Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y la reconstrucción del tejido social

En la misa en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo platica con víctimas de la violencia Foto: Jessica Torres Barrera

Lourdes Chávez / Jacob Morales

Chilpancingo / Acapulco

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participaron en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas.
En la catedral de la Asuncion de María se llamó “a quien corresponda”, a que dejen a la Iglesia católica participar en la estrategia para lograr la paz y la reconstrucción del tejido social; mientras que en Acapulco, en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, familiares de jóvenes desaparecidos participaron en la misa convocada para orar por las víctimas de la violencia, donde acudió una familia desplazada de Iguala, que busca a tres integrantes desaparecidos y a uno en Tijuana.
En la misa de la 1 de la tarde, en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo señaló que, “frente a una estrategia que parece no estar funcionando, de seguridad, tenemos que alzar la voz y pedir justicia para los miles de homicidios que todos los días se van cuantificando, queremos justicia para tantos desaparecidos que no sabemos dónde están, y que exigimos que aparezcan”.
Señaló, para “quien corresponda”, que la Iglesia está puesta para participar en la pacificación, “tenemos mucho que aportar, porque nos duele lo que está pasando, y por eso alzamos la voz con los familiares que siguen buscando y llorando a las víctimas”.
Recordó que uno de los sacerdotes jesuitas ejecutados en Chihuahua, el 20 de junio del 2022, dijo en una homilía que “los abrazos ya no alcanzan para cubrirnos de tantos balazos. Los datos lo dejan de manifiesto, llevamos 157 mil víctimas de homicidios, miles de desaparecidos. Como éstos, en la sociedad se han formado en colectivos que están en busca de sus familiares, es aquí donde la Iglesia comparte su dolor y les dice que no están solos”.
En la misa dedicada a todas las víctimas de la violencia y por todas las personas desaparecidas a lo largo de la historia reciente y por sus familiares, indicó que “la Iglesia misionera está llamada a construir el reino de Dios y sus valores, cuando estos valores no están llegando a todos, la Iglesia tiene que alzar la voz, no puede quedarse callada”.
En declaraciones al terminar la celebración, informó que en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa han sido asesinados nueve sacerdotes, los últimos dos en 2018, en Taxco, que siguen impunes. En lugar de que disminuya la violencia, se está acrecentando, recriminó.
“Es una de las preocupaciones que tenemos como Iglesia, (por ello) queremos participar en este proceso de pacificación no sólo del estado, en el país también”.
Confirmó que la Iglesia está preparada para sentarse a dialogar con “las partes”.
Del diálogo que los obispos tuvieron con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, aclaró que ya le expresaron esta preocupación, concretamente en la región Tierra Caliente. Aunque las autoridades implementaron acciones, aclaró que todavía falta mucho por hacer.
“Es aquí donde queremos seguir invitando a todas las partes a sentarnos a la mesa y dialogar para tender las estrategias necesarias, para buscar los caminos de solución, para menguar la violencia”.
Del diálogo con los grupos criminales, aclaró que la Iglesia quiere escucharlos. “Ellos también son seres humanos, también tienen familia, a lo mejor hasta quieren que se acabe todo esto”.
Sin embargo, aclaró que la Iglesia no tiene acuerdos con nadie, su función pastoral es escuchar y atender asuntos espirituales, incluso, para quienes estén inmiscuidos en la delincuencia.
Precisó que en este momento no hay amenazas para los sacerdotes en la diócesis, pero en la zona que les toca de Tierra Caliente, “alguna veces deben esperar a que se levante retén, o que haya negociación entre los grupos que están presionando en respuesta de sus demandas, a veces nos toca, y sobre toda ellos, esperar, no hay de otra”.
Reconoció que el desafío de la Iglesia es reorganizarse para ofrecer a los jóvenes opciones diferentes, que les permitan conocer más los valores propios de su edad, a fin de que “ellos mismos sean artesanos de una paz con justicia”.
Por otro lado, informó que el viernes pasado, obispos de estados del sureste de México fueron a Roma a la reunión de lustro con el Papa, para informar de la situación de las diócesis.

