Hoy abre la oficina del Infonavit para atender reclamos, informa la gobernadora

La gobernadora Evelyn Salgado Pineda informó que este lunes se abre la oficina de Infonavit en Acapulco, para atender las reclamaciones por seguros de daños o cualquier otro trámite relacionado con los créditos de vivienda.
El fin de semana enfatizó que continuarán los trabajos de limpieza en plazas, así como la distribución de alimentos calientes y la atención médica en unidades móviles para damnificados.
Tras la sesión del Centro de Mando para la Atención de Efectos del Huracán con la secretaria de Gobernación, Luisa Alcalde, informó que se han localizado a mil 401 ciudadanos reportados como desaparecidos después del meteoro del 24 y 25 de octubre. Asimismo, dijo que se han recolectado 232 toneladas de basura en las playas y liberado 70.87 kilómetros lineales de vialidades.
Entre otros datos, informó en diferentes mensajes, que la Procuraduría de Protección Ambiental, con el apoyo de una brigada de Ciudad de México, limpiaron de basura y metales la avenida Costera.
Asimismo, que las brigadas del gobierno estatal entregaron 2.5 toneladas de víveres y realizaron acciones de limpieza en vialidades de la colonia Jardín, de la zona poniente de Acapulco.
La Universidad Tecnológica de la Costa Grande ofreció un servicio de consultas médicas gratuitas y entrega de medicamentos, así como de alimentos no perecederos, agua embotellada y ropa en buen estado, en el albergue de la secundaria federal Agustín Yáñez, del municipio de Coyuca de Benítez.
Indicó que la Secretaría de la Juventud y la Niñez brinda atención y asistencia en el refugio temporal de la Secundaria Técnica 1, y con empresas solidarias, como Telmex, instalaron un centro de cómputo con internet gratuito, que grupo FEMSA instaló una planta potabilizadora de agua. (Lourdes Chávez / Chilpancingo).

En el huracán los edificios “se movían” como si temblara, aseguran vecinos de El Coloso

Daniel Velázquez

Vecinos de la unidad habitacional El Coloso contaron que la noche del huracán, los edificios “se movían” como si fuera un sismo, los vidrios se inflaron hasta que reventaron, las puertas también se inflaron y parecía que las reventaría, pero resistieron.
Los departamentos en los pisos 4 y 5 fueron los más afectados, por estar en la parte alta, donde los fuertes vientos de Otis derribaron las ventanas. En los departamentos de los pisos 1, 2 y 3 tambien hay vidrios rotos, pero fueron menos.
La unidad habitacional El Coloso es la más grande de América Latina, hay miles de departamentos en edificios de 5 niveles y cada edificio tiene 10 departamentos. Los departamentos son pequeños, de 70 u 80 metros cuadrados, algunos tienen tres recamaras y otros sólo dos, tienen tres ventanas al frente, dos al costado y tres atrás, así como una pared de celosía, que es donde está el cuarto de servicio.
Vecinos de la unidad contaron que en cada edificio el viento entró de forma diferente, a algunos los azotó de frente y dañó los muebles de la sala y se refugiaron en una recámara: a otros los azotó por la parte trasera y entró por las ventanas de las recamáras. En otros edificios, el viento entró por el costado y fueron las ventanas que están en esa parte las afectadas.
Lo que se pudo observar es que los departamentos de los pisos 4 y 5 ya fueron abandonados o de plano están deshabitados.
Las ventanas originales de los departamentos son persianas con cancleria de aluminio y vidrio, algunos vecinos cambiaron esas ventanas por otras, de dos hojas de vidrio corredizas y esas fueron las que quebró el huracán. En algunos departamentos donde había persianas se votó todo el material.
Los vecinos relataron que cuando empezaron los vientos y se dieron cuenta de que las cortinas no serían suficientes para contener la fuerza del aire, colocaron muebles en las ventanas y en las puertas sillones. Al final, buscaron un refugio y toda la familia se reunió en una habitación y así pasaron la noche, “al otro día, hasta que salió el sol, vimos el desastre”.
Los vecinos se quejaron de que no tiene agua desde hace 15 días, que las pipas ahora cuestan mil 500 pesos, cuando antes costaban 500 o 550 pesos, tienen que salir a buscar las pipas y los tinacos para comprar.
La vecina Erika le expresó a la alcaldesa Abelina López Rodríguez “que no diga chismes”, porque no hay agua en el Coloso desde antes del huracán y en las dos semanas que han transcurrido, no ha llegado la energía eléctrica.
También se quejaron de que el pasaje del transporte público está muy caro, que los colectivos cuestan 50 pesos para llevar al centro, que en trayectos locales dentro de la unidad cobran 15 pesos, cuando antes costaba 10 pesos. Una vecina contó que al tercer día después del huracán fue a su trabajo en Caleta, que gasto 500 pesos porque fue transbordando y prefirió ya no ir a su trabajo, que ahora no sabe si tiene trabajo o no.
La vecina Betzabé de la Etapa 61 pidio al gobierno estatal que ponga orden en el precio de transporte, “no hacen nada, ya hay caminos, gasolina. No puede uno salir a buscar de comer porque el pasaje está caro”.

