. Hay que volver a la política.