Acapulco

En la catedral de Acapulco en la misa de las 12 acudieron los padres del joven Luis Gilberto Miguel León, quien desapareció en Tijuana, luego de irse a buscar trabajo el 6 de junio de 2018, cuando tenía 20 años.
Su madre, quien sólo se identificó como Chepina, informó que fue hasta la semana pasada cuando interpuso una denuncia por la desaparición de su hijo, porque no sabía cómo proceder y ahora la Fiscalía de Baja California ofrece una recompensa de medio millón de pesos por información para dar con su paradero.
La mujer, llorando, indicó que no era el único a quien buscaba, también a uno de sus hermanos. El primero desapareció en 2007 y su hermana en 2012 en Iguala, sin embargo, la mujer poco quiso hablar de ellos. Otro de sus hijos de 34 años también fue asesinado en Iguala.
La madre del joven informó que la semana pasada estuvo en Tijuana, en la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda, buscando a su hijo, quien luego de salir a trabajar, se fue a cenar y ya no supo nada de él.
La mujer es desplazada de Iguala, y dijo que estaba de visita en Acapulco, pero poco quiso abundar ante el miedo que aún siente. Informó que decidió acudir a la misa luego de la convocatoria que lanzó la Iglesia católica por los desaparecidos y las víctimas de la violencia.
El sacerdote encargado de la misa, Rafael Valencia González, indicó que cada tercer domingo de cada mes la Iglesia ora para que pare la violencia que se vive en México y este domingo lo hacen por los desaparecidos y asesinados.
“Hemos de reunirnos todos cómo Iglesia en esta súplica que brota de este anhelo tan sentido de paz, de seguridad, de tranquilidad, de armonía, de concordia para nuestra gran nación. Tengamos este anhelo, deseo, que se haga súplica a Dios y que se generen las condiciones necesarias para que haya paz”, expresó.
En la misa participaron algunos padres y madres de familia de hijos de desaparecidos en Guerrero y en otros estados, quienes colocaron las fotografías al frente de la iglesia.
El sacerdote también dedicó la misa a los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes fueron asesinados el 20 de junio del año pasado, en la sierra Tarahumara de Chihuahua.
Durante la misa se observó a varias mujeres asistentes con un abanico en las manos, ante el intenso calor, que ni con el aire de los ventiladores se podía mitigar en el interior de la catedral.

 

Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y reconstruir el tejido social

Pide la Iglesia participar en la búsqueda de la paz y la reconstrucción del tejido social

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participan en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas

 

Lourdes Chávez / Jacob Morales

Chilpancingo / Acapulco

En la misa en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo platica con víctimas de la violencia Foto: Jessica Torres Barrera

