Podría tardar hasta cinco años la reparación de las lanchas de fondo de cristal, advierten

La playa Manzanillo volvió a convertirse en astillero para reparar embarcaciones, después del desastre que causó el huracán Otis Foto: Carlos Carbajal

Ramón Gracida Gómez

La reparación de todas las lanchas de cristal puede tardar hasta cinco años porque cuesta hasta 250 mil pesos y no hay apoyo del gobierno, entonces los trabajadores ya están buscando otro empleo o se van de Acapulco, advirtió el reparador de embarcaciones de playa Manzanillo, Alberto Lara de los Santos.
Comentó que los barcos que se encuentran en esta playa la misma marea del huracán Otis los trajo y hay otras embarcaciones, la mayoría de fondo de cristal de Caleta, que sus dueños las localizaron y “por sus medios las subieron a flote, las remolcaron y las trajeron aquí porque ahorita de momento es el único lugar donde se podrían reparar”.
Dijo que a la vuelta de la playa Manzanillo, que hasta 2019 era un astillero, se encuentra otro astillero, pero “tiene un año de espera para subir barcos y repararlos” y el Club de Yates está destruido.
Indicó que en Caleta había 50 lanchas de fondo de cristal, de las cuales sólo cinco han sido reparadas en Manzanillo y ya están trabajando con la revisión previa de Capitanía de Puerto; pero auguró que sólo el 10 por ciento del total estará listo para laborar en Semana Santa y en diciembre se podrían sumar cinco o seis embarcaciones.
Actualmente, ocho lanchas de fondo de cristal están siendo reparadas en playa Manzanillo, el proceso de reparación empieza desde que la sacan del mar, la suben a la playa y luego “a nivelarla porque la lancha al hundirse se descuadró, hay que alinearla y cambiar la madera que está dañada y después aplicarle fibra de vidrio para su protección y duración”.
Con la pintura, todo este proceso cuesta, mínimo, entre 180 mil y 250 mil pesos porque la madera larga, como la viga que estaba a unos metros de Alberto Lara, cuesta 6 mil pesos, y la tornillería es de acero inoxidable; y otro gasto es el motor, que cuesta entre 250 mil y 300 mil pesos.
Alberto Lara de los Santos dijo que “el sector turístico náutico no ha recibido apoyo directamente, gracias a Dios tuvimos el apoyo que nos dio el presidente de la República para reparar las casas o negocios, y algunos ese dinero pues lo están invirtiendo en sus barcos porque el barco es lo que les da para mantenerse”
“Y otra parte del dinero lo están consiguiendo a través de préstamos; según comentan, parece que va a haber apoyos para los prestadores de servicios turísticos porque venir Acapulco y sin ningún servicio turístico náutico, pues como que la gente no va a venir”.
Propuso que el gobierno facilite préstamos “con intereses blandos para poder salir de la crisis porque para uno es difícil, yo en mi caso, yo tenía cinco fondos de cristal, perdí cuatro, recuperé una y para que recupere las otras cuatro, tengo que trabajar aquí duro para poder ganar dinero, hacer una y volver a meter una y de aquí a un año”, él gastó entre 80 mil y 90 mil pesos porque él mismo reparó su lancha.
“Es mucha la inversión, yo creo que va a tardar para poderse nivelar, yo creo que va a tardar unos 5 años en nivelarse a como estaban antes, y algunos yo creo que ya no van a regresar porque es mucha la inversión, van a buscarse otro trabajo”, advirtió.
Dijo que los trabajadores que aún no tienen empleo porque las lanchas no han sido localizadas o reparadas, “se van turnando, o sea, trabajan unos un día, otros trabajan otro, se van turnando para poder subsistir porque no hay trabajo, mucha gente se quedó desempleada, capitanes de barco, marineros de barco”.
Algunos se han ido a Los Cabos o Puerto Vallarta a buscar empleo, y otros acuden a playa Manzanillo y ayudan a los trabajadores de otros barcos para que la reparación sea más rápida y puedan trabajar, como se observó en la tarde de este martes.
El resto de las embarcaciones que no están laborando o no están siendo reparadas siguen hundidas y para localizarlas se sumergen buzos y las sacan con tambos de plástico que “los llenan de aire y como si fueran unos globos, empiezan a levantar los barcos”.
Alberto Lara de los Santos expuso que él también es miembro de la cooperativa de Caleta de fondo de cristal y contó que Capitanía de Puerto los ha citado para hacer una lista de embarcaciones perdidas y “que más o menos nos demos una idea dónde se hundieron y que ellos mandarían personal de la Armada para buscar, pero es un poco burocrático pues, un poco lento el proceso”.
Son los mismos trabajadores de las embarcaciones que en su tiempo libre se sumergen en el mar para encontrarlas; frente a playa Manzanillo hay muchos barcos hundidos de grandes dimensiones, como uno está arrumbado en la arena, entonces Alberto Lara consideró “que va a ser una labor titánica, eh, hasta para la autoridad, sacar, limpiar toda la bahía”, principalmente porque no se cuenta con barcos especializados para rescate.
Además de las lanchas de fondo de cristal que están siendo reparadas, la playa Manzanillo también está ocupada por los cayucos de pescadores recuperados, entre 12 y 15 ya fueron reconstruidos, y algunos ya flotan en el mar y están yendo a pescar.