Denuncia uso de camionetas oficiales para el saqueo

La vecina de la Etapa 43, Ángeles Hernández Orbe, denunció que el subdelegado de programas federales, Carlos Eduardo Bello, quien vive en el edificio 24, en el quinto piso, junto con su papá y su hermano y dos vecinos, utilizaron dos camionetas de Bienestar para ir a saquear a las tiendas de autoservicio.
La vecina dijo que dieron varias vueltas y que como su celular no tenía pila no les pudo tomar fotos ni video, pero señaló que por ser servidor público no tiene necesidad de saquear las tiendas y que debía poner el ejemplo.
La vecina, que es parte del equipo del diputado local priista Ricardo Astudillo Calvo, dijo que por los saqueos, Acapulco está en carencia y se han encarecido los precios.
Dijo que el viernes, el ex gobernador Héctor Astudillo, su esposa Mercedes Calvo y el diputado local, fueron a entregar 230 despensas a la Etapa 43.

Los grupos de la delincuencia, primeros en iniciar los saqueos, aseguran testigos

 

Lenin Ocampo Torres

Chilpancingo

En Acapulco, quienes iniciaron los saqueos cuando todavía se sentían los vientos del huracán Otis fueron los grupos de la delincuencia que operan en la ciudad, que tomaron las plazas comerciales, tiendas departamentales, bancos y casas de empeño, ante la ausencia de las autoridades estatales y federales que los dejaron operar por tres días.
Durante los recorridos realizados por El Sur en varias zonas de Acapulco, pobladores platicaron que en las primeras horas del miércoles 25 de octubre, hombres armados operaron en las colonias, la zona de la bahía y en Punta Diamante, donde ingresaron a los centros comerciales para sustraer equipos telefónicos y electrónicos, joyería, ropa de marca y hasta motocicletas, entre otras cosas.
“En un principio ellos tenían el control, no dejaban que sacáramos las pantallas o cosas de valor. Nos pedían que nos lleváramos las cosas necesarias para la casa, pero al ver la multitud en las tiendas, ya no dijeron nada. Todo se descontroló”, comentó un vecino de La Venta que participó en los saqueos.
La versión de los testigos es que primero se lanzaron hacia las tiendas Aurrerá, Walmart, Soriana, Sam’s, Coppel, Elektra, las distribuidoras de motocicletas y de automóviles en avenida Farallón y en el bulevar de Las Naciones, donde también se dirigieron hacia el centro comercial La Isla, de donde sustrajeron ropa de marca de tiendas como Liverpool y Casa Palacio.
La rapiña incluyó la tienda Galerías El Triunfo que vende artículos superfluos para decorar el hogar.
El mismo miércoles, ya acompañados de una masa desbordada entraron a todas las tiendas de conveniencia y farmacias de la avenida Costera, de donde se llevaron todo lo que pudieron, aún sin saber para qué servían los medicamentos.
“En las casas de empeño sólo entraba La Maña, ahí no dejaban que ninguno se acercara. Todas fueron vaciadas, también te decían a cuáles comercios sí entrar y a cuáles no. En la Condesa muchas tiendas y bares quedaron intactos, de hecho, son los únicos que tienen venta de agua, comida o cervezas”, dijo otro de los pobladores que accedió a platicar sobre los saqueos.
El primer día despues de Otis, una muchedumbre entró a saquear el Sam’s de avenida Farallón, donde entraron a las bodegas de la tienda para llevarse salas, cocinas, lavadoras, pantallas, refrigeradores, bocinas, cervezas, licores, vinos y, también, productos de la canasta básica.
Al siguiente día, autorizaron saquear la Gran Plaza en la avenida Costera donde hay una tienda Liverpool y un enorme centro de venta de teléfonos celulares de Telcel. También ese día saquearon el centro comercial Las Palmas, en el bulevar de Las Naciones, donde se vio hasta a turistas llevarse productos de todo tipo en sus automóviles.
En las agencias de venta de automóviles la gente sustrajo los equipos de audio, llantas y hasta los asientos de los coches.
En la columna de este lunes, del periodista Héctor Mauleón, en El Universal, denunció que en el saqueo y la rapiña, los grupos de la delincuencia saquearon 20 sucursales bancarias y sutrajeron el dinero de los cajeros, según fuentes de la Asociación de Bancos de México. Durante los recorridos de El Sur por el puerto de Acapulco, en varias sucursales se observaron los cajeros automáticos abiertos, aunque en un principio se pensó que la fuerza de Otis destruyó las maquinas.
Una fuente de la Fiscalía reveló que esos días operaron, desde Paso Limonero a Punta Diamante, hasta la Garita y La Diana, el grupo Los Rusos, al que se vincula con el Cártel de Sinaloa; y de la Garita y La Diana hasta Pie de la Cuesta, el grupo de Los Amarillos, que pertenece al Cártel Independiente de Acapulco (Cida).
Hasta el martes, no se sabe el monto millonario de pérdidas por los saqueos a todo tipo de establecimientos comerciales, y ninguna autoridad o empresa lo ha informado.
En dos semanas, desde Otis, no se han reportado hechos violentos u homicidios vinculados con la delincuencia organizada en Acapulco.

