Jornaleros desde Chilapa para Sonora

Unos 200 indígenas salieron hacia el estado del norte donde trabajarán por 10 meses en los campos de chile en Guaymas y ganarán 190 pesos al día. Si hubiera trabajo no nos iríamos de nuestros pueblos, dijo uno de ellos. También se informó aparte que unos 75 jornaleros irán a la cosecha de jitomate en Florida Foto: Lenin Ocampo Torres

Viajarán a Florida, EU, 75 jornaleros agrícolas contratados para cosechar jitomate, informan

Un requisito es que sean jóvenes casados para que envíen el dinero a sus esposas y para garantizar su regreso, dice el secretario del Trabajo y Previsión Social, Oscar Rangel Miravete. Ganarán 11.27 dólares por hora, dicen

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Un grupo de 75 jornaleros agrícolas irá a Florida, Estados Unidos, contratados por la empresa Lipman family farms, con un salario de 11.29 dólares por hora, equivalentes a 208.4 pesos mexicanos según el tipo de cambio de ayer, en un programa piloto de empleo temporal, informó el secretario del Trabajo y Previsión Social, Oscar Rangel Miravete.
Los integrantes del grupo, hombres jóvenes de distintas comunidades de la región Centro, llegaron a un acto público en la capital acompañados de sus esposas e hijos pequeños a firmar sus contratos con la empresa de jitomates, en la sede de la Secretaría.
Sobre la asistencia de los jornaleros con sus familias, el funcionario explicó que un requisito de la convocatoria es que los interesados estén casados para que envíen el dinero a sus esposas y para garantizar su regreso, es decir, para que no se escapen de los campos de cultivos, después de que llegaron de manera legal con una visa temporal tramitada por la empresa, para quedarse en Estados Unidos sin documentos.
El funcionario anunció que a fin de mes saldrá otro grupo de 250 jornaleros, y que a la fecha se han enviado unos 500 campesinos al extranjero, en tres temporadas, como parte del programa.
Del programa, explicó que el gobierno del estado tramita el pasaporte y vincula a los jornaleros con empresas que gestionan las visas temporales con su gobierno, para garantizar el empleo seguro, de acuerdo con las leyes de México y del país que los recibe.
Detalló que en Estados Unidos y Canadá las visas de trabajo tienen una temporalidad de hasta nueve meses, y en Alemania, país con el que también hay convenios, hay contratos de hasta cuatro años.
El representante de la empresa, Joaquín Mendiburo explicó que la compañía ofrece viviendas con servicios de agua y electricidad a sus empleados, con una cocina, refrigerador y una cama; los proveen de una almohada, una cobija y una toalla, y un sitio para lavar su ropa a mano. Hay transporte gratis a la plantación y una vez a la semana, los llevan a una población para que compren víveres, donde muchos llevan su ropa a lavanderías.
Añadió que la condición es que los trabajadores mantengan limpias las viviendas, porque las inspecciones del Departamento de Salud son rigurosas.
Indicó que el gobierno examina cada vivienda y de esto depende que la compañía mantenga los permisos para recibir trabajadores extranjeros, “todo debe funcionar, no se permite ni que las conexiones de energía eléctrica no funcionen, las habitaciones deben contar con ventanas y extintores”, detalló.
Aclaró que los trabajadores no pueden permanecer en el país al terminar el periodo de contrato y algunos prefieren abandonar su empleo para dedicarse a la construcción, sin documentos que respalden su estancia, y sus leyes obligan a la compañía a reportar a cualquier trabajador que renuncie, sea despedida o escape.
Aclaró que el lugar está completamente abierto, pero lejos de un centro urbano, por lo que cada semana los llevan a comprar sus alimentos.
“Queremos, más que nada, que ganen bastante dinero, porque cuanto más eficientes son, hay más producción”. Explicó que en el estado de Florida el salario mínimo es de 11.29 dólares por hora, “si ellos producen más de lo que se tiene estimado por ese costo, 11.29 dólares, les pagamos más”. Reconoció que el interés de la compañía es llegar al personal con alta producción.
Uno de los jóvenes informó que ha ido en tres temporadas a trabajar con esta empresa, incluso lo llamaron para continuar esta temporada, porque duplicó su producción.
En cuanto a los servicios, Mendiburo aclaró que la compañía ofrece un seguro de salud, y que 95 por ciento de los trabajadores no lo toma porque lo tienen que pagar parcialmente.
Por separado, otros jóvenes de Chilapa que han trabajado con la empresa antes y fueron llamados en sus comunidades, indicaron que en cada casa hay siete trabajadores.

