Se niega la Ssa a entregar resultados del estudio de contaminación del río Balsas, denuncian

Autoridades municipales y agrarias de al menos tres comunidades del municipio de Mártir de Cuilapan (Apango), denunciaron que la Secretaría de Salud (Ssa) se niega a entregarles los resultados de un estudio del agua que consumen y que se filtra del río Balsas, que suponen contaminada de arsénico y plomo.
Mediante un oficio dirigido al secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos, las autoridades municipales y agrarias de San Juan Totolzintla, San Agustín Oxtotipan y Tula del Río, insistieron en que les entreguen los resultados de un estudio que solicitaron desde 2015 luego de que en marzo pasado el agua del Balsas cambio de color, de azul a verde, sin que las autoridades estatales y federales les hayan dado alguna explicación convincente.
En su documento, establecen que desde el 20 de mayo de 2015, mediante oficio 00003374 dieron a conocer a la Ssa un informe de un análisis practicado por los Laboratorios de Salud Pública de Aguascalientes ISSEA, y firmado el 23 de septiembre de 2013 por la química María del Socorro Castañeda Ramírez, que establece que el agua de ese río está contaminada con residuos de arsénico.
Informaron que recibió el documento el doctor Alejandro Sánchez Emigdio, de la Ssa, quien debió entregarlo a las instancias correspondientes de la dependencia.
Las autoridades establecen en su documento que el estudio reveló que la determinación de arsénico en el agua del río que consumen los habitantes de las tres comunidades es de 0.07, y que según la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) está fuera de norma. Aseguran que el estudio también reveló que la determinación de plomo es de 0.010.
Afirman que, en su momento informaron mediante oficio al doctor Emigdio Alejandro Sánchez Ramírez, que el agua que consumían estaba fuera de norma por residuos, además, de cloro residual libre y cloruros totales encontrados en el agua que consumen los habitantes de la cabecera municipal, Apango.
Denunciaron que hace tres años, cuando comenzaron a solicitar información oficial de la contaminación del agua, que nadie les ha dado respuesta, y que en todas las áreas de gobierno a las que han acudido les han dicho que solamente el secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos, puede proporcionar información al respecto.
Informó que han solicitado el informe oficial desde 2015 en el área de Comunicación Social, entonces a cargo de Brenda Torres.
Denunciaron que el martes pasado también acudieron con el coordinador de Centro de Salud de Apango, Emigdio Alejandro Sánchez López, para insistir en la entrega de los resultados del estudios que solicitaron para conocer la información oficial de la dependencia respecto al nivel de la contaminación del agua que consumen, y se las volvieron a negar con el argumento de que solamente el secretario de Salud puede entregarles la información.
Denunciaron que el funcionario les contestó que, por ley no puede el personal médico informar sobre aspectos de salud, y que tienen tiene que acudir a la Jurisdicción Sanitaria.
Agregaron que, sin embargo, cuando acudieron con el Jefe de la Jurisdicción Sanitaria 03 Centro, Saúl Romero Téllez, su secretaria les contestó que estaba en una reunión “con su segundo de abordo”, pero que está establecido en la ley que no pueden proporcionar información y que tiene que acudir a Comunicación Social de la dependencia.
Informaron que el 6 de agosto, personal de la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG), informó en una reunión pública que el agua del pozo que construyó la alcaldesa, Felicitas Muñiz Gómez, no es apta para el consumo humano.
En su oficio, las autoridades municipales y agrarias de los tres pueblos, y el Frente Ciudadano de Apango solicitaron directamente al secretario de Salud, información sobre los resultados del monitoreo del agua que consumen, para saber su nivel de contaminación y tomar medidas para evitar enfermedades graves.
Citan como antecedentes, que en marzo pasado el agua del río Balsas cambio de color azul a verde, y que las autoridades de Salud no informaron las causas.