 

Denuncian que el gobierno no ayuda al rescate de las lanchas de fondo de cristal

Vacacionistas abordan una lancha de fondo de cristal en el Malecón de Acapulco para visitar la isla de la Roqueta Foto: Jesús Trigo

Ramón Gracida Gómez

Trabajadores de lanchas de fondo de cristal señalaron que las autoridades no les ayudan a recuperar las embarcaciones hundidas como les prometieron y sólo concentran sus esfuerzos en el Club de Yates y la Marina Acapulco.
Por su propia cuenta, los trabajadores han rescatado ocho embarcaciones que ya están acondicionadas para restablecer el servicio de paseo hacia la isla de La Roqueta, como se constató en la mañana de este jueves con un grupo nutrido de turistas, pero siguen hundidas 30 lanchas de fondo de cristal.
El tradicional recorrido de Caleta a la isla de La Roqueta cuesta 250 pesos por persona y disminuye a 150 si es un viaje directo a la isla; más de 20 vacacionistas llegaron ayer en un solo grupo y se subieron a las embarcaciones amarradas en el muelle del islote del extinto Mágico Mundo Marino.
Al fondo, otros turistas nadaban en la tranquila marea de las playas de Caleta y Caletilla, pero varias sombrillas estaban vacías y los prestadores de servicios turísticos esperaban en la entrada de la playa, en la avenida Costera, a que llegara más gente.
Juan Miranda Mendoza, uno de los 80 trabajadores de lanchas de fondo de cristal, consideró que la recuperación de los paseos es lenta, pero segura, “ya empezamos a dar servicio poco a poco, con toda la ayuda de nuestros compañeros de lancha por lancha para poder ir saliendo lo más pronto posible de este desastre”.
“Todos perdimos nuestras embarcaciones y las que encontramos más mejoradas son las que les estamos dando prioridad para poder reactivar nuestro producto”, comentó y agregó que son ocho lanchas recuperadas hasta el momento y esperan sumar una cifra similar el próximo mes.
Calculó entre 28 y 30 embarcaciones que siguen en el fondo del mar, “no sabemos, algunas se despedazaron, algunas sí vimos que se despedazaron, otras siguen ahí perdidas en el fondo del mar que nos están pidiendo auxilio, ¿verdad?, pero no hemos tenido apoyo directamente a como nos los dijo las autoridades”.
Señaló que las autoridades “se fueron a lo que es el Club de Yates, la Marina, allí sí están constantemente bucee y bucee y aquí nosotros, con los buzos que hay aquí, compañeros y otros que se dedican a la buceada de la almeja o aquí reparando las embarcaciones, son los que nos han hecho ese trabajo de recuperar las pocas embarcaciones que tenemos”.
Reiteró que en el proceso de recuperación de las embarcaciones de Caleta y Caletilla no han tenido el apoyo de las autoridades, “nada más hasta ahí, promesas y ahí quedó y por parte de esto que tenemos aquí es porque nosotros realmente le hemos echado ganas”.
Señaló que todo el apoyo de buques externos de Acapulco que vinieron a buscar las embarcaciones hundidas con sus radares se quedaron en el Zócalo, la Marina Acapulco y el Club de Yates, “que fue también un desastre tremendo; es parte del mar, también nos incluye a nosotros, ¿verdad?, pero ahí estamos, estando, tratando con la fe de salir más adelante”.
Juan Miranda Mendoza dijo que los trabajadores siguen buscando en el mar porque no pierden la fe de encontrar algunas embarcaciones perdidas, agradeció a las autoridades por la construcción del puente y pidió que también se restaure el muelle donde se suben y se bajan los turistas que quieren un paseo en una lancha con fondo de cristal.