Van funcionarios federales y estatales a Chilapa a despedir a 211 jornaleros que viajan a Sonora

Los indígenas nahuas de diferentes comunidades se dedicarán al cultivo de chiles en Guaymas. Percibirán menos de 200 pesos por jornada de trabajo, informan enganchadores

Zacarías Cervantes

Chilapa

Autoridades federales y estatales despidieron este martes en Chilapa, a 211 jornaleros agrícolas nahuas que van al estado de Sonora a emplearse en el cultivo de chile, con salarios de no más de 200 pesos diarios, ante la falta de oportunidades en la entidad.
Las familias se reunieron desde temprano en la Unidad de Servicios Integrales de Chilapa para registrarse y recibir de los gobiernos federal y estatal mil 200 pesos para cada familia, como apoyo para gastos durante su traslado y mientras reciben su primer pago.
Los 211 jornaleros que salieron este martes son originarios de distintas comunidades de Chilapa, y los primeros de la temporada de salida de jornaleros hacia los estados del norte del país en busca de empleo. La temporada, según informaron los enganchadores, comienza en agosto y termina a finales de enero.
Asistieron a despedirlos, el secretario del Trabajo y Previsión Social del Gobierno del estado, Oscar Rangel Miravete; el presidente municipal de Chilapa, Áldy Esteban Román; el delegado federal del Trabajo, Felipe de Jesús Delgadillo Blanno, y el director general del Servicio Nacional de Empleo en Guerrero, Jesús Orbe Torres.
Orbe Torres informó en la actividad que los indígenas fueron contratados para trabajar durante ocho meses con una empresa que cultiva chile en Guaymas, Sonora.
Informó que el gobierno del estado y el federal destinaron una inversión de 253 mil 200 pesos para entregar mil 200 a cada familia de jornaleros como apoyo para su estancia durante los ocho meses en aquél estado.
A su vez, el delegado del Trabajo, Felipe de Jesús Delgadillo presumió el logro de los gobiernos estatal y federal para que otros estados del país reciban a los campesinos, “porque allá les falta la mano de obra y es una oportunidad para las personas que quieran ir a trabajar”, dijo.
Añadió que, “es el momento que debemos de dar el ejemplo y cuando lleguen allá, a Sonora, donde van a estar trabajando, deben de dar su máximo esfuerzo para lograr un beneficio para sus familias”.
El funcionario recomendó a los jornaleros aprovechar este trabajo, porque el gobierno está haciendo una “inversión” en ellos, dijo en referencia a los mil 200 pesos que les entregaron los gobiernos federal y estatal como apoyo para su traslado, porque, agregó, “es una inversión que es de los impuestos de todos”.
Enseguida, el delegado del Trabajo los felicitó por aceptar irse a trabajar, “y les pido que aprovechen este esfuerzo que se hace de parte del gobierno y de todos los mexicanos, para que, obviamente ustedes puedan salir adelante”.
Por su parte, el alcalde priista, Áldy Esteban Román les deseó “un bonito viaje” y “una bonita estancia en donde quiera que se encuentren”, además, “que tengan presente a sus seres queridos que los esperan aquí con los brazos abiertos, y que seguramente estarán al pendiente de ellos en todo momento, mientras estén allá”.
Igual que los funcionarios federales y estatales les pidió a los migrantes que le “echen muchas ganas”, y que “trabajen muy duro”. Celebró que ellos hayan dado la cara para aprovechar esta oportunidad y les dijo que “la aprovechen bien”.
El alcalde les deseó un “bonito retorno” y dijo que el municipio “los espera con los brazos abiertos”.
Los funcionarios hablaron ante un público indiferente e impasible, la mayoría de los asistentes se vieron cabizbajos, distraídos y con la vista perdida en todas direcciones, menos hacia el presidium, pero les llamó la atención cuando, en su turno, el secretario del Trabajo Rangel Miravete les dijo: “les traigo una buena noticia”, todos voltearon hacia él funcionario, quien soltó: “yo soy el último orador, así es que ya acabó el evento”.

