Jacob era alegre, responsable y le gustaba el rock, así lo recuerda su compañero Alejandro Radilla

Alejandro Radilla y Jacob Flickinger al lado de una trabajadora en uno de los comedores en donde se daban comidas calientes a niños tras el paso del huracán Otis Foto: El Sur

Ramón Gracida Gómez

Jacob Flickinger, el integrante de World Central Kitchen asesinado el lunes en la Franja de Gaza, era un hombre responsable en el trabajo y siempre dispuesto a ayudar, también era alegre, le gustaba el rock y era ateo, lo describió su compañero de trabajo durante su labor en Acapulco tras el huracán Otis, Alejandro Radilla Camacho.
El guía de turistas que transportó al canadiense de 33 años por todo Acapulco pidió que se le haga un reconocimiento público porque él tenía muchos amigos aquí y también para que lo pudiera ver su familia que vive en Costa Rica, donde dejó huérfano a un bebé de 18 meses.
Alejandro Radilla contó ayer por teléfono que Constellation Services, donde labora sin ser parte de la plantilla porque es freelance, logró contactarlo al quinto día después del meteoro del 25 de octubre; World Central Kitchen pidió a la empresa de servicios turísticos que los asistiera.
Fue asignado primero a la organización Global Medics, cuyos integrantes provenientes de Canadá vinieron a analizar la calidad de agua que había en Acapulco y en su zona rural; fue así que Alejandro, oriundo del municipio, conoció comunidades “que jamás me hubiera imaginado. Como acapulqueño, me sorprendió ver el nivel de marginación que encontré”.
Alejandro Radilla y Jacob Flickinger se conocieron durante un reparto de comida en una comunidad cercana a la laguna de Tres Palos y al término de trabajo de Global Medics, el canadiense le pidió al acapulqueño que trabajara con él y aún no sabe por qué, “tal vez por mi manera de desenvolverme con Global Medics”. Alejandro Radilla habla inglés.
Durante su labor en Acapulco, Jacob Flickinger se dedicó a supervisar las rutas de comida y apoyaba en la bodega instalada en el Club de Golf y en la cocina con el traslado de las muestras de laboratorio, también cargaban de comida las camionetas que visitaban a las comunidades. En la estructura jerárquica de la organización, tuvo una posición alta.
Su jornada laboral era de 12 horas, empezaba a las 9 de la mañana, Alejandro recogía a Jacob en una camioneta Suburban color plateada en el hotel Encanto, donde desayunaban y luego acudían a sus actividades. En el trayecto, “siempre me decía, oye un café frío y siempre parábamos en el trenecito que está por el CICI, después encontramos una cafetería en Costa Azul y siempre me invitaba uno y ya hasta me decía: ¿con miel de agave, verdad?”.
Su trabajo también consistió en cuidar la seguridad de los trabajadores que repartían comida porque “también subimos a colonias muy, muy, muy peligrosas”, incluso hubo “hostilidad” en una de éstas de la zona suburbana de Acapulco.
Jacob Flickinger ya sabía de antemano la cuestión de inseguridad en Acapulco porque World Central Kitchen se los comentó a sus colaboradores. Sin embargo, “nunca me hizo un comentario alguno, siempre él se preocupó más que nada por servir a la gente, la verdad” y tuvo la política de dar prioridad a las mujeres embarazadas o los vecinos con movilidad limitada, pero, sobre todo, “a él le preocupaba mucho el tema de los niños, que comieran bien y fueran los primeros siempre que se les repartiera la comida”.
Consciente del brote de dengue y de las enfermedades, Jacob Flickinger repartió personalmente medicina, sueros y agua. Estuvo de punta a punta de Acapulco, en la zona suburbana y en la Autopista del Sol.
Jacob Flickinger se fue de Acapulco junto con el equipo de World Central de Kitchen, que había establecido que su estancia en el municipio devastado acabaría antes de Navidad para que sus integrantes pasaran las fiestas de fin de año con sus familias en sus casas.
El ahora finado vivía en Costa Rica con su esposa y su bebé de 18 meses, con quienes hacía videoconferencia todas las mañanas que estuvo en Acapulco. Tenía una academia de entrenamiento de policías y tenía doble nacionalidad porque su papá es estadunidense y su mamá es quebequense, aunque él siempre decía que era canadiense.
Jacob Flickinger le comentó a Alejandro Radilla en algún momento que iría a la Franja de Gaza, pero nunca le expresó algún temor por ello, “de hecho él sabía muy bien a lo que se iba a enfrentar porque él es militar, era del ejército de Canadá, él sirvió en la guerra de Afganistán”.
El lunes pasado, un bombardeo israelí mató a siete integrantes de World Central Kitchen que repartían comida en la Franja de Gaza, entre ellos Jacob Flickinger, lo que ha generado la condena internacional y el fundador de la organización, el célebre chef José Andrés, sostuvo que fue un ataque directo contra vehículos “claramente señalados”.
De su deceso, Alejandro Radilla expresó que es “muy triste la verdad, muy triste saber que una persona con la que conviviste, una persona con un gran sentido del humor y una persona con el afán de ayudar a mucha gente, caritativa, se haya ido”.
Su compañero de trabajo describió al canadiense como “una persona alegre y muy responsable y estricta respecto al tema del trabajo, tal vez por su disciplina militar”, siempre con una actitud de ayudar, y agregó entre risas que siempre va a recordarlo diciéndole a los niños: “ándale, más comida, más sonrisas; creo que fue lo único que aprendió a decir en español”.
Alejandro contó algunas anécdotas de cómo recibían a Jacob, un hombre blanco de casi 1.90 metros de estatura, en las comunidades alejadas del centro de Acapulco y también las muchas alegrías que vivieron juntos, “todo el tiempo reíamos, escuchábamos mucho rock, heavy metal, mucho Metallica todo el tiempo”. El canadiense siempre pedía en la camioneta la canción Sabotage de los Beastie Boys y era ateo.
Su compañero de trabajo propuso que se le hiciera un reconocimiento público, sugirió alguna manta de agradecimiento en la zona de La Diana, porque mucha gente lo conoció y lo pudiera ver su familia.
Alejandro Radilla es un guía de turistas que viaja a muchas partes del país, apenas regresó del torneo de tenis de Los Cabos, en los últimos días lo han buscado medios de comunicación de Canadá y Reino Unido por la misma razón que lo contactó El Sur: conocer quién fue Jacob Flickinger.

