La guerrilla de Lucio Cabañas no aprovechó el secuestro de Figueroa, dice un sobreviviente

El profesor Félix Bautista Matías en la conferencia “La actuación de un profesor revolucionario” en el foro Vida y obra del profesor Lucio Cabañas Barrientos en el auditorio de la UPN Foto: Jessica Torres Barrera

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

A 49 años del asesinato del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, uno de los sobrevivientes de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres (PDLP) atacada por los militares el 2 de diciembre de 1974 en el Otatal, municipio de Tecpan de Galeana, Pedro Martínez, reconoció que no supieron aprovechar el secuestro del ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa.
En tanto que otro de los integrantes de la guerrilla, Félix Bautista Matías consideró que de las 10 acciones armadas “más brillantes” de la guerrilla, el secuestro del senador Figueroa fue la más importante, pero que también, lamentablemente, marcó “el inicio del fin”.
Ambos sobrevivientes de la guerrilla de Lucio Cabañas participaron ayer en el foro: “Vida y Obra del Profesor Lucio Cabañas Barrientos” que realizó la organización Directorio del Poder Popular en el auditorio de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
En el foro hubo dos mesas, en la mesa 1 se disertó sobre el tema Lucio Cabañas Barrientos: Ideario Sostenido; impacto local, nacional e internacional.
En ella participaron la maestra Eneida Martínez Ocampo, con el tema: Lucio Cabañas Barrientos: Un luchador social incansable, así como el investigador Rodolfo Echevarría Martínez quien disertó: Relatos sobre la vida y obra del profesor y comandante Lucio Cabañas Barrientos, y el maestro Enrique Condes Lara con el tema Relaciones de Lucio Cabañas Barrientos y el Partido de los Pobres en la Liga Comunista 23 de Septiembre.
En la mesa 2: Del Movimiento de Autodefensa al Partido de los Pobres, participaron el historiador Francisco Ávila Coronel con el tema La Guerrilla del Partido de los Pobres; un Balance sobre su Legado para un México más Justo y Democrático; también el profesor Pedro Martínez, con el tema Etapas del movimiento armado en la Sierra de Guerrero, y el profesor Félix Bautista Matías, con La actuación de un profesor revolucionario.
Pedro Martínez, uno de los seguidores de Lucio Cabañas que sobrevivió al ataque del 2 de diciembre de 1974, reconoció que el secuestro del senador Rubén Figueroa no se supo aprovechar.
Recordó que lo secuestraron para exigir beneficios para el pueblo y lograr la liberación de todos los presos políticos, así como para obtener recursos económicos.
Contó que a pesar del crecimiento cuantitativo de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, con el secuestro, no hubo los cambios cualitativos profundos, porque la guerrilla no tenía el músculo para resistir la embestida criminal, luego de que las fuerzas armadas fueron convocadas por el gobierno y los capitalistas para rescatar a Figueroa a costa de detener, torturar, asesinar y desaparecer a comunidades que fueron arrasadas.
Agregó que esta situación “marcó la debacle del movimiento armado en la sierra, al no haber el suministro de alimentación ni siquiera para los campesinos de las comunidades, es decir, le quitaron el agua al pez”.
Otro de los sobrevivientes de la guerrilla, Félix Bautista Matías, dijo que el 2 de diciembre de 1974, 200 soldados del Ejército atacaron a la columna de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del PDLP, y que no hubo capacidad de respuesta porque la represión era inmensa, debido a que, según fuentes oficiales, tres cuartas partes del total del Ejército se había trasladado a Guerrero para combatir a la guerrilla de Lucio Cabañas en la sierra de Atoyac.
Recordó que para 1974, la guerrilla de Lucio Cabañas, ya había tenido las 10 acciones armadas más brillantes, es decir, emboscas al Ejército “con saldos favorables para la guerrilla”.
Agregó que en ese año ocurrió el secuestro del senador Rubén Figueroa, “una de las acciones de la guerrilla más importantes, pero también el pretexto para la intervención y represión militar en contra de Lucio y de los pueblos campesinos, donde había formado su base social. Fue, lamentablemente, el inicio del fin”.
Dijo que es importante recordar estos pasajes para mantener la memoria histórica y saber por qué ocurrieron estos hechos, cuál fue el contexto en que surgió la guerrilla, quién era Lucio Cabañas, de dónde vino y cuáles eran sus ideales.
Bautista Matías subrayó que ese 2 de diciembre falleció no sólo un guerrillero, sino un maestro “y un compañero que se ha vuelto un símbolo de las luchas populares, de las resistencias sociales e indígenas de nuestro estado”.
Celebró que por primera vez, este 2023 se haya incluido en los libros de historia de la Secretaria de Educación Pública (SEP) su participación en la guerrilla.
A Lucio Cabañas se le menciona en el libro para profesores; Un Libro sin Recetas para Maestras y Maestros, en el capítulo Soñar para Asaltar el Cielo.
“Mencionar estos hechos en los libros y reconocer los acontecimientos reales, describir al Estado represor de los años sesentas y setentas es hacerle un poco de justicia a Lucio Cabañas, “aunque a un sector de la derecha conservadora de nuestros días no le guste”, dijo Bautista Matías. Cuestión que a diferencia de lo que muchos piensan ese 2 de diciembre de 1974, las armas del Ejército mexicano, “no se vistieron de gloria, sino de sangre y de vergüenza”.
Antes, el historiador Francisco Ávila, dijo que Lucio Cabañas no era un hombre violento, sino que su movimiento armado inició por la política de maltrato, de los caciques y gobiernos locales que provocaron indignación y un profundo coraje.
Dijo que ha escuchado, sobre todo de los caciques y priistas de Atoyac, que el PDLP “inventó” los secuestros, “pero esto tiene que quedar bien claro, el PDLP no heredó a esta sociedad la violencia que estamos viviendo ahora, el PDLP lo que buscó fue agarrar a aquellos que eran los explotadores, los meros cabecillas que tenían el circuito de los matones en toda la Costa Grande, eso no es nada nuevo ni sorprendente, los principales que operaban eso, esos son los que fueron secuestrados”.
Pero lamentó que esa parte de la historia no les llegue a los jóvenes ni la entienden a pesar de que es muy importante.
Añadió que a las nuevas generaciones les hace falta entender el sentido de estas luchas, “y el sentido tiene que ver precisamente con la búsqueda de un mundo mejor en colectivo y no en lo individual”.
Al foro asistieron unas 50 personas, principalmente académicos y estudiantes de la UPN, integrantes de organizaciones sociales y los diputados de Morena, Osbaldo Ríos Manrique y Marco Tulio Sánchez.
El foro terminó con las consignas: “Lucio vive, la lucha sigue”, y en solidaridad con los padres de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos hubo consignas de “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”.
Los asistentes se solidarizaron con los reporteros que fueron baleados el martes en Chilpancingo y gritaron un “Vivan los periodistas de Guerrero”.