Igual que los funcionarios federales y estatales les pidió a los migrantes que le “echen muchas ganas”, y que “trabajen muy duro”. Celebró que ellos hayan dado la cara para aprovechar esta oportunidad y les dijo que “la aprovechen bien”.
El alcalde les deseó un “bonito retorno” y dijo que el municipio “los espera con los brazos abiertos”.
Los funcionarios hablaron ante un público indiferente e impasible, la mayoría de los asistentes se vieron cabizbajos, distraídos y con la vista perdida en todas direcciones, menos hacia el presidium, pero les llamó la atención cuando, en su turno, el secretario del Trabajo Rangel Miravete les dijo: “les traigo una buena noticia”, todos voltearon hacia él funcionario, quien soltó: “yo soy el último orador, así es que ya acabó el evento”.
En el mismo tono festivo que el resto de los que intervinieron, el encargado de promover el empleo en el estado, felicitó a los indígenas por hacer un viaje “hasta el estado de Sonora, para trabajar nueve meses (el delegado del trabajo había dicho que son ocho), reconoció que es un viaje complicado y largo porque, “son nueve meses que van a requerir de su esfuerzo y de muchos sacrificios”, y añadió que le daba “gusto que vayan hombres y mujeres”.
También se refirió al acto que había encabezado en la mañana en la Secretaría del Trabajo, donde informó que despidieron a 75 migrantes que van a los Estados Unidos para trabajar de manera legal allá.
El funcionario estatal les dijo a los jornaleros que los mil 200 pesos no son mucho dinero, “pero les alcanza mientras les pagan la primera quincena allá”, les aseguró que se van con la protección del gobierno del estado y les recomendó que nombren a un jefe de grupo que esté en contacto con las autoridades estatales, para que avise si llegaron bien y si les están cumpliendo lo que les prometieron en el contrato.
Después, insensible a la tragedia de las familias que dejan sus comunidades, sus casas, sus bienes, sus cosechas y a sus parientes por falta de oportunidades aquí, bromeó, “muy buen viaje, buena estancia, a las muchachas guapas que se van, no se vayan a enamorar de alguien allá y se queden, regrésense con su grupo que se van”, dijo sin despertar una pizca de gracia en los asistentes.
El funcionario agregó que, “el recurso que ustedes ganan allá es muy importante para el estado, porque así como los que se van al extranjero mandan divisas, ustedes traen recursos de otros estados para beneficio de sus comunidades de Chilapa y de sus familias”.
Miravete finalizó, “la gente que emigra siempre es la mejor gente de cada país, los que no tienen el valor de buscar un mejor futuro, a veces se quedan allí en su lugar a esperar a que les griten las piedras del campo y ustedes no, ustedes tienen el valor, tienen el coraje, el arrojo de seguir a buscar un futuro mejor para ustedes y sus familias”.
Uno de los enganchadores consultados informó que, los salarios que reciben en las plantaciones van de los 180 pesos diarios (mil 80 pesos semanales), hasta los 2 mil semanales, según la actividad.
Dijo que los que más ganan son los zanqueros (los que trabajan en zancos, principalmente para el corte de jitomate) que ganan 380 pesos por jornal y pueden alcanzar hasta dos jornales por día, así como los bomberos (los que operan las bombas para fumigar), que ganan 330 pesos por jornal y pueden hacer hasta dos jornales diarios.
Informó que, ahora tienen prohibido contratar a menores de 18 años, y que debido a ello ha disminuido considerablemente el número de familias que se contratan.
Gudelia, una jornalera que se contrata cada año, contó que, si bien sus hijos tienen garantizada la educación y la salud en las plantaciones donde son contratados, tienen que pagar hasta 20 pesos diarios a las personas que cuiden a los niños que no están en edad escolar.
También tienen que comprar o cocinar ellos mismos sus alimentos, lo que disminuye sus percepciones, “regresamos con poquito, pero nos vamos porque aquí no tenemos otra cosa que hacer”, dijo.