 

Consterna a acapulqueños la muerte de Jacob Flickinger, dice Susana Palazuelos

El cooperante de la organización no lucrativa World Central Kitchen Jacob Flickinger (de lentes oscuros) posa con algunos de los acapulqueños con los que colaboró tras el huracán Otis Foto: Jesús Espinoza /?Especial

Jacob Morales Antonio

La empresaria Susana Palazuelos indicó que hay mucha consternación por el ataque de Israel contra un convoy en Gaza donde murieron siete voluntarios de la organización World Central Kitchen, entre ellos Jacob Flickinger, quien estuvo entregando comida en colonias de Acapulco como Emiliano Zapata, Sector 6 y Vacacional, luego del devastador impacto del huracán Otis.
La también presidenta de la Cruz Roja en Guerrero expresó: “estamos todos muy consternados, no sé qué le está pasando a este mundo. Basta ya de asesinar a gente que se dedica a trabajar todo el tiempo, sin ningún interés más que el de ayudar a los demás y les hacen esto”.
Agregó: “estamos tristísimos de que le haya pasado esto a una persona como él, que estuvo en Acapulco. Lo que les hicieron a ellos no tiene nombre”.
La también organizadora de fiestas dijo que hace unas semanas pensó en irse como voluntaria a apoyar a cocinar a la organización en Gaza ante la necesidad que hay, sin embargo su hijo Eduardo Wichtendahl Palazuelos le dijo que la situación era muy delicada al tratarse de una guerra, y desistió.
Recordó que World Central Kitchen entregó en Acapulco más de 5 millones de raciones de comida, unas 51 mil raciones al día desde la avenida Costera hasta las comunidades más apartadas, al igual que en Coyuca de Benítez, en el tiempo en el que operó; además de entregar harina de maíz a las tortillerías para evitar el aumento del precio de las tortillas.
Por su parte el fotoperiodista Jesús Espinoza indicó que Jacob Flickinger era una persona muy reservada, hablaba poco, pero muy activa a la hora de ayudar a cargar y repartir la ayuda. Dijo que el hombre de 33 años había llegado unos días después del impacto del huracán y estuvo hasta principios de diciembre en la ciudad.
Comentó que en algunos recorridos donde documentó el trabajo de la organización en Acapulco como en las colonias Emiliano Zapata, Sector 6 y la Vacacional, Jacob Flickinger era un hombre que al bajar de las camionetas analizaba su entorno, que “observaba mucho a su alrededor”, además de estar muy atento a la entrega de las raciones.