Sobreviviente de la guerra sucia saluda que se señale a Figueroa Figueroa y Acosta Chaparro

Ramón Gracida Gómez

Acapulco

La sobreviviente de desaparición forzada ordenada por el gobernador Rubén Figueroa Figueroa y ejecutada por su jefe de la Policía Judicial, Arturo Acosta Chaparro, Alejandra Cárdenas Santana, consideró que es parte del derecho a conocer la verdad que ambos funcionarios de alto nivel son señalados como participantes de desapariciones forzadas en el anexo tres del informe de la Comisión de la Verdad de Guerrero (Comverdad).
La militante de izquierda y maestra emérita de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) saludó el informe porque quienes cometieron violaciones graves a los derechos humanos deben ser “exhibidos como lo que fueron, torturadores, criminales finalmente, porque son criminales esta gente que cometió desapariciones forzadas de personas, torturas, secuestros, robo”.
Los ex integrantes de la Comverdad, Nicomedes Fuentes y Pilar Noriega, presentaron el jueves en la Facultad de Derecho de la UAG en Acapulco el anexo tres de su Informe final, Personas participantes en desapariciones forzadas, que fue editado por la organización internacional pro libertad de expresión Artículo 19.
El anexo del informe de la Comverdad señala que el ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa (1975-1981) “golpeó sin respiro” a la UAG y “se le hace responsable de más de un centenar de desapariciones forzadas de campesinos, activistas sociales, maestros y estudiantes”.
De Arturo Acosta Chaparro, la investigación arroja que llegó a ser el director de todas las corporaciones policiacas del estado y en el gobierno de Figueroa Figueroa “mandó a construir 16 celdas bajo las instalaciones que están hoy a cargo de la Dirección de Tránsito de Acapulco. Las habilitó como cárcel clandestina, a la que fueron llevados muchos detenidos que en ocasiones aparecieron muertos”.
Consultada vía telefónica, Alejandra Cárdenas Santana afirmó que esta parte del informe de la Comverdad “está abonando al esclarecimiento de hechos que son una herida abierta para el estado de Guerrero y es muy importante porque finalmente la gente tenemos derecho a saber la verdad y la gente joven también tiene derecho a conocer la verdad”.
Consideró que “no sólo se trata del castigo a los culpables, sino al derecho a la verdad y además de que la gente sea exhibida como lo que fueron, torturadores, criminales finalmente, porque son criminales esta gente que cometió desapariciones forzadas de personas, torturas, secuestros, robo”.
Alejandra Cárdenas Santana formó parte del grupo de apoyo del Partido de los Pobres fundado por Lucio Cabañas, “yo nunca he negado mi participación en este grupo, pero fui solamente, dijéramos, personal de apoyo y aun así tanto Antonio Hernández (su pareja sentimental) como yo fuimos detenidos en la Ciudad de México” en agosto de 1978.
Ambos fueron llevados a una cárcel clandestina de la capital del país y luego fueron trasladados a diversas cárceles clandestinas de Guerrero, “donde pude ver con vida a varios de los compañeros que el gobierno decía que estaban muertos, que los habían matado sus propios compañeros y, sin embargo yo los vi en las cárceles clandestinas”; Luis Armando Cabañas, Jaime López Sollano, hermano de Saúl López Sollano, el ahora delegado del gobierno estatal en la región Sierra, entre otras personas.
Señaló que Acosta Chaparro, el procurador Carlos Ulises Acosta Víquez, que también aparece en el informe, “y un tal capitán Aguirre fueron los directamente responsables de mi desaparición y tortura, entonces me parece muy bien que lo saquen a la luz, me parece excelente, sobre todo, porque se sienta un precedente de que la impunidad no va a ser un elemento que se le deba adjudicar al presente gobierno”.
Salió amnistiada en noviembre de 1978 por el apoyo de Rosario Ibarra de Piedra “y en gran medida porque Amnistía Internacional nos declaró a Antonio y a mí presos de conciencia”, lo cual casi no había ocurrido. Alejandra Cárdenas presentó su denuncia frente al Comité de Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en sus oficinas de Nueva York, Estados Unidos.
Respecto a la inclusión del ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa en la lista de participantes de desapariciones forzadas, la profesora emérita de la UAG indicó que “uno de los grandes problemas, incluso de la inseguridad hoy en día, es la impunidad, entonces a mí me parece que este tipo de informes abonan al esclarecimiento, a que no permanezcan en la penumbra estos delincuentes porque son delincuentes”.
Resaltó que aparezcan funcionarios de este nivel porque el ex mandatario estatal “no solamente fue responsable por omisión, sino por participación directa, fíjate, no es lo mismo. Normalmente se acusa a los gobernadores o funcionarios de altísimo nivel por omisión, pero en este caso es participación directa”.
Señaló que Figueroa Figueroa “participa directamente, da las órdenes directamente y estaba orgulloso de eso” y agregó que una vez el mandatario estatal declaró que “los desaparecidos están muertos, ¿y cómo sabe él que están muertos? ¿Porque dio órdenes específicas sobre eso o a qué se debe que él sepa que están muertos?”.
“Declararlo como parte del engranaje de la tortura y de la desaparición forzada me parece un hecho de gran envergadura”, concluyó.

 

Figueroa y Acosta Chaparro, entre más de 300 participantes en las desapariciones: Comverdad

Los integrantes de la Comverdad Nicomedes Fuentes y Pilar Noriega, la coordinadora de Derecho a la Verdad y Rendición de Cuentas de Artículo 19, Jéssica Alcázar, la oficiala de Verdad y Memoria de Artículo 19, María de Vecchi Gerli, y el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera, en la Facultad de Derecho de la UAG Foto: Carlos Carbajal