Si hubiera trabajo no nos iríamos de nuestros pueblos, dice jornalero antes de salir a Sonora

Zacarías Cervantes

Chilapa

El campesino nahua, Marciano Torres López es originario de Xochitempa, municipio de Chilapa, y padre de un niño de 7 años y una niña de 5. Con ellos y su mujer ayer abandonó su comunidad, donde dejó su casa con todas sus pertenencias, sus pocos animales, su cosecha de la temporada pasada y el resto de su familia.
Él es uno de los 211 indígenas que fueron contratados como jornaleros agrícolas para las plantaciones de chile en Guaymas, Sonora. Se trata del primer grupo de jornaleros agrícolas que sale del estado durante la temporada que comienza en agosto y termina en enero.
Marciano se dice contento porque va en busca de un empleo, pero su semblante contrasta con lo que expresa y, finalmente, reconoce que, “si tuviéramos tierra para sembrar o trabajo seguro aquí no habría necesidad de salir de nuestro pueblo, pero tenemos que sacar adelante a la familia”.
Alrededor del jornalero, decenas de campesinos se arremolinan rodeados de mochilas, vasijas, petates, bolsas llenas de cachivaches, barricas y hasta antenas de televisión que se llevan, mientras en las amplias instalaciones de la Unidad de Servicios Integrales de Chilapa, los niños, ajenos a la nueva vida que les espera, se entretienen jugando en grupos.
En distintos sitios de las instalaciones, familias completas comen en círculos y en cuclillas. Sobre el piso colocan sus alimentos, tortillas con salsa o frijoles que han traído de sus comunidades, y los de más suerte degustan pollo rostizado.
Recargado en uno de los camiones que los trasladarán a Sonora, Marciano observa entre triste y distraído el escenario. En tanto, su mujer entretiene a poca distancia a Fernando y a Nancy, sus dos hijos.
Dice que fue contratado por el Campo Guadalupe, ubicado cerca de Empalme, Sonora, para trabajar en los cultivos de chile morrón y jalapeño, tomate, pepino, melón y sandía.
Se le pregunta si sabe cuánto le van a pagar, el indígena mira hacia el cielo, después menea los dedos de ambas manos como haciendo cuentas, “lo que haga uno, eso es lo que vamos a ganar”, responde.
–¿Por cuánto tiempo se van?
–Pues, unos 10 meses, más o menos, como en junio del próximo año regresamos.
Entonces, interviene Lorenzo Nava, otro jornalero también de Xochitempa que observa de cerca la charla, “eso es cuando nos mandan de allá, pero a veces cuando uno se viene antes, se viene uno pagando todo, cundo uno no cumple el contrato, pero cuando uno cumple, entonces nos ponen camión”.
–¿Usted ya ha ido?
–Sí, el año pasado estuve allá, nomás que nos vinimos por algunos compromisos que salen aquí. Yo me vine en abril.
–Oiga, ¿pero por qué se va?
–Yo, la verdad, te voy a decir, yo no tengo terreno para sembrar maíz, por eso salimos a buscarle por allá, para que nos ayudemos un poco porque aquí no hay mucho trabajo, a veces encontramos trabajo pero por tres o dos días, pero es poco, y ya ves que los gastos están caros aquí, y te pagan 120 pesos y si apenas trabajas dos días, es poco.
–¿Y allá cuánto ganan?
–Es por rendimiento, como le digo, el día nos están pagando como 200 pesos.
–¿Usted se va también con su familia?
–No, yo solo con mi esposa, la verdad nosotros no tenemos niños, por eso así nos vamos, pero los que tienen se los llevan.
En cambio, Marciano se va con su esposa y dos de sus hijos de 5 y 7 años.
–¿Sus hijos no van a la escuela?, –se le pegunta a Marciano.
–Sí.
–¿Y cómo le hacen?
–Allá hay escuelas, desde jardín de niños hasta secundaria.
–¿Y si le conviene irse a trabajar allá?
–Pues más o menos, no mucho, pero sí sacamos algo, aunque sea nomás para comer, pues.
–¿Y si nomás saca para comer, por qué no se queda mejor aquí?
–Pus, no hay más que hacer aquí, más que sembrar milpa y frijol, y eso no nos alcanza si queremos hacer una casita o comprar un mueblecito, para eso tenemos que ir a buscar una chamba donde buscar un poquito más, y aquí no se gana para eso.
–¿Aunque deje todo?
–Sí, dejamos la casa, nuestras cositas, los animalitos.

