Hay más de cien marineros desaparecidos y mil 200 naves destruidas o hundidas, aseguran

El piloto naval del yate Bonanza Omar López es entrevistado por reporteros Foto: Jessica Torres Barrera

Lenin Ocampo Torres

En el mar, los más afectados por la tragedia que dejó el huracán Otis fueron los marineros, que, según sus cálculos, hay más de cien compañeros desaparecidos y mil 200 embarcaciones destruidas o hundidas.
Dentro de la desgracia, también hay historias de supervivencia, de los hombres que lucharon contra el viento y la marea, logrando salir con vida de la tormenta. Otros murieron y muchos, dos semanas después, son buscados por sus familias.
Omar López Dávalos es el piloto de la embarcación Bonanza, se dedica a dar servicio de paseo a los turistas, que con música, comida y bebidas recorren por las noches la bahía de Santa Lucía.
La noche del martes 24 de octubre junto con siete compañeros de su tripulación, le tocó hacer guardia para proteger el barco de acero, que mide más de 30 metros.
Como él, hicieron lo mismo decenas de marineros y capitanes de embarcaciones que se encontraban fondeadas desde el Club de Yates hasta el Malecón, aunque muchos no pudieron resistir a la fuerza del mar y las rachas del viento de más de 300 kilómetros por hora.
Desde las 11 de la noche ya estaba pendiente de la tormenta, sabía de la categoría 5 de Otis, pero jamás se imaginó su fuerza.
“Empezamos a tomar maniobras para evitar que el viento nos tumbara. Conforme fue pasando la noche, se fue poniendo mucho más intenso, entre 12 y una (de la madrugada) se puso demasiado difícil, la verdad. Estuvimos ahí tratando que la embarcación no sufriera daños y salir adelante, pero ya hubo un momento donde pues perdimos toda la visibilidad y no podíamos saber cómo estaban los demás compañeros, alrededor de nosotros, como lo que era la embarcación Acarey y otros tipos de yates. No sabíamos nada, era difícil ver más allá de la embarcación”, contó este viernes, afuera de lo que quedó de las oficinas del Bonanza en el Paseo del Pescador.
“Al otro día que nos levantamos, ya no se veían nada (de barcos), estaba todo desierto. Pasamos toda la noche (dentro del mar), ya cuando amanecimos vimos más o menos el panorama actual de lo que había pasado con las embarcaciones”, comentó.
Omar López tiene 29 años y está graduado como piloto naval en la Escuela Naval de Veracruz. Como piloto, esta fue su primera experiencia de conocer el poder del mar. La madrugada del 25 de octubre sus compañeros y él sólo escuchaban los gritos de “¡socorro!” y “¡auxilio!” de sus vecinos de embarcaciones destruidas y hundidas por Otis.
“Esa noche, ya cuando iba casi terminando (la tormenta), se escuchaban muchos gritos de auxilio. Pero no se veía nada y no podíamos acercarnos a esas personas para rescatarlas”, lamentó el piloto del Bonanza.
El joven Omar platicó que cuando tocó tierra el huracán, la embarcación, que tiene capacidad para 300 personas, reparaba y se movía para todos lados, por lo que tenían dificultad de maniobrarlo.
“Llegamos a pensar que podríamos perder el control de embarcación y ahora sí ya no sabíamos qué más podría pasar. No hay un reglamento o algo que diga qué hay que hacer en esos casos, pero siempre hay que navegar en dirección al viento. Pero en ese momento el viento cambiaba constantemente, como un remolino”, reveló el sobreviviente.
“La verdad no me siento con miedo volver (a navegar), son experiencias que vas tomando y errores que quizás no volveríamos hacer. Como decir: ‘No, si no hay condiciones’. También me siento triste, porque mi compañero de Acarey no pudo salvarse” finalizó Omar López.
El Bonanza no sufrió daños considerables, sólo tiene algunos golpes y raspaduras. Según sus propietarios, en diciembre volverá a navegar por la bahía de Acapulco.

Más de cien desaparecidos

Vicente Herrera tiene 60 años, es capitán y cuidaba el yate Rose Mary. Su historia ya dio vuelta al mundo. Perdió a su hijo Marcelino y busca dentro del mar a su esposa María Delgado, a su hijo Luis y su nieto Luis Alberto, que lo acompañaban en la embarcación a su cargo y que fue hundida por el huracán Otis.
Desde el segundo día del impacto, se reúne con familiares de más desaparecidos en la Rotonda de los Hombres Ilustres, en el Paseo del Pescador, donde esperan respuestas de las autoridades para dar con el paradero de los marineros, de los que desde hace dos semanas no saben nada.
“Estamos buscando, fácil, a unos 150. Entre marineros y capitanes, compañeros míos que los conozco al cien por ciento”, reveló el capitán, que tiene 28 años de experiencia en el mar.
“Se hundieron mil 200 embarcaciones, del Club de Yates, Marina Acapulco, Santa Lucía, de la Marina Majagua, de Puerto Marqués. En la Base están muchos barcos encaramados entre las piedras”, señaló.
Vicente Herrera logró sobrevivir, después de que su embarcación se hundió con toda su familia. Su hijo Marcelino fue encontrado sin vida dos días después de la tormenta, él estaba a cargo del yate La Orca y fue sumergido por el Acarey que quedó destruido.
“Las autoridades no han hecho las búsquedas. Sólo adán aquí nada más dando vueltas, ahí están parados esos dos barcos (de la Marina), solamente, sin hacer nada. Nosotros hemos contratado buzos particulares, que nos han cobrado 15 mil pesos por dos días de búsqueda. Lo que más nos duele es que no tenemos ningún apoyo (de las autoridades) y aquí estamos diario para saber noticias de mi familia”, reclamó Vicente Herrera.