Ramón Gracida Gómez

Acapulco

Ex integrantes de la Comisión de la Verdad de Guerrero (Comverdad) presentaron el tercer anexo de su informe final, que esboza el perfil de más de 300 participantes en desapariciones forzadas de la guerra sucia, como el ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa y el jefe de la Policía Judicial del estado en su gobierno, Arturo Acosta Chaparro.
Aún no se sabe dónde están los desaparecidos, pero sí sabemos quiénes fueron los perpetradores, destacó el ex comisionado Nicomedes Fuentes, y su colega Pilar Noriega planteó que la más completa verdad histórica posible pasa por conocer quiénes fueron las personas que participaron en las desapariciones forzadas.
Unos 30 familiares de desaparecidos, de distintas comunidades de Atoyac, asistieron este jueves a la Sala de Juicios Orales de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Nicomedes Fuentes recordó que los planes del Ejército, en la guerra sucia, fueron de “tierra arrasada, de llegar a los pueblos, de llevarse a las familias, a los hombres, a las mujeres, no necesariamente que estaban participando en la guerrilla, eran personas que estaban ubicadas ahí: eran trabajadores, ciudadanos de bien, pacíficos y muchos de ellos están desaparecidos todavía y todavía no sabemos dónde están, pero sí sabemos quiénes fueron” los perpetradores.
Pidió al gobierno federal “que no se tarde mucho y que de preferencia, de una vez por todas resuelva las demandas que tienen las víctimas de la llamada guerra sucia. Son: verdad, justicia, reparación integral del daño, medidas de no repetición y rescate de la memoria histórica”.
La ex comisionada Pilar Noriega informó que “de la Femospp (Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado) a la Comverdad ya había restricción, pero además, sobre todo, (documentos) que, o desaparecieron o no dieron acceso”.
Indicó que “la verdad exige la determinación de la más completa verdad histórica posible y la más completa verdad histórica posible pasa por conocer quiénes fueron las personas que participaron en las desapariciones forzadas, nuevamente, por eso la importancia de este archivo”.
Vía Zoom, el comisionado del Mecanismo de Esclarecimiento Histórico (MEH), que forma parte de la Coveh, Abel Barrera, criticó que el lunes pasado se inscribieron en letras doradas en el Congreso local: “2023, año del Bicentenario del Heroico Colegio Militar. Qué triste que se hagan estos eventos fastuosos y se ignore a las víctimas”.
“¿Por qué no pensar en que se ponga en letras doradas los nombres de los caídos de la guerra sucia?”, preguntó y aseguró que las autoridades actuales “se vanaglorian con los perpetradores”, lo cual es una “mala señal en nuestro estado”.
Propuso que el Congreso local “invite a los compañeros y compañeras de la Comverdad para decir, ‘vengan y expongan este informe, de cómo se vivió esta situación y cómo diputadas y diputados asumimos este informe, lo abrazamos, es parte de nuestra agenda legislativa’”.
El comisionado del MEH reiteró la denuncia de que no les han entregado la información completa en la Comisión Nacional de Inteligencia (CNI) y aseguró que “se está encubriendo al Ejército y es algo que sí nos preocupa mucho, porque entonces no podemos avanzar con las fuentes que hay históricas sobre lo que sucedió en aquellos años”.
La coordinadora de Derecho a la Verdad y Rendición de Cuentas de Artículo 19, Jessica Alcázar, explicó que el anexo 3 es un compilado de más de 300 personas, desde presidentes, agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y funcionarios de bajo nivel.
La integrante de Artículo 19 dijo que “es muy triste que en Guerrero vas caminando y encuentras nombres de personas perpetradoras o personas presuntamente responsables de estas desapariciones. No deberíamos de tener ninguna calle que se llame Rubén Figueroa Figueroa, ninguna escuela, y algunos otros nombres que siguen estando en nuestra vida común”.
“O si los vamos a tener, los vamos a tener como lo que fueron, personas responsables de estas desapariciones forzadas”, propuso y agregó que las calles deberían llamarse de las “personas que fueron violentadas por construir un país distinto que todavía, desgraciadamente, no podemos acceder, pero que es antecedente de esa lucha de resistencia”.
De los asistentes, participó la profesora de la UAG, Anita Estrada, hermana de los desaparecidos Teresa Estrada y Domingo Estrada, quien reconoció el trabajo de la Comverdad, pero dijo que “mis expectativas se vieron frustradas, porque en este gobierno no hay nada, nada de información”.
Opinó que la reparación de daños “sería por lo menos la información, en qué estado, dónde están sus familiares desaparecidos. ¿Qué otra reparación del daño? Yo siempre he pensado, el daño está hecho y no hay nada material que pueda reparar”. Su hijo y fotoperiodista, Raúl Sendic García Estrada, también habló de la violencia de Estado que ha sufrido su familia y él mismo cuando fue niño.
Rodrigo Ramírez Wences, hijo del estudiante desaparecido de la Preparatoria 7, Rodrigo Ramírez García, dijo: “Tenemos claro, desde el primer día en que desapareció nuestro familiar, que no buscamos la compensación ni la reparación del daño, porque no hay ninguna cantidad de dinero que pueda reparar la pérdida de una vida”.
También participaron familiares de desaparecidos de Atoyac, como el pariente de Fermín Barrientos Reyes, quien planteó que esta víctima no está registrada como tal en instituciones como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), al igual que otros desaparecidos. También asistieron el cronista Víctor Cardona y otros activistas.

Peor que la tortura, es sufrir por la justicia que no llega, dice víctima de la guerra sucia de El Quemado

Evaristo Castan?o?n Flores muestra la foto de sus an?os en la ca?rcel cuando construi?a barcos de madera para sobrevivir Foto: Ramón Gracida Gómez