 

Viajarán a Florida, EU, 75 jornaleros agrícolas contratados para cosechar jitomate, informan

Un grupo de 75 jornaleros agrícolas irá a Florida, Estados Unidos, contratados por la empresa Lipman family farms, con un salario de 11.29 dólares por hora, equivalentes a 208.4 pesos mexicanos según el tipo de cambio de ayer, en un programa piloto de empleo temporal, informó el secretario del Trabajo y Previsión Social, Oscar Rangel Miravete.
Los integrantes del grupo, hombres jóvenes de distintas comunidades de la región Centro, llegaron a un acto público en la capital acompañados de sus esposas e hijos pequeños a firmar sus contratos con la empresa de jitomates, en la sede de la Secretaría.
Sobre la asistencia de los jornaleros con sus familias, el funcionario explicó que un requisito de la convocatoria es que los interesados estén casados para que envíen el dinero a sus esposas y para garantizar su regreso, es decir, para que no se escapen de los campos de cultivos, después de que llegaron de manera legal con una visa temporal tramitada por la empresa, para quedarse en Estados Unidos sin documentos.
El funcionario anunció que a fin de mes saldrá otro grupo de 250 jornaleros, y que a la fecha se han enviado unos 500 campesinos al extranjero, en tres temporadas, como parte del programa.
Del programa, explicó que el gobierno del estado tramita el pasaporte y vincula a los jornaleros con empresas que gestionan las visas temporales con su gobierno, para garantizar el empleo seguro, de acuerdo con las leyes de México y del país que los recibe.
Detalló que en Estados Unidos y Canadá las visas de trabajo tienen una temporalidad de hasta nueve meses, y en Alemania, país con el que también hay convenios, hay contratos de hasta cuatro años.
El representante de la empresa, Joaquín Mendiburo explicó que la compañía ofrece viviendas con servicios de agua y electricidad a sus empleados, con una cocina, refrigerador y una cama; los proveen de una almohada, una cobija y una toalla, y un sitio para lavar su ropa a mano. Hay transporte gratis a la plantación y una vez a la semana, los llevan a una población para que compren víveres, donde muchos llevan su ropa a lavanderías.
Añadió que la condición es que los trabajadores mantengan limpias las viviendas, porque las inspecciones del Departamento de Salud son rigurosas.
Indicó que el gobierno examina cada vivienda y de esto depende que la compañía mantenga los permisos para recibir trabajadores extranjeros, “todo debe funcionar, no se permite ni que las conexiones de energía eléctrica no funcionen, las habitaciones deben contar con ventanas y extintores”, detalló.
Aclaró que los trabajadores no pueden permanecer en el país al terminar el periodo de contrato y algunos prefieren abandonar su empleo para dedicarse a la construcción, sin documentos que respalden su estancia, y sus leyes obligan a la compañía a reportar a cualquier trabajador que renuncie, sea despedida o escape.
Aclaró que el lugar está completamente abierto, pero lejos de un centro urbano, por lo que cada semana los llevan a comprar sus alimentos.
“Queremos, más que nada, que ganen bastante dinero, porque cuanto más eficientes son, hay más producción”. Explicó que en el estado de Florida el salario mínimo es de 11.29 dólares por hora, “si ellos producen más de lo que se tiene estimado por ese costo, 11.29 dólares, les pagamos más”. Reconoció que el interés de la compañía es llegar al personal con alta producción.
Uno de los jóvenes informó que ha ido en tres temporadas a trabajar con esta empresa, incluso lo llamaron para continuar esta temporada, porque duplicó su producción.
En cuanto a los servicios, Mendiburo aclaró que la compañía ofrece un seguro de salud, y que 95 por ciento de los trabajadores no lo toma porque lo tienen que pagar parcialmente.
Por separado, otros jóvenes de Chilapa que han trabajado con la empresa antes y fueron llamados en sus comunidades, indicaron que en cada casa hay siete trabajadores.

