Promoverán juicio político contra Norma Otilia por demoler el memorial de los caídos del 60

El líder de la Asamblea Popular de los Pueblos del Estado de Guerrero Nicolás Chávez Adame durante la asamblea por el aniversario luctuoso del luchador social Pablo Sandoval Cruz Foto: Jessica Torres Barrera

Lourdes Chávez

Chilpancingo

En el cuarto aniversario luctuoso del luchador social, Pablo Sandoval Cruz, la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG) , la Dirección Colectiva de Organizaciones Sociales, Estudiantiles y Sindicatos, y activistas acordaron llevar el próximo 2 de febrero al Congreso del Estado una solicitud de juicio político para la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, por la demolición de las columnas del monumento de los caídos del 60 y mover la alegoría del lugar emblemático donde había sido ubicada.
En el espacio que ocupan las fuentes danzarinas de la Alameda Granados Maldonado, donde estaban las columnas, se realizó una asamblea popular cerca de las 11 de la mañana.
Luego, los participantes marcharon por la avenida Juárez hacia al panteón central para colocar una ofrenda floral en la tumba del luchador social. Ahí también destacaron su legado social.
Soledad Hernández Mena, hija del luchador social asesinado en Iguala, Arturo Hernández Cardona señaló que desde los tiempos de la guerrilla y el Partido de los Pobres que fundó Lucio Cabañas Barrientos, Sandoval Cruz estaba comprometido con las causas sociales.
En entrevista, el fundador de la APPG, Nicolás Chavez Adamez explicó que en la defensa de los territorios históricos, los activistas acordaron ir al Congreso local a entregar una solicitud de juicio político contra la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, por no atender el acuerdo de preservar el monumento histórico en honor de las personas asesinadas por el Ejército el 30 de diciembre de 1960 , en el sitio donde estaba.
Además que, en el clima de inseguridad que vive Chilpancingo y la deficiencia en los servicios, haya planteado irse de licencia a buscar una senaduría, o en su defecto, buscar la reelección.
“Ni el presidente Andrés Manuel López Obrador, buscar repetir en los cargos, es una desobediencia ahora que los del PRI y PRD se registran en Morena, ya no sabemos cuáles son los principios del partido en el gobierno. Es el mismo Prian con posibilidades de ganar dentro de Morena”, denunció. Aclaró que la lucha social no comparte esas posturas.
Además, informó que con esta asamblea, comenzará una serie de acciones para exigir atención a problemas educativos, demandas sociales y de servicios, y convocó al senador Felix Salgado Macedonio, y a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, a poner atención para resolverlos.
En la asamblea participaron representantes de desplazados de la sierra de Tecpan por la violencia, de egresados de normales públicas que hace dos años demandan plazas, damnificados del huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel de 2013, vecinos de Atliaca y Quechultenango.

Entregan organizaciones la presea Lucio Cabañas al Partido de los Pobres en Atoyac

Organizaciones sociales entregaron la presea Lucio Cabañas al Partido de los Pobres (PDLP) en la ceremonia del 49 aniversario luctuoso del guerrillero, en Atoyac.
Con honores a la bandera y una ofrenda floral en el Zócalo de la Ciudad de Atoyac, organizaciones sociales conmemoraron el 49 aniversario de la muerte de Lucio Cabañas Barrientos, asesinado por militares en combate en El Otatal en el municipio de Tecpan de Galeana.
La ceremonia se llevó a cabo en la explanada del Zócalo junto al obelisco donde yacen lo restos del también maestro rural, quien tomó las armas ante el acoso del gobierno y en demanda de condiciones dignas de vida para la población.
Ahí se entregó por tercera ocasión la presea Lucio Cabañas.
La hija del combatiente, Micaela Cabañas reseñó que por tercera ocasión se entrega a quienes desde sus trincheras han buscado un cambio.
La primera presea se entregó a la Normal Rural de Ayotzinapa, donde se formó y estudio el maestro guerrillero.
La segunda se entregó a la dirigencia de la Organización Campesina de la Sierra del Sur que recibió Hilario Mesino.
En esta ocasión se entregó al Partido de los Pobres, la recibió la llamada Niña guerrillera, Guillermina Cabañas quien destacó que este premio va  para todos los que apoyaron y hasta dieron su vida por el movimiento, asó como a todas las mujeres que fueron violadas, desaparecidas, torturadas y asesinadas “por formar parte de este movimiento de inconformidad”.
Dijo que estos eventos son importantes para que se conozca la lucha del profesor rural y se mantenga la memoria histórica.
Hace falta que se vea un cambio y que los funcionarios que salieron del partido de Morena bajen con el pueblo, y se vea la transformación hacia comunidades que fue lo que busco Lucio, porque “no se ve igualdad ni justicia”.
“Se debe seguir luchando como Lucio que estuvo en condiciones desiguales, pero no le falló al pueblo.
Se cito el daño colateral y la falta de justicia a los familiares de desaparecidos que siguen exigiendo atención del actual gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador. (Francisco Magaña / Atoyac).

Destacados luchadores sociales de Atoyac y de otros lugares de Guerrero, en la ceremonia en el 49 aniversario de la muerte de Lucio Cabañas Barrientos Foto: Francisco Magaña

La guerrilla de Lucio Cabañas no aprovechó el secuestro de Figueroa, dice un sobreviviente

El profesor Félix Bautista Matías en la conferencia “La actuación de un profesor revolucionario” en el foro Vida y obra del profesor Lucio Cabañas Barrientos en el auditorio de la UPN Foto: Jessica Torres Barrera