 

Sobrevive a Otis una familia propietaria de lanchas de fondo de cristal por su conocimiento del mar

Ramón Gracida Gómez

Cinco integrantes de una familia propietaria de lanchas de fondo de cristal en Caleta y un trabajador de ellos decidieron pasar el huracán Otis dentro de sus cinco embarcaciones para salvarlas, pero quedaron destrozadas por los vientos que parecían un remolino y las enormes olas, todos nadaron para sobrevivir y uno de ellos fue arrastrado hasta la isla de La Roqueta.
Llevaban comida y gasolina porque la intención era luchar contra el huracán con el motor encendido y evitar que las embarcaciones chocaran contra las rocas, “pero esto fue un monstruo, una cosa jamás vista realmente”, dijo Juan Miranda Mendoza, quien tiene 64 años y desde los 12 trabaja en los paseos recreativos de Caleta a la isla de La Roqueta.
El problema es que el huracán fue como un “remolino” porque los vientos entraban por el noroeste y el sureste, lo cual no permitía controlar la embarcación como lo habían hecho en otros fenómenos naturales anteriores.
La lancha en la que iba Juan estaba en Caletilla, pero se hundió y las olas lo arrastraron enfrente de la isla de La Roqueta y lo llevó mar adentro cerca de los riscos que conforman la colonia La Mira, “ya posteriormente vi una ramazón de una copa de árbol muy grande y de ahí me agarré”.
Su hijo René Miranda Suástegui estaba en otra lancha, en el mismo lado de Caletilla, y cuando arreció la lluvia en la madrugada se empezó a llenar de agua, entonces ya no podía manejar la embarcación porque al mismo tiempo tenía que sacar el agua.
Una de las tantas embarcaciones que quedaron sueltas chocó directamente con la lancha en la que iba René y “los golpes me aventaban pa’ un lado, para otro lado y ahí estuve resistiendo con la máquina lo más que pude”.
El agua empezaba a llegar hasta sus rodillas y las dos embarcaciones que quedaron enganchadas empezaron a ser arrastradas en el canal entre Caleta y la isla de La Roqueta; una ráfaga de viento arrancó el techo de la lancha y René sólo pudo concluir: “esto ya valió”.
Esperó hasta que se hundiera la lancha completamente, ya traía su chaleco salvavidas puesto, y quedó flotando en el mar; no se veía nada, la luz ya se había ido en la ciudad desde hace más de dos horas, y sólo escuchaba con mayor intensidad que las olas rompían en una estructura.
“Ya cuando me subí, un relámpago me ilumina y veo Palao; ay, caray, estoy acá en el Palao, atravesé de aquí del Bocachica pa’l Palao. El muelle del Palao ya estaba roto totalmente, solamente estaba la parte de enfrente que es la de cemento, todo lo demás, como es madera, pues ya se lo había llevado”.
No pudo entrar al restaurante a refugiarse, lo único que alcanzó a hacer fue abrazar un poste que estaba al inicio del muelle, “pero no resistí porque pues las olas tapaban el muelle y cada ola me bañaba y me azotaba y me azotaba; aguanté tres olas, ya en la cuarta ola me volvió a aventar al mar”.
El mar lo revolcaba en las rocas de la orilla de la isla y René se quería sujetar en alguna de ellas, “pero no podía, era una licuadora; yo sentía palos, sentía ramas, pedazos de madera, fibras chocaban conmigo, donde me revolcaba a mí”. Sentía que se ahogaba porque las enormes olas lo sumergían, pero lograba salir “y respiraba tantito y de nuevo para abajo”.
Después de un rato, el mismo mar lo llevó a la playa Las Palmitas, la intensidad del huracán bajó un poco y René nadó y nadó hasta llegar a un canal que se encuentra detrás de la isla de La Roqueta, donde se pudo subir a unas rocas y esperó hasta que amaneciera.
La incipiente luz del sol le permitió ver el arrastre lento de los cayucos hacia mar adentro, “incluso alcancé a ver a lo lejos vi unas personas como que iban nadando, pero no pudieron hacer nada” a pesar de que traían puestos chalecos, al igual que René. Era a la altura de la casa de John Wayne, pero “yo en las rocas no podía hacer nada”.
Un cayuco pasó cerca de donde estaba René, él le hizo señas y las personas fueron por él y lo regresaron a Caleta, donde se dio cuenta que ninguna lancha de fondo de cristal, salvo algunas que fueron arrastradas por el mismo huracán a la orilla de la playa. Todos los restaurantes estaban destruidos.
Por su parte, su papá Juan había nadado desde las 6 de la mañana hasta las 7:10 hasta la playa La Angosta, es preciso en la hora porque llevaba un reloj que aún lo trae en su muñeca izquierda, y ahí lo rescataron algunas personas.
Fue hasta las 10 de la mañana que el papá y el hijo se reunieron en su casa en Caleta, a donde llegaron caminando. El resto de la familia también sobrevivió, el yerno de Juan y su nieto de 12 años estaban en una lancha, pero se lanzaron al mar hasta que se partiera en dos con unas rocas; un sobrino de Juan y un trabajador de la familia, Israel, estaban cada quien en embarcación y corrieron con la misma suerte.
–Después de vivir esto, ¿tú qué piensas de todo, de la vida, de seguir vivo?, se le preguntó a Rubén, quien tiene 33 años y desde los 8 era llevado por sus papás a las lanchas.
–No, pues ahora sí que fue una oportunidad que me dio la vida, me dio Dios la verdad, porque pues muy afortunado porque ves la historia de otras personas del mar, marineros, capitanes que pues no tuvieron la suerte de regresar realmente. Y ahora sí que tratar de aprovechar la oportunidad que me dio Dios y vamos a tratar de recuperar nuestras embarcaciones.
“Y ya ahora sí cuando venga otro fenómeno, pues ya creo que ya no me vuelvo a meter al mar, ahora sí que pase lo que pase, lo que tenga que pasar, se pierden las embarcaciones”, dijo con una ligera sonrisa nerviosa.
Juan quedó con algunas marcas de las heridas que tuvo durante aquella noche, “tornillazos de las lanchas”, pero sobrevivió, al igual que el resto de su familia, porque “cuenta mucho la experiencia que tenemos en el mar, por eso no se murió nadie de nosotros, bendito sea Dios y la virgencita, no nos pasó ningún percance en la parte de aquí”.