Ramón Gracida Gómez

A 51 años de su detención, tortura y desaparición transitoria que vivió durante la guerra sucia, Evaristo Castañón Flores, de El Quemado, consideró que el sufrimiento por la justicia que aún no llega es tres veces peor a estos crímenes cometidos por el Ejército.
El sobreviviente de la contrainsurgencia, de 84 años de edad, relató a El Sur cuando se lo llevaron de su comunidad en Atoyac hacia Acapulco, los maltratos, los muertos que vio y los cadáveres no fueron entregados, y sobre todo las consecuencias que aún padece de los más de cuatro años en cárcel.
Un documento de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), que puede ser consultado en la página Archivos de la Represión de Artículo 19 (organización que defiende la libertad de expresión y el derecho a la información), indica que alrededor de la una de la tarde del 23 de agosto de 1972 un convoy militar del 48 Batallón de Infantería fue emboscado por la guerrilla de Lucio Cabañas en Arroyo Obscuro, en la brecha entre Atoyac y la comunidad de El Paraíso. El 25 de junio del mismo año el Partido de los Pobres realizó su primera emboscada contra el Ejército mexicano.
Murieron 18 militares y otros 17 fueron trasladados heridos al Hospital Regional Militar de Chilpancingo. La reacción del Ejército fue inmediata, el documento apunta que ese mismo 23 de agosto “se inició la persecución de la gavilla que comanda Lucio Cabañas Barrientos” y grupos de militares fueron distribuidos a distintos poblados, fueron 35 a El Quemado.
El informe del día siguiente contextualiza que en ese mismo año ya había ocurrido el secuestro del director de la Prepa 2 de la UAG, Jaime Farill Novelo, y la fuga de Carmelo Cortés Castro y Carlos Ceballos Loya de la cárcel de Chilpancingo el 20 de agosto. Aunque no se menciona, el 2 de febrero murió Genaro Vázquez.
“Con motivo del ataque”, indica un documento del 7 de septiembre, fueron detenidos más de 20 hombres, entre ellos Evaristo Castañón Flores, quien precisó 51 años después que su captura fue el 5 de septiembre. Él tenía 34 años y trabajaba en la construcción de las calles de la colonia La Laja, pero regresó a su comunidad porque no consiguió quién le trabajara su parcela.
Ese día le dijo a su esposa, “voy a ver el frijol si ya está maduro para arrancarlo, no me pongas taco porque si no está maduro luego me voy a regresar”. Finalmente volvió a su casa a las 4 de la tarde y dos soldados ya lo esperaban para llevarlo a la cancha deportiva de la comunidad.
Una fila de hombres ya estaba formada cuando llegó y después de algunas preguntas lo vendaron. “¿Por qué el Ejército hizo eso en El Quemado, por qué agarró a toda la gente?”, se sigue cuestionando quien fuera comisario del pueblo un año antes de su detención e indicó que sólo 14 de 100 jefes de familia no fueron capturados.
Los bajaron en helicóptero a Atoyac sin decirles el motivo y luego los llevaron en camión a Acapulco “como animales”, amarrados de pies y manos a una banca. Fueron trasladados a la cárcel municipal, donde ahora es la Dirección de Salud municipal en la colonia Hogar Moderno, y los recibió el comandante de la Policía Judicial de Guerrero (hoy Policía Investigadora Ministerial), Wilfrido Castro Contreras, uno de los tantos perpetradores de la guerra sucia.
El informe del 9 de septiembre indica que a las 12:30 de la noche y “a petición” del comandante de la 27 Zona Militar, Joaquín Solano Chagoya, 10 presos de El Quemado fueron trasladados de la prisión de Acapulco al cuartel militar, lo que hoy son algunas oficinas del Ayuntamiento de Acapulco, atrás del Fuerte de San Diego.
“Ahí nos torturaron pues, ahí nos tuvieron como una semana y media torturando, sin comer ni beber agua”, contó Evaristo Castañón, quien señaló que también sufrieron tortura psicológica y les preguntaban por las armas utilizadas en la emboscada.
Otro documento de la DFS muestra la lista “Flit”, que Artículo 19 explica que es “un eufemismo para identificar a las personas que fueron ejecutadas extrajudicialmente”, entre ellos están José Veda Ríos Ocampo e Ignacio Sánchez Gutiérrez.
Evaristo Castañón contó que en la cárcel a “don Veda nos lo llevaron donde estaba nosotros, que supuestamente le dolían las rodillas y Wilfrido Castro dijo que comprara una inyección”, y luego supieron que murió, pero su cuerpo no fue entregado a sus familiares y es considerado un desaparecido.
“A Ignacio también lo llevaron en el comedor, de regreso de la tortura, estaba con los ojos cerrados”, expuso Evaristo Castañón y agregó que Sánchez Gutiérrez les pidió avisarle a su esposa que se sentía mal y comprara medicina, “pero al ratito ya estaba muerto, le quebraron las costillas a patadas, casi lo llevaban ahí agonizando”. Su cuerpo tampoco fue entregado.
La DFS anota en un informe “rumores” dentro del grupo de los detenidos de guerrilleros, entre ellos, Francisco Fierro Loza y Octaviano Santiago Dionisio, futuro dirigente del PRD, de que Lucio Cabañas va a secuestrar “a un alto funcionario” para liberarlos y también pedir dinero.
Evaristo Castañón recordó que estos presos “nos recibieron, nos llevaron a su celda para que nos bañáramos y nos dieron ropa seca, gracias a Dios que esa gente estaba ahí”. También estaba encarcelado Nicomedes Fuentes, que 40 años después sería uno de los cinco integrantes de la Comisión de la Verdad (Comverdad) de Guerrero que investigó precisamente la guerra sucia.
Un expediente de Evaristo Castañón precisa que el 12 de septiembre fue consignado al Juzgado de Distrito de Acapulco con el estatus de “confeso” por los delitos de robo, daño en propiedad ajena, asociación delictuosa, homicidio y lesiones contra agentes de la autoridad.
“A mí me hicieron firmar, me sacaron y me dijeron, nada más vas a firmar este papel y ya te vas, allá afuera está tu esposa con tus hijos”, contó Evaristo Castañón, quien al igual de otros 23 hombres de El Quemado recibió una sentencia de 30 años. Aún viven 10 de los sentenciados.
La DFS reconoce el 18 de septiembre que es un problema “la situación de las familias de los consignados, ya que algunos poblados de la Sierra quedan sin los Jefes de éstas”.
Evaristo Castañón ya tenía cuatro de los 6 hijos que procreó en su vida, “uno como preso no nada más sufría el estar encerrado, sino el estar pensando el sufrimiento que estaba pasando su familia que estaba a medio comer nada más”.
Su esposa Pabla Martínez iba a visitarlo a la cárcel, “gracias a ella no sentí tan pesada la cárcel porque cada mes venía a verme, cómo le hacía, quién sabe, el pasaje costaba 7 pesos de Atoyac a Acapulco,” recordó y mostró la foto de su finada pareja en su celular. Otro retrato impreso muestra a Evaristo Castañón con uno de los barcos de madera que aprendió a hacer en la cárcel para sobrevivir y darle 200 pesos al mes a su familia.
Los 24 sentenciados salieron de la cárcel en diferentes días de noviembre de 1976, cuando el gobernador Rubén Figueroa Figueroa les dio 100 pesos a cada uno para regresar a su casa y con la advertencia de no hacer escándalo porque si no, contó Evaristo Castañón, “ya no los voy a traer a la cárcel, miren, con ellos los voy a mandar a fusilar”, en referencia a los soldados que les apuntaban.
Sin embargo, como lo anota la DFS, su salida formal de prisión fue hasta 1978, cuando les dieron la amnistía y fueron llevados en camiones de El Quemado a Chilpancingo. Evaristo Castañón no acudió porque estaba chaponando un terreno en otra parte y no lo encontraron.
“Ese sufrimiento que pasamos más de cuatro años en la cárcel ahora lo hemos vivido más, el doble o el triple estando libres porque estamos esperando la justicia y no llega”, dijo Evaristo Castañón y mencionó que una de las consecuencias es que no le pudo dar estudios completos a todos sus hijos.
Vendió parte de su parcela para superar un problema en la columna y en la circulación de la sangre. Vive desde el 2010 en una colonia periférica de Acapulco con su hija Rocío, maestra de una escuela privada, pero que “su quincenita se le hace nada, siempre estamos escasos de alimento, cuando yo recibo mi pensión (de adulto mayor) le digo, ora, súrtete”.
Dijo que “la injusticia para nosotros pesa todavía y cuando ganamos la presidencia de la República, porque nosotros votamos a Morena, las víctimas de la guerra sucia de El Quemado nos alegramos porque pensamos que (el presidente de la República, Andrés Manuel) López Obrador nos iba a hacer justicia, pero no pensamos que iba a ser tan lento”.
Aseguró que el mandatario federal está limpiando al país de la corrupción y enumeró los programas de Bienestar que escucha en la conferencia matutina, “todo eso qué bien, pero México tiene sed de justicia, la justicia está retrasada y no porque no pueda, no hay voluntad de la cabeza, yo digo”.
Expuso que una parte de las víctimas de El Quemado ya recibió una compensación económica en 2021 y a otros no, como él, además les dieron menos dinero a los que estuvieron sentenciados 30 años.
Dijo que vive en paz y perdonó a sus torturadores porque se unió a una iglesia cristiana. Sin embargo, mantiene su demanda de justicia, “pero en verdad no es justicia porque un daño que te causa un gobierno o una persona, es un daño físico y moral. No sanas porque te den un dinerito, es un daño que te hicieron. Te están dando una ayuda porque te violaron los derechos humanos”.