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

A 49 años del asesinato del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, uno de los sobrevivientes de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres (PDLP) atacada por los militares el 2 de diciembre de 1974 en el Otatal, municipio de Tecpan de Galeana, Pedro Martínez, reconoció que no supieron aprovechar el secuestro del ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa.
En tanto que otro de los integrantes de la guerrilla, Félix Bautista Matías consideró que de las 10 acciones armadas “más brillantes” de la guerrilla, el secuestro del senador Figueroa fue la más importante, pero que también, lamentablemente, marcó “el inicio del fin”.
Ambos sobrevivientes de la guerrilla de Lucio Cabañas participaron ayer en el foro: “Vida y Obra del Profesor Lucio Cabañas Barrientos” que realizó la organización Directorio del Poder Popular en el auditorio de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
En el foro hubo dos mesas, en la mesa 1 se disertó sobre el tema Lucio Cabañas Barrientos: Ideario Sostenido; impacto local, nacional e internacional.
En ella participaron la maestra Eneida Martínez Ocampo, con el tema: Lucio Cabañas Barrientos: Un luchador social incansable, así como el investigador Rodolfo Echevarría Martínez quien disertó: Relatos sobre la vida y obra del profesor y comandante Lucio Cabañas Barrientos, y el maestro Enrique Condes Lara con el tema Relaciones de Lucio Cabañas Barrientos y el Partido de los Pobres en la Liga Comunista 23 de Septiembre.
En la mesa 2: Del Movimiento de Autodefensa al Partido de los Pobres, participaron el historiador Francisco Ávila Coronel con el tema La Guerrilla del Partido de los Pobres; un Balance sobre su Legado para un México más Justo y Democrático; también el profesor Pedro Martínez, con el tema Etapas del movimiento armado en la Sierra de Guerrero, y el profesor Félix Bautista Matías, con La actuación de un profesor revolucionario.
Pedro Martínez, uno de los seguidores de Lucio Cabañas que sobrevivió al ataque del 2 de diciembre de 1974, reconoció que el secuestro del senador Rubén Figueroa no se supo aprovechar.
Recordó que lo secuestraron para exigir beneficios para el pueblo y lograr la liberación de todos los presos políticos, así como para obtener recursos económicos.
Contó que a pesar del crecimiento cuantitativo de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, con el secuestro, no hubo los cambios cualitativos profundos, porque la guerrilla no tenía el músculo para resistir la embestida criminal, luego de que las fuerzas armadas fueron convocadas por el gobierno y los capitalistas para rescatar a Figueroa a costa de detener, torturar, asesinar y desaparecer a comunidades que fueron arrasadas.
Agregó que esta situación “marcó la debacle del movimiento armado en la sierra, al no haber el suministro de alimentación ni siquiera para los campesinos de las comunidades, es decir, le quitaron el agua al pez”.
Otro de los sobrevivientes de la guerrilla, Félix Bautista Matías, dijo que el 2 de diciembre de 1974, 200 soldados del Ejército atacaron a la columna de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del PDLP, y que no hubo capacidad de respuesta porque la represión era inmensa, debido a que, según fuentes oficiales, tres cuartas partes del total del Ejército se había trasladado a Guerrero para combatir a la guerrilla de Lucio Cabañas en la sierra de Atoyac.
Recordó que para 1974, la guerrilla de Lucio Cabañas, ya había tenido las 10 acciones armadas más brillantes, es decir, emboscas al Ejército “con saldos favorables para la guerrilla”.
Agregó que en ese año ocurrió el secuestro del senador Rubén Figueroa, “una de las acciones de la guerrilla más importantes, pero también el pretexto para la intervención y represión militar en contra de Lucio y de los pueblos campesinos, donde había formado su base social. Fue, lamentablemente, el inicio del fin”.
Dijo que es importante recordar estos pasajes para mantener la memoria histórica y saber por qué ocurrieron estos hechos, cuál fue el contexto en que surgió la guerrilla, quién era Lucio Cabañas, de dónde vino y cuáles eran sus ideales.
Bautista Matías subrayó que ese 2 de diciembre falleció no sólo un guerrillero, sino un maestro “y un compañero que se ha vuelto un símbolo de las luchas populares, de las resistencias sociales e indígenas de nuestro estado”.
Celebró que por primera vez, este 2023 se haya incluido en los libros de historia de la Secretaria de Educación Pública (SEP) su participación en la guerrilla.
A Lucio Cabañas se le menciona en el libro para profesores; Un Libro sin Recetas para Maestras y Maestros, en el capítulo Soñar para Asaltar el Cielo.
“Mencionar estos hechos en los libros y reconocer los acontecimientos reales, describir al Estado represor de los años sesentas y setentas es hacerle un poco de justicia a Lucio Cabañas, “aunque a un sector de la derecha conservadora de nuestros días no le guste”, dijo Bautista Matías. Cuestión que a diferencia de lo que muchos piensan ese 2 de diciembre de 1974, las armas del Ejército mexicano, “no se vistieron de gloria, sino de sangre y de vergüenza”.
Antes, el historiador Francisco Ávila, dijo que Lucio Cabañas no era un hombre violento, sino que su movimiento armado inició por la política de maltrato, de los caciques y gobiernos locales que provocaron indignación y un profundo coraje.
Dijo que ha escuchado, sobre todo de los caciques y priistas de Atoyac, que el PDLP “inventó” los secuestros, “pero esto tiene que quedar bien claro, el PDLP no heredó a esta sociedad la violencia que estamos viviendo ahora, el PDLP lo que buscó fue agarrar a aquellos que eran los explotadores, los meros cabecillas que tenían el circuito de los matones en toda la Costa Grande, eso no es nada nuevo ni sorprendente, los principales que operaban eso, esos son los que fueron secuestrados”.
Pero lamentó que esa parte de la historia no les llegue a los jóvenes ni la entienden a pesar de que es muy importante.
Añadió que a las nuevas generaciones les hace falta entender el sentido de estas luchas, “y el sentido tiene que ver precisamente con la búsqueda de un mundo mejor en colectivo y no en lo individual”.
Al foro asistieron unas 50 personas, principalmente académicos y estudiantes de la UPN, integrantes de organizaciones sociales y los diputados de Morena, Osbaldo Ríos Manrique y Marco Tulio Sánchez.
El foro terminó con las consignas: “Lucio vive, la lucha sigue”, y en solidaridad con los padres de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos hubo consignas de “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”.
Los asistentes se solidarizaron con los reporteros que fueron baleados el martes en Chilpancingo y gritaron un “Vivan los periodistas de Guerrero”.

Pese a las imprecisiones, es “honroso” que Lucio esté en los libros de texto, dice su hija

 

Zacarías Cervantes

Chilpancingo
A pesar de que señaló algunas imprecisiones en los datos, la hija del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, Micaela Cabañas, consideró que “es honroso” que la represión durante la guerra sucia se haya incluido en los libros de texto.
“Como hija del maestro, siempre he buscado el reconocimiento y que se dé a conocer su lucha, porque es importantísimo que los jóvenes conozcan la historia de los movimientos sociales, porque si no conocemos nuestro pasado y nuestras raíces, estamos condenados a seguirlo repitiendo”, explicó.
Dijo que han habido muchas atenuantes y que mucha gente está en desacuerdo, porque piensan que se está politizando la educación, “pero no, al contrario, es parte de nuestra historia y hay que darla a conocer”, declaró por teléfono la representante en Guerrero de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
“De parte de la familia Cabañas y de la mía, nos parece que es honroso, es dignificante, es una forma de darnos a nosotros un poco de justicia y se reconoce la lucha de muchos luchadores sociales, que han dejado un legado a nuestro estado y a nuestro país”, destacó.
Explicó que se trata de luchas dignas, porque fueron por mejores condiciones de vida y no por poder.
Pero criticó que los libros tengan imprecisiones en algunos datos, uno de ellos es el que menciona que “un grupo de jóvenes, encabezados por Genaro Vázquez, Lucio Cabañas y algunos políticos locales, formaron la Asociación Cívica Guerrerense (ACG), pues recordó que su padre no perteneció a esta agrupación”.
“En ese contexto, se tendría que hacer un buen análisis para decir que fueron luchadores sociales en su tiempo y en su momento y que, a su vez, cada quien formó sus propias organizaciones; fue Genaro el que formó la ACG y el maestro Lucio, el Partido de los Pobres”, recordó.
Exigió: “Hay que decirlo bien y muy puntual, porque al historiador le faltó definir esos puntos; sin embargo, no deja de ser honrosa su inclusión”.
Micaela Cabañas reconoció que no está “muy de acuerdo” con algunas partes del texto, en lo que se refiere a la dignificación del legado que dejaron quienes participaron en los movimientos, que el historiador debería pensar muy bien y ser muy responsable en el mensaje que se quiere dar a los jóvenes. Explicó que éste siempre debe ser positivo.
Declaró que deben deslindarse bien las organizaciones en las que participaron Genaro y Lucio, además de que se les dé lugar a cada quien.
Criticó que también en otra parte se les presenta como a un grupo de jóvenes que, “como que no tenían ideología y que se unieron para dar una lucha”, pero aclaró que ambos luchadores sí tenían una ideología y lucharon por ella.
Opinó que las imprecisiones son porque, quienes hicieron los libros de texto, no pidieron la opinión a los familiares y a quienes de verdad conocen la historia.
La representante de la CNDH en Guerrero informó que es evidente que tampoco consultaron la recomendación 98/2003, “donde está la historia real y contada como debe ser y lo que pasó”.
Recordó que en esa recomendación, su padre Lucio Cabañas pasa de ser un gavillero, robavacas y guerrillero, a una víctima del Estado. Insistió en que todas estas situaciones se debieron haber tomado en cuenta en los libros.
Informó que como familia preparan un documento en el que fijarán su postura, en la que participan Pablo y David Cabañas, sus tíos. Informó que en el documento contarán la historia real del maestro Lucio.
Explicó que si bien no lo harán para que se incluya en los libros, si como una propuesta, con miras a que se tome en cuenta después, “porque estamos conscientes que no podemos echar abajo todo el trabajo que se ha hecho”.
Acotó que es respetuosa de las instituciones y que ama mucho lo hecho por el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que lógicamente la gente tiene sus errores y que por parte de la familia Cabañas quiere apoyar con información veraz de lo que debió haber sido, debió ser y estar en los libros.