A un año de la ejecución de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la diócesis de Chilpancingo y la arquidiócesis de Acapulco participaron en la jornada nacional de oración por la justicia y por la presentación de personas desaparecidas.
En la catedral de la Asuncion de María se llamó “a quien corresponda”, a que dejen a la Iglesia católica participar en la estrategia para lograr la paz y la reconstrucción del tejido social; mientras que en Acapulco, en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, familiares de jóvenes desaparecidos participaron en la misa convocada para orar por las víctimas de la violencia, donde acudió una familia desplazada de Iguala, que busca a tres integrantes desaparecidos y a uno en Tijuana.
En la misa de la 1 de la tarde, en la catedral de la Asuncion de María, el párroco Benito Cuenca Mayo señaló que, “frente a una estrategia que parece no estar funcionando, de seguridad, tenemos que alzar la voz y pedir justicia para los miles de homicidios que todos los días se van cuantificando, queremos justicia para tantos desaparecidos que no sabemos dónde están, y que exigimos que aparezcan”.
Señaló, para “quien corresponda”, que la Iglesia está puesta para participar en la pacificación, “tenemos mucho que aportar, porque nos duele lo que está pasando, y por eso alzamos la voz con los familiares que siguen buscando y llorando a las víctimas”.
Recordó que uno de los sacerdotes jesuitas ejecutados en Chihuahua, el 20 de junio del 2022, dijo en una homilía que “los abrazos ya no alcanzan para cubrirnos de tantos balazos. Los datos lo dejan de manifiesto, llevamos 157 mil víctimas de homicidios, miles de desaparecidos. Como éstos, en la sociedad se han formado en colectivos que están en busca de sus familiares, es aquí donde la Iglesia comparte su dolor y les dice que no están solos”.
En la misa dedicada a todas las víctimas de la violencia y por todas las personas desaparecidas a lo largo de la historia reciente y por sus familiares, indicó que “la Iglesia misionera está llamada a construir el reino de Dios y sus valores, cuando estos valores no están llegando a todos, la Iglesia tiene que alzar la voz, no puede quedarse callada”.
En declaraciones al terminar la celebración, informó que en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa han sido asesinados nueve sacerdotes, los últimos dos en 2018, en Taxco, que siguen impunes. En lugar de que disminuya la violencia, se está acrecentando, recriminó.
“Es una de las preocupaciones que tenemos como Iglesia, (por ello) queremos participar en este proceso de pacificación no sólo del estado, en el país también”.
Confirmó que la Iglesia está preparada para sentarse a dialogar con “las partes”.
Del diálogo que los obispos tuvieron con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, aclaró que ya le expresaron esta preocupación, concretamente en la región Tierra Caliente. Aunque las autoridades implementaron acciones, aclaró que todavía falta mucho por hacer.
“Es aquí donde queremos seguir invitando a todas las partes a sentarnos a la mesa y dialogar para tender las estrategias necesarias, para buscar los caminos de solución, para menguar la violencia”.
Del diálogo con los grupos criminales, aclaró que la Iglesia quiere escucharlos. “Ellos también son seres humanos, también tienen familia, a lo mejor hasta quieren que se acabe todo esto”.
Sin embargo, aclaró que la Iglesia no tiene acuerdos con nadie, su función pastoral es escuchar y atender asuntos espirituales, incluso, para quienes estén inmiscuidos en la delincuencia.
Precisó que en este momento no hay amenazas para los sacerdotes en la diócesis, pero en la zona que les toca de Tierra Caliente, “alguna veces deben esperar a que se levante retén, o que haya negociación entre los grupos que están presionando en respuesta de sus demandas, a veces nos toca, y sobre toda ellos, esperar, no hay de otra”.
Reconoció que el desafío de la Iglesia es reorganizarse para ofrecer a los jóvenes opciones diferentes, que les permitan conocer más los valores propios de su edad, a fin de que “ellos mismos sean artesanos de una paz con justicia”.
Por otro lado, informó que el viernes pasado, obispos de estados del sureste de México fueron a Roma a la reunión de lustro con el Papa, para informar de la situación de las diócesis.