Estuvieron dos días incomunicados y hay falta de agua y comida, dicen vecinos de Santa Lucía

Daniel Velázquez

Vecinos de la colonia Santa Lucía de forma cotidiana cruzan el río La Sabana en lancha, para comprar agua y alimentos, pero estuvieron incomunicados dos días después del huracán Otis, debido al intenso caudal de la corriente.
En una visita a la colonia, ubicada en el margen izquierdo del río La Sabana, donde habitan unas cien familias, los vecinos pidieron agua y despensas, porque no hay agua para beber ni alimentos, obtienen agua de pozos y la hierven, pero contaron que un niño ya se enfermó de diarrea y vómito, y suponen que fue a causa del agua.
La colonia tiene mas de 30 años, su único acceso es por el río, en temporada de secas construyen un puente provisonal con madera y en temporada de lluvias usan lanchas. Para cruzar el río colocan dos postes, uno de cada lado del cauce, a esos postes les amarran un cable que sirve de guía y de impulso para la lancha en la que sólo pueden cruzar tres personas.
El servicio tiene un costo de 5 pesos pero es simbólico, pues los vecinos a veces pueden pagarlo y otras no.
Un vecino contó que ya habilitaron un camino provisional por las huertas, donde pidieron permiso a los dueños y con la ayuda de motosierras y machetes quitaron ramas y árboles caídos, para que entren las camionetas por el puente de La Sabana, pues por el río el acceso es más complicado. Dijo que ellos se ofrecen de guía para llevar a las camionetas por el camino provisional y les acerquen agua y alimentos.
Este viernes por la mañana, desde el camino provisional llegaron a la colonia los “Servidores de la Nación”, en siete camionetas para hacer el censo de daños en casas luego del huracán. Los afectados tienen el mismo problema, pues el aire se llevó los techados de sus casas y en otras, además de la pérdida del techado, el agua del río llegó hasta sus viviendas y alcanzó un metro de altura.
El joven Carlos Efraín Bello García contó que construyó su casa con madera de palma y láminas, tenía tres días de haber empezado a vivir ahí, pero los vientos del huracan Otis se llevaron el techado y derribaron las paredes.
El vecino Ignacio Villanueva Roque contó que el es fundador de la colonia, que llegó al lugar “siete años antes que el huracán Paulina”, en 1990, su casa construida de madera de palma fue derribada por el huracán, se llevó el techo y sus escasas pertenencias se mojaron, que recuperó dos láminas galvanizadas y con eso construyó un techado provisional, que le cubre la cama donde duerme con su esposa.
Ignacio Villanueva contó que perdió dos hectáreas de cultivo, en una hectárea cultivaba plátanos y en otra maíz, y el viento arrasó con las plantas.
Recordó que durante el huracán Paulina y en la tormenta tropical Manuel el río se desbordó, el agua le llegaba a la cintura, pero no había derribado su casa.
Los viveristas José Luis Soto Aguilar y Marcial Espinoza de la O se quejaron de que la caída de árboles mató los cultivos de plantas de ornato que venden, que debido al sol las que quedaron vivas se están secando, pues el calor está muy intenso.
Marcial Espinoza mostró que en el vivero cayeron palmas, parotas, ramas y láminas, que todo eso afecta a las plantas. Dijo que 300 palmas son pérdida total, porque quedaron “descogolladas”, es decir los vientos de Otis arrancaron la parte más tierna de las palmas, que es de donde nacen las nuevas palapas. Contó que también el huracán arrancó 300 plantas de limón.