 

Guillermina Cabañas vio cuando se llevaron a su sobrino; aprendió a disparar y se unió a la guerrilla

Guillermina Cabañas Alvarado, prima del líder guerrillero Lucio Cabañas platica su testimonio de la represión de la guerra sucia, ayer en Chilpancingo Foto: Tlachinollan

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Guillermina Cabañas Alvarado afinó su puntería disparándole primero a las calabazas, y cuando estuvo preparada entró a la guerrilla de su primo Lucio Cabañas obligada por la represión que en la década de 1970 sufría la familia del líder guerrillero.
El testimonio de Guillermina fue uno de los que recibió ayer la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos Cometidas de 1965 a 1990 (Comisión para la Verdad), durante el Dialogo por la Verdad.
Ahora de 74 años, la ex guerrillera originaria de San Juan de las Flores, municipio de Atoyac, contó que en ese pueblo la represión más fuerte se vivió entre 1970 y 1972 cuando fue ocupado por los militares.
Entonces había señalamientos contra los familiares del guerrillero Cabañas Barrientos y los militares llegaban a los pueblos y sacaban a la gente a la cancha de básquetbol, y quienes no se apellidaban Cabañas los ponían a un lado y los que sí en otro.
Muy jovencita entonces, Guillermina vio cuando militares se llevaron a su sobrino Antolín Cabañas Fierro, después a Joaquín Cabañas.
“Se sentía mucha impotencia, mucho coraje, no podíamos hacer nada ante las fuerzas armadas”, contó Guillermina, para entonces ya tenía desaparecido a su hermano Humberto y era ella quien lo buscaba.
Dijo que la mayoría de su familia, incluidos sus padres, salieron desplazados para Acapulco y ella se quedó al frente de los trabajos que le correspondían a su papá, pero también, por eso, fue hostigada por la misma gente del pueblo y empezaron a amenazarla.
De eso se enteró Lucio, quien le mandó una carta en la que le decía que se preparara para salir, antes le mandó a unas personas para que le enseñaran a usar armas.
“Yo le tenía miedo a las pistolas, sentía que me iban a explotar en la cara, pero de tanto y tanto me pusieron a prueba con una calabaza a 100 metros y hasta que le pegué me sentí segura”, contó.
Entonces le mandó avisar a sus padres que se iba a la guerrilla porque se estaban llevando a la familia Cabañas, “y no podemos hacer nada”.
Recordó que sus padres lloraron: “No te puedes ir, allá hay puros hombres, te van a tener de cocinera y no sabemos que más vaya a pasar”, le objetaron.
Pero Guillermina insistió, les dijo que prefería irse a que la agarraran con las manos cruzadas, “me tengo que defender, además yo coincido con las ideas de Lucio”, les insistió y se fue.

Dificultades en la sierra

Contó que el primer mes la acompañó su hermano Silvestre para constatar que ahí (en la guerrilla) había respeto.
“Tuve que estar aprendiendo las reglas, los trabajos se hacían parejo por hombres y mujeres. Los hombres tenían que aprender a hacer tortillas, lavar su ropa e igual las mujeres tenían que arrimar leña y los alimentos que se llevaban de otros pueblos”.
En los primeros días Guillermina se dio cuenta de que la vida en la sierra no era como la había imaginado, en el tiempo de lluvias dormían con la ropa mojada y con las botas puestas.
“A veces no podíamos ni prender la lumbre para preparar café o hacer la comida”, y dijo que lo peor fue cuando los militares los bloquearon y no los dejaban pasar alimentos ni pastillas para los enfermos.
Vio a compañeros que les llegaron a picar alacranes o animales ponzoñosos y no tenían antibióticos, ni pastillas para curarse.
Recordó una anécdota: Un día se le prendió una garrapata de las conocidas como del tigre en la entrepierna y le tuvieron que sacar la cabecita con un cuchillo, y la herida se infectó porque no había antibióticos, sólo se lavaba con jabón o con hojas de yerbas que creía eran curativas.
Además por el bloqueo del Ejército cuando no tenían suficiente comida comían raíces, una de ellas la oreja de burro que hervían para ablandarla.
En una ocasión cuando estaban en Los Piloncillos, no tenian alimentos y comieron cola de león que crece cerca de los arroyos. Contó que hervían el camote y en las noches no aguantaban los dolores de estómago por el frío, o porque lo que comían no era suficiente.
“Pasábamos hambre, frio, dolores, calores, diarreas.
Añadió que por esos días subieron unos médicos a apoyarlos y ella aprovechó para acompañarlos a las comunidades para dar consultas y aprendió a inyectar, poner suero, entablillar y a curar las heridas.
Después, cuando algún compañero se enfermaba ella estaba al pendiente de ellos.
Cuando los médicos se fueron le dejaron a su esposo el directorio para saber cómo se aplicaban las medicinas y los antibióticos, y mientras él daba las consultas ella era la enfermera, así apoyaban a las comunidades y los pobladores, a cambio, les daban huevos, frijol, maíz, a veces pollo que se repartían de a pedacitos.
Recordó que a finales de 1973 salió embarazada y se preocupó porque le daba hambre y no había qué comer, a tal grado que cuando le daba vómito lo que arrojaba era espuma.
Recordó que un compañero cercano a Lucio era “muy bondadoso” con ella y cuando salía de comisión pedía en las comunidades comida para llevarle.
Un día llegó y le dijo: “me da pena Hortensia (así la conocían en el grupo) te traje un pan pero viene bien mojado en mi morral, nos llovió y no sé si te lo quieras comer así. Vio que el pan lo llevaba envuelto en hojas verdes; “el hambre es canija, dámelo”, le respondió.
En otra ocasión se enfermó de gripa, tos y temperatura, mero cuando les avisaron que tenían que irse porque se acercaban los soldados.
Para salir tenían que cruzar un río y su esposo tuvo que cargarla para que no se mojara, pero a medio arroyo resbaló y cayeron los dos quedando totalmente empapada. Ambos tuvieron que seguir mojados porque no llevaban más ropa debido a que habían dejado sus mochilas para avanzar más rápido.
La empapada le agravó el dolor de cabeza, la temperatura y hasta quedó sorda.
Sonriente y divertida, contó que se hizo unos calzones de manta con las bolsas de arroz y a su esposo unos calzoncillos, y a éstos le quedaron el letrero de: “suprema” (la marca del arroz).
Dijo que en broma le pidió a su esposo: “no los vayas a tirar, guárdalos, porque ese calzoncillo va a ir a dar al Castillo de Chapultepec cuando termine esto (la guerrilla), pero en el primer arroyo los tiró y ella se enojó; “porque tenía historia ese calzón”, dijo ayer sonriente, contagiando al público.
El 14 de agosto de 1974, cuando tenía cinco meses de embarazo, Lucio le dijo que tenía que salir de la sierra porque ya era peligroso que enduviera en el monte.
De camino a Acapulco por el monte, una noche se cayó de la hamaca y rodó unos dos metros y su embarazo se le complicó, la tuvieron que sacar rápido, pues ya no podía aguantar más.
Explico que esa vez desbarató una bolsa de manta y se hizo una venda larga con la que se envolvió para avanzar más rápido porque ya para entonces los caminos estaban llenos de militares.
Otras parejas aprovecharon para salir con ellos y hubo lugares que atravesaban “como Tarzán, porque no podíamos ir por el camino, teníamos que ir rompiendo el monte para llegar donde pudiéramos dormir y al otro día seguir rumbo a Acapulco”.
Al final pudieron llegar “con muchos trabajos” a Acapulco, “desafiando los retenes y dando muchas vueltas”.
Explicó que en Acapulco ya tenian un lugar convenido donde se iban a reunir todos los que habían salido.
Informó que llegaron todos, y se abrazaron, rieron, lloraron y se despidieron, cada quien le dio por su rumbo, pero días después se iban enterando “que a fulano lo agarraron, y al otro también”.
Una de las que detuvo el Ejército días después fue Migue, a quien Guillermina dijo que quiso mucho; “siempre anduve pegada a ella, nos queríamos mucho”, contó y dijo que, incluso, a una de sus hijas le puso Migue, en recuerdo a ella que sigue desparecida.

