Relatan víctimas de la guerra sucia asesinatos y torturas del Ejército en el Diálogo por la Verdad

Micaela Cabañas, hija del guerrillero Lucio Cabañas, enjuga sus lágrimas mientras la consuela el comisionado Abel Barrera, en el segundo día de la mesa del Diálogo por la Verdad Guerrero, instalada por la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidos de 1965 a 1990 Foto: Jessica Torres Barrera

María Avilez Rodríguez

Chilpancingo

Víctimas y sobrevivientes de la guerra sucia relataron entre lágrimas las violaciones que sufrieron de soldados del Ejército, y manifestaron en la Mesa del Diálogo por la Verdad Guerrero instalada por la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidos de 1965 a 1990 (Comisión para la Verdad), que con la reparación del daño las secuelas no se van a reponer.
“Justicia y verdad, cero impunidad”, “ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos”, “justicia y verdad y no a la impunidad”, corearon las personas durante el término de cada participación en el auditorio de la Unidad Deportiva, (antes CREA) de Chilpancingo.
Iniciaron las participaciones sobrevivientes y familiares de la comunidad de El Quemado, municipio de Atoyac, quienes exigieron al gobierno federal la reparación del daño.
Arminda Morales Pano, hija de uno de los sobrevivientes, Blas Morales Salas, relató que en 1972 su papá se dirigía a la comunidad de Cacalutla, y ahí los militares lo detuvieron y lo golpearon junto a dos personas más.
Los llevaron a una cueva, los vendaron y no les dieron de comer. Después los subieron a una camioneta y se los llevaron, pero desconocía dónde estaban. Los militares los acusaban de pertenecer a la guerrilla.
Por su avanzada edad, su hija tuvo que relatar lo que Blas vivió. Dijo que su padre estuvo 28 días sin tener comunicación con su familia, “un día le dijeron que ya no anduviera matando guachos (militares) y que se pusiera a trabajar”, posteriormente los militares lo dejaron libre.
“El Quemado pide justicia y la reparación del daño porque ahí las detenciones fueron masivas”, manifestó Morales Pano.
“Hermanos, padecemos aquí el mismo dolor”, externó Saúl Martínez Palacio, una víctima indirecta, porque en ese periodo de la guerra sucia quedaron en la comunidad niños y ancianos, a los demás el Ejército se los llevó a la cárcel, donde fueron brutalmente torturados y otros están desaparecidos.
En El Quemado unos 90 campesinos fueron llevados a la cárcel acusados de pertenecer a la guerrilla del profesor rural Lucio Cabañas Barrientos, quien exigía mejores condiciones de vida para todo el país.
Externó que el gobierno busca la parte más débil y arremerió en contra de las familias que no tenían armas, y una de ellas fue la comunidad de El Quemado, de donde se llevaron a la cárcel a casi todo el pueblo.
Saúl Martínez Palacio dijo que las familias confían en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y que son aliados del presidente de la República y de los comisionados de la Comisión para la Verdad, “esto será un gran mensaje para que el mundo sepa lo que pasó en El Quemado”.
En 1972 el Ejército era “bestial” y actualmente lo sigue siendo, porque pese a su uniforme sigue golpeando al pueblo y destruyendo a muchas familias, “los pobladores de El Quemado siempre han exigido justicia y reparación del daño, porque así nos den el dinero que nos den, estas secuelas no se van a reponer, las vamos a llevar hasta la tumba, es un trauma”.
Otra víctima indirecta, Bernan de Jesús Piza recriminó que les dieron poco tiempo para expresar sus sentimientos. Dijo que su padre fue asesinado por el Ejército cuando él tenía 10 años.
“Lo mataron sentado, quedó agarrado de un alambre. Mi papá era un hombre responsable con sus hijos y su esposa, no sufríamos, lo teníamos todo”, el hombre hizo una pausa y lloró al recordar a su padre.
Además pidió un minuto de silencio por los muertos y desaparecidos en el periodo de la guerra sucia. Solicitó que los hechos no se vuelvan a repetir por el Ejército.