Están activos de 500 a 600 policías de mil en total, pues también están damnificados: SSP

Aurora Harrison

El encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública municipal, Luis Enrique Vázquez Rodríguez, informó que en estos momentos están activos de 500 a 600 policías, cuando el total son mil, por los tres turnos, debido a que éstos también tuvieron daños en sus viviendas por el huracán Otis.
En declaraciones a reporteros en el Ayuntamiento, dijo que detuvieron a cuatro personas por robo de vehículos, en los saqueos que hubo a las agencias de autos, y dos por rapiña en las tiendas 3B.
Dijo que los policías también tuvieron afectaciones en sus viviendas por el huracán y “hemos estado recuperando el estado de fuerza, poco a poco, y hoy lo tenemos a un 70 por ciento, pero aún nos falta más”.
“Tenemos un estado de fuerza de mil policías, en los tres turnos, y ahorita estamos con 500 o 600 elementos. Ahí lo vamos recuperando, poco a poco, y ellos son ciudadanos y están solicitando despensas”, puntualizó.
Aseguró que la policía, desde el día uno después del huracán, han estado trabajando en labores de ayuda humanitaria, transporte de personas, resguardo al equipo y maquinaria, no nada más del municipio, sino del estado y la federación, para que pudieran hacer los trabajos de remoción de escombros.
Detalló que la policía trató de evitar los saqueos que hubo luego del impacto de Otis, “pero era mucha gente e hicimos detención de personas, por robo de vehículos, que estaban saqueando en agencias”.
“Trabajamos de manera conjunta en la detención y ayer hicimos una detención en un super 3B, donde estaban con picos y palas tratando de llevarse la caja fuerte enterrada. Por robo de vehículos detuvimos a cuatro personas, que fueron puestas a disposición de la Fiscalía General del Estado, y los del 3B fueron dos personas”, dijo.
Del robo de motocicletas el jefe policiaco explicó que no se han podido hacer ninguna detención, porque “no tenemos base de datos, ni energía para revisar los números de series. Es complicado”.
Agregó que del impacto del huracán a la fecha “se han reportado tres homicidios dolosos y la Mesa de Seguridad sigue trabajando”. Abundó con que el C5, que depende del gobierno del estado, “fue devastado, no existe más”, y el C-2 del municipio no tuvo daños, pero no funciona porque no hay luz.
De la vigilancia que hacen vecinos en sus colonias, como Progreso, fraccionamiento Hornos Insurgentes y La Mira, declaró: “Hemos estado rebasados, es una situación extraordinaria, por demás. Es muy triste lo que ha sucedido y es muy normal que la gente se esté preparando con sus barricadas”. Pero aseguró que no hay registro de robo a casa habitación, incluso, mencionó que ese delito es muy bajo en la ciudad.
Agregó que a los vecinos que están en las barricadas “no se les está diciendo nada, porque no hay la capacidad y no la hubo de parte de todo el gobierno. Era difícil llegar, el estado de fuerza del gobierno municipal estaba disminuido y, bueno, fue una medida de autoseguridad por parte de la población. No me parece mal, está bien que lo hagan”.

Luego de 49 años de vivir entre árboles, hoy doña Merenciana sólo ve casas sin techo

 

Daniel Velázquez

Merenciana Pantoja Zúñiga vive en la parte alta de la colonia Ampliación 5 de Mayo, desde hace 49 años. Fue de las primeras en llegar a la zona, el lugar para vivir fue seleccionado por su esposo, cerca de un arroyo para tener agua y cerca del bosque, para tener leña y por estar en un cerro sin riesgo de inundaciones.
Es originaria de Costa Chica, de Ayutla, en enero cumple 80 años. Este domingo, uno de sus nietos agarró una iguana y ese fue su almuerzo. La guisó en caldo porque no hay más para comer.
Contó que pasó casi dos semanas como “ida”, “sin hambre”, al ver lo que hizo el huracán en su casa y en las casas de sus vecinos. Dijo que tuvo miedo al ver volar los techos de las casas.
Recordó que durante el huracán Paulina, en 1997, el viento también se llevó el techado de su casa, pero que llovió mucho y en este huracán, Otis, fue puro viento y poca lluvia.
La iguana, contó, la guisó en caldo porque no tiene chile guajillo para hacerla en un molito, así que fue preparada con lo que tuvo a la mano: jitomate, cebolla, sal y algunos condimentos.
Uno de sus hijos, que vivía en Tamaulipas, falleció en julio y por esa razón sus nietos vinieron ese mes y tomaron fotos de los cerros, porque estaban verdes y llenos de árboles, “les gustó mucho, porque allá donde viven es desierto”. Dijo que en toda la colonia se veían árboles y muy poco las paredes de las casas, pero ahora ya no hay árboles sólo casas sin techo.
La casa de doña Merenciana está en lo alto de un cerro, desde su casa se ve todo el valle de La Sabana, el río, las huertas, la carretera principal y el desastre causado por Otis.
El caldo de iguana, doña Merenciana lo acompañó con dos memelas, pues su familia le mando maíz y así es como tiene tortillas para comer. Cocina en un anafre con carbón, porque no tiene gas.
Después del caldo, se tomó un atole de avena, de una bolsa que encontró en su cocina cuando andaba haciendo limpieza después del huracán. El kilo de avena se lo llevó una de sus hijas en julio, no se acordaba que lo tenía hasta que lo encontró después de Otis.
Despensas y agua potable, dice que no ha recibido ninguna, y que por ser adulto mayor no puede andar esperando el carro que trae despensas y meterse en la fila, porque no puede estar mucho tiempo de pie y tiene miedo de que la vayan a tirar, pues dice que la gente se amontona y empuja. Sugiere que lo mejor es que las entregarán casa por casa, como se hizo el censo, porque así aunque sea poquito a todos les va a tocar, pero en las filas se meten hasta dos o tres de una misma familia y por eso no alcanzan.