Los Santiago Dionicio, una familia de Atoyac perseguida por su apoyo a Lucio Cabañas

María de los Ángeles Santiago Dionicio, hermana del ya fallecido ex guerrillero, ex diputado y ex presidente estatal del PRD Octaviano Santiago en la entrevista para el El Sur Foto: Zacarías Cervantes

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

La familia Santiago Dionicio de Atoyac se incorporó al movimiento de Lucio Cabañas, primero por las condiciones de pobreza extrema que padecieron, después por el discurso del guerrillero que convenció sobre todo a Octaviano, quien junto con su hermana María de los Ángeles Santiago Dionicio fueron testigos de la represión del 18 de mayo de 1967 en la plaza de esa ciudad, episodio que motivó al guerrillero a tomar las armas y a remontarse en la sierra.
En entrevista, la hermana de Octaviano declaró que la simpatía y la participación de su familia en el movimiento de Lucio Cabañas, de quien este 2 de diciembre se cumplen 48 años de su asesinato, desencadenaron una de las represiones más crueles en contra de algunos de sus hermanos.
Los episodios los recordó entre sollozos, pero dijo que “valió la pena”, a pesar de que cuando menos dos de ellos; Octaviano y Francisco, murieron por enfermedades derivadas de las secuelas por las torturas físicas y sicológicas.
La maestra María de los Ángeles es una de las mayores de la familia Santiago Dionicio, y junto con Octaviano, miembro de la guerrilla de Lucio Cabañas, a la postre dirigente y fundador del PRD y diputado local, se ganaban la vida vendiendo chicozapotes que les regalaban sus tías en las ferias de los pueblos de Atoyac y la más famosa, la de San Bartolo, de Tecpan.
Contó que eran seis hermanos y frecuentemente se dormían en el suelo sin cenar, a veces, incluso, sin comer; “vivimos la peor pobreza y miseria que te puedas imaginar”, dijo la maestra en un receso de un taller para profesores en el que participaba el miércoles en el Museo Interactivo la Avispa de Chilpancingo.
María de Los Ángeles recordó que Octaviano, cuando tendría unos 10 años y ella unos ocho, le exigía a su madre, doña Juana Dionicio, que comprara bolillos en vez de panes porque eran más chicos y sus hermanos no se llevaban.
“Inicialmente la pobreza y el hambre nos motivó a entrar a la lucha de Lucio. Después se vino y fuimos testigos de la represión del 18 de mayo de 1967 en Atoyac”, contó María de los Ángeles, quien entonces tenía 13 años y estudiaba el sexto año en la primaria Juan Álvarez.
Como presidenta del Comité de Alumnos le tocó organizar el festejo del Día del Maestro, que sería ese mismo 18 de mayo, pero que suspendió por la masacre.
En su escuela había un movimiento en contra de la corrupción de la dirección que cobrara tres pesos al mes por cada alumno y los obligaban a llevar uniformes y al que no, lo regresaban.
“Imagínate, nosotros éramos seis hermanos, a dónde íbamos a traer tanto dinero, por eso estábamos en contra de la directora y a favor del movimiento al que fue invitado Lucio Cabañas a pesar de que este era maestro de la escuela Modesto Alarcón”.
María de los Ángeles contó que ese 18 de mayo, reunió a sus compañeros para que le ayudaran a organizar el festejo a los maestros y desde temprano, cuando iba a la escuela y pasó por el Zócalo, vio a muchos policías “motorizados”.
Después del mediodía las madres llegaron a la escuela Juan Álvarez con el mole, el estofado y el arroz para la comida de los maestros, y ella cuando fue por el aparato de sonido para el programa vio a Lucio que estaba en el Zócalo micrófono en mano, convocando al mitin de los padres de familia en contra de la directora de la escuela Juan Álvarez.
Dijo que pasó a hablar con él porque su profesor le pidió que lo invitara al convivio más tarde.
“El aceptó agarrándome la cabeza cariñosamente y me pidió que le avisara cuando ya estuviera empezando el festejo”, y ella se comprometió a que irían a traerlo.
Pero de regreso, cuando pasaban con las bocinas con otra de sus compañeras, “se soltó la balacera”, y corrieron a meterse a una casa cercana desde donde vieron cuando a Lucio se lo llevaron a esconder a unas fondas cerca del Zócalo donde él comía “y lo querían mucho, fue por eso que salió con vida”.
Aseguró que antes de que ella y su amiga llegaran al Zócalo cargando las bocinas, había escuchado que Lucio arengaba: “’no vamos a caer en provocación, vamos a hacer las cosas por la vía pacífica’. Yo pienso que él nunca pensó que iba a tomar las armas ese día que salvó la vida de milagro”.
Recordó que antes de que alguien la escondiera en una casa vecina vio a algunos de los muertos, entre ellos a doña Isabel, una señora embarazada que ya andaba en días para aliviarse.
Dijo que observó a la mujer ya sin vida y todavía el bebé “meneándosele” en el vientre, “todo eso lo cargo en mi mente como si hubiera sido ayer”.
Indicó que entonces su hermano Octaviano tendría 15 años, “y le dio tanto coraje” que a partir de entonces se sumó al movimiento de Lucio repartiendo volantes.
A esa edad lo detuvo por primera vez el Ejército por repartir propaganda, “esa sería la primera de 14 veces que estuvo preso a lo largo de su vida”.
La segunda vez fue a los 17 años cuando estudiaba la preparatoria en Chilpancingo.
Después, María de los Ángeles perdió la noción de los años en que su hermano fue detenido. Sólo recuerda que una vez ella estaba presente cuando le fueron a avisar a su mamá Juana que los soldados se llevaban detenido a Octaviano.
Explicó que entonces recientemente había habido el corte del café y su madre tenia algo de dinero, y pagaron un taxi para seguir a los militares a una casa particular donde tenían su cuartel.
Vio que a Octaviano lo llevaban vestido de militar y que alcanzó a decirles adiós con las manos, pero cuando llegaron al cuartel les negaron que lo tuvieran detenido, pero su madre les gritó: “Yo no me muevo de aquí porque aquí lo tienen, y me voy hasta que me lo entreguen”.
Agregó que los militares aseguraban que no tenían a ningún Octaviano, hasta que lo vieron salir al baño y su madre le gritó a un general: “No que no lo tienen, ahí va, entró al baño y me lo van a entregar”.
Enseguida el general llamó a Octaviano y le preguntó que por qué andaba repartiendo propaganda de la guerrilla y el joven le respondió que eso no era delito.