Acapulco

En la catedral de Acapulco en la misa de las 12 acudieron los padres del joven Luis Gilberto Miguel León, quien desapareció en Tijuana, luego de irse a buscar trabajo el 6 de junio de 2018, cuando tenía 20 años.
Su madre, quien sólo se identificó como Chepina, informó que fue hasta la semana pasada cuando interpuso una denuncia por la desaparición de su hijo, porque no sabía cómo proceder y ahora la Fiscalía de Baja California ofrece una recompensa de medio millón de pesos por información para dar con su paradero.
La mujer, llorando, indicó que no era el único a quien buscaba, también a uno de sus hermanos. El primero desapareció en 2007 y su hermana en 2012 en Iguala, sin embargo, la mujer poco quiso hablar de ellos. Otro de sus hijos de 34 años también fue asesinado en Iguala.
La madre del joven informó que la semana pasada estuvo en Tijuana, en la Cuarta Brigada Nacional de Búsqueda, buscando a su hijo, quien luego de salir a trabajar, se fue a cenar y ya no supo nada de él.
La mujer es desplazada de Iguala, y dijo que estaba de visita en Acapulco, pero poco quiso abundar ante el miedo que aún siente. Informó que decidió acudir a la misa luego de la convocatoria que lanzó la Iglesia católica por los desaparecidos y las víctimas de la violencia.
El sacerdote encargado de la misa, Rafael Valencia González, indicó que cada tercer domingo de cada mes la Iglesia ora para que pare la violencia que se vive en México y este domingo lo hacen por los desaparecidos y asesinados.
“Hemos de reunirnos todos cómo Iglesia en esta súplica que brota de este anhelo tan sentido de paz, de seguridad, de tranquilidad, de armonía, de concordia para nuestra gran nación. Tengamos este anhelo, deseo, que se haga súplica a Dios y que se generen las condiciones necesarias para que haya paz”, expresó.
En la misa participaron algunos padres y madres de familia de hijos de desaparecidos en Guerrero y en otros estados, quienes colocaron las fotografías al frente de la iglesia.
El sacerdote también dedicó la misa a los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, quienes fueron asesinados el 20 de junio del año pasado, en la sierra Tarahumara de Chihuahua.
Durante la misa se observó a varias mujeres asistentes con un abanico en las manos, ante el intenso calor, que ni con el aire de los ventiladores se podía mitigar en el interior de la catedral.

 

Acoger y proteger a los que migran, pide la Iglesia en el día de los pueblos indígenas

La Iglesia católica llamó a acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes indígenas que se desplazan para buscar mejores condiciones de vida, en un mensaje a propósito del Día Internacional de los Pueblo Indígenas, donde la arquidiócesis de Acapulco llamó a poner en práctica estas acciones como un acto de justicia.
En un comunicado de prensa, la arquidiócesis indicó que este año la conmemoración se desarrolla con el tema de Migración y Desplazamiento de los Pueblos Indígenas.
En el texto, expone que en Guerrero hay cuatro etnias indígenas: nahua, na savi, me’phaa y amuzga, que representan la primera raíz, la más antigua, de la identidad de nuestros pueblos y constituyen el 17 por ciento de la población “y siguen siendo el sector más marginado, pues muchos viven en extrema pobreza y vulnerabilidad”.
“Las regiones indígenas de la Montaña y Costa Chica son las que padecen más rezagos en salud, educación, vivienda, servicios públicos, nivel de ingresos”.
En su mensaje, la institución también ubica a los afromexicanos como otro grupo cultural que fue arrancado de África y que sobrevive en Costa Chica, “pero con dificultades para su integración social”.
Y alertó que los pueblos indígenas y los afromexicanos antes sólo enfrentaban el problema de la pobreza, pero ahora se suma el de la violencia, la inseguridad y son víctimas de desplazamientos forzados. El año pasado, Guerrero fue el estado donde hubo más comunidades desplazadas, con siete.
Indicó que hay hechos que no son reportados en los medios, pero las periferias de las ciudades se van poblando con migrantes, algunos víctimas de la inseguridad que dejan sus pueblos al sentirse amenazados.
La arquidiócesis de Acapulco convocó: “No podemos ser indiferentes con nuestros hermanos que, obligados por la violencia o la necesidad, salen de entre nosotros o llegan a la periferia de nuestras ciudades. Dios, nuestro Buen Padre, nos ilumine y disponga a acoger, proteger, promover e integrar a estos hermanos nuestros. Cada uno podemos hacer algo por ellos. Dejarnos orientar por estos cuatro verbos nos pone en la ruta de la construcción de la paz”.