 

De milagro se salvaron nueve vendedores de artesanías en la plaza Politécnica, relatan

Afectaciones en la plaza Politécnica ubicada en la Costera tras el impacto del huracán Otis Foto: Argenis Salmerón

Argenis Salmerón

“Nueve personas se quedaron adentro del mercado de artesanías. Dios hace milagros, una ventana volando cortó la cadena de una puerta y ahí se refugiaron los compañeros”, relató la comerciante de la plaza Politécnica, Inocencia Tapia Celso, tras el impacto del huracán Otis.
Añadió que los nueve comerciantes, entre ellos dos veladores, se salvaron de los fuertes vientos debido a que se refugiaron en una bodega del hotel Ritz.
La plaza Politécnica se ubica en la avenida Costera, entre los hoteles Kristal Beach y Ritz, frente a Galerías Acapulco.
En la plaza Politécnica ofrecen artesanías, como pulseras, collares y objetos de barro. Son 70 comerciantes originarios de las regiones Costa Chica y Montaña.
Este lunes se observó que los artesanos siguieron con la limpieza de su espacio y les ayudó una brigada de trabajadores del Ayuntamiento.
En el lugar solamente quedaron las mesas donde mostraban la artesanías a los turistas. Ahí había tierra suelta que desprendía polvareda.
En declaraciones a El Sur, la comerciante aseguró que hubo pérdida total en sus mercancías, debido al huracán Otis.
Dijo que el mercado de artesanías tiene 18 años funcionando y la mayoría de los comerciantes hablan los dialectos como náhualt y mixteco.
“No hubo tiempo de amarrar el producto. Fueron algo bien tremendo los vientos del huracán, yo alcance a irme en el taxi cuando se ponía feo”, manifestó.
Agregó que “las olas del mar se metieron al hotel Ritz y salían a la plaza, todo fue terrible, Nunca había vivido algo tan horrible, todo lo grabaron los compañeros”.
Comentó que ya los fueron a censar los “Servidores de la Nación” del gobierno federal, sin embargo, no todos fueron beneficiados, porque “quieren que estés presente y no todos estaban”.
Pidió a los tres órdenes de gobierno construir un techo general para la plaza Politécnica para reactivar su economía.
Declaró que los comerciantes perdieron su mercancía y tienen préstamos en diferentes bancos, “no hay manera de tener dinero, pero sí las ganas de salir adelante”.
Afirmó que los comerciantes están contribuyendo en la limpieza de su espacio, “todos tenemos que poner nuestro granito de arena para sacar adelante a Acapulco”.

Luchó tres horas para vivir hasta que una ola de Otis lo escupió, relata El Capitán Rudo

El capitán de El Molacha, embarcación usada para pesca deportiva, Lorenzo Esteban Hernández Chavarría conocido como El Rudo, sobreviviente del huracán Otis se recupera de las heridas en un cuarto de la casa de su yerno en la calle Mazatlán de la colonia Progreso Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