Algo esconden

En la rotonda también se encuentran los familiares de Luis Castro, capitán del Acarey, que se encuentra desaparecido junto con su ayudante, al que sólo conocen con el nombre de Felipe. Este viernes por la mañana se dirigieron en lancha hasta la isla La Roqueta, para buscarlos, pero la Marina no los dejó pasar.
“Se nos hizo raro, según ellos estaban limpiando, que porque había muchos troncos (en el mar). Pero sentimos que algo esconden”, dijo uno de sus hijos, quien omitió su nombre.
“Nosotros sentimos que cuando comiencen a levantar todos los yates que están abolados (en el Club de Yates), debajo de ellos van a salir muchos cuerpos. Pero pareciera que las autoridades no quieren, como que no les conviene”, vaticinó el joven.
Su padre tiene 58 años y cuando comenzaba el oleaje lo llamaron para hacer la guardia. El barco quedó amarrado y la fuerza de las olas lo partió, porque era de fibra de vidrió. Al Acarey tampoco lo encuentran.

Un poder sobrehumano

Rey Organis tiene 45 años y también sobrevivió al paso de Otis, defendiendo su embarcación del embate de las olas del mar.
“Nunca habíamos imaginado todo esto. Por muy buena que fuera la embarcación, se hundieron todas. Era un poder sobrehumano contra nosotros”, explicó el también capitán.
“Somos trabajadores marinos. Es como un orgullo, de aquí mantengo a mi familia, he aguantado varios embates de la naturaleza, pero ninguno como este”.
Rey tiene 25 años de capitán y ocho de marinero. Para salvarse tuvo que flotar con un chaleco salvavidas y esperar que parara la tormenta, para vivir y contarla.
“A los capitanes no nos obligan a estar en los barcos, pero nosotros lo hacemos porque es una tradición. Es un orgullo defender la embarcación, lamentablemente, hoy muchos compañeros se nos fueron”, finalizó diciendo el capitán Organis.
De manera oficial, sólo se han encontrado tres cuerpos en la zona de las embarcaciones, donde desde hace dos semanas se ven buzos y grúas que sacan los restos de los yates y lanchas. Los familiares amagan con continuar sus protestas, para exigir la búsqueda real de sus marineros.

 

“Sólo yo sobreviví” de cinco que estábamos en el barco La Cueva, relata un mecánico naval

Aurora Harrison

“De los cinco compañeros que estábamos en el barco, solamente yo sobreviví”, platica Eduardo Lazzerin, conocido como El Choky, que es mecánico naval y trabaja en La Marina, y el día de Otis estaba en el barco La Cueva.
A una semana del huracán de categoría 5, cuenta que él no se tiró al mar, como lo hicieron sus otros compañeros, y “ese fue el error. Yo me puse doble chaleco, porque las olas pasaban por encima de la embarcación”.
Este martes, en el área del Malecón había elementos de la Secretaría de Marina realizando labores de búsqueda de personas desaparecidas, y maniobras para sacar embarcaciones.
“Fue una cosa impresionante, si sacabas las manos por encima de la cabina te aventaba la mano y si sacabas la cabeza te aventaba. Una cosa increíble, pero muy cabrón. Todo desapareció a las 6 de la mañana, ya no había nada”, contó.
La embarcación donde él se encontraba con sus compañeros fue arrojada por el viento a la orilla cerca del área rocosa de La Marina, ubicada entre el Malecón y el Club de Yates; “ahí quedé el barco y sobre eso se vinieron los demás barcos y nos hizo pedazos”.
“Sí estuvo muy feo y perdí a mis compañeros. Saqué a uno de ellos El Richy, que fue el primero que encontramos muerto. Todos los barcos que se fueron a retirar a la Base se rompieron, se perdieron, se ahogaron” sus tripulantes, platicó.
Agregó que desde el lunes, en La Marina “están haciendo un censo de los compañeros, de quien quedó vivo y quien ya no está. Por apodos, a mí me dicen El Choky, son mecánico naval”.
“Estaba en el barco, era una situación normal, una entrada de ciclón normal. Dijeron que entraba a las 6 de la mañana del miércoles, pero no lo esperábamos a las 11 de la noche, un aire que jamás en mi vida había visto”, recordó.
Abundó que en el vecino condominio Los Cocos el aire sacó del departamento a una familia entera, “la aventó, salieron del cuarto y de acá arriba de otros hoteles también sacó a la gente. Estuvieron como tres días los muertos tirados”.
“Es la primera vez que me toca un huracán categoría 5. Por eso no comprendía la magnitud de la clase 5, nunca me imaginé esto. El aire lloraba, se escuchan lamentos, como gritos”, dijo.
Recordó que la embarcación en la que él trabaja, se encontraba en reparación y ese día del huracán sus compañeros lo invitaron a La Cueva “a cenar, estaba el cotorreo, compraron botana y no teníamos idea de la magnitud del huracán”.
“No resistió mucho el aire, luego se rompió, nos hizo pedazos yo creo que en menos de 20 minutos, y es que todos los que murieron no se pusieron el chaleco. Yo me puse doble chaleco porque las olas eran tremendas, una cosa increíble y a ver qué vamos hacer, porque no hay trabajo, no hay nada”, dijo.
Contó que la embarcación en la que estaban la acababan de comprar en alrededor de 700 mil pesos y fue pérdida total.
A La Marina llegaban trabajadores y familiares de personas, a preguntar si ya habían sacado algún otro cuerpo. Se preguntó en el lugar por el número de desaparecidos, pero dijeron que no podían dar esa información. Tenían una lista con varios nombres.