 

Condena Canirac el ataque israelí donde mueren siete integrantes de World Central Kitchen

Karina Contreras

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), Enrique Castro Soto, condenó el ataque donde murieron siete integrantes de la ONG World Central Kitchen (WCK), del chef José Andrés, y recordó que esa fundación dio millones de comidas a los ciudadanos.
Además, ayudó a reactivar la economía de muchos restaurantes y familias tras el impacto del huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez en octubre pasado.
En declaraciones telefónicas a Castro Soto se le preguntó su opinión sobre el bombardeo del ejército de Israel contra el vehículo en la gobernación de Deir al Bala, en el centro de la Franja de Gaza, donde murieron al menos siete trabajadores de dicha ONG y respondió que era lamentable y condenable porque ellos sólo se dedican a ayudar.
Recordó que la fundación ayudó muchísimo a Acapulco y Coyuca de Benítez donde permitió que “hubiera economía, que hubiera alimentos, fue tremendo el apoyo que dieron y fue de los más importantes sin duda”. Condenó el crimen contra los trabajadores de la fundación, porque lo único que hacen es ayudar a otras personas que están en diferentes situaciones como catástrofes naturales y en este caso las afectaciones propias de la guerra y las consecuencias que traen.
Dijo que es una fundación que apoya reactivando la economía de los lugares, pero sobre todo dando alimento y agua que es lo esencial siempre en las crisis que pudiera pasar cualquier ciudad, cualquier país, y es lo que hacen en ese país por lo que es lamentable y condenable los hechos porque se tenía conocimiento de lo que estaban haciendo en ese lugar.
Castro Soto dijo que los integrantes de la fundación fueron los primero en llegar a Acapulco dos días después del huracán y ya tenían presencia y “nosotros los pudimos contactar a la semana y es una fundación que vino a dar un apoyo vital al puerto de Acapulco porque dio apoyo, dinamismo económico a los restaurantes, a algunas familias, algunas cooperativas, comedores comunitarios, para que pudieran llevar el objetivo principal de la fundación que es llevar alimentos”.
Indicó que en Acapulco la ayuda fue doble, porque muchos negocios y familias pudieron pasar la crisis gracias a la fundación, porque ese es el compromiso que tiene el chef y las personas que participan en ella.
Recordó que contrataron voluntarios porque fueron millones de alimentos que se estuvieron repartiendo, alimentos balaceados porque tenían normas y supervisaban a todos los negocios, familias y comedores que estaban participando.
“El recuerdo que tenemos de ellos es de una gratitud absoluta con esta fundación y es lamentable lo sucedido”.
Recordó a un acapulqueño que entró a participar con ellos y “seguramente como él se habrán llevado a otras personas que estuvieron trabajando, porque además los sueldos son muy buenos. Por lo que imagínense el grado de gratitud que tiene el sector restaurantero y como acapulqueño con la fundación y con el chef Andrés por lo que es lamentable y condenable que haya pasado esto”.
Al líder de la Canirac se le preguntó cómo les está yendo con la temporada de Semana Santa, a lo que respondió que muy bien, mejor que en diciembre, por lo que están contentos. Destacó que se ha venido dando una recuperación paulatina, que quisieran que fuera más rápida, pero ha llevado su cause justo.
“Hoy vemos restaurantes, sobre todo los que están en la franja costera, llenos absolutamente, algunos no han podido abrir, pero los que están en operación traemos un dato de un 85 por ciento, está yendo bien y se tiene buena expectativa para el Tianguis Turístico”, manifestó el representante de la Canirac. Dijo que la situación de la zona Diamante viene a dar ciertos beneficios a las zonas Dorada y Tradicional, porque muchos se estarán hospedando en hoteles de estas zonas y eso hará “que la derrama económica no sólo se dé en la zona Diamante, sino en toda la zona costera durante estos cuatro días que va a durar”.

 

Estuvo en Acapulco una de las víctimas de ataque israelí

El gobierno de Israel consideró un “grave error” el ataque al convoy de la organización World Central Kitchen en la Franja de Gaza y en el que murieron siete de sus integrantes, uno de los cuales fue el americano-canadiense Jacob Flickinger (imagen) quien fue parte de la brigada que encabezó el chef español José Andrés y que en noviembre pasado repartió millones de comidas a damnificados por el destructor huracán Otis que impactó la ciudad unos días antes al comenzar el 25 de octubre  Foto: Jesús Espinoza / especial
El gobierno de Israel consideró un “grave error” el ataque al convoy de la organización World Central Kitchen en la Franja de Gaza y en el que murieron siete de sus integrantes, uno de los cuales fue el americano-canadiense Jacob Flickinger (imagen) quien fue parte de la brigada que encabezó el chef español José Andrés y que en noviembre pasado repartió millones de comidas a damnificados por el destructor huracán Otis que impactó la ciudad unos días antes al comenzar el 25 de octubre Foto: Jesús Espinoza / especial