 

 

Entran hombres armados a pueblos nahuas, denuncian; proponen crear Policía Comunitaria

Habitantes de tres pueblos nahuas asentados en la ribera del Balsas propusieron conformar una Policía Comunitaria para la seguridad de esas localidades que se encuentran al oriente del puente Mezcala Solidaridad de la Autopista del Sol debido a que se han presentado casos de inseguridad y violencia y han visto a personas armadas que han entrado a los pueblos.
La propuesta es de los representantes de los pueblos de Tula del Río, San Agustín Oxtotipan y San Juan Totolcintla, municipio de Mártir de Cuilapan, en una reunión que tuvieron autoridades agrarias y municipales de la zona del Alto Balsas este domingo en San Juan Totolcintla en donde trataron el problema de la contaminación del agua del río Balsas.
El punto fue propuesto en el orden del día de la reunión por el presidente del Consejo para el Desarrollo Auto Sustentable del Alto Balsas, Victórico Ríos Mundo, quien informó que de hecho dos de esos pueblos, San Miguel Oxtotipan y San Juan Totolcintla, han venido ya coordinando acciones en materia de seguridad con civiles armados.
La conformación de la Policía Comunitaria no fue todavía un acuerdo de la reunión de ayer, pero los representantes de los pueblos, incluso de otros que se encuentran en la parte poniente del puente Mezcala Solidaridad, acordaron reunirse después para tratar el caso como único punto.
El comisariado de Bienes Comunales de Totolcintla, García Ríos informó que con sus vecinos de Oxtotipan se han coordinado en cuanto a seguridad sobre todo en las fiestas de los pueblos, “ellos vienen a auxiliarnos y nosotros también vamos cuando tienen sus fiestas”, dijo el dirigente agrario.
Sin embargo dijo que existe la necesidad de integrar una Policía Comunitaria más formal porque en los últimos días han sido frecuentes los asaltos a los camiones distribuidores de productos, sobre todo cerca de Tula del Río.
Además, informó que hace aproximadamente dos meses vieron a hombres armados desconocidos cerca de su pueblo, San Juan Totolcintla, y que la policía de la Comisaría Municipal los ahuyentó de la comunidad. Informó que los pistoleros salieron por un camino que va a dar al pueblo de la Esperanza, que es también del municipio de Mártir de Cuilapan.
La Esperanza tiene salida rumbo a Zitlala, una de las zonas que está en disputa entre los grupos criminales de Los Ardillos y Los Rojos.
Sin embargo en estos pueblos nahuas del Balsas desconocen a qué grupo pertenecen los hombres armados que han pasado y que entran por la Autopista cerca del puente Mezcala Solidaridad.
Consultado con respecto a las características de la Policía Comunitaria, García Ríos informó que aún no han definido y que apenas es una propuesta pero que por lo pronto no estaría incorporada ni a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) ni a la Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), adelantó que funcionaría de manera independiente de estas agrupaciones.
Sin embargo, adelantó que están revisando la Ley 701 de Reconocimiento, Derechos, Cultura y Organización de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero, para ajustarse a ella como pueblos indígenas, además del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

 

Denuncian pueblos la contaminación del río Balsas en la zona de Mezcala; el agua está verde y han muerto especies

 