La vecina Lorenza Ramírez Sixtos pidió la construcción de un puente peatonal, para poder tener acceso a la avenida Lázaro Cárdenas, que cuando se cruza el río en lancha está a 10 minutos a pie, y podría unirse a la frustrada avenida Paseo La Sabana, que el gobierno de la morenista Abelina Lopez Rodríguez suspendió, con la fuerza pública, desde 2022.

Inhibirá la vigilancia de la Guardia en lanchas delitos en las playas, confían empresarios

Aurora Harrison

Presidentes de cámaras empresariales de hoteles, restaurantes y comercios, respaldaron los recorridos de vigilancia que hará la Guardia Nacional en lanchas por el área de playa para inhibir los delitos; confían que con estas acciones disminuyan los incidentes violentos en esa zona porque afectan al turismo y al sector náutico.
Consultados por separado, el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Servicios y Turismo, Alejandro Martínez Sidney, y el presidente de Hoteles y Restaurantes de la Zona Tradicional, Francisco Aguilar Ordoñez, opinaron que la coordinación de los tres órdenes de gobierno es fundamental para la prevención de delitos.
Este jueves la Guardia Nacional inició los recorridos de vigilancia por mar en tres lanchas, como parte del reforzamiento de seguridad del programa Santa Lucía.
Martínez Sidney declaró que la medida del Ejército de establecer “un cinturón de protección” en la zona marítima es una respuesta “a la necesidad que ha manifestado el sector náutico y turístico del puerto de establecer un sistema de vigilancia que elimine la ruta de huida de los delincuentes en motos acuáticas”.
Por ello la estrategia es para atender “este nuevo mal que aqueja a la ciudad y que por supuesto se ha visto reflejado en la reducción de visitas de turistas al puerto”.
“Con esta acción se demuestra que el Ejército y Guardia Nacional están de lado del ciudadano, listo en mar y tierra para responder a las demandas más sentidas”, puntualizó.
El empresario dijo: “respaldamos totalmente esta acción, era un clamor del sector empresarial y del náutico que se atendía la delincuencia que estaba operando en el mar”, y es que citó el enfrentamiento a balazos que hubo en playa Icacos, donde hombres se dispararon desde motos acuáticas.
El empresario hotelero Francisco Aguilar opinó “todo lo que sea vigilancia está bien, por primera vez se da este caso de que haya lanchas para dar vigilancia en el mar, me parece excelente, ojalá que en tierra estén coordinados a fin de que la delincuencia se calme”.
Consideró que con estas acciones se inhibirán los delitos, porque “ya habían agarrado de costumbre después de una agresión huir en lancha, y ahora será diferente porque ya habrá lanchas que hagan recorridos, ojalá que haya más coordinación para que las lanchas rápidas de la Marina y helicópteros también ayuden”.
Agregó que se requiere que haya más coordinación porque es “lamentable y triste que en tal lado hubo una balacera en la franja de arena y no agarraron a nadie, ya tenemos que dejar de lado la estrategia de “abrazos no balazos”, así cuándo vamos a terminar con la violencia, me parece bien que se hagan este tipo de medidas”.