El militar le dijo que Rubén Figueroa (entonces senador), le ofrecía un cargo pero que dejara el movimiento de Lucio, y Octaviano le respondió: “’no me miente la madre general’, no aceptó, ‘si me van a matar, mátenme de una vez’”.
El general a regañadientes le dijo a su madre: “¿Ya ve señora?”, sin embargo, se los entregaron después.
María de los Ángeles explicó que cuando salían, su hermano les contó que vio adentro al comisariado de la comunidad de San Martín, Julio Hernández, y que lo oyó quejarse muchas veces por las torturas, “yo creo que ya está muerto porque no se oyen los quejidos”.
En ese momento llegó la esposa del comisariado acompañado por un taxista, hermano del comisariado.
La esposa llegó reprochando que hayan detenido a su marido después de que les mató un marrano para que comieran y les bajó cocos.
Dijo que minutos después la esposa del comisariado y el hermano de este se enterarían de que Julio Hernández ya estaba muerto en la funeraria Manzanares, a consecuencia de la tortura que recibió de los soldados.
“Fue una cosa triste y dolorosa, lo mataron con picahielo, le dieron piquetes en la cara, en la panza, le rajaron los pies. Eso acabó de indignar a Octaviano”, narró.
Explicó que a partir de entonces se comenzaron a reunir a escondidas con la gente de Lucio y su casa permanentemente estaba sitiada por militares. “ya para entonces decían que éramos guerrilleros”.
Otra vez que detuvieron a Octaviano fue cuando estaba estudiando la preparatoria en Chilpancingo. Antes, detuvieron y saquearon la casa de su hermana Rosario quien era la mayor y vivía en Acapulco, para que lo entregara.
Rosario estaba recién aliviada y la tuvieron vigilada en la cárcel de Acapulco tres días con sus noches, siempre apuntándole con pistola.
Días después les contó que escuchaba los clamores de los detenidos en otras celdas que decían: “ya no me pegue” y los militares respondían, “hínquese”.
Rosario les dijo que a veces escuchaba también los llantos de otros detenidos implorando: “Ya no me pegue”.
María de los Ángeles contó que en otra ocasión, Octaviano le pidió que le llevara una carta a Carmelo Cortez, otro miembro de la guerrilla de Lucio que estaba preso en la cárcel de Chilpancingo y cuando estaba parada en la reja con una compañera de la Preparatoria, la llamó un general de apellido Tijerina quien le dijo: “Tú qué andas haciendo aquí pinche vieja hija de la chingada, los amigos se ven en la cárcel y en la cama y tu eres amante de este cabrón, eres de lo peor”.
–Yo soy estudiante, no me ofenda, soy una señorita –respondió la hermana de Octaviano.
–A ver, ¿de dónde eres?
–De Atoyac.
–¿Y con cuantos guerrilleros te revolcaste?
Dijo que esa vez la tuvieron detenida tres horas haciéndole esos señalamientos hasta que fue el papá de su amiga que era abogado.
Denunció que otro de sus hermanos, Francisco, quien no participó de manera directa en el movimiento de Lucio Cabañas, también fue perseguido con intenciones de detenerlo y por ese motivo dejó la Escuela Superior de Agricultura (ESA) de Iguala.
“Se vino de Iguala a Chilpancingo y una vez cuando caminaba acompañado de uno de sus amigos se le acercó un policía judicial y le preguntó a su compañero: “¿Tú eres Francisco? y en vez de agarrar a su hermano se llevaron a su acompañante”.
Informó que Francisco anduvo huyendo varios años “y fue tanto el temor que cargaba que al final sufría de delirios hasta que murió, siempre con el temor de que sería detenido y a los militares que de niño tenían sitiada su casa”.
Otra de las detenciones que sufrió Octaviano, recordó que fue en 1975 en Querétaro, acusado del homicidio de un tal Obdulio, que no cometió, pero que se culpó por la tortura que ya no aguantaba.
Octaviano le contó a su hermana que “le rajaron sus testículos” y que las golpizas eran tan crueles que un día se hincó e imploró: “Dios, si deberás existes que ya no me torturen, y si no, que me maten de una vez”.
Agregó que dos días después le habló el procurador quien le preguntó: “qué prefieres que le avisemos a tu familia o una conferencia de prensa”.
Dijo que él pidió la conferencia de prensa en la que se culpó del homicidio y a cambio pidió que lo trasladaran a Acapulco donde negó todo y denunció que se culpó por las torturas.
“Lo que nos da gusto que el gobierno no cumplió su objetivo de asesinarlo”, aunque dijo que Octaviano murió (el 9 de agosto del 2012 a los 61 años) por padecimientos causados por las secuelas de las torturas, murió de neumonía y complicaciones en los riñones.
Octaviano murió en el Hospital del Seguro Social de Acapulco y horas antes de que falleciera, María de los Ángeles lo vio pensativo y le preguntó: ¿en qué piensas?, aquél le respondió: “En que como pude aguantar tantas chingas que me dio el gobierno”.
María de los Ángeles explicó que fue tanta su devoción por Lucio Cabañas que cuando estudiaba el sexto año en la escuela Juan Álvarez en contra de la voluntad de su madre se cambió a la Modesto Alarcón, donde daba clases Lucio.
“Se hicieron grandes amigos con Lucio quien le enseñó a tocar guitarra”, contó le hermana del ex miembro de la guerrilla de Lucio.
Dijo que comenzó a gustarle sus discursos desde cuando Octaviano acompañaba a su madre al Ejido el Porvenir Limón, donde nació Lucio y su madre tenía una huerta de café y el comisariado invitaba a reuniones en las que Lucio daba platicas a los ejidatarios.
Por Lucio, Octaviano entró después al Partido Comunista que lo envió a la URSS cuando apenas tenía 16 años y se libraba la guerra de Vietnam. Esa vez, dijo su hermana “se fue a preparar políticamente”.
La hermana de Octaviano informó que durante los días de mayor persecución a su familia, la madre abandonó Atoyac y se vino a vivir a Chilpancingo y vendió sus huertas de café que era el único patrimonio que tenía.
A más de 50 años, María de los Ángeles dijo que a pesar de la represión “no nos rajamos, seguimos firmes mi familia y yo. Nos costó caro, no fue fácil pero valió la pena”.
Para María de los Ángeles la guerrilla de Lucio Cabañas en la que se fletó su familia coadyuvó para que llegara a la presidencia Andrés Manuel López Obrador, “y para ello tuvieron que pasar cosas muy dolorosas como las que vivimos”.