El dinero “no puede sanar las heridas en el alma”

Otra familiar dijo que no pedía la reparación del daño, porque no hay dinero que alcance para sanar las heridas que les quedaron, “ni un peso puede sanar las heridas en el alma”.
Una víctima directa contó que el Ejército lo encarceló, lo torturó física y emocionalmente, todo el tiempo lo tiene en su mente, y que cuando su esposa lo buscaba porque no sabía dónde estaba, murió su hijo de seis meses.
“Ese es un dolor grande”, el adulto mayor comenzó a llorar, por lo que el integrante de la comisión y director de Tlachinollan, Abel Barrera Hernández lo abrazó para tratar de tranquilizarlo.
Después contó que el Ejército no los dejaba que compraran muchos insumos de la canasta básica, porque pensaban que era para apoyar a la guerrilla.
En su intervención, la hija de Lucio Cabañas Barrientos, Micaela Cabañas contó la historia entre su papá y su mamá, “esa historia de guerrilla y también de amor, esa historia de mucha lucha”.
Relató que a su madre le tocó vivir muchas cosas en la sierra, estuvo en muchos enfrentamientos a balazos, “vivió la guerrilla muy de cerca”.
Micaela lamentó que la lucha armada de su padre y de muchos otros que están vivos y otros muertos no terminó bien, “la familia de Lucio fuimos muy perseguidos y violentados, finalmente terminamos en las garras del Ejército y en las del mal gobierno”.
Un 27 de noviembre de 1974 fueron llevados al campo militar número 1, Micaela lloró, los presentes le aplaudieron para darle ánimos. Continuó y dijo que fueron secuestrados por el gobierno, estaban su abuela y su tía, quienes sólo por ser familiares sufrieron represiones.
“Sufrimos la desaparición forzada por parte del gobierno y del Ejército. Yo llegue al Campo (Militar) 1 a los dos meses de nacida, salimos de ahí gracias a Dios con vida”, relató.
Contó que para ser liberados su madre tuvo que estar sujeta al gobernador de aquel tiempo, “fue violada por él”, cuando salió del campo militar llevaba un hijo en su vientre, después lo tuvo y fue producto de una violación, el niño nació con malformaciones y a los seis meses de nacido murió.
Después su mamá le quiso cambiar el nombre porque fue amenazada que no se volvieran a inmiscuir con una guerrilla o una organización social, “mi mamá no me dejó ser ni jefa de grupo en la escuela, tenía mucho miedo”.
Entre lágrimas Micaela dijo que su madre se fue de migrante a los Estados Unidos, por lo que se sintió libre y comenzó a rendirle homenaje a su padre, de quien se siente orgullosa.
“Cuando se nombra la Comisión de la Verdad en el estado de Guerrero asesinaron a mi madre a balazos en la calle, saliendo de un templo Evangélico, es un dolor que no se pueden imaginar, porque mi madre sobrevivió a la tortura y unos bandidos la asesinaron porque creyeron que era un testigo fundamental para el esclarecimiento, y saber la verdad de los casos de la guerra sucia”, reprochó.
Desde el 2011 externó que ha vivió con más miedo de salir a la calle, de llevar a su hijo a la escuela, pero que de tres años a la fecha decidió no ser más una víctima, determinó ser una sobreviviente.
“Estoy aquí para dar mi testimonio, salir a la calle y contar lo que me pasó y lo que pasó con mi familia. Seguiremos exigiendo justicia pero ya me cansé de esperar al igual que ustedes, cuántos años hemos esperado, yo 48 y ustedes, es una lástima que no fuimos escuchados antes”, lamentó.
La hija de Lucio manifestó que se sentía en confianza de contar su testimonio porque “ustedes tienen relatos y han vivido la represión igual que yo”, como lo padeció con el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero y el ex presidente Enrique Peña Nieto, “siempre han estado atrás de mí porque me ven como una amenaza, es todo lo contrario yo sólo reivindicó la lucha del maestro Lucio”.
Dijo que le duele cuando su familia le pregunta cómo han avanzado los casos de la guerra sucia y ella responde que no hay nada, “todavía quieren seguirnos escuchando que seguimos quejándonos de lo mismo, ya no, tenemos que hacer algo, pero para eso tenemos que estar todos juntos”.
En un comunicado se informó que el primer Diálogo por la Verdad reúne en Chilpancingo a más de 200 sobrevivientes y familiares de víctimas de la guerra sucia.
El Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico recibió sus testimonios como parte de los trabajos de la Comisión para la Verdad.
En este ejercicio de construcción social de la verdad realizado los días 9 y 10 de diciembre, participaron con sus testimonios públicos integrantes de la familia Cabañas como Guillermina, Pablo y Erasmo, hermanos de Lucio Cabañas, Arturo Miranda, ex militante de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) y Onésimo Sánchez, por mencionar a algunos.
“Para esta primera edición se convocó a más de 200 asistentes provenientes de seis de las ocho regiones que conforman el estado de Guerrero. Se escucharon públicamente los testimonios de 40 víctimas, sobrevivientes y sus familiares, quienes al mismo tiempo, remarcaron y reiteraron la confianza depositada, siendo su participación la prueba más fehaciente de las expectativas que se tiene en las personas expertas comisionadas, en la Comisión para la Verdad, e incluso, en el mismo gobierno”, se informó.
Además el equipo de investigación testimonial registró en forma paralela al evento y de manera privada, las narrativas de casi 60 personas de la sierra de Atoyac, cuyos relatos se retomarán para enriquecer su informe final.
Se indicó que en estos dos días de reivindicación, dolor y esperanza, se escuchó la memoria viva de personas que por más de cuatro, cinco y hasta seis décadas han buscado justicia para ellas, para sus familiares y comunidades.
“Estas historias han quedado registradas en la memoria colectiva de nuestro país, ya son parte del proceso de esclarecimiento de la verdad y de la construcción de una nueva narrativa para estos hechos”, se indicó.