Condena Canirac el ataque israelí donde mueren siete integrantes de World Central Kitchen

Enrique Castro Soto recuerda que esa fundación dio millones de comidas a los ciudadanos y ayudó a reactivar la economía en Acapulco tras Otis

Karina Contreras

Jacob Flickinger saluda a un damnificado acapulqueño durante la entrega de alimentos en noviembre Foto: Jesús Espinoza / Especial

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), Enrique Castro Soto, condenó el ataque donde murieron siete integrantes de la ONG World Central Kitchen (WCK), del chef José Andrés, y recordó que esa fundación dio millones de comidas a los ciudadanos.
Además, ayudó a reactivar la economía de muchos restaurantes y familias tras el impacto del huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez en octubre pasado.
En declaraciones telefónicas a Castro Soto se le preguntó su opinión sobre el bombardeo del ejército de Israel contra el vehículo en la gobernación de Deir al Bala, en el centro de la Franja de Gaza, donde murieron al menos siete trabajadores de dicha ONG y respondió que era lamentable y condenable porque ellos sólo se dedican a ayudar.
Recordó que la fundación ayudó muchísimo a Acapulco y Coyuca de Benítez donde permitió que “hubiera economía, que hubiera alimentos, fue tremendo el apoyo que dieron y fue de los más importantes sin duda”. Condenó el crimen contra los trabajadores de la fundación, porque lo único que hacen es ayudar a otras personas que están en diferentes situaciones como catástrofes naturales y en este caso las afectaciones propias de la guerra y las consecuencias que traen.
Dijo que es una fundación que apoya reactivando la economía de los lugares, pero sobre todo dando alimento y agua que es lo esencial siempre en las crisis que pudiera pasar cualquier ciudad, cualquier país, y es lo que hacen en ese país por lo que es lamentable y condenable los hechos porque se tenía conocimiento de lo que estaban haciendo en ese lugar.
Castro Soto dijo que los integrantes de la fundación fueron los primero en llegar a Acapulco dos días después del huracán y ya tenían presencia y “nosotros los pudimos contactar a la semana y es una fundación que vino a dar un apoyo vital al puerto de Acapulco porque dio apoyo, dinamismo económico a los restaurantes, a algunas familias, algunas cooperativas, comedores comunitarios, para que pudieran llevar el objetivo principal de la fundación que es llevar alimentos”.
Indicó que en Acapulco la ayuda fue doble, porque muchos negocios y familias pudieron pasar la crisis gracias a la fundación, porque ese es el compromiso que tiene el chef y las personas que participan en ella.
Recordó que contrataron voluntarios porque fueron millones de alimentos que se estuvieron repartiendo, alimentos balaceados porque tenían normas y supervisaban a todos los negocios, familias y comedores que estaban participando.
“El recuerdo que tenemos de ellos es de una gratitud absoluta con esta fundación y es lamentable lo sucedido”.
Recordó a un acapulqueño que entró a participar con ellos y “seguramente como él se habrán llevado a otras personas que estuvieron trabajando, porque además los sueldos son muy buenos. Por lo que imagínense el grado de gratitud que tiene el sector restaurantero y como acapulqueño con la fundación y con el chef Andrés por lo que es lamentable y condenable que haya pasado esto”.
Al líder de la Canirac se le preguntó cómo les está yendo con la temporada de Semana Santa, a lo que respondió que muy bien, mejor que en diciembre, por lo que están contentos. Destacó que se ha venido dando una recuperación paulatina, que quisieran que fuera más rápida, pero ha llevado su cause justo.
“Hoy vemos restaurantes, sobre todo los que están en la franja costera, llenos absolutamente, algunos no han podido abrir, pero los que están en operación traemos un dato de un 85 por ciento, está yendo bien y se tiene buena expectativa para el Tianguis Turístico”, manifestó el representante de la Canirac. Dijo que la situación de la zona Diamante viene a dar ciertos beneficios a las zonas Dorada y Tradicional, porque muchos se estarán hospedando en hoteles de estas zonas y eso hará “que la derrama económica no sólo se dé en la zona Diamante, sino en toda la zona costera durante estos cuatro días que va a durar”.