Urgen reparación del daño y justicia a víctimas de Atoyac en aniversario luctuoso de Lucio Cabañas

Activistas de Atoyac en el aniversario luctuoso de Lucio Cabañas demandaron al gobierno federal la reparación urgente del daño y justicia para los desaparecidos y desplazados por el combate a la guerrilla Foto: Francisco Magaña

En el 47 aniversario luctuoso de Lucio Cabañas Barrientos, activistas pidieron a las instancias federales la reparación urgente del daño y justicia para los desaparecidos y desplazados que generó la autoridad en el combate de la guerrilla.
Miembros del Colectivo de Comunidades y Ejidos de Derechos Humanos de Desaparecidos de la Guerra Sucia en el municipio de Atoyac conmemoraron el aniversario luctuoso en el obelisco del Zócalo, donde depositaron una ofrenda floral.
Pidieron que se atienda su pliego petitorio, principalmente de la reparación del daño.
Señalaron que muchos de los familiares y víctimas se encuentran enfermos y otros ya fallecieron sin que hayan podido lograr que se cristalice la justicia por la represión que vivieron.
También demandan que se incluyan más pueblos y víctimas para la relación de los afectados por la represión, que no quede en la impunidad y se diga la verdad de sus desaparecidos.
Posteriormente se trasladaron a una reunión con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas para expresar sus demandas entre las que destacaron una oficina en la ciudad de la Comisión de la Verdad porque Atoyac es el municipio con más casos y muchos de los agraviados son adultos mayores y enfermos. (Francisco Magaña / Atoyac).

Crónicas del Palacio IX

El cadáver de Lucio Cabañas Barrientos

Cerca de 5 mil soldados de seis batallones, y secciones de apoyos que venían de la Ciudad de México, le tendieron un cerco que se prolongó hasta el lunes 2 de diciembre de 1974, cuando cayó peleando a las 9 de la mañana en el paraje conocido como El Otatal. Para entonces Lucio Cabañas Barrientos, alejado de su familia y de sus bases de apoyo, únicamente se alimentaba con maíz asado y retoños de plantas del campo. Fue lo único que hallaron en su estómago al practicarle la necropsia.
La tropa que lo batió tenía también tres días sin recibir abastecimiento, estaba hambrienta y ya deseaba bajar de la sierra. Para no alertar al guerrillero los militares evitaron el uso de helicópteros y se desplazaban a pie, algunos casi descalzos con ropa de civil.
Como resultado de una delación el 2 de diciembre de 1974, efectivos del Ejército se enfrentaron a una columna guerrillera, encabezada por Lucio Cabañas, en el paraje conocido como El Otatal, después de combatir en forma decidida el líder del Partido de los Pobres resultó muerto. La versión del Ejército es que cayó durante el enfrentamiento, por otro lado existe la versión de que Cabañas al verse acorralado se pegó un tiro con el M-2 que portaba, esta versión la defiende Felipe Fierro en su libro El Último Disparo.
Al momento de su muerte Lucio Cabañas traía consigo el M-2 que fue expropiado a los guardias del Inmecafé en El Porvenir. El campesino Isabel Ramos Ruiz decidió denunciar a Lucio porque el Ejército tenía detenidas a sus parientes: Amalia Ramos Espinosa, Gregoria Sotelo Ramos, Paula Ramírez Ayala y Jorgelina Ramos García. El mismo guió al Ejército hasta donde estaba el guerrillero.
Ya caído, el Ejército recogió el cuerpo de Lucio y lo llevó vía aérea al Cuartel de la colonia Mártires. Con un espejo reflejando la luz del sol, desde un helicóptero, avisaron al médico militar Rodolfo Guillén del Valle, que estaba con su familia, que ya traían el cadáver del guerrillero. La maestra Lupita, que se encontraba en ese momento en el domicilio del médico militar, apenas pudo contener el llanto, cuando éste dijo: “Ya traen el cadáver del maestro”.
El cuerpo de Lucio Cabañas fue colocado en una plancha en una esquina del cuartel. Presentaban tres lesiones, con disparos calibre 7.62, uno en el maxilar inferior derecho sin orificio de salida (tiro de gracia) otro en la axila izquierda con orificio de salida en la espalda y un disparo más le entró en la dorsal décima y le salió al nivel del hombro. Las lesiones del maxilar y de la espalda eran mortales por necesidad. Se le localizó una cicatriz en la cola de la ceja izquierda. Eso fue lo que informó a los medios de comunicación el médico militar Rodolfo Guillén del Valle comandante del pelotón de Sanidad.
Según lo informado por el médico, Lucio falleció entre las 9 horas con 7 minutos y 9 con 19 minutos. La herida que lo mató fue la del maxilar inferior derecho. La versión oficial es que entregaron el cadáver a su tío Pascual Cabañas. Al lugar acudió el presidente municipal Silvestre Hernández Fierro y el gobernador Israel Nogueda Otero, así como los testigos que identificaron el cadáver.
El periódico Milenio publicó el 11 de diciembre del 2000, de la página 20 a la 27: “El informe sobre la muerte de Lucio Cabañas que envió el general de brigada Eliseo Jiménez Ruiz comandante de la 27 zona militar al secretario de la Defensa Nacional Hermenegildo Cuencas Díaz, el 7 de diciembre de 1974, fue el capitán primero de infantería Pedro Bravo Torres, perteneciente a la patrulla Vallecitos del 19 Batallón de Armas el que se adjudicó la muerte de Lucio.
Hace poco también se dio a conocer un video sobre la necropsia al cadáver de Lucio Cabañas, el equipo de Televisa que se movió en esa ocasión, filmó desde los aires el cuartel. Se ve que para ese día todavía no se construían las casas que fueron las viviendas de los soldados de clase. Luego el gobernador Israel Nogueda Otero saldría en la televisión nacional dando la noticia de la caída del guerrillero y echándole porras al Ejército.
Silvestre Hernández Fierro, la maestra Genara Reséndiz, la secretaria de la Agencia del Ministerio Público Ricarda Alonso López y el determinador de la misma Raúl Orbe Berdeja identificaron el cadáver de Lucio según el parte oficial.
Su acta de defunción está asentada en la hoja 47 del libro de 1974. El certificado de defunción fue expedido por el médico militar Rodolfo Guillén del Valle, con cédula profesional número 270851. También estuvo presente el agente del Ministerio Público, el licenciado Ángel Custodio Serrano quien después escribió un libro sobre la época que le tocó vivir en ésta región.
El acta de defunción dice que Lucio Cabañas Barrientos originario de El Porvenir nació el 15 de diciembre de 1936, tenía 37 años. Dice que falleció a las 9 horas del 2 diciembre de 1974, en El Otatal, que se inhumó en el panteón civil de Atoyac. Firma el médico Rodolfo Guillén del Valle con domicilio en el 27 Batallón de Infantería. Declarante: Raúl Orbe Berdeja de 52 años, empleado estatal, con domicilio en Nigromante Número 1. Firman como testigos: Esteban Acosta S. de 52 años, empleado municipal y Agustín Hernández de 40 años, empleado municipal. El acta de defunción como dije es la número 47 está levantada a las 15 horas del 2 de diciembre de 1974, ante el doctor Silvestre Hernández Fierro.
Ese día al Palacio Municipal llegó el coronel Alfredo Cassani Mariña, para pedirle al presidente municipal Silvestre Hernández Fierro que se encargara de la sepultura. El tesorero Régulo Fierro Adame instruyó a don Agustín Hernández Vázquez, Casanga; que era inspector de obras públicas para que buscara quien cavara la tumba. Eran las 10 de la noche, cuando El Chino Galeana y Ramiro Galeana a quienes se les pagó 100 pesos comenzaron a cavar. Cuando estaban trabajando doña Evelia Organista la esposa de Hugo Martínez les prestó un candil de dos mechas para que vieran en la oscuridad. Como a las dos y media de la mañana terminaron de hacer la sepultura. La fosa se hizo normal, uno de ancho por dos de largo.
Antes del amanecer el cadáver fue sepultado en el panteón civil de Atoyac, donde el cuerpo permaneció hasta que fueron exhumados sus restos el 3 de diciembre del 2001 y el 12 de agosto del 2002, los antropólogos forenses comprobaron que efectivamente correspondían a Lucio Cabañas Barrientos.
“Los soldados del 27 Batallón de Infantería resguardaron noche y día por dos meses la sepultura de Cabañas, y a nadie dejaban arrimar; después de esos dos meses de guardia continua, se retiraron. Al cumplir el primer año, volvieron los militares a montar guardia y luego se volvieron a retirar”, nos recuerda don Simón Hipólito Castro.
Ese día 3 de diciembre de 1974 a las 8 de la mañana también fue sepultado en el panteón municipal de Iguala Guerrero el cuerpo del soldado Luis García Pérez del 49 Batallón de Infantería muerto en el enfrentamiento del paraje El Otatal. Con él también murió el cabo Vicente Díaz Flores del 19 Batallón de Infantería con sede en Petatlán que fue sepultado en esa ciudad.
De los guerrilleros que iban con Lucio el día en que murió se tiene noticias solamente de tres. Otros hablan de cinco, que dos lograron escapar. Según el reporte del Ejército el primero en caer muerto fue Esteban Mesino Martínez, Arturo. Luego junto a Lucio caería Lino Rosas Pérez, René. Mientras Marcelo Serafín Juárez, Roberto, fue detenido vivo. Algunos testigos dicen que en la morgue improvisada del Cuartel de la Mártires, había otro cadáver que tenía garrapatas entre los dedos de los pies. Pero ése no fue identificado y tampoco se sabe cuál fue su paradero.
Hace poco después de estar desaparecidos por más de 32 años fueron entregados los restos de los guerrilleros Lino Rosas Pérez René y Esteban Mesino Martínez Arturo. Según algunos testimonios, después del combate, los tres jóvenes rebeldes fueron detenidos con vida, Lino y Esteban fueron fusilados por los militares en una casa en Guayabillo, para luego ser sepultados en el panteón de ese lugar. Marcelo Serafín Juárez está desaparecido hasta la fecha.
La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado los localizó y los restos fueron exhumados para aplicarles exámenes de ADN. Los estudios resultaron positivos y una vez disuelta la Fiscalía, la Coordinación de Investigaciones de la Procuraduría General de la República fue la encargada de entregar a los familiares los restos, que fueron traídos a la ciudad de Atoyac el jueves 8, en cajas de cartón. Los restos fueron puestos en ataúdes en las oficinas de la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Víctimas de las Violaciones a los Derechos Humanos. Los dos combatientes fueron sepultados la mañana del viernes 9 de febrero del 2007, para tal efecto se ofició una misa de cuerpo presente en la iglesia de Santa María de la Asunción, de ahí fueron llevados con música de viento al panteón municipal, donde estuvo sepultado clandestinamente Lucio Cabañas. Ahí quedaron sepultados los jóvenes rebeldes, René y Arturo.

