Piden justicia para los 43 y para Antonio Vivar en la procesión del Señor del Nicho en Tlapa

Carmen González Benicio / Tlapa

En la peregrinación para celebrar al Señor del Nicho se pidió justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos el 27 de septiembre en Iguala, y para el activista del Movimiento Popular Guerrerense (MPG), Antonio Vivar Díaz, asesinado a balazos el 7 de junio por policías federales durante las elecciones.
El tema del recorrido de la imagen por el primer cuadro de la ciudad fue “Sobre el cuidado de la casa común, la tierra” en las ocho estaciones donde se detienen y hacen oraciones.
Las peticiones de los feligreses fueron a través de los tapetes de serrín pintado con el que hicieron diversas imágenes de cruces, flores, imágenes religiosas de San Judas Tadeo, la virgen de Guadalupe, Jesús, y letras con oraciones, peticiones o agradecimientos.
Frente a las instalaciones del Centro de Defensa de los Derechos Humanos Tlachinollan, se observó un tapete con el número 43 en grande, puños y montañas en el que se leía: “Señor del Nicho La Montaña clama justicia y verdad por los 43”, y “Toño vive”.
Otro tapete alusivo estuvo frente a la casa del director de Tlachinollan, Abel Barrera Hernández “La esperanza y la fe de la Montaña vencerán la violencia criminal del gobierno”, en el que sobresalía una cruz y montañas en tonos verde, azul y amarrillo.
Sobre la calle Matamoros plasmaron el rostro de activista Antonio Vivar y una cruz, una figura de guitarra por su carácter trovador y frases como: “Señor del Nicho, justicia”, “Antonio Vivar vive”, “Fue el Estado”, “Por los 43 y más”.
En algunos tapetes se pidió misericordia por el pueblo, en otros la devoción al Cristo sufriente desde 1533 a la fecha, y se pidió por los niños.
A la festividad acuden feligreses de los estados cercanos, sobre todo que han migrado a esos lugares y vuelven cada año, es difícil saber cuánta gente llega al lugar ya que durante un mes se hacen las peregrinaciones y el día 23 la imagen es bajada del altar, para recorrer las calles de Tlapa en medio de los tapetes coloridos.
En la procesión no se observaron a personas con flores o velas en sus manos como en otras ocasiones, sólo acompañaron el recorrido que dura cerca de cuatro horas.
Iban sacerdotes y el obispo Dagoberto Arriaga Sosa, integrantes de carreras guadalupanas, y de otros grupos religiosos, los estandartes de las diversas colonias o grupos que llevaron ofrenda durante el mes del festejo.
Al llegar a la catedral, al Señor del Nicho lo dejan postrado para que los creyentes pasen a besarlo, no se permite tocarlo y si lo hacen es con algodón. Ahí permanece hasta que ya no hay nadie en fila y es subido al altar en medio del repique de campanas.

Comienzan en Taxco festejos de Semana Santa con la procesión de Las Vírgenes

 Cientos se congregan para rendir tributo a 39 imágenes

La procesión de Las Vírgenes fue una de las primeras jornadas nocturnas durante la Semana Santa que se desarrolla en este destino turístico. La noche del lunes congregó a 39 imágenes en escultura y pintura de los diferentes barrios, delegaciones y algunas comunidades, según informó el coordinador Miguel Estrada Vieyra.

Minutos antes de las 10 de la noche, entre aroma de incienso de copal, sonidos de pequeñas campanas y la singular música de “chirimías” que sólo se interpreta en estos días, la procesión partió sobre la calle donde se encuentra la capilla de San Nicolás y siguió su ruta hacia un tramo de la carretera federal, por el barrio de La Veracruz, el Exconvento, Zócalo y por la calle principal hasta llegar al punto de partida poco después de las 12 de la noche.

Presidida por la imponente figura de San Miguel Arcángel, con vestuario de colores rojo y blanco y una larga espada en la mano, la procesión cerraba con las vírgenes de Guadalupe y La Natividad.

En compañía de cada imagen, los procesionistas se contaron por cientos, al igual que curiosos y espectadores. Al lado, como custodias fervorosas de la virgen de la comunidad de Xochula, se dejaron ver decenas de niñas, atractivas doncellas y mujeres adultas, todas descalzas sobre las pedregosas calles y vestidas con blusa, falda y velos blancos sobre su cabeza y velas las manos para iluminar el recorrido.

Junto a otras vírgenes, como la impresionante Dolorosa que se venera en el santuario de La Veracruz, otros jóvenes vestidos de traje negro y largos vestidos del mismo color, como símbolo de duelo, cargaban en grandes andas (estructuras de madera) a la imagen, seguidas de grupos de niñas-ángeles con alas de plumas, quienes varias de ellas no llegaron a la meta al ser vencidas por el sueño.

De los motivos que a muchas jóvenes les atrae participar en esta procesión –expresaron– es porque lo hacen por devoción, como agradecimiento a cambio de los favores recibidos; “porque me siento bien al hacerle compañía; venimos a apoyar a la Virgen María”, dijeron parcas en entrevista, cohibidas unas y sonrientes otras.

En el trayecto que avanzaba a veces lento, el ambiente era de guardar respeto, la música se imponía en variados ritmos fúnebres y pegajosos de los pequeños grupos de ejecutantes populares con su tamborcillo, una tambora y un violín, o instrumentos más cercanos a una orquesta como el saxofón y la trompeta, aunque –como siempre– no faltaron algunos jovenzuelos que externaron las palabras, “no mames, güey, cabrón”, para hacerse notar entre la multitud; o niñas bien y juniors acompañados del novio o novia, casi en pleno romance por las calles frente a un lado de la celebración religiosa.

Con leve amenaza de lluvia, las filas humanas prosiguieron su caminar e iluminaban las calles con cirios. En lo alto del cielo la luna se descubría sin dejarse atrapar por la sombra de las nubes. Allá en los barrios, una y otra vez, la música y el ambiente parecía no cesar. A pesar de algunos desajustes y desorden provocados por algunos directivos de capillas, los organizadores se mostraron satisfechos de haber cumplido. La impresionante travesía terminó después de las 12 de la noche. Así, finalizaba el duelo, tristeza y luto de las vírgenes concentradas para el segundo día de la Semana Mayor.