Pobladores de localidades ubicadas en las márgenes del río Balsas, en la zona de Mezcala, denunciaron vía telefónica la contaminación del río que ha provocado la muerte de algunas especies, y que el agua de la afluente ha cambiado a un color verdoso, y demandaron a las autoridades federales y estatales una investigación urgente del caso.
El presidente del comisariado de Bienes Comunales de San Juan Totolcintla, Melquiades García Ríos, informó vía telefónica que en ese pueblo incluso las autoridades locales han recomendado a los habitantes que no consuman las especies que antes sacaban del río, como la mojarra, el bagre y la carpa. Asimismo han pedido a los ganaderos que impidan que su ganado vaya a tomar agua al río.
A su vez, uno de los pobladores de la comunidad de Tula del Río que se encuentra cuesta debajo de Totolcintla, Luis Barrera Vicario, informó que en esa localidad a pesar de que se han enterado de la contaminación del agua, los habitantes siguen pescando y consumiendo lo que sacan del río y que los animales siguen bajando a tomar agua el río, pero igual demandaron la intervención de las autoridades para que se esclarezca qué provocó el cambio de color del agua.
Melquiades García Ríos de San Juan Totolcintla informó que varios pueblos que se encuentran en la ribera del río ya tomaron muestras del agua y que este martes acudirán a la Secretaría de Salud para que se realice un estudio y que les informen el grado de toxicidad del agua.
Dijo que algunos de los pueblos que han manifestado su temor por la situación son Tlamamacán, San Marcos Oacatzingo, Analco, Tula del Río, San Agustín Oxtotipan, San Juan Totolcintla y Ahuetlixpa, todos del municipio de Mártir de Cuilapan.
“De lo que estamos seguros es que el río está contaminado, pero no sabemos de dónde están descargando al agua algún producto que la convierte en un color verde”, dijo el dirigente agrario.
Aseguró que en su pueblo algunas especies como la tortuga han comenzado a morirse.
García Ríos informó que el agua comenzó a cambiar de color entre el miércoles y jueves, “y desde entonces comenzaron a morirse las tortugas, lo que nos hace pensar que el producto que se está derramando al río sí es tóxico”, insistió.
Contó que por esta causa la gente está temerosa porque el ganado va a tomar agua al río y los campesinos riegan sus cultivos con esa misma agua y temen que les afecte, “algunos sembraron sandia, otros maíz, y de por sí no podemos controlar las plagas y ahora con esto podría terminar con nuestros cultivos”, alertó García Ríos.
Informó que los afectados suponen que se trata de empresas industriales de Puebla o ingenios de Zacatepec, Morelos, los que están descargando al río Amacuzac este producto tóxico, porque el agua de este río descarga en el Balsas y llega hasta los pueblos de Mezcala.
“A los que vivimos aquí, en los pueblos del Alto Balsas, nos preocupa porque en esta temporada de cuaresma todos van a pescar mojarras al río, de allí consumimos los pescados”, informó García Ríos.
Añadió que en esta temporada, lo único que tienen para comer son los productos que sacan del río “y nos preocupa que las descargas del producto que están llegando al río puedan ser tóxicos y le pase algo grave a la población”, dijo el dirigente agrario.
Explicó que, por lo pronto, solamente han visto la muerte de algunas tortugas, “algunos pescadores las encontraron muertas a la orilla del río”, dijo.
García Ríos dijo que apenas los productos del río se estaban reproduciendo pero que con este problema seguro que habrá una devastación. “El río empezaba a tener tortugas y langostinos pero con esto dudamos que se sigan reproduciendo, seguramente van a desaparecer estas especies”, lamentó y agregó que en esta temporada la gente pescaba bagre, mojarra y carpa, “pero con esto les hemos recomendado que suspendan la pesca”, insistió.
Añadió que por eso están pidiendo la intervención del gobierno del estado y de la Secretaría de Salud, para que investiguen, y añadió que este martes vendrá a Chilpancingo una comisión de ciudadanos de varios pueblos a poner la denuncia formal ante las autoridades del gobierno del estado y federal “para que investiguen bien y se conozca qué producto es el que pone verde el agua y quién está arrojando al río ese producto”.
García Ríos, recordó que en 1998 y 1999, el ingenio de Zacatepec, Morelos, lavó sus instalaciones y descargó al río Balsas un producto tóxico que dejó el agua negra “y casi desapareció todo el pescado del río, se murieron animales desde Atenango del Ríos hasta Tula del Río que son pueblos que están en la ribera del río”.
Denunció que entonces el gobierno no quiso responsabilizarse de los daños y que solamente les dieron a algunas familias pacas de láminas de cartón, “pero eso no soluciona el problema”, dijo, “lo que pedimos es que se reparen los daños que cusan las empresas”.
A su vez, Luis Barrera Vicario, habitante de Tula del Río, dijo que en su pueblo todavía no han notado la muerte de algunas especies, pero que sí han notado el agua contaminada y de color verde, “cosa que no habíamos visto así antes”.
Añadió que tampoco notan algún olor distinto del gua pero que sí hay temor entre los vecinos de su pueblo porque temen que el producto que cambió de color el agua sea algo tóxico y a la larga les afecte.
Añadió que temen que ocurra lo mismo que en los años noventa, “cuando el agua cambió de color a negra, y los pescados se murieron de inmediato, ahora también estaba complicada la situación”, admitió.
Sin embargo añadió que la gente de su pueblo sigue pescando en el río, “y se están comiendo las mojarras así como está el agua”, mientras que los animales siguen tomando agua del río, “y no han fallecido”, admitió.

 

Para sobrevivir a la pobreza, la mitad de la población nahua de San Juan Totolcintla se hizo migrante