 

La exaltación de lo malo en medios causa que la sociedad se acostumbre a la violencia, señala párroco

 

El administrador diocesano de la Arquidiócesis de Acapulco, Rafael Valencia González, expuso que la exaltación de lo malo a través de los medios de comunicación, ha generado un impacto negativo que ha llevado a la sociedad a que se acostumbre a la violencia y que las manifestaciones de la misma se hayan multiplicado.
El prelado católico llamó a los padres de familia a que supervisan lo que sus hijos ven en los medios de comunicación –televisión e internet– para que no vean normal el contenido de programas como narcoseries o narconovelas.
Insistió en el llamado a todos a encontrar caminos para alcanzar la paz que “tanto añoramos”.
También convocó a las autoridades a prevenir cualquier tragedia ante la temporada de lluvias, y a la población a estar consciente de la importancia de no habitar en zonas de alto riesgo.
En conferencia de prensa, el administrador diocesano expuso que la dinámica en la que se vive muestra a una sociedad acostumbrada a la violencia, tanto la que se registra en las calles como la que se expone a través de los medios de comunicación. “Todo este reflejo de la realidad tiene graves consecuencias… la situación que se vive se ve lamentablemente reforzada por esa manera en la que se presenta lo que llaman normalidad”.
Puntualizó que niños y jóvenes tiene libre acceso a medios de comunicación donde se muestran personajes ficticios “o retomamos de la realidad que son malos ejemplos y que se vuelven antihéroes a seguir”.
Valencia González expuso que eso ha causado un impacto negativo que lleva a la sociedad a que se acostumbre a la violencia, “con metas que van desde el ejercer actividades no legales hasta aspirar a dirigir alguna organización delictiva, es decir esa exaltación de lo malo también ha contribuido a que las manifestaciones de la violencia se hayan multiplicado”.
Por lo que llamó a los padres de familia a vigilar los contenidos de programas televisivos o de internet a los que tienen accesos sus hijos, porque “el daño que se les hace a los menores es grave”.
Agregó que también es una responsabilidad compartida con las autoridades para que exista una regulación de contenidos “máxime en el contexto tan complejo que vivimos”.
Señaló que no se puede decir qué trasmitir y qué no, por eso reiteró que es responsabilidad de los padres vigilar lo que sus hijos ven.
Al preguntarle si esto complica el trabajo de reconstrucción del tejido social y de la paz, el sacerdote respondió que a largo plazo será posible, sobre todo si se invierte en la educación.
En relación con los hechos de violencia que se dan diariamente no sólo en Acapulco sino en diferentes partes del estado, el administrador diocesano enfatizó que la iglesia seguirá en el esfuerzo de los últimos años para “alcanzar la paz que tanto añoramos”.
También se refirió a la temporada de lluvias que recién inició, de la que dijo que es necesario que las autoridades tomen medidas preventivas para evitar una tragedia, porque en el caso de fenómenos como huracanes “se puede disminuir el impacto que tengan”. Como la limpieza de canales y drenajes para evitar inundaciones.
Recordó que de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, este año se pronostican 16 fenómenos hidrometeorológicos, de los cuales 12 podrían alcanzar alguna de las categorías de huracán.
“La población debe de estar consciente de la importancia de no habitar las zonas consideradas como de alto riesgo”, indicó.
Valencia González expuso que la temporada de lluvias es “gran bendición” porque se riega la tierra que produce frutos, se renuevan los ríos y se alimentan los seres que viven en ellos, pero se debe de estar consciente de los riesgos y peligros que conlleva, “los cuales podemos evitar si somos respetuosos y responsables, aprendamos a convivir y respetemos a la naturaleza”.
En relación si ha habido otro encuentro entre el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Parota (Cecop) y la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), Rafael Valencia respondió que la iglesia está en la disposición de colaborar, pero que “desafortunadamente” no han vuelto a encontrarse, pero que ante cualquier conflicto o dificultad es mejor encontrar un camino de diálogo para no después lamentar situaciones que afecten la vida de las comunidades.
De la marcha del orgullo gay que se realizó ayer, el sacerdote dijo que la iglesia católica respeta la identidad de las personas, que la valoran como tal y que ellos tendrán sus razones para manifestarse y expresarse.