La noche del 24 de octubre, Lorenzo Esteban Hernández Chavarría sabía que venía un huracán de categoría 4, y entre siete y ocho de la noche abordó El Molacha, un yate pequeño de su propiedad para pesca deportiva. A las 11 de la noche, cuando le avisaron que Otis se convertía en categoría 5, ya no pudo descender y se quedó a bordo.
Durante las siguientes casi tres horas luchó para sobrevivir, hasta que una ola lo “escupió” cerca de La Marina. Ahora, El Capitán Rudo, como se le conoce entre sus compañeros de la pesca deportiva, es uno de los sobrevivientes del huracán más destructivo del que se tenga memoria en Acapulco.
Lorenzo Hernández contó su historia el viernes pasado, a un grupo de periodistas en la casa de su nuera en Acapulco, donde se recupera de las múltiples escoriaciones que tiene en todo el cuerpo.
Contó que el 24 de octubre, alrededor de las 7 u 8 de la noche subió a su barco, para checar todo de última hora y protegerlo del huracán, del que aún no sabía cuál sería su magnitud.
“Siempre hemos pasado temporales de categoría 4 a bordo de los yates, y esta vez no esperamos que se fuera a elevar al 5, y la verdad, no se los recomiendo nada. Categoría 5 es destrucción total, aunque uno diga no destruye tierra, árboles y todo eso, es pura mentira, a todos los barcos los hunde. No puedes hacer nada contra la naturaleza”, dijo.
El barco de El Capitán Rudo era de pesca deportiva, para recorridos por la bahía, lunadas y despedida de solteros, “era un yatecito muy bueno, capacidad para 15 personas, dos niveles. Música por bluetooth para el cliente, lo que ellos quisieran ponían de música, y equipado con sus dos hielerotas”, contó el sobreviviente.
El Capitán Rudo tenía, además, los barcos Bluefin y Blactuna, que también se hundieron la noche del 24 de octubre, cuando Otis azotó con fuerza Acapulco.
“Gracias a Dios a mí me escupió una ola en La Marina Acapulco, y gracias a eso estoy vivo. Si no, estuviera sepultado con mis amigos entre los escombros y los yates hundidos. Gracias a Dios estoy con vida, todo golpeado, todo molido, ya con un 60 por ciento de las heridas secas y me siento a gusto”, dijo, mostrando su torso y piernas con múltiples escoriaciones.
Contó que después de que lo “escupió” la ola, se fue “como un garrobo herido, arrastrándome hasta las instalaciones de La Marina, donde ellos tienen un gimnasio y ahí me puse a gritar ‘¡auxilio!, ¡auxilio!’, y yo pensaba que gritaba, pero no gritaba en sí absolutamente nada, por las rachas de viento muy fuerte que no dejaban oir nada”.
Al final, los marinos lo encontraron, “me vieron y me echaron la luz, y ya que me auxiliaron me desmayé, como unos 15 minutos, y cuando reaccioné ya me tenían tendido dentro de las instalaciones, quejándome y todo raleado del cuerpo”.
Según contó, en el local había otros compañeros suyos que estaban muertos, pero a él lo colocaron aparte, “porque yo estaba con vida”, aclaró, pero no dijo a cuantos cuerpos vio.
La noche del huracán, El Capitán Rudo estaba a bordo de su barco adelante del barco Acarey, otro de los barcos que se hundió con toda su tripulación a bordo.
Recordó: “Como a la 1:40 (de la madrugada) yo voltee a ver para atrás y ya no estaba el barco flotando. Ya se había hundido en su totalidad el barco Acarey. Estábamos en nuestro refugio, que es en nuestras bollas y el anclaje para protegernos de las mareas altas, chubascos y del mal tiempo”.
Explicó que siempre que hay huracanes se van a ese refugio, que es de bloc de cemento de seis toneladas y con cadenas “muy buenas, galvanizadas, pero la naturaleza no respeta nada. Las reventó, tronaron y arrastró con todo y barco esos bloc de cemento”.
El sitio, contó, está cerca de La Marina, pegado al Club de Yates. “Toda esa área, hasta La Marina Santa Lucía, tenemos como área de fondeo para protegernos del mal tiempo, de los huracanes y de todo eso”.
Dijo que ahí, en esa zona, han aguantado huracanes hasta de categoría 4, “pero huracanes categoría 5, que es destrucción total, nunca”.
Según el marinero, la noche del 24 de octubre Otis les pegó “bien, bien”, casi a la 1:40 “fue cuando comenzó la destrucción total, fue cuando el huracán dijo: ‘no quiero ver a nadie de pie’, a todos nos hundió, nos dio vueltas”.
Lorenzo Esteban tiene 56 años de edad y según él, desde los ocho años ha trabajado en el mar, “soy descendiente de familias navieras, he tenido barcos turísticos, he sido prestador de servicios turísticos náuticos y me crie en Tlacopanocha. Ahí tenía la flota mi tío Jorge Bello, en paz descanse, ahí fue donde yo empecé a trabajar con ellos, en aquellos ayeres cuando había mucho turismo internacional”.
Sin embargo, aseguró que nunca le había pasado esto “y he andado en todas partes navegando, pero éste (el huracán) si nos cayó de sorpresa, muy, muy pesado. Ahí están las consecuencias, vean como quedó Acapulco, despedazado”.
Indicó que se dio cuenta de la magnitud cuando vio que se hundió el Acarey, “ya de ahí no pude ver nada, porque las gotas de agua son proyectiles que te lanzan a 360 kilómetros por hora. Esas gotas de agua me reventaron dos venitas, una del ojo derecho y la otra del ojo izquierdo y ya no podía ver”.
Informó que después de que lo encontraron los marinos en el lugar, hasta donde llegó arrastrándose por la playa, se durmió un rato hasta a las 6 de la mañana, “iba muy cansado, destrozado, y por la mañana me pasaron el reporte mis amigos, de que se hundieron todos los barcos, ya no hay un barco. La Marina desapareció, no hay ni un muelle, no hay ni un yate de renta o yate de recreo”, lamentó.
Reconoció que después de las 1:40 de la madrugada, hasta cuando se dio cuenta, no supo en qué momento lo “escupió” la ola, porque ya estaba desmayado, pero cuando se sintió ya en la playa “me fui como una iguana herida, arrastrándome entre los escombros que había”.
Sin embargo, explicó que en algún momento, recuerda que gritaba: “‘¡auxilio!, ¡auxilio!’, pero tú no puedes voltear para ningún lado por el viento y el impacto de la ola, que te lastima tu vista. Yo por eso tengo los ojos así, mira, pero ya voy saliendo”, celebró.
Aseguró que estuvo cuatro días “llorando sangre, los tengo completamente rojos. Ya me checó un oculista y me dijo que se me reventaron dos venitas en el derecho y el izquierdo. Me recetó gotas y una pastilla para deshacer el derrame de sangre que tengo dentro de los ojos”.
Contó que apenas se dio cuenta de que para no ahogarse dentro del barco, tuvo que nadar para a un lado. “Tú no puedes nadar para donde tú quieres ir, vas para donde el huracán te lleve, y a mí me fue a tirar a La Marina Acapulco, por donde ellos tienen su rampa, por ahí me trajo para arriaba y para abajo”.
“Gracias a Dios el gerente de La Marina Acapulco me brindó buena estancia ahí. Me sentó, me dio una toalla y una cabecera para reposar los golpes que me había dado. Estoy todo molido por dentro, pero ahorita ya estoy de salida, gracias a Dios”.
Para ejemplificar la fuerza del meteoro, dijo que un barco que pesa de 12 a 15 toneladas fue arrastrado hasta arriba de las oficinas de La Marina, “¿cómo lo subieron las olas hasta allá arriba? A mí porque me escupió, si no, estuviera frito”.
El Capitán Rudo declaró que sabe que la mayoría de sus amigos de otras embarcaciones están muertos, “hay un amigo que se quebró su pie, no tengo contacto con él, no tengo comunicación, pero espero que cuando nos veamos esté bien”.
–Después de esto ¿qué va a pasar con El Rudo? –preguntó uno de los periodistas.
–Nomás me quiero recuperar de la infección que tengo aquí en mi pie, y voy a bajar a buscar mis barcos. Uno está con el pico para arriba, voy a tratar de sacar lo que pueda. Si lo puedo sacar a flote, bien. Voy a echar a andar sus máquinas, porque esto va para largo, no creo que vayamos a tener recuperación pronto”.
También dijo que buscará a sus amigos que sobrevivieron, para que manden a hacer una misa por sus compañeros muertos y desaparecidos, pero también por los que sobrevivieron.
A las autoridades les pidió que los pongan “en vista” en el sector turístico naviero, “porque no contamos con nada ahorita. Todos lo perdimos todo. Si podemos, vamos a rescatar a lo mejor una marcha, una flecha de acero, cosas de bronce que se doblan, pero se enderezan, ¿pero el barco, cuando?”.
Siguió: “Ahorita nos conformamos con el apoyo que nos puedan mandar. Todo es bienvenido aquí, pero sí le vamos a echar ganas para poner en pie lo poco que nos quedó”.
Reprochó que después de que sobrevivió no encontró ni medicinas, “ni un servicio. Me atendieron como al cuarto día, me dieron antibióticos. Conseguí por fuera (de la ciudad) medicamentos inyectables, porque no había ni en el (hospital) de El Quemado, en ningún lado me querían atender”.
A sus compañeros les recomendó: “Tómenlo (al huracán Otis) como un gran ejemplo para que el día de mañana que llegue un huracán categoría 5, dejen todo amarrado y vámonos a nuestras casas, a cuidar a nuestras familias y a nuestra integridad física, que es lo más importante”.
Concluyó: “Esas son mis mejores recomendaciones, hay que tenerle respeto a los huracanes categoría 5”.