 

Los Santiago Dionicio, una familia de Atoyac perseguida por su apoyo a Lucio Cabañas

María de los Ángeles Santiago Dionicio, hermana del ya fallecido ex guerrillero, ex diputado y ex presidente estatal del PRD Octaviano Santiago en la entrevista para el El Sur Foto: Zacarías Cervantes

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

La familia Santiago Dionicio de Atoyac se incorporó al movimiento de Lucio Cabañas, primero por las condiciones de pobreza extrema que padecieron, después por el discurso del guerrillero que convenció sobre todo a Octaviano, quien junto con su hermana María de los Ángeles Santiago Dionicio fueron testigos de la represión del 18 de mayo de 1967 en la plaza de esa ciudad, episodio que motivó al guerrillero a tomar las armas y a remontarse en la sierra.
En entrevista, la hermana de Octaviano declaró que la simpatía y la participación de su familia en el movimiento de Lucio Cabañas, de quien este 2 de diciembre se cumplen 48 años de su asesinato, desencadenaron una de las represiones más crueles en contra de algunos de sus hermanos.
Los episodios los recordó entre sollozos, pero dijo que “valió la pena”, a pesar de que cuando menos dos de ellos; Octaviano y Francisco, murieron por enfermedades derivadas de las secuelas por las torturas físicas y sicológicas.
La maestra María de los Ángeles es una de las mayores de la familia Santiago Dionicio, y junto con Octaviano, miembro de la guerrilla de Lucio Cabañas, a la postre dirigente y fundador del PRD y diputado local, se ganaban la vida vendiendo chicozapotes que les regalaban sus tías en las ferias de los pueblos de Atoyac y la más famosa, la de San Bartolo, de Tecpan.
Contó que eran seis hermanos y frecuentemente se dormían en el suelo sin cenar, a veces, incluso, sin comer; “vivimos la peor pobreza y miseria que te puedas imaginar”, dijo la maestra en un receso de un taller para profesores en el que participaba el miércoles en el Museo Interactivo la Avispa de Chilpancingo.
María de Los Ángeles recordó que Octaviano, cuando tendría unos 10 años y ella unos ocho, le exigía a su madre, doña Juana Dionicio, que comprara bolillos en vez de panes porque eran más chicos y sus hermanos no se llevaban.
“Inicialmente la pobreza y el hambre nos motivó a entrar a la lucha de Lucio. Después se vino y fuimos testigos de la represión del 18 de mayo de 1967 en Atoyac”, contó María de los Ángeles, quien entonces tenía 13 años y estudiaba el sexto año en la primaria Juan Álvarez.
Como presidenta del Comité de Alumnos le tocó organizar el festejo del Día del Maestro, que sería ese mismo 18 de mayo, pero que suspendió por la masacre.
En su escuela había un movimiento en contra de la corrupción de la dirección que cobrara tres pesos al mes por cada alumno y los obligaban a llevar uniformes y al que no, lo regresaban.
“Imagínate, nosotros éramos seis hermanos, a dónde íbamos a traer tanto dinero, por eso estábamos en contra de la directora y a favor del movimiento al que fue invitado Lucio Cabañas a pesar de que este era maestro de la escuela Modesto Alarcón”.
María de los Ángeles contó que ese 18 de mayo, reunió a sus compañeros para que le ayudaran a organizar el festejo a los maestros y desde temprano, cuando iba a la escuela y pasó por el Zócalo, vio a muchos policías “motorizados”.
Después del mediodía las madres llegaron a la escuela Juan Álvarez con el mole, el estofado y el arroz para la comida de los maestros, y ella cuando fue por el aparato de sonido para el programa vio a Lucio que estaba en el Zócalo micrófono en mano, convocando al mitin de los padres de familia en contra de la directora de la escuela Juan Álvarez.
Dijo que pasó a hablar con él porque su profesor le pidió que lo invitara al convivio más tarde.
“El aceptó agarrándome la cabeza cariñosamente y me pidió que le avisara cuando ya estuviera empezando el festejo”, y ella se comprometió a que irían a traerlo.
Pero de regreso, cuando pasaban con las bocinas con otra de sus compañeras, “se soltó la balacera”, y corrieron a meterse a una casa cercana desde donde vieron cuando a Lucio se lo llevaron a esconder a unas fondas cerca del Zócalo donde él comía “y lo querían mucho, fue por eso que salió con vida”.
Aseguró que antes de que ella y su amiga llegaran al Zócalo cargando las bocinas, había escuchado que Lucio arengaba: “’no vamos a caer en provocación, vamos a hacer las cosas por la vía pacífica’. Yo pienso que él nunca pensó que iba a tomar las armas ese día que salvó la vida de milagro”.
Recordó que antes de que alguien la escondiera en una casa vecina vio a algunos de los muertos, entre ellos a doña Isabel, una señora embarazada que ya andaba en días para aliviarse.
Dijo que observó a la mujer ya sin vida y todavía el bebé “meneándosele” en el vientre, “todo eso lo cargo en mi mente como si hubiera sido ayer”.
Indicó que entonces su hermano Octaviano tendría 15 años, “y le dio tanto coraje” que a partir de entonces se sumó al movimiento de Lucio repartiendo volantes.
A esa edad lo detuvo por primera vez el Ejército por repartir propaganda, “esa sería la primera de 14 veces que estuvo preso a lo largo de su vida”.
La segunda vez fue a los 17 años cuando estudiaba la preparatoria en Chilpancingo.
Después, María de los Ángeles perdió la noción de los años en que su hermano fue detenido. Sólo recuerda que una vez ella estaba presente cuando le fueron a avisar a su mamá Juana que los soldados se llevaban detenido a Octaviano.
Explicó que entonces recientemente había habido el corte del café y su madre tenia algo de dinero, y pagaron un taxi para seguir a los militares a una casa particular donde tenían su cuartel.
Vio que a Octaviano lo llevaban vestido de militar y que alcanzó a decirles adiós con las manos, pero cuando llegaron al cuartel les negaron que lo tuvieran detenido, pero su madre les gritó: “Yo no me muevo de aquí porque aquí lo tienen, y me voy hasta que me lo entreguen”.
Agregó que los militares aseguraban que no tenían a ningún Octaviano, hasta que lo vieron salir al baño y su madre le gritó a un general: “No que no lo tienen, ahí va, entró al baño y me lo van a entregar”.
Enseguida el general llamó a Octaviano y le preguntó que por qué andaba repartiendo propaganda de la guerrilla y el joven le respondió que eso no era delito.