 

Publican convocatoria para jornaleros migrantes de Guerrero a Estados Unidos; excluyen a mujeres

La Secretaría de Trabajo y Previsión Social de Guerrero publicó la convocatoria Jornalero Agrícola para Estados Unidos, dirigida a campesinos que quieran viajar con permisos de trabajo a ese país en esta temporada.
En su portal oficial, la dependencia informa que hay 200 plazas disponibles, únicamente para hombres campesinos que no hayan trabajado en Estados Unidos, de manera legal o ilegal, antes de participar en el programa, que tengan de 23 a 40 años, estén casados y con hijos –se aceptará que vivan en concubinato–, tengan experiencia laboral agrícola de un año y vivan en una zona rural, este último es “obligatorio”.
Los aspirantes deberán presentar su CURP, acta de nacimiento expedida en cajero, identificación del Instituto Nacional Electoral (INE), al igual que la de su pareja, acta de nacimientos de hijos, constancia que los acredite como campesinos, certificado de estudios mínimos de primaria, comprobante de domicilio y pasaporte.
Estos deberán ser presentados en la Unidad Regional de Chilpancingo, la fecha límite es el 21 de febrero; la dependencia aclaró que es una convocatoria sólo para campesinos de Guerrero, por lo que no se aceptarán documentos de aspirantes de otros estados y, debido a que es un programa exclusivo para hombres, tampoco aceptarán mujeres.
Aunque en la convocatoria no se específica el lugar donde los campesinos laborarán, ni las empresas involucradas en el proceso, se dice que los aspirantes recibirán la información precisa en las oficinas cuando entreguen su documentación.
El 7 de febrero pasado, pobladores de la comunidad indígena de Ahuixtla, municipio de Chilapa, que se dedican a la agricultura, acudieron a la capital a denunciar que el servicio educativo en la localidad es deficiente porque los maestros no acuden de manera regular a las escuelas; también informaron que la mayoría de los hombres opta por emigrar a Estados Unidos ante la falta de empleos en Guerrero.

 

Inician jornaleros de la Montaña su viaje a campos de trabajo sin el apoyo de gobiernos


Sin el seguimiento ni la vigilancia de autoridades federales y estatales, cientos de familias de jornaleros agrícolas salieron este lunes de las comunidades de Chilapa rumbo a los estados del norte del país, principalmente a Sinaloa, en busca de trabajo.
Antes del mediodía, se vio a las familias abordar los autobuses, cargando sus petates, televisores, cobijas, envoltorios y bolsas que son lo poco de valor o lo necesario que pudieron llevarse. Entre los grupos se vieron adultos mayores y, mayoritariamente, niños en edad escolar auxiliando en el traslado de sus cosas a sus padres.
El 6 de noviembre, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, informó que, en el contexto de la temporada alta de migración interna, jornaleras y jornaleros indígenas de la Montaña sufren extorsiones, hostigamiento y la falta de apoyo gubernamental, que a pesar de conformar una comisión intersecretarial de atención a familias jornaleras, nada pueden hacer ante los abusos y problemas que padecen miles de campesinos que recorren cientos de kilómetros para trabajar largas jornadas en los campos agrícolas del país, ante la falta de trabajo en sus lugares de origen.
Ayer, no se vio a ninguna autoridad revisando las condiciones de seguridad en que viajan las familias indígenas a los estados del norte del país en busca de empleo.
En Chilacachapa, municipio de Tixtla, a orillas de la carretera Chilpancingo-Chilapa, se vio a mujeres, niños y adultos mayores abordando un autobús. Algunos familiares o vecinos salieron de sus casas a despedirlos. A un costado del autobús, aún se vieron amontonadas sus pocas pertenencias, que serían acomodadas en el portaequipaje.
En Chilapa, tres autobuses estacionados desde la mañana a una cuadra donde el gobernador, Héctor Astudillo Flores encabezó la reunión del Grupo de Coordinación Guerrero, esperaban a las decenas de familias que los abordarían después del mediodía.
Sentados en la banqueta, bajo la poca sombra que les proporcionaba la marquesina de una casa, una pareja con su hijo de unos siete años de edad almorzaban tortillas frías con chiles en vinagre, antes de partir hacia su viaje.
–¿Hacia dónde se van, mi amigo? –preguntó al padre de familia un reportero.
– A Sinaloa, –contestó cabizbajo el hombre, visiblemente contrariado y triste.
En los alrededores de dos autobuses, otras familias mataban el tiempo u ordenaban sus pocas partencias en cajas de cartón o bolsas.
Una cuadra más adelante, a orillas del bulevar Eucaria Apreza, cerca del mercado municipal, decenas de familias, algunas madres con sus hijos en brazos, corrían para abordar el autobús. Una joven de unos 20 años cargaba una pantalla y una antena, mientras que un niño de ocho años arrastraba un petate enrollado rumbo al portaequipaje del autobús.
Indiferentes a la escena, pasaron por ese sitio el gobernador, Héctor Astudillo Flores; el comandante de la Novena Región Militar, Germán Javier Jiménez Mendoza; el secretario de Educación, José Luis González de la Vega; y el fiscal general del estado, Javier Olea Peláez, acompañados de su séquito de colaboradores, rumbo a una conferencia de prensa en el Zócalo de la cabecera municipal.
El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan informó el 6 de noviembre que el flujo migratorio ha sido de 2 mil 500 jornaleras y jornaleros, “que en su diáspora hacia estados como Michoacán, Chihuahua, Sonora, Guanajuato, Baja California y Nayarit, entre otros, los atropellos en su contra no cesan”.
El Consejo de Jornaleros Agrícolas de la Montaña denunció “una ola de extorsiones cometidas por parte de policías ministeriales de Guerrero a familias jornaleras que se transportan en vehículos particulares que traen placas de otros estados”.