Proponen familiares de desaparecidos en Iguala crear un grupo de reacción antisecuestro

Familiares de víctimas de desaparición forzada en el estado pidieron ayer en esta ciudad durante el foro convocado por la asociación civil Guerrero es Primero, la creación del Grupo Guerrero de Reacción Inmediata de Desaparecidos, en coordinación con autoridades de los tres niveles, universidades y asociaciones, para emitir alertas al momento de la desaparición o secuestro de personas.
Asimismo, en el encuentro en el auditorio de la Universidad Tecnológica de la Región Norte (UTRN) al que asistieron más de 100 familiares de víctimas de desaparición forzada de diferentes municipios del estado, en su mayoría del comité Los Otros Desaparecidos de Iguala, la creación de una base de datos nacional “confiable” en el que se lleve un registro de muestras de ADN de los familiares y de los cuerpos que son recuperados en fosas clandestinas, a los que piden también que “se les ponga nombre y apellido”.
Asimismo, se planteó la creación de un instituto forense a través del cual se dé certeza a las familias, de que los cuerpos que les son entregados realmente son los de sus familiares desaparecidos, además de que a través de éste se dé agilidad a la identificación de los cuerpos recuperados en fosas clandestinas.
De acuerdo con información de dos de los coordinadores del encuentro, del comité de Los Otros Desaparecidos de Iguala, Adriana Bahena y Jaime Betancurt, éste es el primero de cuatro foros que son convocados por la asociación civil Guerreros Primero, integrada por el Centro Lindavista, la Universidad Loyola del Pacífico, la Arquidiócesis de Acapulco, la Iglesias por la Paz y otras 50 organizaciones sociales, productivas y populares en las diferentes regiones de Guerrero.
Jaime Betancur, que se unió al comité de Los Otros Desaparecidos de Iguala y a la búsqueda de fosas clandestinas para localizar a sus dos hijastros, indicó que los foros van encaminados a que sus propuestas sean incluidas en al Plan Estatal de Desarrollo 2015-2021, y se prevé que el próximo foro de seguimiento sea también en esta ciudad, entre el 11 y el 15 de febrero, y que el tercero sea en Ayutla.
El foro, en el que se esperaba la presencia del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Raúl González Pérez, y del arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias, contó con la presencia del obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel; de visitadores de la CNDH; de los regidores perredistas del Ayuntamiento de Iguala Martha Todd Mena, Ednali López y Mauricio González Razo.
También asistieron, la activista y ex regidora del PRD en Iguala, Sofía Mendoza, pareja del asesinado líder de la Unidad Popular, Arturo Hernández Cardona; integrantes de la Organización de Pueblos Indígenas Me’paah (OPIM); y de la Red Solidaria Década contra la Impunidad, representada por su secretaria, María Magdalena López.
Asimismo, asistieron más de 100 familiares de víctimas de desaparición forzada de los municipios de Iguala, Teloloapan, Chilapa, Acapulco, Cocula, Altamirano, Chilpancingo, Ayutla y Cuernavaca.