 

No están reguladas las lanchas de turistas a la Roqueta, señala Capitanía de Puerto

 

El capitán regional del Puerto, Gustavo Gómez Rangel señaló que no hay regulación en el servicio que prestan las embarcaciones que van de Caleta a la isla de La Roqueta, pues dejan varados a los turistas en la isla. El funcionario se reunió ayer en la mañana con representantes de cooperativas de servicios náuticos ante la cercanía de la temporada vacacional que comienza oficialmente el próximo 22 de marzo.
En entrevista después de la reunirse con unos 50 prestadores de servicios náuticos, Gómez Rangel explicó que se pondrá en marcha el Operativo de Seguridad Marítima Semana Santa 2016, con el que buscan el cumplimiento de la normatividad entre la comunidad marítima y portuaria, así como de prestadores de servicios náuticos.
Criticó que los prestadores algunas veces se enfocan en las ganancias y dejan abandonados a los turistas en la isla.
“Vamos a buscar mecanismos, aunque no es competencia de la SCT (Secretaría de Comuniciaciones y Transportes) ver lo de las tarifas de paso entre el islote y La Roqueta, porque aunque no es competencia de la Capitanía también estamos ocupados en que se garantice la seguridad de los turistas”, expresó Gómez Rangel.
Adelantó que buscarán apoyo de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) para la regularización de precios porque se busca que ningún turista se quede varado en la isla y que se cumpla de manera adecuada con el servicio.
“Es un servicio, hemos tenido reportes pero es parte de un servicio que debe ser regulado y vigilado, cuando se agudiza la deficiencia es durante periodos vacacionales y fines de semana”, comentó el capitán.
Mencionó que en la reunión que se llevó a cabo en un salón de la Capitanía de Puerto, se informó a los prestadores de servicios náuticos sobre el operativo y de las revisiones que se realizarán para prevenir accidentes, y para que tanto operadores como concesionarios cumplan con la documentación, como certificados en regla, permisos vigentes, que tengan sus dispositivos de salvamento individual y lo relacionado con la prevención y protección de los usuarios, para salvaguardar la vida humana en el mar.
Detalló que para la vigilancia, 14 jóvenes de las escuelas náuticas de Veracruz y Tampico, con el apoyo del Fideicomiso de Educación Náutica, colaboraran en la vigilancia y supervisión de las embarcaciones.
Acotó que en lo que va del año se han realizado 35 actualizaciones de trámites, pero que en total se tiene un censo de 182 permisos vigentes, que incluye motos acuáticas, lanchas de recreo y todas las demás relacionadas con servicios turísticos.
Señaló que principalmente durante las vacaciones existen lanchas o motos acuáticas que carecen de permisos y así son rentadas para los turistas.
Pidió a los visitantes verificar que el servicio contratado cuente con los permisos para garantizar su seguriddad, por si ocurre algún accidente, pues los permisionarios que cumplen con los trámites también pagan un seguro de riesgo para los usuarios en caso de accidente.