Salieron 4 mil jornaleros de la Montaña a los campos agrícolas de Sinaloa, informa el Consejo

En la temporada de alta migración en la Montaña, se contabilizan cerca de 4 mil jornaleros indígenas que  ya salieron a los campos de cultivo al corte de pepino y jitomate en el estado de Sinaloa, informó el integrante del Consejo de Jornaleros, Flores Sánchez Crescencio.
Agregó que hacen los registros del 27 de agosto a la fecha y llevan unos 3 mil jornaleros entre trabajadores y niños, pero hay quienes salen sin registrarse y se va por su cuenta en los servicios de transporte que van a los estados del norte, específicamente a donde hay campos de cultivo, así que los migrantes “pueden ser más de cuatro mil en realidad”.
Sánchez Crescencio dijo que este sábado saldrán nueve autobuses de la comunidad nahua de Tlaquilzinapa del municipio de Tlapa, “serían  más de  500 personas que aún no se registran”, ya que se les registra cuando llegan a la Unidad de Servicios Integrales (USI) de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) federal.
El 5 de noviembre salieron cinco autobuses con jornaleros de los municipios de Xalpatláhuac, Tlapa, Alcozauca, Cochoapa el Grande, Metlatónoc, Huamuxtitlán y Atlixtac.
Los grupos indígenas que han salido son na savi y nahuas a los campos Emilión, Patricia y Silvia en Sinaloa.
Del comedor para los jornaleros dijo que tienen insumos, pero algunas cosas les dan de más y les faltan otras, “no van de acuerdo a las necesidades de la población, porque a veces hay mucho movimiento y luego no hay nada”.
Propuso que los insumos se den gradualmente, pero se les tome en cuenta cuando faltan cosas como las verduras que deben comprarse día a día para que no se echen a perder, o se tengan que esperar hasta que les den las ministraciones que luego se llevan más de dos meses.
En cuanto a las reuniones con las dependencias federales y estatales que atienden el sector, dijo que no ha habido acercamiento por el cambio de gobierno estatal, y la última se canceló y siguen con sus peticiones sin ser escuchadas.