 

Harán búsqueda paralela al gobierno de la familia de Zitlala desaparecida


Familiares de los seis desaparecidos el 18 de octubre cerca de la comunidad de Tlaltempanapa, municipio de Zitlala, informaron que continuarán la búsqueda con sus propios medios, debido a que no les permitieron participar con el colectivo de familiares de desaparecidos Siempre Vivos de Chilapa en la operación policiaca y militar que se integró para las investigaciones.
Este miércoles se cumplieron 15 días de que los seis integrantes de la familia García Feliciano desaparecieron cuando regresaban de la comunidad de Tlalcozotitlán, municipio de Copalillo, a su pueblo, Ixcatla, municipio de Zitlala, sin que haya indicios de su paradero.
El lunes la Policía Ministerial del estado comenzó las investigaciones del caso y los agentes han recorrido las comunidades donde pasaron los seis integrantes de esa familia a bordo de una camioneta Pick Up Nissan roja, pero ni el vehículo ha sido localizado.
Los agentes ministeriales que investigan son acompañados por un amplio convoy de militares y policías estatales.
El vocero único en materia de seguridad del gobierno del estado, Roberto Álvarez Heredia informó que 125 elementos de las fuerzas armadas, federales y estatales están en la operación de búsqueda y localización de los seis miembros de esa familia que desapareció desde el 18 de octubre, en esa zona de la Montaña de la entidad.
Dijo que en los últimos tres días un grupo integrado por 80 soldados del Ejército, 20 agentes de la Policía Federal, 15 de la Policía Estatal y 10 de la Policía Ministerial, visitaron las comunidades de Tlalcozotitlán, Tlaltempanapa y Quetzalcoatlán, donde hicieron recorridos y se entrevistaron con vecinos y familiares para tratar de obtener información.
“También revisaron el fondo del río de Tlaltempanapa donde fueron encontradas partes automotrices, al parecer la carrocería de un vehículo”, informó en referencia a otro vehículo que no era en el que se transportaba la familia desaparecida.
Álvarez Heredia informó que la Fiscalía General del Estado mediante el agente del Ministerio Público del Fuero Común del Distrito Judicial de Álvarez, inició la carpeta de investigación 12040190200160211016 por la desaparición de Félix “N”, Florencia “N”, Marco Antonio “N”, María “N”, Marino “N” y Santa “N”.
Agregó que la operación continuará hasta lograr la localización de las seis personas desaparecidas.
A esta búsqueda no se integraron los representantes del colectivo Siempre Vivos ni los familiares de los desaparecidos, cuando menos durante el 31 de octubre cuando los cuerpos policiacos entraron a la comunidad de Tlaltempanapa, de donde hay sospechas de que desaparecieron los seis miembros de la familia García Feliciano.
Los habitantes de la localidad pusieron como condición para que entraran las fuerzas del Estado, que no estuviera el representante de Siempre Vivos, José Díaz Navarro, tampoco participaron en el recorrido los familiares de los desaparecidos.
Consultados por teléfono ayer los familiares y el presidente de Siempre Vivos informaron que van a continuar la búsqueda este jueves en los lugares en donde creen que pudieran estar los seis desaparecidos.

Regresa torturado uno de los dos comerciantes levantados el lunes en Chilapa

Mientras tanto Andrés Bautista García, uno de los dos comerciantes que fueron levantados el lunes en Chilapa, apareció la mañana de este miércoles con visibles huellas de tortura, pero sus familiares se negaron a dar detalles del caso por temor a represalias.
Andrés de 42 años y Mauro Villanueva Carvajal de 28 fueron levantados a las 9:20 de la mañana del 31 de octubre cuando llegaban a su negocio que se encuentra a una cuadra del Palacio Municipal.
Hombres armados los sometieron violentamente y se los llevaron por la fuerza en una camioneta verde de doble cabina.
Fuentes de esa cabecera municipal informaron que Bautista García regresó con visibles huellas de tortura, y que quienes lo tenían lo liberaron cerca del crucero de la Universidad Tecnológica de Chilapa, a la salida de esa ciudad, pero sigue desaparecido Mauro Villanueva Carvajal.