San Juan Totolcintla, municipio de Mártir de Cuilapan (Apango), es un pueblo nahua casi abandonado. El 50 por ciento de sus aproximadamente 3 mil habitantes ha emigrado ante la insensibilidad de los tres órdenes de gobierno, pues a pesar de la abundante agua que les provee el río Balsas se debaten en la pobreza, viven marginados y olvidados del apoyo oficial.
La localidad se encuentra a unos 40 minutos de recorrido desde el entronque con la Autopista del Sol que está cerca del puente Solidaridad, y para llegar se debe pasar por las comunidades de Tula del Río y San Agustín Oxtotipan, también del municipio de Mártir de Cuilapan. Frente a estos pueblos, cruzando el río, están San Francisco Ozomatlán, municipio de Huitzuco y Ahuetlixpa, de Mártir de Cuilapan.
En todos estos pueblos sus habitantes se ven obligados a emigrar debido a la pobreza y la falta de empleos. En San Juan Totolcintla, del 50 por ciento que se van el 30 por ciento son jornaleros agrícolas, y un 20 por ciento son migrantes en Estados Unidos. Los primeros salen por temporadas de seis meses de su pueblo y los segundos los abandonan años, o ya no regresan.
Los migrantes han logrado algún progreso que se evidencia con amplias casas de arquitectura moderna, aunque la mayoría están abandonadas en las orillas del pueblo o en pleno centro, con vistosas fachadas de cantera.
En cambio las de los jornaleros se ven ruinosas y desvencijadas. Son construcciones pequeñas, de adobe o madera, pero igual permanecen abandonadas y cerradas hasta que sus propietarios regresan, “la mayoría peor que como se fueron, porque lo que fueron a ganar fue sólo para ir al día”, contó el presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Totolcintla, Melquiades García Ríos, un ex jornalero que ha recorrido varios estados del país.
Muchos, incluso, no regresan con vida, como Fresnia Juárez Domínguez de apenas 13 años y su prima Diana Juárez Villegas de 18.
Ambas vecinas de esta comunidad perdieron la vida en un accidente automovilístico el 10 de febrero cuando eran trasladadas en una camioneta de redilas de Autlán de Navarro, Jalisco, a la huerta Casimiro Castillo donde se empleaban en el corte de tomate.
En ese accidente hubo ocho muertos, seis mujeres y dos hombres. De las mujeres cinco eran de Guerrero pero sólo tres fueron trasladadas el domingo 12 de febrero a sus comunidades de origen. Fresnia y Diana fueron sepultadas el 13 de febrero en San Juan Totolcintla y Evelin Domínguez Juárez, de 12 años, ese mismo día en Ahuetlixpa.
Las otras dos mujeres eran de San Francisco Ozomatlán, localidad de la misma zona nahua. Ellas no fueron trasladadas para ser sepultadas en su comunidad por la precariedad económica de sus familiares, quienes las inhumaron en Autlán, según contaron los vecinos de Totolcintla.
En el accidente también hubo 18 heridos, la mayoría originarios de estas comunidades bordeadas por el río Balsas.
Estas muertes consternaron a los habitantes de estos pueblos y responsabilizaron no sólo a las empresas que contratan a los migrantes por las condiciones en que los tienen trabajando, también a las autoridades de los tres órdenes de gobierno por la falta de proyectos y oportunidades para arraigar a los habitantes y evitar que salgan en busca de trabajo a otros lugares, a pesar de que se puso en marcha aquí en 2013 el programa federal Cruzada Nacional contra el Hambre que resultó un fraude, según la queja de don Melquiades García Ríos.
Consultado en una visita al pueblo, el presidente del Comisariado de Bienes Comunales declaró que lo que hace falta en San Juan Totolcintla es mucha inversión del gobierno, “todos sabemos que aquí se echó a andar el plan piloto de la Cruzada Nacional contra el Hambre pero desgraciadamente nosotros nunca la vimos”.
Denunció que “así como llegaron los técnicos así se fueron, muchos ni nos dimos cuenta pero se llevaron la lana (el dinero) de las dependencias y nosotros seguimos igual, no hay empleo, no hubo proyectos productivos, no hubo inversión para arraigar a la gente, como se dijo que era el objetivo (del programa)”.
Dijo que por eso los habitantes se ven obligados a emigrar sobre todo a los estados del norte del país, e incluso a los Estados Unidos, “de donde nos han mandado también como a tres muertos porque se han accidentado, pero el gobierno no se da por enterado, se entierran con la cooperación de los paisanos que están allá”.