Desde 2001 la emigración aumentó 40% en La Montaña: Jornaleros Agrícolas




La migración de jornaleros agrícolas es cíclica en la región de La Montaña y en meses específicos; según estadísticas del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas el fenómeno es todo el año y va en aumento.
De acuerdo a la información que contiene un documento de este programa –en donde se registra el comportamiento del proceso migratorio en la región de La Montaña hasta agosto del 2005–, la emigración de jornaleros aumentó casi en un 40 por ciento en tres años, pues en el 2001 se registraron 7 mil 699 y para el 2004 enlistaron a 11 mil 507 personas en su mayoría de origen na savi.
Desde el sábado y domingo pasados, decenas de jornaleros de origen na savi (mixtecos) y me’phaa (tlapanecos) se encuentran en las instalaciones de la Unidad de Servicios Integrales (USI), del programa de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), para registrarse y esperar la salida a los campos del norte del país.
El domingo, cuatro autobuses salieron con cerca de 250 personas en total. Víctor Peralta Caballero, responsable del programa Jornaleros Agrícolas en la región comentó que en los 20 días del mes de mayo tuvieron mil 050 jornaleros un poco más que el año pasado.
Las explicaciones de las autoridades a este aumento han sido dos: la primera es que ahora se tiene más control de sus registros en las salidas y la segunda, son las condiciones económicas y sociales de la región.
En el pasillo estaban los de Santa Cruz anexo de San Miguel Zapotitlán, del municipio de Tlapa, quienes salieron al campo Rancho los Pinos, en San Quintín, Baja California; esperaban su turno para dar sus datos y algunos comprar el seguro de vida que cuesta cinco pesos y en caso de hacerse efectivo recibirán 10 mil pesos.
Los atienden los trabajadores de Jornaleros, aunque no hay participación de otra institución como salud que sólo los acompaña en temporadas altas pero que ahora se necesita todo el tiempo de acuerdo a los cambios en los patrones migratorios, comentó un trabajador.
El programa Vete Sano, de la Secretaría de Salud no aplicó esta vez y Catalina Toribio, de 17 años de edad y que va embarazada no recibió atención médica para el viaje que durará más de 20 horas, la acompaña su esposo Vidal Basurto, también de de 17 años
Los municipios con alta expulsión son Tlapa, Metlatónoc y Alcozauca y con cifras que aumentaron cada año. Según el documento en el 2001 Tlapa tuvo dos mil 979, Metlatónoc dos mil 288 y Alcozauca 792; para el 2004 el municipio de Tlapa subió a tres mil 706, Metlatónoc al doble con cuatro mil 776 y Alcozauca bajó a 760 pero manteniéndose en el tercer lugar.
Al observar el registro de los jornaleros se notó el nivel de analfabetismo en el municipio de Tlapa donde las mujeres son el 63.1 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) al poner su huella y los datos los proporcionara el marido.
Estuvo ahí también el mayordomo Cornelio Francisco Ventura, quien contó que lleva cuatro años saliendo de su comunidad al corte de tomate y se acompañó de gente de Barranca de la Palma, del municipio de Cochoapa el Grande y que la gente sale “porque necesita algo, no hay dinero y la siembra no da”.
Dijo que en su pueblo viven cerca de 100 personas casadas, sólo cuenta a los que tienen obligaciones en la comunidad, pero no todas migran.
Explicó que para llegar a su comunidad hay que pagar un carro que les cobra 80 pesos por persona desde Cochoapa a Barranca de la Palma porque no hay pasajeras y el camino está mal por las lluvias. Dijo que sólo tienen una escuela primaria, no tienen luz eléctrica, y el agua la acarrean de un pozo.
Agregó que es mejor ir al campo donde le pagarán 100 pesos al día y paga por tarea, luego Francisco Ventura dejó la plática para anotar a sus paisanos pues salieron ese mismo días a San Quintín.
En el 2002, según las cifras, la migración fue de enero a octubre con menos de 500 jornaleros por mes y la alta expulsión fue en el mes de noviembre con tres mil 598 seguido de diciembre con tres mil 077.
Para el 2003 aumentó el flujo migratorio al registrarse a menos de mil 200 por mes, de enero a octubre, y manteniéndose noviembre como el mes más alto con cuatro mil 113, seguido de diciembre con mil 901.
Para el 2004 las cifras de expulsión en los meses de enero a octubre se mantiene en menos de mil 200 y el mes de noviembre sube a cuatro mil 968 jornaleros y diciembre se quedó con dos mil 377.
Para el 2005 de enero a julio, al corte del documento muestra la salida de migrantes elevándose en enero con 663, mayo con 891 y julio con 615.
Para mayo de 2006 se tienen registrados mil 050 jornaleros lo que llevó a mencionar a los encargados que es un año con mayor migración y que es posible que en la temporada alta de noviembre se incremente.