Más de 450 desaparecidos

Una de las representantes del comité de Los Otros Desaparecidos, Adriana Bahena, que tiene desaparecido a su esposo desde hace cinco años, dijo que son más de 450 familias que tienen desaparecidos y que están registrados ante el comité de Iguala, y señaló que estos foros son también, “para sensibilizar a la población de lo que está pasando en Guerrero, y de los cientos de personas que están desaparecidas en Guerrero”.
Describió que tener a un familiar desaparecido, “es morir lentamente, a nosotros se nos mata a pausas, es una desesperación total”.
Pidió a la población “aprender a vivir y acercarse a Los Otros Desaparecidos, que puedan entender que no somos una bomba latente y que pueden prevenir lo que a mí me pasó, y que te puede pasar a ti mismo”, a quien dijo, la gente les huye por el temor de que algo les vaya a pasar.
Señaló que la mayoría del comité de Los Otros Desaparecidos son madres o esposas en edad avanzada, o que se quedaron con niños a los que ahora crían y sostienen solas.
Recordó que a más de un año de su surgimiento, el comité de Los Otros Desaparecidos de Iguala ha logrado el hallazgo de 123 cuerpo que han sido exhumados de fosas clandestinas, y que ahora la petición a la Procuraduría General de la República (PGR) es que a esos cuerpos se les ponga nombre y apellido, para que los regresen a sus familiares.
Propuso la creación de un instituto forense con sede en Iguala que ayude a la identificación de cuerpos recuperados de entierros clandestinos y que dé a las familias la certeza de que los restos que les son entregados, afectivamente son de sus familiares, “porque nos ha tocado vivir en carne propia de cuerpos que se han entregado a sus familias y al año regresa con vida la muchacha de la que supuestamente habían entregado los restos”.
Criticó que los peritajes no se practican como deberían ser, y que las autoridades pretenden entregar los restos a las familias sólo para dar por concluidos sus casos.

Grupo de Reacción Inmediata

Durante el foro, se realizaron siete mesas de trabajo: Protocolos de reacción inmediata; área de búsqueda en la Fiscalía y apoyo a búsqueda ciudadana; medidas de prevención; las autoridades que los ciudadanos requieren en temas de seguridad pública; instituto forense; apoyo a necesidades de las familias y condiciones de vida digna.
Se plateó la creación del Grupo Guerrero de Reacción Inmediata de Desaparición, mediante el cual pretenden tener coordinación con autoridades de los tres niveles de gobierno, instituciones educativas, asociaciones civiles y organizaciones para difundir a través de redes sociales y emitir alertas cuando se registre alguna desaparición en cualquier parte del estado.
En la reunión, los familiares de desaparecidos denunciaron la falta de apoyos de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). Asimismo, pidieron a la CNDH, CEAV y Guerreros Primero, que intervengan a nivel nacional para hacer el estudio diagnóstico integral de las familias para que se les dé atención a sus necesidades económicas, sociales, culturales y de salud.

Familias de Acapulco en Búsqueda de sus Desaparecidos

El representante de la asociación Familias de Acapulco en Búsqueda de sus Desaparecidos, J. Guadalupe Téllez Castrejón, quien busca a su hijo José Alberto Téllez Mora, que tenía 14 años cuando fue secuestrado el 20 de septiembre de 2011 en Acapulco, planteó la creación de una base de datos a nivel nacional confiable, en la que se integren las muestras de ADN de todas las familias y que esta información pueda ser cruzada con los cuerpos que están siendo recuperados de fosas clandestinas en diferentes partes del país.
Narró que, tres meses después del secuestro de su hijo pagaron el rescate que les pidieron, los delincuentes les dijeron que en tres días lo dejaban en libertad, lo cual no cumplieron.
Dijo que presentaron las denuncias del secuestro de su hijo ante la Fiscalía Antisecuestros del estado y la PGR, pero hasta ayer no tenía ninguna información de la investigación, “las autoridades no hacen nada por buscar a nuestros desaparecidos, por lo que es necesario contar con una base de datos a nivel nacional”, detalló.
Informó que su hijo fue plagiado por la mañana cuando se dirigía a la escuela, y recordó que por este hecho hay seis personas, detenidas en mayo de 2012, que no quieren informar del paradero de su hijo.
Respondió, a pregunta hecha, que en esta asociación, la cual tiene poco tiempo de haber sido integrada por 20 familias de desaparecidos, se reúne los sábados en la arquidiócesis de Acapulco, “en Acapulco no son 20 los desaparecidos, podría decir que son cientos, y esperamos que en corto tiempo seamos más en la asociación civil”.