El militar le dijo que Rubén Figueroa (entonces senador), le ofrecía un cargo pero que dejara el movimiento de Lucio, y Octaviano le respondió: “’no me miente la madre general’, no aceptó, ‘si me van a matar, mátenme de una vez’”.
El general a regañadientes le dijo a su madre: “¿Ya ve señora?”, sin embargo, se los entregaron después.
María de los Ángeles explicó que cuando salían, su hermano les contó que vio adentro al comisariado de la comunidad de San Martín, Julio Hernández, y que lo oyó quejarse muchas veces por las torturas, “yo creo que ya está muerto porque no se oyen los quejidos”.
En ese momento llegó la esposa del comisariado acompañado por un taxista, hermano del comisariado.
La esposa llegó reprochando que hayan detenido a su marido después de que les mató un marrano para que comieran y les bajó cocos.
Dijo que minutos después la esposa del comisariado y el hermano de este se enterarían de que Julio Hernández ya estaba muerto en la funeraria Manzanares, a consecuencia de la tortura que recibió de los soldados.
“Fue una cosa triste y dolorosa, lo mataron con picahielo, le dieron piquetes en la cara, en la panza, le rajaron los pies. Eso acabó de indignar a Octaviano”, narró.
Explicó que a partir de entonces se comenzaron a reunir a escondidas con la gente de Lucio y su casa permanentemente estaba sitiada por militares. “ya para entonces decían que éramos guerrilleros”.
Otra vez que detuvieron a Octaviano fue cuando estaba estudiando la preparatoria en Chilpancingo. Antes, detuvieron y saquearon la casa de su hermana Rosario quien era la mayor y vivía en Acapulco, para que lo entregara.
Rosario estaba recién aliviada y la tuvieron vigilada en la cárcel de Acapulco tres días con sus noches, siempre apuntándole con pistola.
Días después les contó que escuchaba los clamores de los detenidos en otras celdas que decían: “ya no me pegue” y los militares respondían, “hínquese”.
Rosario les dijo que a veces escuchaba también los llantos de otros detenidos implorando: “Ya no me pegue”.
María de los Ángeles contó que en otra ocasión, Octaviano le pidió que le llevara una carta a Carmelo Cortez, otro miembro de la guerrilla de Lucio que estaba preso en la cárcel de Chilpancingo y cuando estaba parada en la reja con una compañera de la Preparatoria, la llamó un general de apellido Tijerina quien le dijo: “Tú qué andas haciendo aquí pinche vieja hija de la chingada, los amigos se ven en la cárcel y en la cama y tu eres amante de este cabrón, eres de lo peor”.
–Yo soy estudiante, no me ofenda, soy una señorita –respondió la hermana de Octaviano.
–A ver, ¿de dónde eres?
–De Atoyac.
–¿Y con cuantos guerrilleros te revolcaste?
Dijo que esa vez la tuvieron detenida tres horas haciéndole esos señalamientos hasta que fue el papá de su amiga que era abogado.
Denunció que otro de sus hermanos, Francisco, quien no participó de manera directa en el movimiento de Lucio Cabañas, también fue perseguido con intenciones de detenerlo y por ese motivo dejó la Escuela Superior de Agricultura (ESA) de Iguala.
“Se vino de Iguala a Chilpancingo y una vez cuando caminaba acompañado de uno de sus amigos se le acercó un policía judicial y le preguntó a su compañero: “¿Tú eres Francisco? y en vez de agarrar a su hermano se llevaron a su acompañante”.
Informó que Francisco anduvo huyendo varios años “y fue tanto el temor que cargaba que al final sufría de delirios hasta que murió, siempre con el temor de que sería detenido y a los militares que de niño tenían sitiada su casa”.
Otra de las detenciones que sufrió Octaviano, recordó que fue en 1975 en Querétaro, acusado del homicidio de un tal Obdulio, que no cometió, pero que se culpó por la tortura que ya no aguantaba.
Octaviano le contó a su hermana que “le rajaron sus testículos” y que las golpizas eran tan crueles que un día se hincó e imploró: “Dios, si deberás existes que ya no me torturen, y si no, que me maten de una vez”.
Agregó que dos días después le habló el procurador quien le preguntó: “qué prefieres que le avisemos a tu familia o una conferencia de prensa”.
Dijo que él pidió la conferencia de prensa en la que se culpó del homicidio y a cambio pidió que lo trasladaran a Acapulco donde negó todo y denunció que se culpó por las torturas.
“Lo que nos da gusto que el gobierno no cumplió su objetivo de asesinarlo”, aunque dijo que Octaviano murió (el 9 de agosto del 2012 a los 61 años) por padecimientos causados por las secuelas de las torturas, murió de neumonía y complicaciones en los riñones.
Octaviano murió en el Hospital del Seguro Social de Acapulco y horas antes de que falleciera, María de los Ángeles lo vio pensativo y le preguntó: ¿en qué piensas?, aquél le respondió: “En que como pude aguantar tantas chingas que me dio el gobierno”.
María de los Ángeles explicó que fue tanta su devoción por Lucio Cabañas que cuando estudiaba el sexto año en la escuela Juan Álvarez en contra de la voluntad de su madre se cambió a la Modesto Alarcón, donde daba clases Lucio.
“Se hicieron grandes amigos con Lucio quien le enseñó a tocar guitarra”, contó le hermana del ex miembro de la guerrilla de Lucio.
Dijo que comenzó a gustarle sus discursos desde cuando Octaviano acompañaba a su madre al Ejido el Porvenir Limón, donde nació Lucio y su madre tenía una huerta de café y el comisariado invitaba a reuniones en las que Lucio daba platicas a los ejidatarios.
Por Lucio, Octaviano entró después al Partido Comunista que lo envió a la URSS cuando apenas tenía 16 años y se libraba la guerra de Vietnam. Esa vez, dijo su hermana “se fue a preparar políticamente”.
La hermana de Octaviano informó que durante los días de mayor persecución a su familia, la madre abandonó Atoyac y se vino a vivir a Chilpancingo y vendió sus huertas de café que era el único patrimonio que tenía.
A más de 50 años, María de los Ángeles dijo que a pesar de la represión “no nos rajamos, seguimos firmes mi familia y yo. Nos costó caro, no fue fácil pero valió la pena”.
Para María de los Ángeles la guerrilla de Lucio Cabañas en la que se fletó su familia coadyuvó para que llegara a la presidencia Andrés Manuel López Obrador, “y para ello tuvieron que pasar cosas muy dolorosas como las que vivimos”.