Se desesperan turistas y locales ante la falta de información de las autoridades

Agencia Reforma

Ciudad de México

Tras la devastación en la costa de Guerrero, hasta ahora con reportes sobre todo en Acapulco, pobladores de la entidad y familiares de turistas exigen en redes información a la gobernadora Evelyn Salgado, quien no se ha pronunciado desde hace más de seis horas.
La última ocasión que emitió un mensaje en sus cuentas oficiales, aproximadamente a las 9:00 horas, fue para pedir calma a los habitantes ante “rumores”.
“Paisanas y paisanos, se reportan afectaciones en la comunicación móvil. Sin embargo, ya estamos en coordinación para restablecer las líneas de telefonía lo antes posible”, expresó.
“Durante esta jornada, continuaremos #EnTerritorio, pendiente de las necesidades de nuestro pueblo. Les pido mantener la calma, evitar la difusión de rumores y seguir atentos a la información oficial. Les mantendré informados en todo momento (sic)”.
Tras ello, en su misma cuenta, ha recibido críticas por la falta de información.
“¿Cuál es el informe del Estado ante el #HuracanOtis? Ya pasó demasiado tiempo y no tenemos información oficial. Estamos pendientes”, urgió la usuaria Neftalí Muñoz.
“Gobernadora, por favor, denos información de San Marcos Guerrero, tenemos una gran incertidumbre en saber cómo están nuestros familiares, desde el día de ayer no tenemos comunicación, estamos en el extranjero esperando noticias; se lo pido de favor compartir información”, pidió Nataly Gil.
Otros usuarios de redes pidieron saber sobre huéspedes del One Hotel que asistieron a la Convención Minera, a la cual también acudieron estudiantes del Colegio de Bachilleres 1 de Chilpancingo, de los cuales no se sabe nada sobre su hospedaje en el Playa Suite.
Las cuentas oficiales del Gobierno estatal y la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil Guerrero tampoco han emitido más que información sobre cómo cuidarse de las inundaciones y refugios.
En el caso de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, una de sus últimas publicaciones fue sobre la atención de daños menores en Chilpancingo, donde no se reportan graves afectaciones.
En el caso de la alcaldesa, Abelina López Rodríguez, desde hace 16 horas su cuenta no ofrece ninguna información, al igual que la del Ayuntamiento y la de Protección Civil estatal.
De acuerdo con reportes locales, el impacto de Otis como huracán categoría 5 provocó en un par de horas inundaciones, daños a inmuebles y también el corte de energía eléctrica a más de 500 mil personas.
En su último reporte, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reveló que el ciclón ya se degradó a baja presión remanente.