Se fue el batallón

En lo personal conocí el cuartel en 1986, cuando siendo presidente de la sociedad de alumnos de la Escuela Secundaria Federal Enedino Radilla, asesorado por la profesora María de Jesús Luna Radilla, acudí con otros compañeros, a gestionar apoyos para nuestro plantel escolar, que siempre está en construcción.
Luego una noche de diciembre de 1989 dos militares, vestidos de civil, llegaron a provocar a la guardia del plantón perredista que estaba en la esquina de Independencia y Agustín Ramírez, Ulises Flores Santiago y yo enfrentamos a los soldados. Uno sacó su pistola y apuntando a la cabeza de Ulises la amartilló, al otro día, acompañados de los dirigentes del partido acudimos al cuartel a poner la denuncia. El cuartel era muy bonito por dentro, bien limpio y arreglado, el coronel de ese tiempo mandó a arrestar a los agresores.
A mediados de 1994, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) retiró de Atoyac la sede del 49 batallón de infantería. Nunca hubo una versión oficial de la decisión, y extraoficialmente se supo que las instalaciones del cuartel eran insuficientes y que los militares se retiraban mientras se construyera uno nuevo. La alcaldesa María de la Luz Núñez Ramos envió al todavía presidente Carlos Salinas de Gortari una solicitud para que no se fuera el Ejército de este lugar, que se quedara para preservar la paz y la tranquilidad de la población. Pero además que su presencia representaba una importante derrama económica para el municipio. Sin embargo las peticiones no fueron escuchadas y el batallón se fue para Petatlán.
María de la Luz dijo a los medios de comunicación que no quería que se fuera el Ejército porque durante el mes de junio, cuando hubo el operativo militar en las comunidades sierreñas, no se registró ningún asalto y ningún secuestro. “Porque a ellos sí los respetan, no se meten con ellos”.
Las casitas del cuartel que ahora ocupan las regidurías de Desarrollo Urbano y Reglamentos, eran ocupadas por el personal de tropa entre los que estaban de cabos a sargentos primeros. La otra sección de casitas donde están Saneamiento Básico y la Policía Ministerial las ocupaban de subtenientes a capitanes primeros. Y las instalaciones donde ahora está el cuartel de la policía del estado, eran los aposentos del coronel o general jefe del Batallón.
Los grupos de militares estaba organizados de la siguiente manera: Un pelotón equivalía a un sargento con 10 de tropa. Una sección 35 elementos con un tambor y un corneta. Una compañía tenía 140 elementos y el batallón tenía tres compañías.
El 14 de noviembre de 1994 la Sedena transfirió el cuartel del 49 Batallón de Infantería al gobierno del estado. A la entrega asistió el secretario general de gobierno Rubén Robles Catalán y procurador Antonio Alcocer Salazar. Les hizo entrega el general Juan Heriberto Salinas Altés comandante de la Novena Región Militar.

