Recuerdan momentos de la lucha de la OCSS mientras velan los restos de Benigno Guzmán en Tepetixtla

 

Familiares, amigos e integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) velaron ayer en las oficinas de la organización, ubicadas en Tepetixtla, Coyuca de Benítez, el cuerpo de su fundador, Benigno Guzmán Martínez, que a petición de los  pobladores será sepultado hoy.
El luchador social murió el martes en su casa de Acapulco, por la tarde su cuerpo fue velado en la funeraria Siglo XXI, y después fue trasladado a Tepetixtla.
Amigos y compañeros de Benigno Guzmán relataron sus vivencias con el luchador campesino, a quien reconocieron la defensa de los derechos humanos en la sierra y en municipios de la Costa Grande del estado.
El primo de Benigno Guzmán, Oscar Guzmán, de 58 años, relató que a Benigno no le gustaba que a la organización sólo se le nombrara por sus siglas. Oscar Guzmán resumió así la lucha de los campesinos que se organizaron el 14 de enero de 1994, “no ha habido ningún cambio en el trato de los gobiernos con la organización, al gobierno priista tenías que irle a exigir, a pedir, a rogar, al gobierno perredista igual, y a veces resultaba peor, tratar con Zeferino, era una persona intratable; ahora se la da de una blanca palomita, pero es déspota como él solo”, y dice que nada cambió la política del régimen caciquil-priista con la transición de la partidocracia, con el PRD en el poder.
El mayor anhelo de quienes integran la OCSS, pero sobre todo de Benigno, es el respeto del gobierno a la forma de organización que tenía la agrupación, que no fue registrada ni constituida frente a un notario público como una figura jurídica, lo que provocó que los gobiernos no los reconocieran y que los desatendieran.
Oscar Guzmán contó que en la primera reunión del fundador de la organización con el gobernador, Rubén Figueroa Alcocer, en septiembre de 1994 en Casa Guerrero, los integrantes de la OCCS solicitaron molinos y machetes, la presentación con vida de los desaparecidos y la liberación de los presos políticos, pero la respuesta de gobernador fue, “esto ya ni lo pidan, a éstos ya se los llevó la chingada”.
Después, el gobernador fue hasta la localidad a entregar los apoyos y, como lo dijo, no cumplió la petición de presentar a los desaparecidos ni de liberar a los encarcelados. Meses después, desapareció Gilberto Romero Vázquez, uno de los representantes de la sierra de Atoyac, que fue visto por última vez el 24 de mayo de 1995.
Días después, el 28 de junio de 1995, fueron asesinados 17 campesinos y heridos 21, por efectivos de la Policía Motorizada y Judicial del estado que pusieron un retén, por órdenes del gobernador Figueroa Alcocer, para impedir una manifestación de la OCSS, lo que le costó el puesto al gobernador.
“Hoy que nos abandona el compañero Benigno tenemos proyectos definidos, estamos trabajando con la Universidad de Chapingo”, que aprobó una unidad ganadera en la población de unos 7 mil habitantes, dijo con lágrimas en los ojos.
Uno de los logros de las gestiones de la OCCS es la construcción de los puentes de Atollaquilla, Santa Cruz y Aguas Blancas, que desde hace cuatro años se gestionaron y desde hace dos comenzaron a funcionar.
Reivindicar los derechos humanos de los campesinos fue el objetivo que persiguió Benigno, sostuvo su primo, buscar que se garantizará la alimentación, la salud, la educación, tener una vivienda, un trabajo, exigir los insumos necesario para que los campesinos pudieran trabajar sus tierras.
Pero en la marcha encontraron la manipulación del gobierno para que los campesinos desistieran de la organización, mediante el chantaje y la división, para que la gente olvidara del problema de fondo.

Reconocen organizaciones, amigos y familiares al luchador social, campesino, esposo y padre

De los siete hijos que procreó Benigno Guzmán Martínez sobreviven cinco, y su esposa Sofía Bustamante, quienes lo acompañaron durante los últimos tres años críticos del cáncer que invadió su estómago.
El mayor de los hijos, Vicente Guzmán de 36 años, recordó que acompañó a su padre a muchas de las marchas y protestas que organizó la agrupación. Pero desde hace 13 años vive con su propia familia y se apartó del movimiento.
Ayer, reunidos en las oficinas de la OCCS en Tepetixtla, una comunidad ubicada en las faldas de la sierra, recibieron a los conocidos del papá y esposo. Para llegar allí, hay que viajar una hora desde la cabecera municipal y, antes de llegar, uno debe ser revisado por un destacamento de militares del 68 Batallón de Infantería que se instaló ahí desde hace 10 años.
A petición de los compañeros y conocidos del fundador de la OCCS, el cuerpo no fue sepultado ayer, sino hasta hoy. En el transcurso del día llegaron representantes de organizaciones sociales, y de derechos humanos como la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de la Casa de Justicia Mi Patria Es Primero, de Tixtla, del  Frente de Defensa Popular (FDP), y de la Red Guerrerense de Derechos Humanos. También acudieron sus compañeros fundadores de la OCSS Hilario Mesino y Marino Sánchez.
El ataúd que contenía los restos del luchador social fue colocado en un espacio de la casa que sirve como oficina de la organización. El inmueble mide unos 4 metros de ancho por 10 de largo; en un rincón fueron amontonados libros, documentos y archivos de la organización.
Hace poco que fue rehabilitado el techo de la oficina que, desde que enfermó Benigno se abrió poco. Luce láminas de aluminio, se construyó la barda. El terreno de unos 20 metros de largo por 15 de ancho lo ocupó la organización en 1994; en un inicio fue destinado para un destacamento de la ex policía montada, pero después los vecinos lo donaron a la organización.
El señor Juan Adame de 76 años, dice que se unió a la organización luego de la matanza de Aguas Blancas, de la que dos de sus hijos son sobrevivientes, pero uno fue encarcelado por el gobierno. Él se convirtió en una de las personas cercana a Benigno, “siempre que venía o que se iba (del pueblo), me pasaba a ver, nunca me separé de él”.
Con una voz pausada, cuenta que Benigno le enseñó a luchar por sus derechos cómo campesino. Rememoró que en una ocasión, en Coyuca de Benítez el presidente municipal, Merced Valdovinos Diego les dijo que se apartaran de él (Benigno), “yo a todos ustedes los voy  a atender, menos a Benigno, porque él no respeta mi investidura… Yo le dije al presidente: dígame usted quien le dio esa investidura, si usted no respeta la investidura del pueblo”, después, todos salieron del Ayuntamiento. “Benigno era una persona que ayudaba a la gente, pero no faltaba la gente que maneja el gobierno, que decía que sólo pedía por él y que no repartía la ayuda”, comentó.
El secretario técnico de la Red Guerrerense de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Manuel Olivares Hernández dijo que Guzmán Martínez “pertenece a una generación de los luchadores más antiguos. Son de la generación de luchadores que lamentablemente se está terminando”.
Expresó que es una perdida irreparable para la organizaciones sociales, pero el legado que dejó el fundador de la OCCS es importante porque, “como campesino fue un hombre sencillo, y alguien inclaudicable, a Benigno se le puede colocar en ese nivel de un defensor de derechos humanos”.