 

Prevalecen las condiciones de inundación en la Colosio y Rinconada del Mar como hace 10 años

El vecino de la Unidad Habitacional Rinconada del Mar, Yosimar Jimenez, señala las zonas que se inundaron durante la tormenta Ingrid y Manuel Foto: Carlos Carbajal

Ramón Gracida Gómez

En septiembre de 2013, la tormenta Ingrid y el huracán Manuel inundaron gran parte de las viviendas de la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio y el fraccionamiento Rinconada del Mar, y 10 años después vecinos como Yosimar Jiménez lo recuerdan como un momento “muy triste” porque perdieron todo y sólo les quedó la ropa que traían ese día.
Los vecinos de esta parte de la zona Diamante de Acapulco viven en las mismas condiciones de riesgo y las inundaciones suceden en los mismos puntos que colapsaron hace una década.
“Yo vivo mero en el ojo donde fue la inundación”, dijo Yosimar Jiménez, vecino del fraccionamiento Rinconada del Mar. Él apenas iba a llegar con su esposa a su casa ubicada en la calle Morelos aquel 14 de septiembre, pero no encontraron transporte por la fuerte lluvia y decidieron caminar hasta su hogar. El agua provenía del colapso del canal meándrico Colacho, a un kilómetro y medio de su casa.
Rinconada forma parte de la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio, que fue inaugurada en 1997 con 800 casas Geo, de acuerdo con una nota destacada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El panorama está claramente transformado después de 26 años, muchas casas fueron modificadas y abundan las misceláneas y los pequeños comercios.
La inauguración de la unidad habitacional ocurrió 10 años después del decreto presidencial del 28 de agosto de 1987 por el que se declara de utilidad pública el desarrollo de la zona Diamante, “así como la adquisición de los terrenos que forman parte” de ésta, dice el documento. El presidente era Miguel de la Madrid Hurtado y el gobernador José Francisco Ruiz Massieu.
Yosimar llegó en el 2000 después de que su papá compró su casa de un piso con un crédito Infonavit. “Cuando tú llegas a algo nuevo, sus patios limpios, césped, o sea muy bonito todo, la cancha bien arreglada con pasto y muy tranquila la zona, nada de caos, nada de problemas de tráfico, ruidos, entonces era algo que tomamos en opción y nos gustó”, indicó.
Yosimar y su esposa vieron que el monumento de Luis Donaldo Colosio estaba inundado. Esperaron hasta el otro día para tratar una vez más llegar a su casa y cuando la vieron, el agua tapaba prácticamente toda la puerta de la entrada, en el punto exacto donde está el sello del censo que hicieron, mostró Yosimar.
“Fue algo muy fuerte y muy triste para nosotros porque se perdió todo: tele, sala, camas, ropa de niño, personal, aparatos”, compartió. Vivían de un negocio de productos naturales y “lo único que con lo que me quedé es con la ropa que llevaba en ese momento, ropa, zapatos y playera, mi esposa igual, la ropa que llevaba ese día”. Desde entonces Yosimar maneja un taxi amarillo para llevar dinero a su casa.
Algunos de sus vecinos quedaron atrapados en sus casas y salvaron su vida subiendo a la azotea y los salvaron otros vecinos, sobre todo los más jóvenes, como Alan Herrera, quien vive en el condominio Marte de la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio, a un par de kilómetros de la casa de Yosimar.
Ese día, Alan venía de su trabajo, pero por el nivel del agua el taxi lo dejó en la calle Simón Bolívar, a un costado de la Plaza Colosio Diamante, entonces caminó entre callejones y llegó a su casa. Cuando despertó y salió de su hogar, donde platicó con El Sur, vio el río en el que se había transformado la calle Simón Bolívar, por la que se entra a la unidad Colosio desde el bulevar de Las Naciones.
Otros vecinos como él empezaron a ayudar, junto con los militares, a sacar las personas, algunas de ellas con el temor de salir de sus hogares, por miedo de la rapiña que iba a empezar”.
Corrió el “rumor” de que Costco abrió sus puertas para que las personas se llevaran la comida, contó Alan, “pero los guardias no pudieron controlar y se llevaron todo”: televisores, una de las imágenes más icónicas de Ingrid y Manuel. La tienda ya no volvió abrir y su terreno a orilla del bulevar de Las Naciones sigue abandonado, frente al campo de golf del hotel Princess.
Alán consideró que el problema de las inundaciones es la basura que tapa las alcantarillas, “pero el gobierno casi nunca viene a desazolvar las alcantarillas, ya sea CAPAMA (Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco) o el encargado de eso, nunca viene para acá”.
Señaló que los mismos puntos que se inundaron, como el monumento a Colosio y las avenidas principales, ambas zonas muy concurridas por muchos comercios, siguen padeciendo el mismo problema y desde que pasó la gran inundación no se ha visto un cambio general de infraestructura para evitar futuros desastres.
“Según te iban a trasladar a otros lados, pero pues la gente no quiere pues y no quiso porque aquí está su patrimonio, aquí ya tienen todo y a lo que ellos han invertido y han gastado, no les alcanzó con lo que les querían dar, las estaban rematando”, expuso.
Así lo decidió la familia de Yosimar porque “a pesar de la situación que se vive de la inundación y todo, es un lugar muy cómodo, muy tranquilo”, aseguró. Otras partes de la Colosio están saturadas: “los carros ya no entran,está muy estrecho, las calles están muy invadidas y en Rinconada no, es un circuito que subes, das vuelta y está todo despejado”, descripción que se constató en el recorrido de este lunes.
Las autoridades les advirtieron que era una zona inundable, “nos dijeron que nos iban a reubicar, pero la gente no lo quiso porque, hermano, nos querían mandar a (casas) Palenque, (casas) San Luis (colonia Mangos), toda esa zona de allá y pues no, aquí nos quedamos”. Las autoridades les dieron un apoyo de 10 mil pesos, “para las pertenencias supuestamente”, rio ligeramente el vecino.
El gobierno de Ángel Aguirre Rivero construyó en 2014 un cárcamo de bombeo en la calle Morelos, a 100 metros de la casa de Yosimar y a 200 metros del camino que cruza el viaducto Diamante, construido entre 1991 y 1993 por el Grupo Mexicano de Desarrollo (GMD) en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, obra vial señalada de ser una de las causas de las inundaciones.
Los vecinos consideran que la obra hidráulica de 2014 corrigió el problema de las inundaciones, pero resurgió en 2017, cuando algunas de las bombas que conforman el cárcamo de bombeo dejaron de funcionar.
El gobierno de Abelina López Rodríguez anunció el 30 de agosto pasado la rehabilitación del cárcamo de bombeo y Yosimar opinó que estas obras van a solucionar el problema de las inundaciones.