 

En un homenaje en la capital entregan a sus familiares los restos de dos guerrilleros muertos en 1974 en Atoyac

Familiares del guerrillero  Eliseo Flores Vázquez observan el féretro que les fue entregado por la extinta Comisión de la Verdad, al término del homenaje en el teatro hundido de la alameda Granados Maldonado en Chilpancingo  Foto: Jesús Eduardo Guerrero
Familiares del guerrillero Eliseo Flores Vázquez observan el féretro que les fue entregado por la extinta Comisión de la Verdad, al término del homenaje en el teatro hundido de la alameda Granados Maldonado en Chilpancingo Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Al centro del teatro hundido de la Alameda Granados Maldonado de esta ciudad llegaron los restos de dos combatientes de la guerrilla del comandante Lucio Cabañas Barrientos, muertos en un enfrentamiento contra soldados del Ejército el 8 se septiembre de 1974, y rescatados 40 años después en los límites de Atoyac y Coyuca de Benítez, cerca de la localidad El Posquelite, por la Comisión de la Verdad (Comverdad).
Con La Internacional (el canto más famoso del movimiento obrero) y el himno nacional mexicano, luchadores sociales, universitarios, estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y exguerrilleros rindieron un sentido homenaje antes de entregar los cuerpos con sus pequeñas pertenencias a sus familiares, para que tengan una sepultura digna.
El comisionado de la Comverdad, Arquímides Morales Carranza destacó que los guerrilleros entregaron su vida por una sociedad justa, “aunque algunos digan lo contrario”.
Denunció que 43 años después, México está igual o peor porque “en un país donde la violencia se hizo cotidiana, lleva a la sospecha de que somos gobernados por un narcosistema político”.
Inicialmente los combatientes fueron identificados como G1 y G2, y a partir de análisis de ADN a familiares de los desaparecidos, fueron reconocidos como Eliseo Flores Vázquez de Acuentla, Chilapa, y Martín Nario Organes de la comunidad de San Andrés de la Cruz.
Los hallaron a unos 300 metros de distancia uno del otro en el cerro de Las Clavellinas entre junio y julio de 2014, detalló el también comisionado, Nicomedes Fuentes García.
Dijo que vecinos de El Posquelite indicaron que la balacera con los soldados del Ejército tardó unas 2 horas, “probablemente el último que cayó estuvo peleando por mucho tiempo”, porque para hallar los restos de G2 utilizaron un detector de metales, pues la versión de los pobladores que sepultaron los cuerpos es que uno llevaba metal en una prótesis dental, sin embargo, había sonido de metales por todos lados, de las esquirlas de las balas esparcidas en el suelo.
“Ahora tienen un nombre, tienen su identidad a salvo, eso es parte de un derecho, a esa identidad, a estar en un lugar donde su familia los pueda ver, los pueda visitar”, mencionó.
Un representante de la Normal Rural de Ayotzinapa, acompañado de una madre de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 y 27 de septiembre de 2014, dijo, “que se revuelque en su tumba (Rubén Figueroa) Figueroa porque en estos momentos estamos recordando a estos hombres valientes, porque hoy en día decimos: aquí seguimos los estudiantes de Ayotzinapa, sigue nuestra escuela con estos hombres que luchan, sigue en la lucha porque sigue poniendo sangre”.
Rindieron honores los combatientes del comandante Lucio Cabañas, formado en la Normal Rural “como un hombre libre, con conciencia. Eso le dio para organizar al pueblo, a la comunidad, impulsar a esto hombres y mujeres que en aquel tiempo lucharon contra el mal gobierno”.
La remembranza a los guerrilleros, leída por Morales Carranza comenzó con un texto de Eduardo Galeano, Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.
Comenzó el reconocimiento “a dos mexicanos que lucharon por nosotros, defendiendo el sueño de vivir en una sociedad justa, donde no hubiera ricos ni pobres, poderosos ni don nadie, donde todos pudieran comer, vestir, estudiar, gozar de salud tener un trabajo digno y vivir en paz. A esos sueños le apostaron lo único que poseían, el bien más preciado que pueda existir: su vida”.
Añadió, “cayeron en el intento. Se podrá estar de acuerdo o no en el camino que siguieron para demostrar sus verdades, pero lo que no se puede negar es que aquel que ofrece su vida por un ideal noble es un humano verdadero, y debe ser respetado y admirado”.
Su sueño sigue vigente a más de 40 años, porque las condiciones no han cambiado, “aunque algunos digan lo contrario, seguimos padeciendo un gobierno corrupto y un pueblo en la miseria, vivimos en un país que se va a pique, donde 81 por ciento de los jóvenes no tienen posibilidades de matricularse en una licenciatura, donde la escolaridad promedio es de 8.3 años, de tercero de secundaria, inmerso en una severa crisis económica donde la Secretaría de la Función Pública (SFP) estima que se pierden de 70 a cien mil millones de pesos por cohecho, corrupción, sobornos e ineficiencia, ¡y no pasa nada!”.
Aclaró que con este acto “se recupera la dignidad de “los nadie” que alguna vez fueron tachados de robavacas, facinerosos, desadaptados sociales y bandidos, lo mismo que fue esgrimido contra Hidalgo, Morelos, Francisco Villa o Emiliano Zapata, por todo ello queremos decir: gracias por lo que intentaron hacer por los pobres y los oprimidos de este país, nuestra obligación y compromiso es seguir su ejemplo y lugar por hacer realidad el sueño que los hizo entregar el único tesoro que tenían”.

El traslado de los restos

La Comverdad informó que los trabajos previos de inhumación y traslado tuvieron todo el apoyo de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de la Ciudad de México, y que la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos ayudó a convencer a la Procuraduría General de la República que era importante devolver los restos a sus familiares.
Ayer los restos de los guerrilleros fueron devueltos a su estado natal, con sus familiares, “recuperaron su derecho a descansar en un lugar público”.
Los restos de Eliseo Flores fueron entregados a su viuda y a su hijo, y depositados en el panteón municipal de Chilpancingo. Los restos de Martín, a su hermana, y en la noche llegaron a Atoyac.

Entregarán los restos de los dos guerrilleros a sus familias este jueves, dice Nicomedes Fuentes

 

Los restos de dos integrantes de la guerrilla de Lucio Cabañas Barrientos finalmente serán entregados este jueves a sus familiares para que los sepulten, a casi tres años de exhumados de fosas clandestinas en el municipio de Atoyac.
Previamente los integrantes de la desaparecida Comisión de la Verdad (Comverdad) les harán un homenaje el 6 y 7 de abril, para reivindicar la memoria de los dos caídos en combate durante un cerco militar en septiembre de 1974.
Uno de los restos corresponde al de G-1, identificado como Eliseo Flores Vázquez originario de Chilapa. El segundo es G-2, Martín Arios Organis, de San Andrés de la Cruz, municipio de Atoyac.
El 30 de marzo se publicó que a casi tres años de que fueron exhumados los restos de esos dos campesinos asesinados por soldados del Ejército, durante la guerrilla de Lucio Cabañas, no habían sido entregados a sus familiares debido a los trámites burocráticos.
El integrante de la desaparecida Comverdad, Nicomedes Fuentes García informó que los restos serán entregados este jueves, por la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México.
Los homenajes comenzarán a las 10 de la mañana del 6 de abril con la recepción de los cuerpos en las instalaciones de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, a las 11 de la mañana realizarán un acto cívico y una conferencia de prensa en la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
A la una y media de la tarde saldrán los restos de la Ciudad de México a Guerrero y a las 4 serán recibidos en Chilpancingo. A las 5 serán inhumados los restos de Eliseo Flores Vázquez en el panteón de Chilpancingo, al norte de la ciudad.
A las 5 con 40 minutos se tiene prevista la salida con los restos de Martín Arios Organis rumbo a Atoyac, y a las 8 de la noche está prevista la llegada a Atoyac en donde habrá un acto cívico, y la proyección del documental Guerrero memoria y verdad, y una velada.
El viernes 7 de abril a las 8 de la noche serán sepultados los restos de Arios Organis en el panteón Lomas del Sur de esa ciudad.
Los dos restos fueron exhumados a principios de junio del 2014, como parte de las investigaciones de la Comverdad para encontrar a los desaparecidos de la llamada guerra sucia.