Vidulfo: cómo murieron los 43, la mayor debilidad del informe sobre Ayotzinapa

Cómo murieron los 43, la mayor debilidad en el informe sobre Ayotzinapa: Vidulfo

Una prueba técnica sustenta la versión de que los desaparecidos están sin vida, pero falta que la analicen el GIEI y la FGR, dijo el abogado de los padres y madres en una reunión con organizaciones en Cdmx

Juan Luis Altamirano Uruñuela

Ciudad de México

El abogado y representante legal de los padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos, Vidulfo Rosales Sierra, externó que consideran como la “mayor debilidad” del Informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa, el cómo habrían perdido la vida los estudiantes.
El sábado, en una reunión con diversas organizaciones llevada a cabo en las instalaciones del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) en la capital del país, el abogado indicó que no existe una “prueba plena” que pueda indicar lo sucedido con los jóvenes el 26 de septiembre de 2014.
Rosales indicó que, en el Informe, existen dos novedades. La primera correspondiente a la participación del Ejército mexicano en la desaparición de los 43 normalistas, hecho del cual aseguró ya tenían conocimiento debido al Tercer Informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Interdisciplinarios (GIEI).
“La novedad que nos presenta ahora este Informe es ya de una participación directa de por lo menos 20 militares directamente en la desaparición y algunos involucrados incluso en el asesinato”, comentó Rosales Sierra.
Mencionó que la segunda novedad del Informe es una prueba técnica, misma que sustentaría la versión de lo ocurrido con los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Aclaró que no se puede revelar el contenido de la prueba técnica debido a los procesos legales que se están siguiendo, además de que la deberá analizar tanto el GIEI como elementos especializados de la Fiscalía General de la República (FGR).
“Hay muchas partes sueltas, sobre todo de lo que pudo haber pasado con los jóvenes, del destino de los estudiantes, digamos no está sustentado por otras pruebas, hasta el día de hoy es esa nada más y si acaso el testimonio de El Gil que no coincide”, indicó Vidulfo Rosales.
A pesar de que en la reunión con organizaciones estaba previsto tocar el tema de las actividades que se llevarían a cabo por los ocho años de desaparición de los 43 normalistas, al finalizar la presentación de información a las organizaciones, se le solicitó a los medios de comunicación presentes el retirarse, debido a que en las reuniones tienen prohibido realizar grabaciones de los temas que ahí se tratan.
Marchan en Iguala familiares, amigos y ex funcionarios a favor de los Abarca

Alrededor de mil personas exigen al gobierno federal la excarcelación del ex alcalde, de quien afirman que no es culpable en el caso de la desaparición de los estudiantes. Asisten al acto dos padres de los normalistas

Alejandro Guerrero

Iguala

Más de mil familiares, amigos, ex ediles y ex funcionarios, así como ex policías y policías municipales y dos padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, marcharon la tarde de este domingo para exigir al gobierno federal la excarcelación del ex alcalde José Luis Abarca Velázquez, de quien afirman que no es culpable en el caso de la desaparición de los estudiantes.
Al concluir la movilización, en el estacionamiento de la plaza comercial Galerías Tamarindos, en un mitin realizado, el señor Francisco, padre del normalista Everardo Rodríguez Bello, y esposo de la señora Minerva Bello Guerrero, quien falleció en la lucha por la presentación de su hijo, dijo que “ya basta de tantas mentiras, José Luis Abarca no es el culpable”.
El padre del normalista, titubeante, repitió lo dicho por los familiares del ex alcalde en la conferencia de prensa que dieron el viernes, de que Abarca Velázquez no era identificado con la clave A-1, sino que él era A-5, “hay muchas claves que no me las sé porque no soy policía municipal, pero son engaños y ya estamos cansados”.
Demandó claridad, justicia, castigo y verdad de los hechos, “yo perdí un hijo, a Everardo y a mi señora también, Minerva Bello, aquí estamos y seguimos en la lucha, pero queremos justicia y castigo de verdad”.
Agregó: “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos. Arriba nuestra organización y José Luis, él no tiene culpa, la llama grande está en la normal de Ayotzinapa”.

La marcha

A las 5:20 de la tarde, el numeroso contingente de unas mil 500 personas, 3 mil según los organizadores, salieron en marcha de la esquina de las calle Álvaro Obregón y Reforma, en la colonia Centro; caminaron por la calle Juan Aldama, tomaron un tramo de la carretera federal México-Acapulco para seguir al bulevar Heroico Colegio Militar, hasta llegar a la plaza Tamarindos, donde realizaron un mitin.
Al frente de la marcha, a la que han llamado “marcha por la justicia”, con las consignas de “Vivos se los llevaron. Nos faltan 43”, y “la verdad de los Abarca”, iban los hermanos y sobrinos del ex alcalde, el empresario y ex candidato a gobernador, Pedro Segura Valladares, así como los dos padres de los jóvenes desaparecidos Celso García Aristeo y Francisco Rodríguez, y un hijo de este último.
Las cientos de personas, en su mayoría de colonias populares, como Fermín Rabadán, San Miguelito y Líderes del Sur, llevaban cartulinas y lonas con consignas como: “No más persecuciones a la familia Lara Abarca”, “resolución del caso”, “ocho años de una mentira histórica”, “expediente fabricado a modo”, “libertad para a los Abarca”, “Abarca inocente”, “Abarca y Pineda, inocentes”.
Entre los asistentes se vio a los dos síndicos en el gobierno de Abarca Velázquez, Oscar Chávez Pineda y Mario Castrejón Mota; al ex candidato a la alcaldía Erik Catalán Rendón, así como ex funcionarios del gobierno abarquista, policías y ex policías municipales y sus familias.

Está muy enfermo, le deben dar prisión domiciliaria

La hija del ex alcalde, Yazareth Abarca Pineda, dijo en declaraciones a reporteros durante la marcha que su padre está muy enfermo y pidió que se le otorgue el beneficio de prisión domiciliaria, para seguir su proceso.
Dijo que su condición es muy vulnerable y ya en tres ocasiones su salud ha estado muy, muy grave, casi de muerte. Pidió que se haga una revisión de los casos Abarca-Pineda y Lara-Abarca, y señaló que está segura que las autoridades del actual gobierno federal saben que su papá es inocente, “es un preso político y por consigna”.

El mitin

Durante el mitin, el sobrino del ex alcalde, Said Lara Abarca, destacó la presencia de dos de los padres de los 43 jóvenes desaparecidos y la unión de dos movimientos, “es histórico el movimiento que se ha creado, porque estamos conscientes y López Obrador lo ha dicho, esto fue un crimen de Estado, y José Luis Abarca no fue responsable”.
Insistió en que José Luis Abarca no está en alguna investigación por el caso de la desaparición de los 43 normalistas, y reiteró que “el A-1 no es el presidente municipal, sino que es el A-5, todas las personas que están dentro de la organización de Protección Civil, Policía Municipal y Policía Estatal saben que el A-5 es el presidente municipal, el A-1 representaba a otra persona a nivel estatal, era el entonces gobernador”, dijo nuevamente, sin decir el nombre de Ángel Aguirre Rivero.
La señora Esther Velázquez agradeció a las personas que participaron en la marcha de apoyo a su familia y exigió la liberación de su hijo José Luis Abarca, “si están aquí es porque creen en su inocencia”.
En su mensaje, al que dio lectura, la madre del ex alcalde dijo llorando que las madres “entienden que es muy doloroso no estar cerca de su hijo y ver que su salud se está complicando y se va deteriorando”.
Agradeció a los padres de los normalistas de Ayotzinapa por acompañarlos, “mi familia y yo también estamos en su lucha”, dijo a los dos padres presentes.
En su intervención, Yazareth Abarca agradeció a las autoridades del actual gobierno federal “que están tomando cartas en el asunto y que están revisando este caso”. Reconoció también a los papás de dos de los 43 jóvenes desaparecidos, a quienes les dijo: “sufrimos la misma pena y hoy nos unimos para poder superar toda esta situación”.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le dijo: “usted sabe que mis papás son inocentes y lo ha dicho” y “que los verdaderos culpables pasen mucho más de nueve años en la cárcel, porque para eso que hicieron no hay explicación”.