El 50 por ciento de los habitantes abandonó el pueblo

García Ríos dijo que los migrantes o jornaleros de este pueblo se van con la esperanza de sacar adelante a su familia, “pero muchos allá encuentran la desgracia, otros regresan peor que como se fueron porque lo que les pagan apenas les alcanza para ir al día”.
Mientras que los que se quedan se dedican a las labores del campo, sobre todo a la siembra de maíz para el autoconsumo, otros siembran sandía, cortan leña y las mujeres tejen la cinta o elaboran sombreros. Según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), San Juan Totolcintla cuenta con 3 mil 60 habitantes, de los cuales según Melquiades García Ríos el 50 por ciento ha abandonado la comunidad. De éstos el 30 por ciento se va de jornaleros agrícola a otros estados y el 20 por ciento es de migrantes que radican en Estados Unidos.
“Los que se van como jornaleros a otros estados del país como Colima, Nayarit, Jalisco, Michoacán o Morelos se van por temporadas, regresan cada seis meses. Pero los que van a Estados Unidos se van por 10 o 15 años, algunos, incluso desde que se fueron no han regresado”.
El líder agrario dijo que en el caso de los jornaleros la mayoría regresa en peores condiciones que cuando se fueron, “nunca regresan en mejores condiciones, si se van es para irla pasando con toda la familia. Se van todos porque aquí no hay un empleo y si aquí no lo encuentran se van para allá pero regresan otra vez sin nada, vienen a sembrar y otra vez se van. En realidad nunca mejora su condición de vida”.
De los que se van de migrantes a Estados Unidos reconoció que se ve la mejoría, “la mayoría está construyendo, tienen su dinero ahorrado en el banco, otros tienen ganado, y son pocos los que regresan igual o peor que cuando se fueron”.
Mencionó el caso de un amigo suyo, Faustino Linares, quien hace poco comenzó a construir en el Mirador, cerca del puente Solidaridad, un restauran y habitaciones tipo hotel, pero que el gobierno federal y el que tiene la concesión de la carretera no lo dejan, le quieren cerrar.
Cuando menos este martes 21 de febrero la soledad que denota el pueblo abandonado se disipó con la algarabía de sus pocos habitantes, que se concentraron en la Comisaría y en la cancha techada del centro del pueblo. Allí celebraron el Día Internacional de las Lenguas Indígenas.
Los maestros de la Escuela Primaria Intercultural Bilingüe Francisco Villa se encargaron del festejo, organizaron bailables, danzas, poesías corales y narraron cuentos en nahua y en español.
Desde la mañana la banda de música de viento del pueblo, en la que toca Melquiades García Ríos, amenizó la fiesta y acompañó a la danza de Los Chinelos.
En la mesa del presídium estuvieron las autoridades educativas y el comisario municipal, Marcial Barrios Jiménez.

No hay trabajo

Al final de la celebración, volvió a la realidad, “en San Juan Totolcintla no tenemos trabajo, por eso la gente sale a buscarlo a otros estados en donde se emplean en los diferentes cultivos”.
Después se quejó, “tenemos bastante agua en el río pero nos falta el recurso para poder extraerla y utilizarla, y la gente tiene que buscar la forma de sobrevivir, por eso abandona el pueblo”.
Denunció que el gobierno los tiene abandonados y que la gente que se queda, “algunos se mantienen de la siembra de sandía, de milpa o de papaya, pero lo hacen por su propia cuenta, no tienen los recursos como camionetas para transportar su producto y venderlo en otros lugares”.
Barrios Jiménez declaró que a los pocos que les va bien en este pueblo es a los que tienen familiares trabajando en Estados Unidos, pero que ahora ellos también están en riesgo por las medidas antiinmigrantes del nuevo presidente Donald Trump.
Contó que la gente que se va a Estados Unidos está temerosa por la amenaza de ser deportada, y dijo que entre enero y febrero dos habitantes de esta localidad ya fueron deportados.
Consideró que las medidas asumidas por el nuevo gobierno estadounidense van a afectar a San Juan Totolcintla porque los migrantes que trabajan en Estados Unidos envían recursos a sus familias, y la mayoría construye sus casas y da empleo a la gente de la región, pero que si las medidas en contra de ellos se endurecen van a tener que regresarse y dejar de mandar ese dinero.
Informó que los migrantes también aportan sus cooperaciones para las obras del pueblo, como drenaje, pavimentación de calles, agua o canchas deportiva.
Casi a las 3 de la tarde, San Juan Totolcintla volvió a ser un pueblo abandonado. Sus calles lucían solitarias y la mayoría de sus casas permanecían cerradas y abandonadas. La monotonía se interrumpía sólo por la música que se transmitía desde un altavoz colocado en lo alto de algún lugar del pueblo. A través del aparato “Cristian” mandaba saludos y felicitaciones a “Yamilet” por su cumpleaños.
Llamó la atención los nombres de los jovencitos, evidentemente contrastaban con el festejo que recién había terminado con motivo del Día Internacional de las Lenguas Indígenas que parece que también quieren emigrar, no han podido arraigarse.