 

Piden trabajadores del Palacio de Gobierno abrir salidas de emergencia para facilitar desalojos

Trabajadores del Palacio de Gobierno, adscritos a la sección séptima del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG), emplazaron al gobierno estatal a abrir salidas de emergencia y a construir escaleras en el segundo y primer nivel para agilizar el desalojo de los edificios en situaciones de emergencia.
Los trabajadores también demandaron el retiro de las vallas metálicas que, desde el año pasado fueron colocadas en el acceso principal del Palacio para reguardar el inmueble de las protestas sociales.
Las peticiones fueron hechas durante una concentración de los trabajadores en la explanada del Palacio de Gobierno la mañana del miércoles, donde fueron atendidos por el director general de Administración y Desarrollo de Personal del Gobierno del Estado, Jaime Ramírez Solís.
Sin embargo, el funcionario les dijo a los trabajadores que por el momento no hay recursos para la apertura de puertas de emergencias y la construcción de escalaras del segundo y primer piso, pero que serán considerados cuando se autoricen recursos para la reconstrucción tras el sismo del 19 de septiembre pasado.
También les dijo que las vallas metálicas que permanecen instaladas en el acceso principal no pueden retirarse, porque sirven para el resguardo del inmueble ante protestas sociales.
El trabajador, Javier Mendoza contó que la petición obedece a la dificultad que tienen para desalojar el inmueble ante situaciones de emergencia, como ocurrió en el sismo del 19 de septiembre pasado.
Dijo que hay una sola escalera para cada uno de los siete edificios, y que para llegar a la salida los trabajadores tienen que recorrer un solo pasillo repleto de escritorios y mobiliario de oficina, en donde se van atropellando y obstaculizando entre ellos, lo que no sólo implica riesgos, sino que obstaculiza la salida rápida de sus oficinas.
Otro empleado, quien dijo que es de base, coordinador sindical de la sección séptima del SUSPEG e inscrito en la secretaria de Planeación y Desarrollo Regional con número de empleado 11174, miembro del Colegio de Ingenieros Civiles y director responsable de obras en el estado, se quejó de que desde que estaba en rehabilitación el edificio Tierra Caliente observó la falta de salidas de emergencias y la necesidad de construir escaleras para la salida de ocupantes del primero y segundo nivel, en todos los edificios.
Dijo que cuando hizo la observación le dijeron que su propuesta se iba a considerar en la rehabilitación, pero que el día de la conclusión de los trabajos observó que persistía la falta de salida de emergencia y las escalares, pero que le dijeron que se iban a construir después.
“Desafortunadamente, la naturaleza no perdona ni nos está dando la oportunidad de que podamos salvar vidas”, reclamó; aclaró que con el reclamó sólo está defendiendo su vida como trabajador y solicitó, a nombre de los trabajadores del Palacio de Gobierno, a las autoridades responsables que atiendan su petición, pues dijo que en este inmueble los trabajadores, “pasamos la mayor parte de nuestro tiempo”.
Otro empleado que sólo dijo que labora en el edificio Tierra Caliente, denunció que han encontrado negligencia de parte de las autoridades. Dijo que empezaron a ser atendidos por el subsecretario de Finanzas, Tulio Samuel Pérez Calvo, quien sólo les dio largas.
Informó que su petición cobró urgencia a partir del sismo de 7.1 grados con epicentro en Axochiapan, Morelos, luego de las dificultades que se encontraron para desalojar con rapidez los edificios.
Informó que, el miércoles pasado salieron a manifestarse en la explanada para que los escucharan, y que entonces salió a atenderlos el director general de Administración y Desarrollo de Personal del gobierno del estado, Jaime Ramírez Solís, quien nuevamente les dio respuestas imprecisas.
Informó que el acuerdo de los trabajadores es solicitar una audiencia, ahora directamente con el gobernador Héctor Astudillo Flores para que escuche de manera directa la petición de los trabajadores, porque dijo que todos los trabajadores que laboran en los siete edificios están expuestos a sufrir en cualquier momento “fatales accidentes”.
Se quejó, asimismo, de la “mezquindad” de los funcionarios públicos, que por proteger el inmueble de los grupos sociales que protestan estén poniendo en riesgo la seguridad de los trabajadores, puesto que ni siquiera las vallas metálicas quieren quitar de la entrada principal del Palacio para agilizar la salida no sólo de los trabajadores, sino también de los ciudadanos que acuden a hacer trámites.
Dijo que dieron un plazo de 15 días a los funcionarios que los han atendido para que les den una respuesta o les gestionen una audiencia con el gobernador, de lo contrario tendrán otro tipo de acciones.
Dijo que no aceptan que con el argumento de que no hay recursos no se resuelvan peticiones elementales para garantizar la seguridad de los trabajadores. (Zacarías Cervantes / Chilpancingo).