Se lanza Pedro Segura contra Vi-dulfo Rosales y agradece “pitazo” de Rubén Figueroa

El empresario y ex candidato a gobernador de PT y PVEM, Pedro Segura Valladares, destacó que fue él quien convocó a los padres de los 43 normalistas desaparecidos, y dijo que “unos no pudieron llegar, otros están aquí abajo (del templete), pero estamos todos unidos, ya basta de tanta injusticia aquí”.
Afirmó que Abarca “no tiene nada que ver en esto, y simplemente lo usaron para salvarse los de arriba, y me reservo los nombres, y el gobierno federal sabe quiénes son”.
Se lanzó en contra del abogado de los padres, Vidulfo Rosales Sierra, “le mando un saludo a Vidulfo, el licenciado que está en Chilpancingo, y si de veras López Obrador quiere hacer un buen gobierno, que investigue a Vidulfo, el abogado de los 43 que se ha ‘mamado’ todo el dinero y no quiere que se aclare este caso, porque le conviene que siga”.
En su discurso, contó un anécdota en la que hace cinco años presuntamente el gobierno federal lo pretendía detener, “sembrando” armas y muertos en su rancho en la comunidad Los Sauces, en Teloloapan, pero se escapó gracias al “pitazo” que le dio el ex gobernador Rubén Figueroa, “le debo ese gran favor a un hermano que doy la vida por él, y es el ex gobernador Rubén Figueroa, fue él que me echó el pitazo”.

 

 

Muere de infarto Ezequiel Mora, padre de Alexander, uno de los 43 desaparecidos

Había participado en la manifestación de cada mes en la Ciudad de México, y se disponía a asistir a la marcha en Iguala organizada por familiares del ex alcalde preso. Esperaban el cuerpo en El Pericón, Tecoanapa, para el funeral

Lenin Ocampo Torres / Alejandro Guerrero

Chilpancingo / Iguala

Murió ayer Ezequiel Mora Chora, padre de Alexander Mora Venancio uno de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y el primero que fue identificado por especialistas de la Universidad de Innsbruck, en Austria.
El deceso del campesino de El Pericón, Tecoanapa, que durante casi 8 años participó en las movilizaciones de los padres por la presentación de sus hijos y justicia, se debió a un infarto, cuando se encontraba en Iguala, después de participar en la Ciudad de México en la manifestación a 95 meses de los hechos.
Edith Mora, hija de don Ezequiel, confirmó que el deceso ocurrió en Iguala, a donde su padre había acudido a la marcha convocada por familiares del ex presidente municipal, José Luis Abarca, a la que además asistieron otros tres padres, Francisco Rodríguez, Celso García Aristeo y Juan Colón Juárez.
Consultada vía telefónica a la 12:04 de la medianoche, contó que les acababan de avisar y confirmar la muerte de su padre. Dijo que había fallecido en Iguala y no en Teloloapan como se indicó en las primeras versiones.
Un reporte policiaco indica que don Ezequiel falleció a causa de un infarto en el hotel Vida en el Lago del municipio de Tepecoacuilco, propiedad del empresario y ex candidato a gobernador, Pedro Segura Valladares, que fue a quien se adjudicó durante el mitin realizado al finalizar la marcha en Iguala este domingo, el haber convocado y llevado a los padres a participar en esta movilización. Posteriormente lo trasladaron a un hospital de Iguala, donde se confirmó que ya había fallecido y se dio a conocer el hecho.
Se informó que agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) se encontraban realizando las diligencias, y familiares de don Ezequiel se habían trasladado a Iguala para ser informados del hecho.
La llamada verdad histórica del gobierno de Enrique Peña Nieto informó que el 7 de diciembre de 2014, en bolsas de plástico que hallaron en la ribera del río San Juan, había restos óseos calcinados y de uno de esos fragmentos se confirmó que correspondía al joven de 19 años, originario de la comunidad de El Pericón, municipio de Tecoanapa.
Poco antes, vía telefónica un allegado a la familia informó a El Sur, que Ezequiel Mora murió en el hotel Vida en el Lago, que se encuentra en la presa de Tepecoacuilco y es propiedad del empresario Pedro Segura, donde llegó a pernoctar el sábado para participar en la marcha de ayer en la ciudad de Iguala organizada en apoyo al exalcalde José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, que se encuentran persos por diversos delitos pero también están implicados en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Una fuente señaló que por la mañana antes de la manifestación, que al menos ocho padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa –entre ellos Ezequiel Mora– se reunieron en privado con el empresario y excandidato a gobernador por el PT-PVEM, Pedro Segura.
A la marcha que fue programada a las 5 de la tarde “don Cheque ya no asistió porque se sentía mal”.
La fuente informó que el padre de Alexander Mora falleció de un infarto.
Ezequiel Mora Chora era originario de El Pericón, municipio de Tecoanapa, era campesino y de vida humilde, en los últimos 8 años salió junto a los otros padres de los 43 desaparecidos a marchar por la aparición con vida de su hijo, aun cuando la Procuraduría General de la República (PGR) le había informado en diciembre del 2014 que habían identificado a Alexander en una parte de un hueso analizado por los expertos de Austria.
El hueso fue encontrado presuntamente en el Río San Juan, en Cocula y fue enviado a la Universidad de Innsbruck, donde con estudios de ADN fue identificado y ptesentado como parte de la “verdad histórica”.
A la media noche se informó que en su casa de la comunidad de El Pericón ya esperaban al menos 50 personas para velar el cuerpo de Ezequiel Mora Chona.

Reclaman que no hay avances en el caso de los tres normalistas asesinados

A 95 meses de los ataques en Iguala, padres y madres de los 43 alumnos de Ayotzinapa desaparecidos, normalistas y organizaciones sociales realizaron un mitin por los tres normalistas que fueron asesinados.
El pasado sábado, como cada día 27 realizaron un mitin minutos después de las 12 del día en el sitio donde localizaron asesinado al normalista Julio César Mondragón Fontes, y colocaron una ofrenda floral.
Ahí, Maximino Hernández Cruz, padre de Carlos Lorenzo Hernández Muñoz agradeció a las organizaciones y a los alumnos de Ayotzinapa, porque siguen apoyándolos.
Dijo que se cumple otro mes más y no hay castigo a los responsables del asesinato de Mondragón Fontes, de Daniel Solís y de Julio César Ramírez Nava.
El padre manifestó que: “se cumple un me más de sufrimiento, un dolor tan grande como padres y madres de los 43. Se van a cumplir ocho años y no hay ningún detenido, pero nosotros vamos a seguir hasta saber la verdad y se castiguen a todos los responsables”.
Posteriormente se dirigieron a donde fueron asesinados Daniel Solís y Julio César Ramírez, y ahí se colocó otra ofrenda y realizaron otro mitin. (Redacción).